domingo, 20 de marzo de 2011

93. Memorias de la Amada María Madre de Jesús

MADRE MARÍA





Memorias de la Amada María

Madre de Jesús

 

(INÉDITAS)



PRESENTADAS POR

EL MORYA
Título Original del Libro:

MEMORIAS DE LA AMADA MARÍA,

MADRE DE JESÚS

Autor: MADRE  MARÍA

PRÓLOGO


     Por Rubén Cedeño
                              Buenos Aires, 4 de Mayo del 2001   

                                                            
En estas páginas, línea por línea, letra por letra, la propia Madre María nos va introduciendo en el mundo oculto de Su Corazón, con las más dulces palabras que se puedan escuchar, para que así nos deleitemos dentro de la hermosa sinfonía que hay en Su interior, reflejada en el delicado silencio que fue característico de Su mundo exterior.

El libro de las “Memorias de la Amada María, Madre de Jesús” fue traducido por primera vez en la ciudad de Caracas, Ve­nezuela, bajo los auspicios de María Luisa Rodríguez y “El Puente a la Libertad”, durante la década de los años ‘80. Luego de esto, se realizó una segunda traducción en Panamá, en Jaque tuve el privile­gio de trabajar en sus correcciones. El original de estas páginas está en idioma inglés. Hemos velado por que no sea alterado ninguno de sus contenidos, para ofrecerle así al lector una versión fiel en caste­llano de lo que la Madre María ha querido expresar.

Aquejado de una apariencia física, en 1994 llegué a Lourdes, en Francia, donde estuvo la Madre María físicamente y donde pulsa el Templo de Su Sagrado Corazón. Allí, en una noche, después de las doce, cuando la gruta ya estaba ausente de la multitudinaria cantidad de peregrinos que la visitan, le solicité a la Madre un milagro, haciéndole la promesa de que si éste era concedido, me dedicaría a dar conferencias sobre Su libro por todos los rincones del mundo donde me fuera posible. El milagro se realizó y la promesa se cumplió. Para facilitar el estudio de las “Memorias de la Amada María”, escribí un libro síntesis llamado “El Concepto Inmaculado”, donde expongo todo lo explicado por Ella, de forma ordenada y resumida. En el año 2001 regresé a Lourdes, y estando en silencio ante la gruta, me vino a la mente que nuevamente debían ser traducidas Sus memorias, esta vez en Buenos Aires, Argentina, donde apareciera en la portada, el nombre de la Madre María autora de Su propio libro -cosa que había sido negada en otras ediciones-, y quedaran sus derechos como patrimonio intelectual la humanidad, preparando el advenimiento de la Madre María como Espíritu Envolvente del año 2005.

Toda una vida de lectura, estudio, devoción y amor a este libro es poco, porque en sus páginas está expresado lo más bello que se le puede decir a un alma sobre el camino espiritual, la Magnificación, el Concepto Inmaculado y la Vida del Maestro Jesús.

Esta obra debe ser profundamente analizada por personas de todas las edades y credos; especialmente a los niños se les debe ex­plicar, en palabras sencillas, las delicadas instrucciones que da aquí la Madre María sobre el mundo elemental y el poder del pensamiento sostenido.

La Madre María, Madre de Jesús, es un Ser Angélico, Arcan­gelina del Quinto Rayo Verde de la salud, curación, verdad y consa­gración, y Complemento del Arcángel Rafael. Con la apertura del Rayo Femenino en el Lago Titicaca para la Nueva Era, múltiples apariciones de María están sucediendo en el mundo entero, la mayoría de ellas verdaderas.

Las “Memorias de la Amada María, Madre de Jesús” vienen a ser una contribución en el incremento de la devoción y amor a este Ser Celestial. Esta obra no es mediumnímica ni fue recibida por ningún supuesto canal. Se dio a conocer al mundo a través de “El Puente a la Libertad”, reconocida y seria institución que se ha encar­gado de divulgar por el mundo las enseñanzas de los Maestros Ascendidos para la Nueva Era.

La Madre María sostiene su Patrón Electrónico en la Rosa Blanca; y su Llave Tonal, en el lied “Ave María” de Schubert; su Retiro Etérico, sobre Tierra Santa; y el Templo de Su Sagrado Co­razón pulsa en el Reino Etérico de la ciudad de Lourdes, en Francia, y en Insbrück, Austria.

Existen santuarios de la Madre María por todo el mundo, que son enclaves de Su radiación y amor, donde los necesitados de Sus curaciones y milagros acuden a recibir las soluciones que efectiva­mente María nos da a todos.

Para esta edición, a diferencia de las anteriores, nos hemos esforzado por lograr que el lenguaje narrativo de La Madre María sea tal cual es en el castellano coloquial, porque así está escrito en inglés el texto original. También me he tomado la libertad de que se destaquen en negritas algunos párrafos que considero de suprema importancia, sin alterar para nada la fidelidad de la traducción. Ade­más de todo esto, he sugerido que en algunos capítulos se incluyan fotos de imágenes de la Madre María que he coleccionado durante mis viajes por el mundo y que pueden ilustrar algunas de las viven­cias narradas por la Madre en esta obra. Antes de concluir, deseo agradecerle a Sebastián Wernicke el haberse dedicado con tanta dulzura a traducir con esmero cada palabra de la Madre María, y a Femando Candiotto, que ha puesto todo su empeño en publicar este libro con el amor que se merece.

Que la Madre María cubra con Su Bendición a todos los seres que vean, toquen, lean y mencionen el contenido de esta obra, y que sean Bendecidos más aún, los que den clases o hagan lecturas públi­cas de estas Santas Memorias de la Amada María, Madre de Jesús.

Gracias.


Sobre este libro y su enseñanza...

En estas crónicas se encuentran varios discursos de María, con detalles ilustrados de su última encamación con Jesús. Muchos de estos detalles, como las experiencias juveniles de la vida de Jesús, su viaje a la India y detalles de su Ascensión, no se encuentran en la Biblia. El lector se enterará del viaje de María por Europa, incluyendo su recorrido por Fátima, Lourdes y Glastonbury.

Las enseñanzas contenidas en estos libros están basadas en instrucciones de Seres Divinos, también llamados Maestros Ascendidos. Jesús, María, Moisés y Confucio son algunos de Ellos. Una nueva fase de estas enseñanzas comenzó en 1930, cuando el Maestro Ascendido Saint Germain se le apareció al Señor Ballard en Mount Shasta. Estas instrucciones fueron complementadas en los años cuarenta, cuando Geraldine Innocente recibió datos adicionales.

Las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos cubren una amplia gama de temas; hay aproximadamente 15.000 páginas de cursos originales. Las instrucciones son una guía práctica para dar la meta de toda vida, que es la maestría sobre la energía, la vibración y el logro de la ascensión. Ofrecen soluciones para mitigar la actual crisis planetaria, lo que beneficiará a todos. Esta enseñanza es para aquellos individuos que están buscando el aspecto más elevado de la Verdad.




 

DEDICATORIA


Estas revelaciones personales que les permitirán adentrarse en las vidas, corazones y experiencias de Aquellos de Nosotros que ayudamos a establecer la Dispensación Cristiana, son amorosamente dedicadas a todos los Hijos de Dios que buscan paz, salud, felicidad, comprensión y que desean aprender EL CAMINO de regreso al Hogar.

Este libro es presentado con la esperanza de que algunos de estos Hijos de Dios juntarán valor, al darse cuenta de que unos po­cos hombres y mujeres humildes pasaron a través de las mismas pruebas mentales, emocionales y físicas que el ser humano enfrenta hoy. Para este fin, he abierto “Mi Libro de Memorias” y he escrito estas queridas revelaciones, para que todo el que desee, pueda leer­las.

Al conocer la historia, los individuos podrán adquirir la fuerza acumulada por Nuestras experiencias, y proyectándose hacia delante en el tiempo, podrán construir un futuro de igual perfección para sí mismos y para las generaciones venideras.

    Amorosa y sinceramente,

MADRE MARÍA




INTRODUCCIÓN

En Enero de 1986, varios estudiantes recibieron el aviso de que existía la necesidad urgente de presentar esta enseñanza a un mayor número de personas que pudieran estar interesadas en ella. Se decidió editar seis libros simultáneamente, incluyendo el presente. Estos textos fueron publicados hace muchos años, pero desafortuna­damente no circularon lo suficiente. Ahora es el momento propicio para difundirlos a gran escala, como los Maestros habían solicitado en un principio. Dos libros fueron impresos por última vez en 1957, uno de ellos (hasta hace dos años) estuvo disponible sólo para los miembros; sólo dos de ellos fueron traducidos; ninguno estuvo dispo­nible en las librerías.

Los dictados impresos en este libro fueron dados originalmen­te por la Amada Maestra Ascendida María, a través de la directora de “El Puente a la Libertad”, Geraldine Innocente, en 1954. Nunca alcanzarán las palabras para expresar nuestra gratitud a esos queri­dísimos Seres, Jesús y María. Tal vez el logro que Ellos alcanzaron en sus últimas vidas, y posteriormente en los niveles internos, incluyendo el apoyo a Saint Germain y a El Morya en sus esfuerzos durante los años 30’ y 50’, se pueda resumir de la mejor manera citando las pa­labras del Amado Ser Ascendido Lord Krishna: “El Servicio es la Ley de la Vida”.

Estamos muy agradecidos por la oportunidad de mostrarle al lector que las enseñanzas dadas a través de los mensajeros Guy Ballard y Geraldine Innocente son realmente UNA; y que no pueden separarse, ya que provienen de la misma fuente. Ambos mensajeros, durante pasadas encarnaciones, han trabajado con los Maestros Ascendidos y han tenido contacto consciente con Ellos. Geraldine Innocente es el Rayo Gemelo del Maestro Ascendido El Morya. Ambas enseñanzas se complementan, y nuestro primer libro, “El Hombre, su origen, historia y destino”, nunca habría podido finalizarse si no hubiéramos podido extraer, en igual cuantía, de las enseñanzas que fueron dadas en los años ‘30 y en los ‘50 a través de los mensajeros.


PRESENTACIÓN


Cada 2.000 años, una nueva radiación espiritual es liberada para bendecir a nuestra Tierra y sus evoluciones. Grandes Seres se ofrecen como voluntarios para encarnar y establecer un centro mag­nético a través del cual una radiación particular pueda penetrar en las almas de los hombres. Así como la luz, el calor y el poder de la fe­cundidad son enfocados hacia la Tierra a través de nuestro Sol físi­co, de igual modo debe haber un punto focal por medio del cual to­das las bendiciones entren al mundo de los hombres.

Hace aproximadamente 2.000 años, la “Dispensación Cristia­na” fue destinada por Dios para bendecir a la raza. El Amado Maes­tro Jesús fue elegido como el Ser que descendería a la encarnación física y, con la ayuda de algunos individuos consagrados, presentaría la Verdad estableciendo los cimientos de esa Era. Su Santa Madre (María), Su bendito Padre (José), Sus discípulos y apóstoles, empe­ñaron sus corrientes de vida para ayudarlo a cumplir Su destino. Desde el momento de Su concepción hasta el día de Su Ascensión, Su fuerza espiritual fue sostenida por familiares y amigos amorosos, consagrados y fieles.

Para completar Su servicio, Su Madre y los discípulos forma­ron una comunidad espiritual, unidos por el Amor a Dios, a Jesús, a la Nueva Dispensación y a toda la humanidad. Así, aún después de Su Ascensión, Jesús tuvo la posibilidad de irradiar Sus bendiciones y anclar Sus Rayos a través de las mentes y cuerpos de Sus seres queridos que estaban en la Tierra, dejando fuertes cimientos sobre los cuales la Era Cristiana ha sido construida y sostenida a través de las edades. Todos los comienzos son pequeños, se trate de un em­brión humano o de un sistema planetario.

Este libro ha sido escrito para inspirar a la humanidad actual que logre, al igual que nosotros, la construcción de un basamento espiritual donde la salud, la paz, la iluminación y la opulencia sean herencia común de todos los hijos de Dios.

La Amada Madre María ha dado su amable y generoso consentimiento al abrir Su corazón, esperando que las tribulaciones, las pruebas de percepción, las múltiples experiencias de Sus días puedan inspirar a unos cuantos a que hagan un esfuerzo semejante en estos días. Le damos las gracias y La Bendecimos por la energía que ha liberado para hacer posible que semejante registro esté disponible para todos. También agradecemos y bendecimos a aquellos cuyas energías individuales y colectivas han hecho posible que la energía purísima del Corazón Celestial de la Madre María sea puesta en pa­labras que puedan ser leídas por cada ser humano.

Sinceramente,

                                                                         EL MORYA




Extractos de un Discurso del Amado Arcángel GABRIEL

1

LA NIÑEZ DE LA AMADA MARÍA


¡Ave, amados Espíritus de Fuego! ¡Amados Hijos de la Patria Celestial! Esta noche vengo a traerles el amor desde ese Hogar. Los envuelvo en Mi abrazo y les traigo el amor del Padre, así como el amor de la Madre Divina, desde Cuyo vientre surgieron a la indivi­dualización. Ustedes vinieron con un solo deseo en vuestros dul­ces y sinceros corazones, cumplir con Su voluntad, ser portado­res de la luz y ser la completa manifestación de Su amor.

¡Saludos a Ti! Espíritu de esta gran montaña (Gran Teton), po­deroso Deva que sostienes el foco de los poderes del Fuego Sagra­do...

Desde tiempos inmemoriales ha habido determinados seres espiritualmente avanzados que han elegido convertirse en partícipes del momento Cósmico encarnando y llevando alguna porción del designio Divino dentro del mundo de la forma, a través del velo del nacimiento físico. Frecuentemente he sido invocado por tales seres y, antes de su nacimiento les he prometido que vendría a ellos cuando les llegara el momento de cumplir con su misión. En la completa li­bertad de mi Radiación Divina, me comprometí a traerles la remem­branza de su voto, propósito Divino y capacidad dentro de sus corrientes de vida para cumplir ese propósito con dignidad, honor y victoria.

Antes de que la Santa María (Madre de Jesús) naciera, Le prometí que vendría y La ayudaría, iluminando Su conciencia con la remembranza del Concepto Inmaculado que Ella habría de sostener. Esta sería la semilla alrededor de la cual la luz electrónica y la sustancia de la Tierra tomarían forma para crear el vehículo físico de Jesús. Sin embargo, mucho dependía de la Propia conciencia de María, de manera que Ella debía encontrarse en un estado de “Gracia Escuchante” en el mismo segundo en que la Ley Me permitiera realizar tal visita. Sólo así Ella sería capaz de recibir Mi Presencia, aceptar Mis palabras y sentir ese flash de iluminación y fuego Divino, anclándolo dentro de su Propia conciencia, de modo que fuera para Ella el poder sostenedor en el mundo de la forma.

Desde el día en que fue llevada al Templo, cuando era tan sólo una niña de tres años, la Amada María vivió en un estado constante de “Gracia Escuchante”. Fue realmente fácil para Mí decir cuando me presenté ante Ella: “¡Ave María, llena Eres de gracia!”. Su vida parecía en verdad algo solitaria para una niña apartada de los brazos de Su madre desde tan pequeña. Si bien fue criada con las otras niñitas de Judea, Sus intereses eran diferentes a los de aquellos entre quienes se movía. En aquellos días, Ella contempló todas las profecías del Antiguo Testamento y desarrolló una tremenda devoción hacia la Amada Vesta (Complemento Espiritual del Amado Helios, el Ser que está a cargo de nuestro Sol físico. La Amada Vesta es la Diosa Madre Cósmica de nuestro planeta y Sistema Solar). Mientras otras niñas jugaban a las muñecas, María virtualmente acunaba al mundo en esos bracitos de niña, a través del sentimiento de Amor de Madre Divina que atrajo de la Propia Amada Vesta, por medio de Su contemplación y amor hacia este Gran Ser. Los ángeles estaban siempre a Su alrededor, gozando de la fragancia de Su presencia. Aún en ese pequeño cuerpo, Ella era verdaderamente una “Reina de los Ángeles”.

María creció con esa gracia, esa simetría de forma, con esa naturaleza tan bella y humilde, que prácticamente no había velo algu­no entre el Reino Angélico y Su dulce Ser.

Fue muy bueno que tal moméntum fuera construido y que tal fe y confianza fueran establecidas entre María y el Reino Angélico du­rante esos primeros años de refugio, ya que en su vida posterior, Ella recibiría nuevamente la visita de un Ángel. Esta vez, Él traería las no­ticias de un desastre inminente. María y José, con el pequeño bebé, fueron llamados a dejar la protección de Su hogar para viajar a Egipto, debiendo atravesar una tierra llena de vida salvaje y muy pe­ligrosa. En aquel entonces, Ella fue sostenida por ese ímpetu adquiri­do en Sus primeros años, y Su confianza en los Visitantes Celestiales y Su fe en la palabra de Ellos fueron tales, que nunca, ni por un ins­tante, Ella se cuestionó la realidad o sabiduría de estos Grandes Seres. Así, María permaneció en paz, a pesar de que el Amado José vivía atormentado entre la razón y la intuición, sintiendo dentro de Sí el peso de la gran responsabilidad de Su tutela.

Los ojos grandes y cristalinos de María estaban siempre llenos de esa fe indescriptible, y cuando el Ángel Les dijo que hicieran este viaje a Egipto, Ella exclamó: “José, ¡nos vamos!”.

Ahora son ustedes los que siguen un camino similar. Ustedes también están acercándose a un vínculo más estrecho con el Reino Angélico. Esta asociación es uno de los regalos de Nuestro Amado Amigo, el Maestro Ascendido Saint Germain. Ella debe traer, a la humanidad y a los Ángeles encarnados, el gozo de la unión con aquellos de Nosotros Cuyos impulsos nunca han sido limitados por la carne. En vuestros momentos felices, cultiven la confianza en Nosotros y disfruten de Nuestra Presencia. Luego, cuando sea re­querido por la Ley, llegará el momento en que tal vez vuestra propia seguridad y la de otros dependerán de esa confianza. Entonces podrán poner vuestras manos sobre las de los Visitantes Celestiales, y, como dijo María: “ser los siervos de vuestro Señor”.

Así la obediencia se construye en el amor, no en el temor; así,  la amistad se construye con dulces experiencias compartidas; así los Ángeles nos acercamos y entramos al aura de aquellos que conocen el amor y ¡allí vivimos! Allí no sentimos separación alguna con el Reino del Padre...

 


Extractos de un Discurso de San Juan El Amado





2
LA SABIDURÍA Y LA FUERZA DE
LA AMADA MARÍA

“...Entonces, ustedes recordarán que fue Mi honor servir con Nuestra Amada Madre María. A menudo me preguntaba quién era el protector y quién era el protegido, ya que Su fuerza y poder, Su sabiduría y capacidad para enseñar eran tales, que realmente creo que fue por la misericordia de la Ley que el Amado Jesús Me puso a Mí bajo Su cuidado, más que a Ella bajo el Mío. El confortamiento de Su Presencia y el calor de Su luz Nos sostuvieron hasta que estu­vimos anclados en Nuestra Propia Luz lo suficiente como para reunirnos de nuevo con Nuestro Maestro...”



Un Discurso de la Amada María Madre de Jesús



3
SU SERVICIO EN LOS NIVELES
INTERNOS

¡Que la paz de Dios esté con ustedes, amados hijos! Que el Amor de Dios y hacia Dios crezca en vuestros corazones, hasta convertirse en el sentimiento predominante en vuestras conciencias y hasta que ustedes sientan esa Presencia Divina en cada célula y átomo de vuestro ser.

¡Cuánto conozco vuestros corazones! Parece que fue ayer cuando ustedes se presentaron —como espíritus blancos y puros— ante Mí y me trajeron la sustancia elemental que formaría las vestiduras de carne de vuestra próxima encarnación. Cada uno de ustedes había sido llamado ante los Señores del Karma, y a cada uno le había sido dada la oportunidad para encarnar nuevamente, presentando esas energías que formarían la envoltura a través de la cual vuestra alma buscaría el entendimiento y la liberación última.

Desde que entré en los Reinos de Luz Eterna, ha sido Mi privilegio prestar asistencia en la creación del Cáliz (corazón) que sostiene el Fuego Sagrado, alrededor del cual es atraída la sustancia elemental de la forma carnal. Dentro de este Cáliz, arde el Fuego de la Inmortalidad.

En cada ciclo de doce meses, toda corriente de vida que se alista para encarnar en la Tierra en ese período, entra en Mi aura. Juntos moldeamos el corazón físico para que sea el templo del Fuego Sagrado de la vida durante toda la encarnación. Por lo tanto, cuando entro a una habitación y les doy la bienvenida a los corazones, almas y espíritus de los presentes, Me llena de alegría ver Mi Propia obra.

Me lleno de regocijo cuando la Llama dentro del Sagrado Corazón comienza a expandirse, disolviendo las sombras, hasta que un día explota hacia adelante en una gran transfiguración del ser dentro de la Presencia. Es a través de este proceso del uso del Fuego Sagrado, que la sustancia básica, a través de la Alquimia Divina, es atraída dentro de la pureza Divina. Este es mi método mediante el cual cada corriente de vida que ha ascendido, entró en el uso completo de la Vestidura Electrónica Inmortal —el Manto sin Costuras de la Eternidad.



EL CONCEPTO INMACULADO


Mientras tengamos la gran oportunidad de sostener la atención de la humanidad en Nuestra Presencia y en Nuestro Servicio a la Vida, a lo largo de este año.*[1]  Me esforzaré en transmitirles estudiantes (así como también a quienes Me visiten en el Templo de la Resurrección, o en cualquier Retiro o Santuario donde Mi Foco y Mi Llama habitan) la conciencia del “Concepto Inmaculado” conciencia que desarrollé a través de siglos y siglos de dedicación de Mi espíritu y fidelidad auto-consciente a Dios.


MAGNIFICAR AL SEÑOR

Cuando el amado Jesús era un niño muy pequeño, ya manifes­taba esa pureza de espíritu. Él nació con una conciencia naturalmen­te bella. No tenía karma. No había marca alguna en Su alma, ni una sola imperfección en Sus pensamientos y sentimientos que pudiera contaminar la expresión perfecta de Su mente, cuerpo o espíritu. Puro y perfecto como era, tenía las facultades de los sentidos más altamente desarrolladas que cualquier otro niño en la tierra. Tenía vista perfecta, oído perfecto, gusto, tacto y olfato perfectos. Además de todo esto, Él tenía una gran intuición y sensibilidad hacia las cosas espirituales. Jesús era como un instrumento hermoso y delicado, ca­paz de contactar la acción vibratoria, no solamente del mundo físico, sino también de las Altas Esferas. Esta corriente de vida de exquisito desarrollo era naturalmente capaz de involucrarse en el mundo de las apariencias con una fuerza tremenda, por la sola claridad de Sus sentidos, muchísimo más que la densa y apagada conciencia que per­cibe poco y permanece en lugar de vivir. Al igual que todo hombre y mujer en la Tierra, Jesús tenía el don del libre albedrío, con el que ni siquiera Yo (por Ley Cósmica) podía inmiscuirme a través de la presión de Mi deseo por Su libertad. Fue Mi gran privilegio ayudar a esa conciencia a que utilizara esas facultades para magnificar la Luz de Dios y la perfección del Padre, ante Quien Él había hecho Sus Votos para representar a la raza. ¡Piensen en esto por un momen­to! Jesús no vivió en un “mundo encantado”. Vivíamos en un pueblo pequeño y humilde, donde Él debía codearse con los lisiados, paralí­ticos y enfermos de mente y cuerpo. En aquellos días, no existían en el mundo instituciones que cuidaran a esas desoladas formas huma­nas, que hoy en día no están a la vista de la mayoría de las personas.

Este niño hermoso y de mente delicada, vestido con Su peque­ña y simple túnica blanca, calzando las sandalias que José le había hecho, estaba expuesto a todo pensamiento en cualquier plano, siendo Nuestro amor su único abrigo. Entonces le dije: “Hijo, tu alma tiene el poder de magnificar cualquier cosa que aceptes como real. Puedes magnificar una apariencia de enfermedad y dolor o puedes magnificar al Señor de la Vida”. Luego intenté mostrarle los simples principios, que presentaré noche tras noche en Nuestro Templo de la Resurrección, mientras esté activo en este período de treinta días, y que es mi intención darle a los estudiantes en cada oportunidad que tenga de hablarles a lo largo del año. Jesús ha dicho que le ayudó muchísimo el magnificar deliberadamente al Señor en vez de a las apariencias, y Yo les digo que esto salvó mi cordura muchas veces en esa encarnación. Saint Germain (como José) también bendijo a menudo ese principio. Me ayudó a atravesar las iniciaciones que deseo que a ningún otro ser no ascendido le sean requeridas jamás. Por lo tanto, les garantizo que ayudará a vuestras almas individuales a atravesar todas las experiencias que puedan tener.

Amados, vuestras almas son magnetos. Desde ellas fluye vuestra vida. Aquello con lo que se conecta vuestra atención, vuestra alma lo magnifica. Es un principio matemático y científico del que nadie puede escapar, sean iniciados, chelas o laicos. Pueden magnificar el bien o el mal. Cuando vuestra atención se conecta con cualquier apariencia, vuestra vida fluye desde el propio latido de vuestro corazón hacia ella, y crece, magnificándose en vuestra propia conciencia —tanto en el mundo de las apariencias como en los planos internos— dondequiera que esa alma habite. Ahora bien, ustedes pueden magnificar las sombras y aflicciones del mundo de las apariencias, o pueden magnificar el Poder de Dios al reorientar el rayo de vuestra energía y atención hacia el Santo Cristo Interno. Sostengan allí vuestra atención, dedicándola a recibir y magnificar Sus Poderes Cualidades hasta que vuestro Ser Interno crezca en confianza, belleza y perfección, a imagen de Dios. Con este fin, cuando Jesús era joven, inventamos un juego. Como cualquier chico, Él aparecía con heridas en Sus pies o en Sus rodillas (y todas aquellas apariencias que afectan a los niños en edad de crecimiento) y Yo le decía: “No debemos magnificar esa lastimadura o esa Cicatriz. Debemos magnificar a Nuestro Señor”. Luego, poniendo Nuestra atención en ese Patrón Perfecto, Nosotros tres atraíamos la curación y la paz de esa Presencia a través de Nuestros seres hasta que esa aparien­cia de imperfección desaparecía. Hacíamos esto sistemáticamente. Lo hacíamos todos los días. Juntos, adquirimos un moméntum que Yo, para Mis adentros, sabía que estaba construyendo un poder po­sitivo de resistencia en la conciencia de Jesús contra toda apariencia de mal, de manera que cuando Le llegara Su momento Cósmico, Él podría enfrentar a la misma muerte, negándose a magnificarla siquiera con el poder de un solo latido de Su corazón. Así, Él vol­vió todo el poder de Su energía hacia la Vida, magnificando el poder de esa vida a través Suyo, ¡hasta que la misma muerte fue con­quistada! ¿Lo ven?

Lo mismo debería suceder con ustedes, mis corazones. He­mos observado la vida familiar de la humanidad y Yo misma he visto a las madres y a los padres de la raza. Los he visto llenos de una gran sinceridad, con un enorme sentido de responsabilidad personal y un serio deseo de proveer seguridad y protección a su grupo fami­liar. Y aún en esa misma sinceridad, ellos magnifican la apariencia de aflicción. En su lugar, deberían magnificar la Omnipotencia de la Presencia, hasta que la energía de la conciencia, al elevarse, conduz­ca la sustancia de curación, provisión y protección, dentro del mundo de las formas. Me he dicho a Mí misma: “Cuando se presente la Oportunidad, HARÉ DEL ‘MAGNIFICAT’ EL CREDO DE LOS CHELAS CONSCIENTES. Ellos aceptarán, como Yo lo hice, ese Principio de Verdad que permaneció en Mi mundo, hasta que Sean libres.

¡Ay, Hijos del Cielo! ¡Hijas del Cielo! ¿Para qué magnifi­car el mundo de las apariencias? ¡Magnifiquemos juntos los Poderes del Señor! ¡Gracias por aceptar este sentimiento, queridos amigos del alma! Siendo testigo de la venida de los Maestros dentro de la conciencia de los estudiantes sinceros, trayendo Sus regalos de luz, Su visión de las cosas que vendrán, y luego, al ver la aflicción de la personalidad de estos estudiantes, las limitaciones y las sombras del alma, Mi corazón está a punto de estallar con el deseo de transmitirles a ustedes cuán fácil es conectarse con el Cristo Interno. Se logra con sólo voltear la atención, el espíritu y los sentidos hacia el Dios siempre-presente (dentro de vuestros corazones), permitiendo que vuestras energías se carguen en esa conciencia elevadora, sanadora y omnipresente del Todo Bien; sintiendo la llama de vuestro propio corazón como un loto que se abre, conduciendo esas energías Divinas dentro del mundo de las formas.


IMPORTANCIA DE SER UN CONDUCTOR DE
LA LUZ Y EL AMOR DEL MAESTRO


Todos los hombres y mujeres que han realizado aparentes milagros en la historia de la humanidad, han sido meramente “instrumentos”. Mi amado Jesús fue simplemente un “instrumento” con la capacidad de conectar las energías de Su cuerpo físico y de Sus cuerpos internos con Su Dios Padre-Madre. ¡Él tenía una Fe en Dios tan perfecta que ninguna apariencia externa podía atraer ni un solo electrón de Su mundo de sentimientos, o lograr que Él la magnificara! Ese fue Su más tremendo logro, y El se ha ofrecido a otorgar ese sentimiento a cualquier individuo que quiera aceptarlo. (¡Su sentimiento contiene Su poder del logro!) Yo estu­ve presente en Caná cuando Jesús realizó Su así llamado primer “milagro”. Allí, Él sólo volvió Su atención hacia el Padre de Todo Bien y permitió que las energías de Sus Propios cuerpos internos convirtieran la sustancia de esa agua en luz electrónica —y luego las personas inconscientemente la calificaron con aquello que deseaban manifestar (que era Vino). Es una de las actividades más simples, que consiste en “abandonar” al limitado ser externo y conec­tarse interiormente con la Presencia de Dios, permitiendo que Sus poderes de curación, provisión o paz, fluyan dentro de la manifestación.

¡Benditos! Éste debería ser un año de tremenda importancia para ustedes. Aún si un puñado de ustedes puede captar algo del significado de esta Ley, si pueden trabajarlo en alguna manifestación simple, sintiendo el poder de vuestras energías conectándose con el poder del Cristo Interno, ¡Verdaderamente vendremos a la acción a través de ustedes! Ustedes se mueven en el mundo de las formas y vuestros sentidos han estado habituados a traer a vuestra concien­cia reportes buenos y malos. ¿No intentarán ahora cambiar esto para sólo aceptar lo bueno? ¿Tratarán de recordarme en vuestras tareas habituales, para que así examinemos juntos lo que deben magnificar día a día? Este es un entrenamiento feliz y un pasatiempo agradable. ¡Ustedes saben perfectamente, aun en vuestras acti­vidades humanas, lo agradecidos que se sienten cuando vues­tros amigos no magnifican vuestras debilidades y cuán agrade­cida está el alma cuando hay al menos una persona que mag­nifica vuestro servicio, vuestras capacidades y vuestras habili­dades! ¡Eso es lo que hacemos constantemente! Ustedes saben que algunos estudiantes se preocupan injustificadamente cuando No­sotros proponemos a algún individuo para su iniciación. Juzgando a partir de estándares humanos, ellos cuestionan la sabiduría de Nues­tro apadrinamiento, pero Nosotros magnificamos el bien mien­tras que la limitada conciencia externa del estudiante magnifi­ca la apariencia. Si no hubiéramos magnificado el bien, la humani­dad habría caído hace tiempo en la “segunda muerte”. No hay ni un solo miembro de la Jerarquía Espiritual que alguna vez haya encar­nado, que hubiera podido volver a “Casa” como un Dios libre, si al­guna otra alma no hubiera elegido estar a su lado, magnificando el bien dentro de ese espíritu encarnado. Alguien sostuvo la fe, la confianza y la convicción, mientras el individuo (comprometido en un servicio Cósmico) se encomendaba a completar su misión.

Que cada Presencia Divina ahora individualizada elija magnificar el bien en todos. Cuando esto sea realizado, Tendremos un corazón y un cuerpo Universal, un alma y un espíritu, compuesto por cada corriente de vida perteneciente al Dios Padre-Ma­dre, que verdaderamente encarnará la naturaleza del Cristo Cósmico. A vuestros corazones, a vuestras familias y seres queridos, les envío la energía de la Llama de Mi Presencia, por vuestra hermosa hospitalidad y por recordarme con tanta dulzura en la vida diaria. Vuestra devoción Nos atrae más cerca y Nos da la oportunidad sin límites de bendecirlos individual y colectivamente.

Por Mi parte, magnificaré la luz en vuestros corazones ya que creo en ustedes. Como ustedes saben, Yo ayudé a crear esos corazones, ¡y los veré libres en Dios!

Los bendigo y les agradezco. Buenas Tardes.






Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús





4
IMPORTANCIA DE LA MEDITACIÓN
Y LA CONTEMPLACIÓN



Queridos hijos, vengo a traerles Mi amor y Mi gratitud por vuestro profundo interés en la vida, y a esforzarme, por medio de la expresión de Mi conciencia, en mostrarles los caminos y formas a través de los cuales vuestros mundos individuales pueden volver a estar en orden Divino. Hago esto para que ustedes se sientan instru­mentos de esa Presencia de Dios que, como han aceptado mental­mente, llena todo este Universo; pero que requiere la confirmación de vuestros sentimientos para estar siempre activa a través de uste­des dentro del mundo de las formas.

En alguna medida, cada uno de ustedes es un puente que con­duce la conciencia de los Planos Internos dentro del mundo de la forma y actúa como mediador (tal como Yo lo hago en los niveles in­ternos) entre la plenitud de Dios y las Inteligencias que Lo represen­tan a Él y la mente colectiva.

La humanidad puede rebelarse todo lo que quiera ante la necesidad de mediación entre la plenitud Divina y la conciencia externa. Sin embargo, la Ley de la Vida y la Inteligencia que gobier­na el gran Esquema Universal de la Creación ha provisto misericor­diosamente estos transformadores “para llegar abajo”. Esto es para que los que voluntaria y conscientemente han descendido a las pro­fundidades de la materia tengan una cadena de energía sobre la que puedan fluir las bendiciones, la misericordia y la propia vida espiri­tual que sostiene sus almas. Cuando llegue el momento, a través de tal cadena de energía (cuando las energías voluntarias de sus propios mundos así lo deseen) ascenderán nuevamente dentro del estado de perfección y asumirán sus lugares como Hijos e Hijas del Más Alto Dios Viviente.

Así como la araña teje la tela con su propio cuerpo y la utiliza como medio de transporte para ir y venir, así el puente de energía de vida es tejido con la propia Esencia de la Divinidad. Es construido por los Mensajeros y las corrientes de vida que son capaces de rea­lizar una conexión parcial con los Planos de Perfección, para poder infiltrar la conciencia, estimular el amor por la Verdad y, donde sea posible, actuar como instrumentos de Fe a través de los cuales pue­dan manifestarse los trabajos.


IMPORTANCIA DE LOS MOMENTUMS
ADQUIRIDOS EN LOS DECRETOS


Cada uno de ustedes ha desarrollado, a lo largo de eda­des y centurias, ciertos momentums que los hacen conductores de cualidades específicas que representan la naturaleza de Dios. Esos momentums son vuestro regalo individual y volun­tario a la vida. Son los tesoros guardados en el cielo. Esa es la parte de ustedes que Nosotros podemos utilizar para exteriorizar Nuestro trabajo y Nuestro servicio en el mundo de la forma. Es la única parte de cualquier corriente de vida que nos concierne. Nues­tro deseo permanente es enfatizar y exteriorizar más y más de la na­turaleza de Dios a través de la “levadura” en la corriente de vida in­dividual. Esta “levadura” puede ser fe, pureza, paz, felicidad, o puede ser un momentum de enseñanza o curación. Estos son sólo algunos ejemplos para darles un reflejo, por así decirlo, del modo en que trabajamos en la Jerarquía, atrayendo ciertas corrientes de vida que sentimos pueden servir mejor al Plan Divino cooperando con Noso­tros. Luego nos encomendamos a conectar Nuestras energías con estos individuos a través de cualquier medio disponible.

Conectamos Nuestras energías con la humanidad a través de la radiación; por medio de la contemplación de vuestros benditos seres, cuando piensan en Nuestra Presencia. También conectamos Nuestra radiación con vuestra conciencia a través de la palabra ha­blada, en los inusuales intervalos en los que la vida Nos da ese privi­legio. Cuando se da la oportunidad, cada Ser Perfeccionado que vive dentro del Reino contacta seres no ascendidos exclusivamente para ampliar los bordes del Reino, para expandir la radiación de perfección y para atraer más luz y más regalos Divinos dentro de este mundo de las formas, dentro de los Planos Psíquico y Astral, que forman la atmósfera de vuestro planeta.


MÁS SOBRE EL SERVICIO DE MARÍA
EN LA FORMACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN

Mi servicio a la vida ha estado relacionado con la creación del corazón a través del cual el Fuego Sagrado es enfocado dentro del mundo de las apariencias físicas, dándole identidad y existencia a una personalidad por un tiempo. Es un interesante servicio que quizás Convenga detallarles. Ustedes lo utilizan en la Actividad de crear un Centro corazón, hecho de células vivientes, de seres vivos inteligentes con libre albedrío. Sin embargo, esto no es como el corazón hecho de energía inteligente y obediente, como lo es el corazón físico de un individuo Cuando a la corriente de vida le es concedido adquirir un nuevo cuerpo humano y cuando los Señores del Karma lo han aprobado, esa corriente de vida es atraída hacia Mi Templo. Juntos examinamos la sustancia y energía que el alma ha utili­zado (¡ay!, tal vez a lo largo de millones de años). Ésta es la heren­cia personal atribuida por la naturaleza a esa alma para formar la envoltura dentro de la cual debe funcionar.

Como he dicho con anterioridad, primero Nos encomen­damos a construir, de esa sustancia elemental, el corazón, que es el cáliz de la Inmortal Llama Triple de la Vida. Las células del corazón del cuerpo físico son las sustancias elementales más altamente evolucionadas de todas las que conforman la forma física, ya que en el curso de su servicio a la vida, ellas requieren más resistencia y durabilidad, para poder soportar el “latido” que le da la vida al cuerpo físico. Por consiguiente, de todas las sustancias elementales que formarán la vestidura física, los electrones más altamente desarrollados son utiliza­dos para construir el corazón. Estos son atraídos dentro del cuer­po de la futura madre y pasan a formar parte de su propia carne, aún antes de la concepción. Luego, por la maravillosa inteligencia de los Constructores de la Forma, las células del corazón pertenecientes a la nueva alma son segregadas por el cuerpo de la madre, desechan­do siempre toda sustancia perteneciente a la madre. De esta manera, la sustancia de la nueva alma forma este exquisito Cáliz que envuelve a la Llama Triple de la Vida.

Es un proceso tan hermoso, tan matemática y científicamente preciso, que me encantaría mostrarles en imágenes, sobre una panta­lla, la precisión con la que los Constructores de la Forma magnetizan la sustancia perteneciente al alma entrante y desechan, una y otra vez, una de cada dos células, hasta que la construcción de este cora­zón finaliza.

En esta misma medida y de este modo, son selecciona­das, entre las corrientes de vida que han desarrollado la resis­tencia y la pureza más grande, las células que han de formar el corazón espiritual de una comunidad, un Movimiento, una gran Nación, un planeta, un Universo o una Galaxia. Éstas han adquirido, a través de las edades, el privilegio y el honor de formar el dosel de protección alrededor del Fuego Sagrado que ha de ser irradiado y expandido para bendición de las masas.

En el gran cuerpo de la humanidad, no hay demasiadas células disponibles que puedan ser utilizadas para un corazón espiritual. De entre los espiritualmente sintonizados y elegidos, Nosotros encontra­mos siete tipos distintivos de momentums individuales y de concien­cias, que podrían ser utilizadas en los siete centros ganglionares del Cuerpo Espiritual del Cristo. Estas personas responden a los ímpetus de una Nueva Actividad. Ellos saben que están destinados, podría­mos decir, a formar parte de algún órgano vital en un esfuerzo actual, ya sea un Movimiento Mundial o una actividad política local. En esa respuesta, a menudo ellos se postulan para alguna posición dentro del corazón, aunque pertenezcan a otro centro. La misma segrega­ción espiritual continúa constantemente, atrayendo las células del co­razón, purificándolas, colocándolas una a una en su lugar perfecto, para luego encomendarse armoniosamente, en lo posible, a atraer a las otras células dentro de su propio organismo vital.

Esta es la actividad en la que ustedes están involucrados ac­tualmente, mis amores. Figurativamente, ustedes son la sustancia que es moldeada por las Manos y los Corazones de Inteligencias más grandes que las vuestras. En este gran esquema de las cosas, cada uno tiene su lugar perfecto. Nosotros, que podemos ver, hemos dise­ñado muy cuidadosamente la creación del Corazón Espiritual. Éste será el proveedor ‘de las energías que vitalizarán este gran Cuerpo Espiritual que ha de ser el Cristo Cósmico del futuro, formado por cada una de las diez mil millones de almas destinadas a encarnar y desarrollar la Maestría en la Tierra.

La construcción del corazón es el punto más crucial en la creación del organismo físico. Es también un punto más que crucial en la creación de una organización espiritual. Requiere una diligencia tremenda por parte de todas y cada una de las co­rrientes de vida “convocadas” por la Ley, y que han sido aún media­namente encuadradas en el diseño.

Así como fui honrada este año al habérseme dado la oportuni­dad de llegar a las masas, también me honra la oportunidad de traba­jar con aquellos de ustedes que quieren ver el diseño detrás del apa­rente caos y de la confusión. Me avocaré a ayudarlos en vuestra ta­rea, ya que Mi propio momentum y la sabiduría de Mis siglos, me habilitan y me permiten trabajar en la construcción de los corazones.

Si al momento de la gestación, las células que deben formar los siete grandes centros del cuerpo físico no se polarizaran adecuada­mente, por una u otra razón, o no son sostenidas dentro sus órbitas en forma perfecta, se obtiene para la encarnación un instrumento físi­co que es defectuoso en una o varias formas.

La clasificación espiritual (donde cada corriente de vida toma su lugar perfecto y allí habita) es esencial antes de que Noso­tros podamos expandir el esfuerzo para elevar y redimir a las masas y purificar todas las funciones calificadas con discordia en el cuerpo espiritual de la raza.

Corren tiempos secretos y sagrados, tiempos en los que Yo Misma, recordando Mi propia experiencia, sugiero que mediten es­tas cosas en vuestro corazón. Oren por ellas; pídanle a la gracia de vuestro propio Cristo Interno que los ilumine respecto de ellas y lue­go no se sientan presionados, más bien esfuércense por ser la mejor célula que cada uno pueda en su respectivo lugar.


LA GRAN INICIACIÓN DE JESÚS

He pensado este año que sería un placentero regalo a la vida abocarme a registrar algunas de las hasta ahora inéditas experiencias de Nuestra vida en Judea. De tiempo en tiempo, cuando la oportuni­dad lo permita, recordaremos juntos algunos de estos cuadros y es­cenas hogareñas.

Antes de la Gran Iniciación de Nuestro Amado Jesús, en esos escasos momentos que a veces teníamos en donde no había pedidos de asistencia por parte del público, solíamos sentarnos juntos en re­lativa privacidad. Conversábamos acerca de los medios y modos a través de los cuales podríamos perpetuar la Verdad de la mejor ma­nera, preservando la claridad del mensaje de Jesús y dejándoselo a la posteridad como una ley que se pudiera aplicar.

Durante los años de vida de Mi Hijo, Me dediqué casi entera­mente al sostenimiento de ese Divino Concepto Inmaculado en Él. No me involucré en ninguna otra actividad, excepto aquellas labores necesarias en el hogar. Me esforcé por vivir en un estado constante de contemplación de Su Divina Humanidad, poniendo énfasis en Su maestría, a través de la presión de la concentración de Mi Propio pensamiento y sentimiento. Después de que el amado José fuera re­movido de la pantalla de la vida, Yo sentí una doble responsabilidad en el sostenimiento de ese “Concepto Inmaculado”. Les puedo decir sinceramente que fue con un enorme dolor que me separé de la gran fuerza, la silenciosa serenidad y la dignidad de José, para caminar el sendero prácticamente sola. Sin embargo, la Ley de la Vida y los Se­ñores del Karma así lo determinaron, y cuando su misión fue cumpli­da, tal como lo habían hecho todos antes que Él, entregó Sus vesti­duras y regresó al Corazón del Padre. Mi oportunidad fue la de que­darme.

A veces, Jesús y Yo nos sentábamos juntos por la tarde y cconversábamos acerca de los variados puntos que debían ser enfatizados a lo largo de Su ministerio. Más de una vez, discutimos sobre la necesidad de pasar a través de la apariencia de la muerte con el fin de probar la Inmortalidad de la Vida, demostrando que el hombre, a través de su propia conciencia, podía trascender la muerte y utilizar una vestidura que, a todos los efectos y apariencias, había perdido su vitalidad.

En el Retiro donde esta Iniciación tiene lugar (por ejemplo, en Luxor), es comparativamente fácil para el Iniciado altamente entrenado, retraer los sentidos del contacto con el mundo a su alrededor y suspender la respiración, de manera que, a todos los efectos, el cuerpo esté “muerto”. Sin embargo, realizar esto conscientemente ante la presencia de cientos de conciencias viciosas e incontroladas, ¡es un tipo de Iniciación muy diferente! Empero, la conciencia externa es tal, que a menos que la humanidad misma no hubiera realmente dictado y ejecutado la sentencia de muerte, nunca habría creído que la Resurrección era auténtica y que no se trataba del truco de un fakir o de una manifestación hipnótica.

Les voy a decir francamente, que ni a Jesús ni a Mí nos hizo ninguna gracia la necesidad de que Él tuviera que pasar por este gran servicio a la vida. Cuando Él solicitó que aquel “cáliz” le fuera apar­tado, eso se debió a que ningún ser, ascendido o no-ascendido, tenía la certeza de que la victoria fuera segura al tratarse de una demostración pública. Vean ustedes: a través de tal demostración, toda la saña astral y psíquica que se había ido acumulando desde la “caída del hombre”, fue canalizada a través de esos indivi­duos encarnados que se permitieron ser utilizados como títeres de esa “fuerza”. Ellos actuaron ese papel en la pantalla de la vida, esfor­zándose por destruir la serenidad y ecuanimidad del Iniciado. No Solamente las deplorables masas que se abrieron a esas “fuerzas”, sino también las influencias mucho más perspicaces y poderosas, que deseaban destruir la victoria de esa misión, eran cosas que tendría­mos que enfrentar.

Desde el momento en que el llamado primer “milagro” en Caná hizo el nombre de Jesús de conocimiento público, y hasta los días en el Gólgota, Yo recé (como dirían hoy en la Iglesia) un “Eterno Rosa­rio”. Pasé horas, cada momento disponible en que no estaba atendiendo las necesidades vitales de nuestros cuerpos, en con­templación y oración por el logro de la victoria de la Resurrec­ción a través de Jesús.

Lucas (uno de los discípulos) era un científico y había sido ini­ciado por Jesús, en privado, en algunas de las sutiles actividades co­nectadas con la curación. Aún así, Él decía con frecuencia: “¡No puedo creer que esto sea posible!”. Sin embargo, como ustedes saben, aquello se realizó maravillosamente con la asistencia del Gran Mahá Chohán, de los Maestros Ascendidos y de otros queri­dos amigos. ¡La memoria y la gloria de esa experiencia han per­manecido hasta el día de hoy!

Sólo hablo de esto debido a que se estarán preguntando por qué no hicimos más planes para el futuro. Nuestras mentes y corazo­nes estaban tan concentrados en lograr que esta misión quedara di­námica y positivamente impresa y embebida en la conciencia de las personas, que de alguna manera no pensamos en nada mucho más allá de la mañana de la Resurrección. Aquellos de ustedes que es­taban encarnados allí en esos días, saben que la misión de Je­sús fue profundamente grabada en los cuerpos etéricos que hoy utilizan, así como las victorias y los milagros fueron regis­trados en las escrituras de la Biblia, que ha servido de modelo para las personas hasta el día de hoy. Estas grabaciones deben ser revividas ahora y manifestadas como una prueba positiva de Sus Verdades y de Su gran Servicio Cósmico a la vida.


LA VISITA DE JESÚS A MARÍA Y A SUS DISCÍPULOS DURANTE LOS
CUARENTA DÍAS DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN


Sin embargo, a medida que Nos acercábamos a esa procesión final, Jesús y Yo decidimos, entre ambos, que Yo debía regresar a Betania. Vean ustedes: en Betania conocimos casi la única felicidad durante aquellos días difíciles. Allí encontramos Nuestro “hogar”. Disfrutamos la dulzura de las flores y la alegría de la amistad, intocada por el deseo egoísta de la personalidad. Solíamos sentarnos allí, regocijándonos en la Presencia de Dios y en Nuestra mutua compañía.

Jesús dijo: “Madre, pienso que Tú y aquellos que permanece­rán Contigo, podrán vivir mejor los días que aún les quedan en Betania. Si la Ley lo permite, los visitaré allí de tiempo en tiempo y les transmitiré, a Ti y a Mis amigos del alma, las Leyes que los forta­lecerán y los asistirán para ayudar a las personas”

Así que aquel día en el Calvario, cuando se cumplieron las ho­ras del juicio, Juan y Yo descendimos aquel monte. Recordando la admonición de Nuestro Amado Jesús, Juan me llevó de regreso a Betania y los otros discípulos se unieron a Nosotros poco tiempo después de la mañana de Pascuas. Allí mantuvimos una exquisita co­munión durante cuarenta días antes de la Ascensión, tiempo que Nos fue otorgado por el Tribunal Kármico en misericordiosa conce­sión. Si a los discípulos y a los creyentes de corazón se les hubiera negado esa comunión con la Presencia mística de Jesús durante aquellos cuarenta días, ¡pienso que no hubieran sostenido la fe! La Mañana de la Resurrección fue sólo un pequeño instante. Podría ha­berles parecido una ilusión (como diría la mente humana) producto de la esperanza, ¡pero durante cuarenta largos días tuvimos una Visita diaria! Algunas veces teníamos sólo unos minutos; otras, una hora con Nuestro Amado; por eso, cuando llegó el Día de la Ascensión, la despedida no fue tan difícil como la de aquel Viernes Santo.

Tan pronto como el tiempo lo permita y vuestras energías Me den la libertad de entrar en vuestros mundos, voy a abocarme a contarles la historia de Nuestra estadía en Betania y de cómo conce­bimos el plan para poner en actividad la Era Cristiana. ¡Es una histo­ria muy agradable, llena de paz y felicidad! Fue aquel un tiempo en el que Jesús vino — ¡realmente lo hizo!, y muy a menudo— y habló con Nosotros; un tiempo en el que registramos muchas Verdades; ¡un tiempo en el que Pedro, Santiago y Juan escribieron Evange­lios que permanecen ocultos hasta el presente! Algún día, és­tos saldrán a la luz como las enseñanzas místicas del Cristo. También les contaré la historia sobre aquellos días en los que había manifestaciones de curación —quizás en una forma simple y sin ostentaciones; días en los que aquellos que amaban a Mi Hijo, eligieron encarnar Sus enseñanzas al aprender las complejidades de la curación mística. En aquellos días, también escribí algunos trata­dos para la prosperidad que espero traerles en el futuro. Éste era un tiempo en el que edades por venir Nos fueron develadas, desde el corazón libre y desde el Espíritu de Aquel que llamábamos Maestro y Amigo. Betania siempre ocupará un lugar en Mi corazón y en los corazones de aquellos que allí formaron parte de todo Esto.

Amados, esta mañana he venido en primer lugar a traerles paz, y a confirmar la Fe de los Maestros Ascendidos en vuestra luz; a asegurar la confianza y la fe de la Hermandad en vuestra inte­gridad espiritual y a decirles, a cada uno de ustedes, que todos son preciosísimos tesoros a los ojos de Dios. Esto puede parecer de muy poca importancia para los sentidos humanos, pero aquello que está grabado en los pensamientos y sentimientos externos de la gente no se compara con lo que se confirma en Dios.

Amados hijos, es hermoso ver los corazones que ustedes construyeron treinta, cuarenta o cincuenta años atrás y observar que han cambiado muy poco; notar, en muchos casos, que la luz cristali­na ha elevado la acción vibratoria de cada célula. Es maravilloso, cuando uno le da a cualquier hijo de Dios un objeto hecho a mano con amor, y lo encuentra sostenido en la gracia, a menudo bruñido por la luz y el fuego del sufrimiento, hasta verlo convertido en un Cáliz más hermoso. Algún día, cuando recuesten estos cuerpos y lle­ven la réplica de ese corazón dentro de los Salones del Karma, será hermoso ver cómo brilla la luz a través suyo, conteniendo dentro de sí la cosecha de vuestro servicio en todas vuestras encarnaciones. Yo Soy Una de las que espera con gozo ese día. ¡Gracias y Dios los bendiga!





Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús





5
PENSAMIENTOS SOBRE
EL PRIMER VIERNES SANTO

Queridos hijos, ¿saben ustedes que hoy es el aniversario de aquel primer Viernes Santo, cuando se Me dio la maravillosa oportu­nidad de convertirme en la Madre de cada uno de ustedes, la Madre de cada alma perteneciente a esta evolución, de cada precioso espí­ritu aspirante perteneciente a las evoluciones de este planeta? ¡A tra­vés de esta oportunidad, es Mi privilegio amarlos, cuidar a cada uno de ustedes, envolviéndolos en esa radiación personalizada de interés y solicitud maternal hasta que todos hayan adquirido la completa maestría en la luz!

Esa primera mañana de Viernes Santo, subí a solas la sombría ladera de un monte, siendo la Madre de Uno y bajé unas horas después, ¡siendo la Madre de millones! ¿Acaso no fue eso una oportunidad? ¿No fue aquélla una coronación glo­riosa, más que un pesar? Aquel Viernes Santo pasé de ser una mujer con intereses individuales, ¡a ser la Madre Cósmica de todas las almas tan queridas por Dios en Su Corazón, y siem­pre Lo recordaré así! Siempre sucede lo mismo en la propia expe­riencia, cuando uno entrega eso que más ama, devolviéndolo al Universo de acuerdo a la Voluntad de Dios, ¡a pesar de que a uno se le parta el corazón!, la recompensa Divina es generosa por demás en sus bendiciones, en razón de que, ¡cuando antes había un solo Ser muy preciado, ha nacido ahora el amor por los muchos!

¿Cómo podré describirles, queridos Míos, la exaltación del alma cuando la conciencia y los sentimientos son elevados y vuestros brazos se convierten en los “brazos eternos” que envuelven a todas las conciencias que pertenecen a esta Tierra, con la misma intensidad de propósito con que han sostenido a Uno o a pocos seres? Mi mi­nisterio y Mi experiencia son un magnífico ejemplo de esto, ya que por la misma naturaleza del servicio que Jesús iba a realizar, se Me requirió que tomara una Iniciación para perfeccionarme en la unidi­rección y en la concentración de Mi energía, Mi sustancia, Mi pro­tección y Mi vida, hacia esa sola corriente de vida. Por la sola im­portancia del momento Cósmico, no se Me permitió que Mi atención divagara. De repente, en un instante, Aquel Ser fue removido, Quien fuera el foco de Mi atención, de toda Mi vida, de todo Mi amor y solicitud, de todas las noches de desvelo y oraciones; de todos aque­llos días de llamado constante a Dios por ayuda; y luego, recibí el comando, desde el Corazón del Gran Padre de Todos, de expandir esa solicitud para abarcar a los muchos, ¡todo en un instante!

¡Amadísimos, sean testigos de la sabiduría de la Gran Ley en la construcción de un momentum! ¡Esa Gran Ley atrajo el poder de la concentración, del amor y de la generosidad, de la pureza y la dedica­ción, construyendo un foco de concentración tal que, en un instante Cósmico, la Llama del Corazón Universal estalló dentro de ese mo­méntum, lo expandió, e hizo que abarcara y envolviera el mundo!

Sean testigos de la bondad de la Ley al no dejar un vacío -ni un hueco- ni siquiera un momento de desolación, antes de que el Espíritu de Aquel Ser comandara: “¡Madre, he ahí a Tu hijo!”, “¡Hijo, he ahí a tú Madre!”. En el momento en que esas palabras fueron pronunciadas, la Llama dentro de Mi corazón se expandió, y en la renuncia al espíritu de Jesús qué volvió al vientre del Padre Eterno, ¡esa gran radiación de amor por todos llenó Mi Ser!

¡Ay, la bondad de Dios -la misericordia de la vida- en esa hora de Nuestra Iniciación! Puedo hablar con autoridad cuando les digo —; nunca, nunca, ¡nunca están solos! Eso que construyen tan humildemente en vuestras vidas cada día, cada hora, está formando un foco que, en un momento en particular, puede ser expandido como lo fue el Mío. Series de experiencias diarias aparentemente humildes, dentro de las que fueron vertidas todas las energías de Mis cuerpos, construyeron una forma que sería Mi fuerza, Mi balance y Mi cordura en la hora de Mi necesidad. De manera que ustedes tam­bién construyan vuestra fuerza en el silencio de los días, antes de que les sea otorgada la oportunidad de cumplir con vuestro destino indi­vidual. No hay hombre que sepa cuándo llegará su hora, ya que cada uno es diferente. ¡Para Mí, fue en el Calvario! Para cada uno de ustedes ocurrirá un gran clímax Cósmico en vuestras experiencias terrenas y entonces la misericordia de la Primera Causa Universal, bendiciéndolos, los sostendrá hasta el logro de vuestra victoria.


ENTRENAMIENTO Y HABILIDAD DE MARÍA PARA SOSTENER EL
                    “CONCEPTO INMACULADO”, Y SU DETERMINACIÓN PARA  
SOSTENERLO POR CADA PERSONA QUE VIVE EN LA TIERRA

Se Me requirió que estuviera en guardia, con plena con­ciencia, en esa ladera durante aquellas horas de la crucifixión de Jesús. Pensé que podría interesarles saber lo que estaba pensando mientras mantuve la vista allí. Permanecí sostenien­do la Inmaculada Concepción de la Vida Eterna en Mi concien­cia, esforzándome por duplicar en el cuerpo físico, la Iniciación a través de la cual había pasado victoriosamente antes de que Jesús y Yo encarnáramos. Permanecí allí y sostuve por Mi Hijo el foco Crístico concentrado de la Llama de la Resurrec­ción, y para hacer esto concentré todas Mis energías en un recuerdo feliz de Nuestras experiencias de vida.

Comencé a recordar aquel Concilio en el que el Señor Maitre­ya, en Su gran misericordia y bondad, Me ofreció la oportunidad de sostener el Concepto Inmaculado del Hombre Divino contra las pre­siones de la Iniciación. Durante esa Iniciación soplaron los vientos espirituales; las presiones del pensamiento y del sentimiento en Mi interior, como también aquéllas dirigidas hacia Mí por la Hermandad, intentaron romper Mi línea de pensamiento, Mi diseño de pensa­miento y sentimiento, para permitir la intrusión de otras ideas, aun las buenas, en la visualización de la Imagen perfecta que Yo estaba sos­teniendo. Recuerdo la dulce voz del Señor Maitreya, al darme la bendición al final de las tres horas de Iniciación, diciendo: “Está bien, María. ¡Sin embargo, recuerda que los vientos que Tú has sentido, las presiones que has conocido en la completa libertad de Tus cuerpos internos, son nada en comparación con aquellas que sentirás exudando de la conciencia de la hu­manidad, y que, con impureza, egoísmo, intolerancia y fanatis­mo, serán dirigidas hacia Ti, hacia Tu Esposo y hacia Tu Hijo, después de que haya comenzado la misión!”.

De pie en la ventosa cima del Calvario, viendo la avaricia en la conciencia de aquellos que gozaron y disfrutaron del espectáculo, recordé muy bien esas palabras y sostuve con cada fibra y con cada célula de Mi Ser ese Concepto Inmaculado del Cristo viviente, res­pirante y resucitado. Con cada célula y con cada átomo de Mi Ser, invoqué al Señor Maitreya, a La Amada Vesta, al Amado Helios, al Amado Gabriel y a cada Uno de los que Me habían asistido. “¡Ay, Dios! ¡Ay, Dios! ¡Ay, Dios!”, oré: “Ayúdame ahora en el mundo físi­co de las apariencias, donde visto este cuerpo de carne y hueso, y formo parte del cuerpo mental y emocional de esta Tierra. Ayúdame a sostener este Concepto Inmaculado en estas horas”.

Y sentí la respuesta del corazón del Sol; vi la Presencia de Vesta; vi la luminosa y brillante Presencia del Señor Maitreya sobre Jesús; sentí las alas abiertas de la bondadosa y luminosa Presencia de Gabriel; conocí a Mis Amigos —quienes hoy son también Amigos de ustedes— ¡sólo por pedirlo!

Luego recordé una noche de invierno hacía mucho tiempo, y un establo humilde. Pensé también en José, Mi cariñoso Esposo, y Mi corazón se dirigió a Él. Para Mis adentros, clamé: “¡Ay, José! ¡José! ¡Si fuera posible que estuvieras aquí Conmigo este día! ¡Si fuera po­sible que la fuerza de Tu luz Me sostuviera ahora mientras mantengo el Concepto que tan felizmente sostuvimos juntos durante toda la vida de Jesús hasta el día de hoy! ¡Ay! Si Te fuera posible estar junto a Mí ahora como lo estuvimos tantas veces en la puerta de Nuestro hogar, visualizando y siendo testigos del crecimiento en la maestría de esa inocente forma”. ¡José estaba allí Conmigo, en espíritu por supuesto! Amigos de luz, constructores de lazos que son Eternos, algunos de ustedes estuvieron en aquel entonces allí con Nosotros; ¡algunos de los aquí presentes recuerdan ese día!

También recordé el largo y tedioso viaje a Egipto; las noches de insomnio en las que huimos de los soldados de Herodes; Nuestra incursión en una tierra desconocida; Nuestra entrada al Templo, al que retornamos años más tarde. Convoqué todos estos recuerdos de Mi cuerpo etérico, manteniendo ocupada Mi mente en el plan y en el diseño de Perfección, reviviendo cada felicidad, cada recuerdo que borrara la apariencia del momento. Al tiempo (ya que el tiempo es un gran sanador), mientras permanecía sosteniendo ese Concepto Inmaculado intacto, Su perfecto trabajo fue realizado y Yo me con­vertí en la maravillosamente bendita Receptora de las almas de los hombres.

Llena de exaltación y de paz interior, descendí aquel monte con Juan y Nos fuimos de Jerusalén. “Ay”, pensé. “¡Jerusalén, Ciudad inestable! Hace sólo una semana sonaban las Hosannas, mas en tres días tú estarás destinada a ser el escenario de un drama que será re­cordado por siglos. Los Templos serán derribados y no quedará de ellos piedra sobre piedra, y las voces que clamaron por la crucifixión serán silenciadas”.

En paz, Juan y Yo caminamos a Betania y permanecimos allí hasta que se cumplieron los días y la Resurrección fue un hecho. Mi Hijo, triunfante, visitándonos durante los días siguientes, estableció en ese lugar un foco para la Dispensación Cristiana y allí habitamos por treinta largos años, hasta que tuve el privilegio de recibir Mi llamado para reunirme con el grupo Celestial de todos los Seres que han re­gresado al hogar “para nunca más volver”.

¡Bueno, está hecho y está escrito! Son muchísimas las corrien­tes de vida que contribuyeron a la riqueza de nuestro amor en esa vida. Entre ellos se encuentran los amados Ángeles, los amados Ga­briel y Miguel, el amado José (Saint Germain), los amados Juan, Pe­dro y Santiago, al igual que muchos de ustedes presentes hoy en este salón. En Nuestro estado de libertad, no Nos hemos olvidado de ustedes, queridos. Benditos sean vuestros corazones, ¡todos ustedes son Mis hijos! Saben, he adquirido un momentum  en el sostenimien­to de ese “Concepto Inmaculado” (quizás lo adquirí de la manera más difícil), pero lo que hice por Jesús, he jurado ante Dios realizarlo por los diez mil millones de almas de la Tierra que caminan el sendero de regreso al “Hogar”. Yo estoy ahora mismo sosteniendo esto por cada uno con la misma intensidad con la que lo hice por Mi amado Hijo. Ay, la crucifixión no habrá terminado mientras haya un hombre, mujer o niño que sufra. La crucifixión indivi­dual de cada hijo e hija del hombre no es gran cosa en compa­ración con Nuestra experiencia, pero Yo les prometo que por Mi fe, Mi unipuntualidad, Mi habilidad para sostener esa visión por ustedes, ¡cada uno de ustedes será liberado! Les agra­dezco Mis amores por aceptar Mi promesa. El sentimiento de aceptación, explotando hacia delante desde la llama del corazón, ¡es vuestra libertad! Aún cuando creen que vuestra cruz individual es pesada, y que los clavos en vuestras manos y pies son dolorosos, Yo estoy visualizando al Cristo resucitado y vivo de cada uno de us­tedes, explotando desde la tumba de vuestra conciencia humana. Estoy visualizando ese Cristo avanzando transformado, como lo hice por Mi Hijo en el monte del Gólgota.

¿Pueden ustedes sostener esa visión, ese deseo, esa fe? ¡Ah, no! Ya ustedes saben que nadie puede convencer a una madre de que su hijo no vale la pena. Ninguna verdadera madre pue­de aceptar, aun ante un acto físico o un hecho probado, que su hijo no es de buen corazón, ya que en su interior ella conoce la perfección de su verdadero Ser. Por todos ustedes, Me pre­sento ante el Sol en el Cielo; en los Salones del Karma, ante el Tribunal Kármico; ante cada Ser, Poder, Fuerza, Virtud, Ley y Actividad del Universo y no acepto la habilidad o capacidad de ninguna corriente de vida para sostener el mal indefinidamen­te. ¡Mi luz y Mi amor atraerán el bien hacia todas las corrientes de vida, de la misma forma en que Mi luz y amor hacia Jesús atrajeron Su maestría! (La audiencia se puso de pie para expresar gratitud por este servicio) Les agradezco mis amores, pero por favor tomen asiento.

Si hay algo en este mundo que amo, es hacer la vida conforta­ble. Ustedes saben, en Nuestras actividades de curación a tra­vés de los Templos, siempre les doy a los Devas y a los Her­manos y Hermanas que Me asisten, la instrucción de que pri­mero se aseguren de lograr el bienestar de las energías de los Cuerpos físicos, tanto como sea posible. Lo que pasa es que la Conciencia no es receptiva a la curación, ni a ninguna gracia o Virtud, mientras el cuerpo está resentido o incómodo. Por lo tanto, les sugiero a cada uno (particularmente cuando vienen a clase) que estén lo más cómodos y confortables que puedan ¡pero en un estado de alerta y positivo, no en letargo! Así podrán recibir Nuestra bendición.

ACTIVIDADES DEL TEMPLO DEL SAGRADO CORAZÓN EN LOS NIVELES INTERNOS, QUE SON SU INTERÉS Y SERVICIO PARTICULAR A LA VIDA

Estamos viviendo un momento Cósmico, y quisiera hablarles brevemente sobre esto, solicitándoles la contribución de vuestras energías. Como les dije anteriormente, es Mi privilegio crear el cora­zón físico para cada niño que está listo para encarnar. El Templo del Sagrado Corazón en el que Jesús y Yo trabajamos, está dedicado a atraer alrededor del alma, con la ayuda del Elemental del Cuerpo, esa sustancia que hará del Sagrado Corazón el Tabernáculo de la Inmortal Llama Triple de la Vida. Utilizamos la sustancia más perfec­ta de la corriente de vida para construir ese corazón.

En este momento, los siete Grandes Señores del Karma están presentes en los Salones del Karma y a Ellos les están siendo pre­sentadas las almas de cada corriente de vida que puede ser admitida para la encarnación en el plano Terrestre dentro de los próximos doce meses. De estas almas aspirantes, el Tribunal Kármico elegirá a aquellos que tendrán la oportunidad de reencarnar. Por cada alma que sea elegida, dos almas perderán la oportunidad. Esa es la Ley.

Bajo las actividades ordinarias de la vida hasta el momento, la elección se ha hecho sin darle prioridad especial a las corrientes de vida espirituales. Se ha hecho en forma impersonal. Sin embargo, el Amado Maestro El Morya y otros Maestros interesados, han tenido la idea de solicitar a los Señores del Karma la oportunidad de traer a la encarnación personas espiritualmente despiertas que juren obe­diencia al Amado Sanat Kumara antes de encarnar. Estas personas trabajarán entonces, a lo largo de este período, para lograr su propia liberación, para traer la comprensión de la Gran Hermandad Blanca a la humanidad entera, para cooperar con los Maestros Ascendidos y con la Voluntad de Dios, y para servir a la vida en general. Esta pe­tición fue presentada por el Amado Serapis Bey ayer a la tarde, por lo que Le estoy eternamente agradecida. Vuestros decretos, cancio­nes e invocaciones al Gran Tribunal Kármico por la concesión de esta petición, pesarán enormemente, y esperamos tener una res­puesta del Augusto Cuerpo para este próximo Domingo.

¿Puedo desviarme del tema por un momento? Vean qué grande es Nuestro amor por Serapis Bey. Como Cabeza de la Hermandad de Luxor en Egipto, Él Nos dio, tanto a Jesús como a Mí, una enorme asistencia. Antes del ministerio públi­co del Amado Jesús, Mi Hijo y Yo regresamos a Egipto y pa­samos tres años en Luxor. En aquel momento, ambos nos vol­vimos Maestros de la Iniciación final, la cual es el interés par­ticular del Retiro de Luxor, y que consiste en retirar conscien­temente la corriente de vida del cuerpo y luego incorporarla nuevamente a través de la respiración controlada. Esto tuvo el objeto de prepararnos para la Prueba suprema de Jesús. Estando tan cerca de Mi Hijo, Yo también tomé la Iniciación, de manera que Mi conciencia fuera una con la Suya durante esa experiencia.

Sólo para mostrarles la inmensidad del programa, les cuento que ¡hay alrededor de trescientos millones de almas aspirantes a la reencarnación! Eso puede parecerles mucho, pero recuerden: ¡hay alrededor de siete mil millones de almas siempre listas a las puertas del nacimiento! En el presente, hay aproximadamente tres mil millo­nes de almas encarnadas. La Ley dice que aproximadamente un ter­cio de los diez mil millones de almas pertenecientes a este planeta pueden estar encarnadas en la Tierra al mismo tiempo; mien­tras que los otros dos tercios deben permanecer fuera de la encarnación, viviendo en los Planos Internos. De manera que trescientos millones no es un porcentaje muy alto en siete mil millones. Se ha programado que cada uno de los siete mil millones atra­viese las Puertas del Nacimiento antes de que el actual período de veinte años haya concluido. Pueden ver que se trata de un trabajo tremendo.

En este mismo momento, los trescientos millones avanzan en una lenta procesión ante los Señores del Karma. Estos deben ser seleccionados, separados de acuerdo a sus conciencias y examina­dos. Cuando la conciencia no se encuentra lo suficientemente ilumi­nada como para permitirle presentarse en cuerpos espiritualmente despiertos, este examen se realiza en grupos. Sin embargo, cuando la corriente de vida está espiritualmente despierta y representa un servicio potencial a la raza, esto se hace individualmente. Si la peti­ción del Amado Serapis es concedida (a la que Nos referimos con anterioridad) entonces habrá una reunión en el mes de Mayo en don­de a estas personas se les ofrecerá en los Niveles Internos la oportu­nidad de tomar el Voto de Obediencia ante el amado Sanat Kumara. Esta será una actividad magnífica, si llega a realizarse. Si ustedes, en el mundo externo, realizan sus clases en el momento en que esto se lleve a cabo, sentiremos con seguridad la gratitud de la Gran Ley.

A partir de hoy y hasta el domingo, si pueden, dispongan del tiempo y la energía necesaria para hacer sus invocaciones por las dispensaciones del Tribunal Kármico, para que permita encarnar sólo a aquellas almas espiritualmente evolucionadas, ya que eso re­presentará una tremenda ayuda para la Tierra.

         Luego, por supuesto, habrá también una gran necesidad de in­vocaciones por estas almas que están por encarnar, ya que, como pueden ver, ellas estarán espiritualmente más avanzadas que sus pa­dres. Si a las corrientes de vida avanzadas se les da prioridad en el voto, no alcanzará la cantidad de padres suficientemente iluminados para guiarlas y protegerlas, de manera que tendremos que invocar la purificación y la iluminación de las conciencias en los hogares dentro de los que estos “nuevos” niños nazcan. Les agradezco enormemen­te por vuestra atención a este tema tan importante.

Ahora, ya que esta mañana han puesto vuestra atención en Nuestro Amado Jesús y en Mí, les traigo Nuestro amor y gratitud por esos sentimientos tan profundos, por vuestra magnífica armonía y por este exquisito campo de fuerza. Es muy lindo ser bienvenida, y la bienvenida que Nos han dado en vuestros sentimientos, a aquellos de Nosotros que los estamos asistiendo, hace posible la radiación que hoy descargamos para toda la humanidad en todas partes. ¡Muchas gracias y buenos días!




Un Discurso de la Amada María
 Madre de Jesús


6
IMPORTANCIA DE LA
CONCENTRACIÓN

¡Amados hijos! ¡Por cuánto tiempo han sido todos ustedes hi­jos de Mi Propio Corazón, una parte de Mis pensamientos, de Mis sentimientos y de Mi conciencia! ¡Por cuánto tiempo los he amado, cuidado y he sostenido por ustedes el mismo “Concepto Inmacula­do” que he tenido el privilegio de sostener por el Amado Jesús hace muchos siglos!

En las Iniciaciones que tuve el privilegio de atravesar antes de que se Me diera la oportunidad de aceptar el rol de Madre del Amado Jesús, tuve que probar ante el Tribunal Kármico, ante el Gran Señor Maitreya y ante la Asamblea Espiritual, que Yo era capaz de sostener la Imagen concentrada de Su Ser Divino. Tenía que sostener esto, sin importar la pre­sión que pudiera tener la energía dirigida hacia Mí desde adentro o desde afuera. ¡Por tres largas horas sostuve ese con­cepto en los Niveles Internos! Toda clase de presiones, inclusive de los Elohim, fueron dirigidas dentro de Mis cuerpos mental y emocio­nal. Este era un intento muy delicado para desviar Mi atención, aún hacia otras actividades constructivas de la vida y de la luz, lo que Me hubiera hecho renunciar a esa Imagen perfecta que se Me requería sostener durante el período completo de gestación, hasta que diera a luz al Maestro Jesús. También debía ser sostenido duran­te los largos años posteriores a Su nacimiento, hasta que llegara el momento de Su juicio y de Su victoria final.

Se Me ha elegido para venir a solicitarles, entre otras cosas, que se esfuercen por desarrollar el poder de la concen­tración en una actividad del Fuego Sagrado, un ejercicio, un desarrollo espiritual, hasta que puedan manifestarlo en la for­ma a través del pensamiento y del sentimiento. Los Hermanos, a quienes ustedes han invitado desde el corazón del Teton, deben re­unirse una vez cada veinticuatro horas para reportar al Amado Maestro Saint Germain sobre vuestro progreso, y sobre Su asocia­ción con ustedes. Así, aconsejándolos, Saint Germain se esfuerza en darles la asistencia que Ellos requieren para traerles a ustedes, den­tro de vuestros mundos individuales, la radiación y la presión de bondad que son los regalos del Teton. Esto se les da en compensa­ción por el regalo de vuestra luz ofrecida, en cooperación con los Maestros Ascendidos, para descargar regalos, concesiones y bendi­ciones de la Ley Cósmica para la vida. El único (casi unánime) reporte de los Hermanos a Saint Germain, en referencia a ustedes, es que existe una necesidad de constancia en la concentración de cada estudiante.

El entusiasmo en vuestros corazones, la dulzura de vuestras al­mas, la seriedad de vuestros espíritus, cuando tantas actividades nuevas entran en vuestras mentes conscientes, los hace pasar de un deleite a otro. Ahora les voy a solicitar que se esfuercen, con Mi asistencia si es necesario, por concentrar vuestras energías, sólo por un pequeño momento, en el desarrollo de la reverencia y de la gratitud por el regalo de la vida. Esfuércense por concentrarse en el sentimiento de reverencia hacia las Presencias Maestras y hacia los Seres y Poderes que son portadores de esa luz, y en una extrema devoción hacia el Dios de toda vida. Hagan una sincera invocación para que les sea revelada, sin el más míni­mo sentimiento de duda, la razón específica de vuestra existen­cia individual. Si pueden concentrarse bien en esta lección y pue­den aprenderla, van a regresar a vuestros hogares más ricos en espí­ritu, más pacíficos de corazón y serán muchísimo más útiles en el ser­vicio para Aquellos de Nosotros que vivimos para llevar la Luz a toda la humanidad.

En Mis actividades en los Niveles Internos, trabajo con los Elementales. En Nuestros Templos Les enseñamos cómo en­carnar la forma, y el Elemental encarna la forma de la flor, del cés­ped o del pimpollo. Su poder de concentración determina por cuánto tiempo ese pimpollo, esa flor u otra manifestación, permanecerá en el mundo físico de las apariencias como una bendición a la vida. Al principio es difícil para ellos concentrar sus dulces y pequeñas ener­gías, ya que duplican primero una forma y luego otra. Sus formas cambian con cada actividad nueva que su visión contempla. Amados, ustedes están mental y emocionalmente casi en las mismas con­diciones.


OFRECIMIENTO DE MARÍA PARA AYUDARNOS A SOSTENER
EL “CONCEPTO INMACULADO” DE LOS DEMÁS

A través de Mi momentum y poder de concentración, es Mi deseo traerles la presión de Mi energía y cualquier asistencia que Mi corriente de vida pueda ofrecer. Les facilito esto para ayudarles a atraer el Concepto Inmaculado de vuestra propia Divinidad de acuerdo al mismo diseño glorioso que fuera extraído de la Luz Uni­versal por Helios y Vesta cuando ustedes vinieron por primera vez a la existencia. Les voy a ayudar a sostener ese Diseño Crístico, capacitándolos para que la Llama pase a través de vuestro Propio mundo de sentimientos, hasta el momento en que vues­tra carne, obediente al pensamiento y sentimiento-forma del “Concepto Inmaculado” sostenido en vuestras conciencias, manifieste la perfección del Estado Crístico. ¡Así revelarán vuestra Presencia Maestra, ya que éste, amados hermanos, es vues­tro destino supremo!


LA MADRE MARÍA PIDE MISERICORDIA AL TRIBUNAL KÁRMICO
PARA LAS NUEVAS CORRIENTES DE VIDA

Hay millones de almas listas para encarnar el año entrante y muchas de ellas tienen un karma de gran peso. Los cuerpos físicos que utilizarán serán construidos de la forma elemental que ellos mis­mos han utilizado vida tras vida y era tras era. Pesadamente cargada con discordia, esa sustancia no será completamente confortable para ellos. Por consiguiente, ya que el gran Tribunal Kármico se reúne esta noche, será un gozo y un privilegio para Mí realizar una petición al Consejo en nombre de cada corriente de vida que encarnará este año. Les pediré que el karma destructivo, acumulado a través de las edades, sea consumido cósmicamente y que cada uno pueda venir a la encarnación en una forma digna, hermosa, ar­moniosa, pura y equilibrada.

Les estoy solicitando vuestra asistencia, con la colaboración de las energías de vuestros mundos individuales y colectivos, en nombre de estos espíritus entrantes. Les he pedido a los Ángeles que forman parte de Mi Corte Espiritual, que atraigan a aquellas almas que encarnarán este año, o que tratarán de asegurarse la oportunidad de tal encarnación, a la atmósfera sobre el Teton. Les he dicho en otro momento que de cada tres que se esfuerzan por conseguir un cuerpo, dos no lo logran y sólo uno lo recibe. Hay unos trescientos millones de corrientes de vida esperando conseguir la encarnación Terrena. A través de tal oportunidad, ellos esperan desarrollarse y lograr la maestría en el control de la energía y la vibración, terminar su largo viaje por el planeta Tierra, escribir sus nombres en el Libro de la Vida y entrar a la Esfera Inmortal de la Libertad Divina.

A aquellas madres entre ustedes que tengan hijos, les pido una asistencia especial mientras Nuestra petición es presentada al Tribu­nal Kármico. Al menos pidan que el karma de estos individuos sea mitigado y que ninguna corriente de vida sea forzada a encarnar en una forma distorsionada o sin el uso completo de todas las faculta­des de su mente y de su conciencia.

Cada Uno de Nosotros, en la Octava de los Maestros Ascen­didos, está dedicado a una actividad y a un servicio particular y es­pecífico. Individual y colectivamente, a medida que crezcan y madu­ren, ustedes mismos se encontrarán también especializándose más y más. Se encontrarán atrayendo las energías de la vida primordial y calificándolas con una radiación específica para bendecir a la vida. Así ustedes se volverán especialistas en la radiación de curación, purificación, iluminación, educación, precipitación y en todas las de­más variadas actividades que beneficiarán y bendecirán a la raza. Para poder desarrollar y madurar estas facultades que los capaciten para irradiar esa sustancia primordial, cargándola con la energía de vuestro mundo de sentimientos y dándole una cualidad Divina espe­cífica, deben tener concentración espiritual. Para poder adquirir un momentum de cualquier cualidad a ser utilizada como una bendición específica para la raza, la esencia de vida debe recibir una carga rít­mica del mundo de sentimientos, que es el agente calificador de cada corriente de vida.

Si deciden estar todo el día con el Maestro que rige el Rayo del día*[2], podrían solicitarle a ese Maestro en particular que los asista en la calificación de aquellas energías de vuestra propia aura con Su cualidad y poder de radiación. Así pueden ir familiarizándose con las distintas radiaciones de los Maestros y pueden hacerse sensibles a la presión y dirección de cada Rayo específico. Esto les indicará qué Presencia Maestra está irradiando a través de ustedes en cualquier momento en particular. Los estudiantes en el Sendero que han pasa­do a través de la etapa metafísica de desarrollo, deben llegar a un estado en el que reconozcan la vibración por sí misma y en el que no necesiten depender de alguna forma de confirmación de la aceptación del corazón de la Presencia Maestra. Esto requiere mucho balance, amados, y una gran firmeza de corazón; también del silencio de vuestros labios y que “no se lo digan a nadie”.

El orgullo espiritual es una de las pruebas más delica­das, así como uno de los pecados más sutiles en los que incu­rren los individuos que caminan por el sendero que está por encima del nivel de conciencia de las masas. El orgullo espiri­tual se pone de manifiesto con frecuencia al utilizar los labios para transmitirle a otras personas experiencias privadas del alma que deberían ser consideradas y vividas en la intimidad del ser. Esto debería manifestarse a través de la radiación de los hechos y no de las palabras. Digo esto con muchísima delica­deza, mis amores, ya que al principio del desarrollo espiritual vues­tras facultades internas son muy tiernas. Son como los primeros re­toños de una planta sobre la superficie de la tierra en Primavera y necesitan la protección de gran sabiduría y dedicación. Les digo que nadie ama tanto el crecimiento, el desarrollo y la expansión de vues­tra propia luz en el plano no ascendido, como ustedes mismos. Cuando se esfuerzan por compartir los éxtasis recientemente experimentados, ya sea por entusiasmo, fanatismo espiritual u orgullo sutil, no solamente pierden el beneficio para ustedes, sino que encima generan envidia y pensamientos infelices en otros. Esto obstaculiza con frecuencia el desarrollo y la maduración de un retoño prometedor, al punto en que vuestras palabras no necesiten confirmar vuestra espiritualidad, sino que vuestro propio ser y radiación, el propio perfume de la cualidad, radia­ción o regalo desarrollados, se pongan de manifiesto para to­dos.

Yo Misma pasé por esa prueba cuando el Amado Gabriel Me habló. Nunca olvidaré el momento de Su venida, cuando Me trans­mitió la Verdad de que a través de Mi cuerpo vendría a la forma físi­ca el Amado Jesús, quién sería el Mesías. Era necesario que no se lo dijese a nadie, que meditara en esta confidencia y que la guardara en Mi corazón. La guardé por muchos, muchos meses. Aún después del nacimiento del Bebé; aún a través de Nuestra huida a Egipto; aún a lo largo de los primeros años de vida, a pesar del orgullo de una ma­dre que hubiera deseado decirles, aún reservadamente, a los sacer­dotes del Templo que debían ser cuidadosos con un Bebé tan sagra­do y hermoso; la sabiduría de la Ley fue tal que no pude hacerlo. No podía exponer su tierno Ser a las energías que hubiesen sido libera­das en cuanto Mis labios hubieran hecho el más leve comentario so­bre aquello que guardaba en Mi corazón. José y Yo hablábamos a menudo sobre esto mientras Lo observábamos jugar, pero no se lo dijimos a nadie más. Jesús les comentó que desde Su Propia con­ciencia, evocó el recuerdo de Su Propio gran Gurú, el Señor Mai­treya. ¡Él Mismo no se lo dijo a nadie! Él creció y verdaderamente se hizo fuerte. Cuando regresó de su viaje a la India, en donde había recibido del Director Divino aquellas corrientes y afirmaciones espe­cíficas que eran necesarias para Su liberación, ¡no Le fue necesario hablar! ¡Él era el Cristo! ¡Juan el Bautista lo proclamó y todos los hombres y mujeres de Judea con fortaleza espiritual lo supieron!

Luego, otro gran pecado, otra actividad muy sutil Lo ata­có. Este fue el tipo sutil de pecado que destruyó el Templo de la Atlántida y de la Lemuria: la arrogancia espiritual. La arro­gancia del sacerdocio que, como está escrito en la Ley (ha­biendo perdido el amor a la Ley a causa de su sentimiento de superioridad espiritual), ayudó a destruir la manifestación del Cristo, ante toda apariencia externa. Así sucede en la vida de todo hombre. Progresa en el Sendero; sale de la oscuridad e ingresa en la Luz; acepta a los Maestros y camina hacia delan­te. Entonces las pruebas sutiles intentan destruir eso por lo que ha trabajado durante eras. Que el Dios de la Luz y de la Vida los sostenga, a cada uno, humildes en vuestro conocimiento, mien­tras reciben más y más entendimiento de la Ley. Que tengan una mayor y mayor comprensión de los poderes que actúan en los Pla­nos Internos. A medida que comiencen a encarnar a través de vues­tros propios cuerpos esos milagros y maravillas de las manifestacio­nes de la Luz, que vuestra humildad crezca; que vuestro amor se in­tensifique; que vuestro inegoísmo se manifieste; hasta que no haya nada entre ustedes y la Presencia Crística Ascendida en la hora de vuestra completa Victoria. Ese día, vuestra Ascensión estará al alcan­ce de la mano.

* * * * * *


En este momento, a medida que los Grandes Seres presentan a las amadas almas que van nacer ante el Tribunal Kármico, los Se­ñores del Karma han decidido hacer un alto, en tanto que la Amada Maestra Meta y Yo estamos también atrayendo aquí a los posibles padres, todos aquellos que tendrán el privilegio de traer a estos niños a la encarnación. De este modo, mientras aguardan y envío Mi lla­mado al Tribunal Kármico, les solicito que se unan a Mí en este pedi­do por el alivio y la liberación del karma de todo tipo en estas co­rrientes de vida, antes de que vengan a la encarnación. Ahora haré Mi petición al Tribunal Kármico, la cual les interesará escuchar:

“¡Señores del Karma! ¡Amados Señoras y Señores del Tri­bunal Kármico! Yo, María, Madre de los hijos de la Tierra, quien moldea el corazón de cada corriente de vida que encarna, Me presento ahora ante vosotros en representación de aquellos que están por encarnar dentro de los próximos doce meses. He estado en el Templo del Sagrado Corazón con estos espíritus. He ob­servado su karma construido a través de las edades. He mol­deado con Mis propias manos, de la mejor esencia que los Ele­mentales del Cuerpo pudieran ofrecer, el Sagrado Corazón de cada uno de ellos. Yo Les digo, Misericordiosos Señores de Amor y Luz, ¡las vestiduras que ellos deben utilizar no son dignas de dioses y diosas! No son aptas para seres hermosos y espirituales, que dentro del curso de los próximos dieciocho años se enco­mendarán a la liberación del Señor del Mundo, Sanat Kumara.

Los errores y pecados de muchas edades han sido profun­damente impresos dentro de las energías de sus cuerpos etéricos y dentro de esas vestiduras de carne que serán tejidas por los Constructores de la Forma en las madres de la raza. En nombre de estos espíritus a punto de encarnar —aquellos que tuvieron el honor espiritual (durante el mes de Mayo de 1954) de presentarse ante el Propio gran Sanat Kumara y ante Mi Propia Presen­cia, jurando a la Llama Triple de la Vida un voto de obedien­cia— Yo Les hago este pedido. Como se les ha tomado ese voto, y para equilibrar el hecho de que voluntariamente se hayan arro­dillado, se hayan vuelto humildes en su orgullo, hayan aceptado en la libertad de sus cuerpos internos la existencia y la presencia de la Jerarquía Espiritual, solicito esta noche para estos hijos, Cuerpos buenos, enteros, limpios y de carne pura. Pido cuerpos con ojos que sean tan puros que no puedan contemplar la iniqui­dad; con labios que sólo pronuncien palabras de amor y luz; con miembros firmes y fuertes; cuerpos que sean templos vivientes a través de los cuáles resplandezcan el amor y la luz; con cerebros equilibrados para recibir las directivas del Cristo Interno; con cada órgano en su lugar perfecto y en excelente estado de fun­cionamiento.

¡Pido esto en el Nombre de la vida, y en el Nombre del As­cendido Jesucristo; estoy dispuesta a ofrecer sobre el altar del Tribunal Kármico lo que sea de Mis energías personales, de Mi tiempo, de Mi Propio Ser y lo que se Me requiera para pagar cualquier balance que no encuentren en el cumplimiento de sus votos para servir a Sanat Kumara!

¡Grandes Seres de Amor y Luz! Los nuevos hijos son la es­peranza del mañana. ¡Denles vestiduras momento en que nazcan!

¡Denles, Oh Grandes Señores de la Vida, la completa Mise­ricordia de Kwan Yin!

¡Ay, Amada Diosa de la Oportunidad, recién coronada Reina del Cielo! ¡Me dirijo a Ti como Mi Sucesora! ¡Solicito oportunidad para las almas entrantes, para cada una de ellas! Concédeme esto como Mi último regalo, al tiempo que culmino Mi reinado y Tú te conviertes en la Brillante Reina del Cielo. ¡Ay, Portia! ¡Portia! ¡Hija del Amor! ¡Hija de la Justicia! ¡Yo, María, Te hablo! ¡Dejo Mi caso en Tus dulces manos!”
Gracias, amados, por vuestra asistencia. Mientras el senti­miento de devoción que ha sido cargado con Mi energía, llena la at­mósfera, dejen que vuestras dulces energías, unidas a Mi humilde petición, ¡hagan lo que puedan! Gracias y buenos días.



Discurso de la Amada María

Madre de Jesús





7
SOSTENIMIENTO DEL
“CONCEPTO INMACULADO”

¡Amadísimos y benditos hijos del Único y Eterno Dios! Estoy enormemente agradecida por ser la portadora de las buenas noticias que llenarán de enorme gozo vuestros mundos y conciencias, y que les darán un “empujón” a vuestros dulces espíritus trayéndoles la es­peranza, ya que vuestro logro ha conmovido los corazones de las Huestes Celestiales.

Amados, ¿saben lo que significa ser portadores de bue­nas noticias? ¿Saben lo que es tener labios que siempre traen palabras de confortamiento, confianza, esperanza y fe; tener sentimientos que siempre transmiten la radiación de la gracia y de la bendición, de manera que por cualquier lugar del plane­ta Tierra que uno se mueve, el mundo se vuelve más rico por nuestra presencia? Ese es el estado en el que Nosotros habi­tamos, ¡el más confortable, glorioso y feliz! De este modo, uno se convierte en un “Grial” a través de cual el espíritu inmaculado de la Primera Causa Universal puede fluir e irradiar para bendecir a la Vida en todas partes.

Siempre Le estoy muy agradecida a la Fuente de Vida, el Magno Padre-Madre Dios del Universo, por la oportunidad de ser una hipóstasis de Su bondadoso Ser y de Su bondadoso Comple­mento. Siempre pido que a través de Mi radiación, Ser y mundo, Yo pueda magnificar al Señor y Sus regalos para la gente de la Tierra o para los Planos Internos donde habito; amplificando siempre Su be­nevolencia, bondad, misericordia y Omnipresencia. Para esto nací y Existo, y por esto aún vivo para atender a aquellos que desean cono­cer al Señor. En ese “conocer”, al tocar el borde de Mi vestidura, ellos encuentran liberación de mente, cuerpo y espíritu.

Hoy les traigo Mi vida, en el Nombre de Mi Señor, la gloriosa Llama Sanadora desde el Corazón del Universo y la magna paz que sobrepasa el entendimiento de la mente, como también todas esas virtudes que tanto desean poseer activamente y que serán para uste­des un alimento espiritual. Les estoy dando estas bendiciones debido a que no desean seguir magnificando las cosas del mundo, las som­bras de la creación humana, sino que desean -al fin- magnificar la grandeza de vuestra Presencia y la gloria de vuestro Plan Divino, re­velándose la Maestría Divina en dignidad y luz.

Amados: por muchas, muchas edades, Mi evolución particular ha tenido que ver con el poder del sostenimiento de la “Inmaculada Concepción”, como se suele decir en el mundo ortodoxo. Quisiera hacer algunos comentarios sobre esto brevemente antes de compartir con ustedes algunas de las magníficas actividades que se están reali­zando esta noche. Los invito a que sean Mis huéspedes, al ingresar en las Esferas Internas, y que allí utilicen Conmigo vuestras propias dulces energías para ayudarnos en Nuestra Causa. Así que les pido que sean pacientes mientras me refiero a un tema muy importante para Mí. Si toman la decisión individual de aplicar este mismo poder de concentración, ¡les traerá una gran liberación!

Vuestra conciencia es el taller de trabajo, es la “copa” creada por todo lo que ustedes conocen y experimentan en el mundo men­tal, emocional, etérico y físico. Amados, muchas de vuestras con­ciencias son como casas que fueron abandonadas por muchos años. Ustedes saben cómo se ven las sillas cuando están cubiertas de abundantes telarañas. Así se ven los variados conceptos y pensa­mientos-forma, solidificados por los años, cuando se han estableci­do. Entonces la conciencia exterioriza, una y otra vez, eso que ustedes han aceptado por costumbre. Ahora, como una Madre, vengo a hacer en vuestras casas una limpieza profunda; vengo a ba­rrer por completo esa solidificada conciencia de aflicción, de limita­ción, de vejez, de falta de dinero, y vengo a ayudarles a establecer un nuevo hogar dentro del cual puedan invitar al Cristo Espiritual. ¿Podrán ayudarme ahora en esta gozosa experiencia?

Muchísimo antes de asumir el Ministerio en el cual debía ser la Madre del Amado Jesús, tuve que aprender a controlar el poder, creando primero un pensamiento-forma perfecto de la luz Universal. Tuve que aprender a energizar ese pensamiento-forma a través de la liberación rítmica de amor para mantenerlo vivo de manera que no se desintegrara. Luego tuve que protegerlo, a través de Mi Propia ra­diación etérica, de la intrusión de fuerzas externas que buscarían des­truirlo. Esa sustancia es muy flexible y pierde rápidamente la forma a menos que sea sostenida por el cuerno mental y alimentada rítmica-mente por los sentimientos. Así que a lo largo de muchas, muchas edades, en los grandes Templos de los Elementales, primero aprendí y luego enseñé cómo crear una forma perfecta. Estudié cómo verter los sentimientos rítmicamente una vez cada hora, o una vez por día, dependiendo del ritmo que se hubiera establecido dentro de esa forma. Luego aprendí cómo sostener un corazón a su alrededor hecho de sustancia etérica, de modo que el pensamiento-forma no pudiera ser disuelto por presio­nes del exterior. En el momento en que se Nos dio la oportunidad de ofrecernos para ayudar en el gran Ministerio Cristiano, este entrenamiento Me permitió postularme ante el Señor Maitreya para tener el gran honor de convertirme en la Madre y Protectora del Cristo. En un discurso anterior, les conté en detalle cómo se Me requirió que sostuviera el “Concepto Inmaculado”, la Forma Divina perfec­ta, en Mi mente por tres horas, alimentándolo con Mi amor y con Mis sentimientos. Durante este tiempo, el Gran Iniciador dirigió hacia Mí toda la actividad concentrada que se pueda concebir, para intentar distraer Mi atención, no solamente con presiones perturbadoras, sino con aquellas cosas que más amaba, con cualquier cosa que pudiera quitar Mi atención del sostenimiento de ese Concepto. Al finalizar esas tres horas, se Me dio la oportunidad de convertirme en la Madre, Guardiana y Protectora de nuestro amado Jesús.

Muchos podrían pensar, que luego de Su nacimiento Yo renun­ciaría al sostenimiento de esa poderosa protección, el “Concepto In­maculado” de ese cuerpo, de esa mente y de esos sentimientos sen­sibles y hermosos. Sin embargo, fue más que necesario entonces sostener esa vigilancia. Vean ustedes, en la infancia y en las prime­ras etapas de crecimiento, el Santo Cristo Interno de un individuo no tiene todavía suficiente control del vehículo como para sostener la guardia por sí mismo. En aquel entonces, ustedes saben, ¡Yo no ha­bía ascendido! La gente mira hacia atrás a través de las edades y ve el “encanto del ayer”, y esta tendencia humana le ha adjudicado a la primera Dispensación Cristiana un aspecto irreal. En aquellos días que vivimos, cuando caminábamos por las calles polvorientas; cuan­do, con gratitud, Nos refrescábamos en las frescas vertientes; cuan­do Nos protegíamos lo mejor que podíamos del calor del Sol de mediodía; éramos personas como ustedes, con conciencias y senti­dos abiertos a la mente de la masa de la humanidad. En aquellos días, vimos muchas, muchas actividades en el mundo externo, como Sufrimientos en los cuerpos y en las mentes, de los que hoy Occiden­te está protegido por el progreso de la civilización. Vimos morir a muchos leprosos, cuerpos secándose por todas partes y pobreza de una clase que no se observa hoy en Occidente, aunque todavía pue­de verse en la India y en Oriente. Todas estas cosas estaban ante Nosotros, no solamente ante Nuestros ojos, sino frente a Nuestra atención constante. José y Yo vivíamos en ese mundo y nos enco­mendamos a criar a Ese Niño, impidiendo que Él registrara esta dis­cordia en la extraordinariamente sensible acción vibratoria de Su conciencia. Si esa imperfección se hubiera registrado en Su conciencia y Sus sentimientos, al conectarse con ella, la hubiera exteriorizado como una mancha en la vestidura de Aquel que debía mantenerse in­maculado para poder atraer las Corrientes Cósmicas necesarias, cuando comenzara Su Ministerio.

Mis amores, cuando viajamos a Egipto, fuimos sometidos allí a varias experiencias muy fuertes que pusieron a prueba Nuestra fe y poder de concentración, más allá de lo habitual en el ambiente natu­ral de Nuestro hogar. Una mañana temprano, Me recuerdo saliendo de nuestra pequeña morada y mirando hacia el Río Nilo donde Jesús solía jugar. ¡Observé a ese hermoso niño muy cerca del cocodrilo más grande que jamás había visto! Esta enorme criatura tenía la boca abierta. Confieso que por un momento pensé, que quizás este era el fin de Nuestro sueño y aún entonces no Me permití registrar el temor, ¡al menos no por más de un instante! Fue entonces, mientras permanecía de pie, que me di cuenta de que esa criatura estaba rien­do, con una enorme y dientuda sonrisa, y Me sentí aliviada. Ni si­quiera me acerqué al agua a sugerirle a Mi Hijo que viniera hacia donde estaría comparativamente más seguro. Aunque admito, sin embargo, que permanecí cerca de la puerta mientras los veía, soste­niendo el pensamiento de Su protección Divina hasta que finalmente el cocodrilo volvió al agua y se alejó. Mi querido Hijo, que no sintió nada inusual en esa experiencia, me saludó y siguió Su camino.

Cuando uno tiene una misión Cósmica, es difícil evitar la exce­siva preocupación y aún así mantener esa terrible concentración In­terna y esa fidelidad al “Concepto Inmaculado”. Fue difícil ver a ese Niño Pequeño atravesando las rigurosas disciplinas de Luxor. Aque­llos de ustedes que han estado en Egipto saben algo del calor que hace en ese país durante el día y con qué cuidado se protege a los niños pequeños, especialmente durante las horas del mediodía, cuan­do el Sol está en su cenit. Aún así, desde temprano a la mañana y hasta bien entrada la tarde, cuando el Sol se ponía, tuve que perma­necer esperándolo fuera del Templo. A veces, cuando Mi Hijo salía, tenía gotas de transpiración en Su frente y grandes ojeras en Su cara. Tenía que soportar disciplinas que muchos hombres y mujeres en edad adulta no habrían tolerado; aún así, Yo no debía interferir. Era Mi obligación darle completa libertad y aún, en esa libertad, sostener el Concepto en el que no había ni sombra de temor.

Cuando reconocimos que Él ya había recibido Su Propia ilumi­nación, entonces José, Jesús y Yo encontramos la trinidad de acción al magnificar al Señor de Vida, magnificando el poder de Dios en cada circunstancia, aún en la más pequeña, ya se tratara del requeri­miento de pan para Nuestra mesa o del animal de carga para llevar­nos de regreso a Jerusalén y a Judea. Siempre lo dejamos todo enteramente en las manos de Nuestro Señor, y juntos, unidos como una pequeña familia, magnificamos la Presencia del Se­ñor en las cosas diarias de la vida hogareña. Jesús creció en ese sentimiento de camaradería con el Dios Padre y en un enorme senti­miento de relajación en Su Omnipresencia. Será de gran beneficio y ayuda para ustedes si pueden lograr ese mismo sentimiento de “re­poso en la acción”, en el reconocimiento de que la Presencia de Dios está lista para ayudarlos en vuestros requerimientos más pequeños o insignificantes, así como en las grandes crisis de vuestra vida. Re­cuerden, amados hijos, que la camaradería y la amistad entre uste­des y vuestra propia Presencia Divina individual, el “Poderoso YO SOY”, establecida en las labores diarias de la vida, construye el mo­mentum para ustedes. De modo que, en las grandes crisis, ustedes ya tienen la fe, la fidelidad y la constancia de vuestro Poderoso Ser. ¡Yo nunca puse una mesa, nunca barrí el piso, nunca planté una flor, sin reconocer que era la vida de Dios la que me daba la posibilidad de hacerlo, y siempre lo hice en la gloria de Dios! Todo lo que hicimos a lo largo de Nuestras vidas, lo realizamos en Su Nombre, para Su gloria y por Su poder. Ustedes también lo ha­cen todo por Su poder, pero deben recordárselo continuamente a la mente consciente externa. Cuando lo recuerden lo suficiente, ¡llega­rán a darse cuenta de que Dios no está lejos, sino que es el principio vivificador de vuestro propio ser!


DESCRIPCIÓN DEL “CONFINAMIENTO”, “EL REINO DE LOS
DURMIENTES” Y “EL CONFINAMIENTO TERRESTRE”

Ahora bien, esta noche tenernos otra oportunidad de dirigimos al Gran Tribunal Kármico. Le He estado pidiendo, por algún tiempo, asistencia para las corrientes de vida que están próximas a encarnar. Saben ustedes que Yo estoy involucrada en la creación del cora­zón —el Sagrado Corazón— en el que vive la Inmortal Llama Triple de la Vida dentro de cada forma física. El cuerpo mismo es atraído alrededor de ese precioso Sagrado Corazón. En los Niveles Internos, tenemos un magnífico Templo del Sagrado Corazón. En la Primavera, después de que los individuos que van a encarnar en los siguientes doce meses son seleccionados por el Tribunal Kármico, todas estas almas vienen a Nuestro Templo y hacemos una hermosa ceremonia de bendición. Des­pués, juntos, cada alma y Yo tomamos la mejor parte de la sustancia elemental que le corresponde y moldeamos el corazón, que será el Cáliz para la Llama dentro del nuevo cuerpo en la Tierra. Luego, es­tos individuos esperan en los Planos Internos hasta que son llamados a la reencarnación. En algún momento del año, cada uno de ellos es concebido en la Tierra y así vienen al mundo de la forma a través del nacimiento físico.

He estado haciendo esto por muchos, muchos años y Me gus­taría decir que las almas que han estado libres en sus cuerpos etéri­cos, disfrutando de su estadía en Planos Celestiales de semejante perfección, no disfrutan al ser encerrados nuevamente dentro de los elementos físicos imperfectos que han ganado. Algunos de estos tie­nen una vibración muy, muy baja y los cuerpos físicos dentro de los cuales algunas almas son llamadas a encarnar, como ustedes saben, no serían una habitación adecuada ni para los animales. Siempre ha sido fuente de tristeza para Mí ser testigo del alto porcentaje de lisia­dos, retrasados mentales y de aquellos que no poseen el uso com­pleto de sus miembros y facultades. He solicitado, una y otra vez, al­gún medio a través del cual el Tribunal Kármico y la Gran Ley Cós­mica pudieran permitirnos liberar a las almas de esta necesidad de regresar dentro de distorsiones mentales y físicas tan terribles.

En Julio de este año (1954) presenté nuevamente Mi Petición, de la que acabo de hablarles. Ahora, en concordancia con las magní­ficas actividades que se están llevando a cabo en los Niveles Inter­nos, en los que vuestras energías se unen a las Nuestras, esta noche voy a pedir nuevamente asistencia al Tribunal Kármico. Me gustaría llevarlos ahora, sólo por unos instantes, dentro de los Planos Inter­nos. Además de ser un descanso para ustedes, es también un entre­namiento en la proyección de vuestra conciencia de un lugar a otro. Nos asombra bastante con cuánta claridad pueden imaginar aquello que Nosotros les describimos y con cuánta vitalidad actúan en esas Esferas a las que los traemos.

La otra tarde, el Amado Serapis Bey les trajo una Iniciación a cada uno de ustedes. Algunos de ustedes la sintieron profundamente y otros la sintieron sólo en sus cuerpos internos. Hasta este momento, el alcance de vuestra participación en el gran trabajo del progreso Universal del Sistema, se ha limitado a la realización de las invocaciones por el otorgamiento de Peticiones y a la realización de varias Peticiones personales. Ahora el Gran Sanat Kumara dijo que ustedes han obtenido suficiente madurez espiritual como para poder contemplar las actividades en los Niveles Internos, actividades que deben ser puestas en movimiento por vuestros llamados, para que tales Peticiones sean otorgadas. Después del discurso de Nuestro Amado Señor Miguel, la otra tarde, y luego de vuestra abocación a las canciones y decretos, junto a los magníficos llamados por la liberación de dispensaciones, el Gran Tribunal Kármico dijo: “Pondremos a prueba a estos individuos. Díganles exactamente lo que implica esta Petición que están solicitando, y veamos el entusiasmo con el que continúan en su esfuerzo”. Todos contuvimos la respiración, a la espera de ver si el encanto de una Petición abstracta seguiría siendo atractivo al implicar trabajo y esfuerzo reales. Me llena de gozo y agradecimiento poder decirles que vuestra espléndida respuesta ha hecho sonreír al Tribunal Kármico, Nos ha hecho felices de corazón y Nos ha traído gran esperanza por el cumplimiento de estas Peticiones.

Me gustaría decirles que, en respuesta a vuestros serios llama­dos, doce seres del “Confinamiento” han podido entrar en los Salo­nes del Karma para ser juzgados. Estos son individuos cuya rebelión fue tan grande que prefirieron permanecer en el “Confinamiento” an­tes que recibir la recomendación, la disciplina, o realizar la aplicación necesaria para trabajar en sus propias creaciones. Ellos han perma­necido allí en un estado de malhumor, luego de haberse negado du­rante muchísimos años a entrar en los Salones del Karma, ¡mejor ni les cuento!

Los Mensajeros del Tribunal Kármico son Seres muy hermosos. Ellos visten el púrpura real profundo de Saint Germain y tienen en su pecho la Balanza de la Justicia Divina en perfecto equilibrio. Llevan la corona de siete puntas en Sus cabezas y traen con Ellos Pergaminos atados con una cinta púrpura, que son las citaciones para las almas que se presen­tarán ante el Tribunal Kármico. Estos Hermanos del Karma, tal como les dijo Serapis la otra tarde, vienen al encuentro de cada alma que deja su cuerpo. El chela consciente que traspasa el velo sin si­quiera detenerse a mirar hacia atrás, normalmente toma de inmediato el Pergamino de la mano del Mensajero. Estos son los trabajadores que desean recibir sus nuevas misiones y regresar a las actividades de una nueva encarnación terrestre, tan rápido como sea posible.

Luego tenemos el gran “Reino de los Durmientes”. Cuando los individuos dejan su cuerpo exhaustos, ellos ingresan en este hermoso Reino en las Octavas Superiores. Este Reino fue provisto por la Gran Ley como un lugar de descanso entre encamaciones para cier­tas corrientes de vida que lo necesitan. Algunas personas que se van en un gran estado de shock, algunos que mueren violentamente y muchos otros que mueren en la guerra, entran en este Reino por un período de tiempo. Cuando Nosotros entremos en este Reino en conciencia, dentro de un rato, ustedes verán la dulzura y solicitud con la que los Ángeles Devas cuidan este “Reino de los Durmientes”. Es­tos Devas vierten Sus dulces unciones en los cuerpos de aquellos que están allí, y cuando esos individuos despiertan, se les dan las “vacaciones” de las que hablé anteriormente. A su debido tiempo, sin ningún apuro, el Mensajero del Karma vendrá y estas almas reci­birán su citación para presentarse ante el Tribunal Kármico.

En lo más bajo del “Reino de los Durmientes”, encontra­rán a aquellos que buscan un escape. A medida que descien­den, verán cómo los cuerpos, lejos de tener el aspecto de cuerpos vivos en estado de reposo, se ven como atrofiados y del color de una roca, y hay una resistencia al esfuerzo o al in­tento de que se los despierte. Les pediremos que Nos ayuden a asistirlos esta noche.

Luego llegamos al “Confinamiento Terrestre”, donde una vez al año viene uno de los Mensajeros del Karma para ofrecer el Perga­mino de la oportunidad. Estos individuos han rechazado esto inexo­rablemente. Nos son lo suficientemente viciosos como para estar en el “Confinamiento”, pero son aquellos que, ya sea por lujuria, gula, odio o amor físico, están demasiado apegados a la Tierra y a Su gen­te. Ellos existen por el magnetismo de los vivos. Muchas de estas al­mas confinadas a la Tierra, después de encontrar que ya no logran captar la atención de los vivos, comienzan a perder el interés, ya que casi siempre son fuertemente egotistas. A medida que siguen pasan­do desapercibidos en los hogares donde solían ser la figura predomi­nante, el magnetismo se debilita y a veces se los puede convencer de que entren en los Salones del Karma.

Esta noche, el Tribunal Kármico ha preguntado si desean venir con Nosotros en conciencia dentro de estos Reinos, utilizando vuestras energías para hacer invocaciones por esta clase de individuos, intentando que algunos de ellos se levanten y reciban el Pergamino del Mensajero Cósmico. Si sólo miran por un instante dentro de los Salones del Karma, verán que las magníficas puertas están abiertas. Estos Mensajeros están descendiendo los escalones con hermosas vestiduras de color púrpura, trayendo estos Pergaminos de luz. Cada Pergamino es la oportunidad para algún individuo de presentarse en el juicio de su propia corriente de vida, de ser asignado a un período de expiación de los errores que ha cometido en la Tierra y de recibir entendimiento de la Ley en alguna Escuela o Templo en los Niveles Internos, siendo el libre albedrío la “orden del día”. Como se trata de seres no ascendidos, pensamos que vuestras energías podrían hacer por ellos eso que Nosotros Mismos no podemos lograr.

Primero entraremos en el “Reino de los Durmientes”, ya que éstos son los más fáciles de manejar. Ustedes verán que cada ser yace en un hermoso diván, cuya almohada está adornada con flores de Fuego que nunca mueren. Estas flores se convierten en sábanas de rosas, gardenias, violetas, etc., que cubren las formas que están durmiendo. Mientras observan este “Reino de los Durmientes”, verán a los Devas que los protegen, ver­tiendo rítmicamente pequeñas dosis de luz sobre sus cuerpos. De tiempo en tiempo, un alma se levantará de algún diván, tal como ustedes se despiertan del sueño a la mañana. Intentará enfocar su conciencia para ser llevado por un Ángel Deva al Reino donde pasa­rá sus “vacaciones”. No es necesario que nos ocupemos de ellos, ya que son dóciles y mansos. Después de unas pocas semanas o meses con sus seres queridos, ellos tomarán deseosos el Pergamino de ma­nos del Mensajero del Karma.

Ahora descendamos hacia aquellos que por propia “voluntad” se han dormido. Ellos han elegido no despertarse. Aquí tendrán us­tedes una visión que les recordará a un sarcófago egipcio en el que yace el cuerpo, y la forma misma se ve como una roca. Allí no hay calor y sólo la chispa de la Llama dentro del cuerpo etérico evita la “segunda muerte”. Muchos han tenido su “segunda muerte” desde este Plano. Ahora, si son tan amables, por favor cántenles con un sentimiento sincero vuestra “Oportunidad del Llamado” a estos pro­fundos, profundos “durmientes”, que duermen el sueño del escape. Veremos si tienen la voluntad de levantarse. Alrededor de ellos, for­mando un círculo, están los Mensajeros del Karma con Sus Perga­minos y esta noche estaremos agradecidos si se logra que al menos uno salga de este Reino de rebeldía.

(La audiencia se pone de pie y canta “Oportunidad del Llama­do”, luego de lo cual la Amada Madre María invoca al Tribunal Kár­mico)

“¡En el Nombre del Amado y Santo Jesucristo, invoco al Tribunal Kármico! Me dirijo a Ustedes en representación de es­tos, los “durmientes”, para que acepten las energías de estos seres no ascendidos presentes esta noche. Establezcan esta ener­gía rítmicamente cada hora hasta que se convierta en una Lla­ma, irradiando el sentimiento de lo maravilloso y fantástico que es el servicio a la vida. Que esa Llama penetre en sus concien­cias hasta que Su entusiasmo excite cada una de estas almas. Luego permítanles resurgir, magnificar al Señor, cumplir su desti­no y llegar a ser libres en Dios”.

Queridos amigos, les agradezco por vuestra asistencia y llama­dos. Les voy a estar muy agradecida si pueden sostener esta invo­cación individual y colectivamente cuando tengan la oportunidad, hasta que no haya un alma que no esté deseosa de ver a su Señor y de cumplir con su destino.

Ahora, amados, mientras los grandes Mensajeros del Karma permanecen en ese “Reino de los Durmientes”, esperamos que suce­da algo allí esta noche. Esta poderosa Causa de Saint Germain es la LIBERTAD, y la Llama aprisionada dentro de los corazones de es­tos “Durmientes” desea alcanzarla. ¿Cómo se sentirían si hubieran estado en una prisión de piedra durante un millón de años, especial­mente cuando tenían un destino que cumplir? ¡Aún así, esas concien­cias etéricas tan rebeldes, tan reticentes al avance, se niegan a acep­tar la oportunidad! Esta noche le hablo directamente a la Llama en el corazón de cada uno de los “Durmientes”: “En el Nombre del Ascendido Jesucristo y de la humanidad no ascendida que está en este salón, les he traído unos amigos que le darán su aliento a vuestra llama del corazón. No hay uno solo de los que yacen boca abajo en este Reino, que esta noche no vaya a ser estimulado y no reciba la oportunidad de expiar su karma”.

Aquellos de ustedes que preguntaron la otra noche, con vues­tros sentimientos, cómo la gente ortodoxa puede expiar el karma fuera de su cuerpo, cuando en la conciencia externa no conoce el uso de la Llama Violeta, les interesará saber que es a través del esta­blecimiento de actividades de adoración en Templos en los Planos Internos. Allí ellos usan la fuerza ordinaria de la oración y del canto devocional. Esto es utilizado por los Devas para derretir el karma en estos Planos hasta que esta gente adquiera el conocimiento del Fue­go Sagrado. Estos focos de adoración establecidos en los Planos Astral y Psíquico son voluntariamente visitados por todos los indivi­duos que no han ganado su Ascensión. Tal como cuando ustedes van a la iglesia, cada hora si lo desean, o quizás prefieren ir para Noche­buena o para Pascuas, así esta gente, a través del libre albedrío, tiene acceso a estos focos. Cuanto mayor sea el karma que ellos quemen a través del servicio allí, más rápidamente se verán libres para ir a un plano más elevado, y mejor será la vida que reciban en la Tierra cuando vuelvan a encarnar. Es igual que aquí. Los grupos son pro­vistos y algunos sólo cubren el mínimo de la Ley, mientras otros aprovechan cada oportunidad. Estos últimos progresan más rápida­mente, ya que a través del servicio individual por el bien de todos, el alma se eleva aún más. Cuando el Tribunal Kármico asigna un alma a la Esfera en la que habitará, también le fija un mínimo de servicio, que sólo cubre lo que exige la Ley; pero aquellos que están alerta toman más tiempo para el servicio y avanzan con mayor rapidez. Esto es muy personal, lo mismo que aquí. Esa pregunta estaba en vuestras mentes la otra tarde y el Amado Serapis me pidió que se las respondiera.

Ahora atravesaremos las puertas de un lugar que ha asustado a unos cuantos: el “Confinamiento”. Aquí se encuentran aquellos que no quieren ser una parte de Dios. Estos individuos se negaron a aceptar las citaciones del Tribunal Kármico, pero eran demasiado vitales como para convertirse en “Durmientes”. Entonces fueron “acorralados”, por así decirlo, en el Universo. Aquí ellos siguen re­zongando por todo, a pesar de que rítmicamente, como ya lo dije, se les trae la invitación para presentarse en los Salones del Karma. Estos individuos saben muy bien que tienen un saldo bastante grande que pagar a la vida y sienten que podrían escapar negándose a pre­sentarse. Como Serapis les dijo, la Ley establece que uno no puede tomar una nueva encamación en la Tierra hasta que no ha pasado por los Salones del Karma, hasta que no ha expiado una cierta cantidad de su creación; recién entonces uno es asignado a una nueva vida en la Tierra.

Esta noche vamos a intentar algo que nunca antes se ha hecho. Vamos a invocar las bendiciones del Gran Sol Central para los seres que están dentro del “Confinamiento” y para los del “Confinamiento Terrestre”. Les voy a solicitar que se unan a Mí en una profunda ora­ción del corazón para que esos individuos se levanten voluntariamen­te y caminen en dignidad ante el Tribunal Kármico, para encontrar que ese Tribunal no es tan feroz como lo presienten. Luego los deja­remos ocupados en la redención de sus creaciones discordantes del pasado. ¿Pueden por favor cantar esta tarde la canción al “Gran Sol Central”?

Les hablo directamente a aquellos que están en el “Confi­namiento” y a los que están en el “Confinamiento Terrestre”: “Amados, ustedes que se han negado a aceptar la invitación misericordiosa de manos del Ángel. ¡Nosotros los amamos! Los es­tamos llamando ahora a la redención, a que acepten la oportuni­dad, por la Tierra que alguna vez quisieron; por el planeta del que disfrutaron; les pedimos a vuestras corrientes de vida que asuman la responsabilidad de unirse a Nosotros como damas y caballeros; únanse a Nosotros en la redención de esta Tierra; en la redención del Reino Elemental. No hay nada que temer ni que odiar; sólo existe la oportunidad de utilizar esas enormes capa­cidades que ustedes han desarrollado a través de muchas eda­des. Hemos abierto las puertas del “Confinamiento” esta noche con amor y los invitamos a que acepten la invitación, de manos de éstos Devas, en el Nombre del Ascendido Jesucristo, en el nombre de la humanidad no ascendida que los ha amado lo sufi­ciente como para realizar esta invocación”.

¡Así los tres Reinos, el Reino antes del nacimiento, el Reino de la vida encarnada y el Reino después de la muerte, serán uno! Cuan­do ese velo esté tan dañado que Yo pueda hablarles desde lo alto, a ustedes que son el puente para aquellos que están abajo, el progreso de la evolución de este Sistema se acelerará enormemente.*[3]

Ahora pasamos al otro lado de la balanza, que es Mi actividad de vida. Llegamos a la magnífica experiencia en los Niveles Internos, luego de que la corriente de vida ha atravesado los Salones del Kar­ma. Como el Amado Serapis les Comentó, un grupo es examinado y se lo asigna a una Esfera cuya acción vibratoria sea confortable, la atmósfera de una ciudad o del campo, lo que la persona prefiera. Allí el individuo habita; durante algún tiempo desarrolla nuevas aso­ciaciones y afiliaciones, avanzando rápida o lentamente, dependiendo de su propio libre albedrío, tal como la humanidad lo hace aquí. Por ejemplo, dos almas que nacen en el mismo minuto; una avanza al punto de la Ascensión en una encarnación, mientras que la otra re­trocede, de manera que desencarna en peores condiciones que aquellas en las que vino.

El tiempo de permanencia en los Niveles Internos está deter­minado por muchas cosas. No los puedo cansar esta noche con de­masiados detalles, ya que aunque disfrutan de estar con Nosotros, Vuestros sentidos se agotan. Aquellos de ustedes que han servido a la luz, han renunciado a la pasantía en estos Planos, al menos en gran medida. Ahora Nos estamos refiriendo al hombre “promedio”.

Estas personas hacen nuevos amigos y, a su debido tiempo, el cuerpo etérico, reflejando aquello que lo rodea, gradualmente se deshace de la apariencia de vejez y asume la de aquellos que han ha­bitado por más tiempo en esa Esfera. Aquí ellos moran hasta que lle­ga el momento en que el mismo Tribunal Kármico atrae estas almas ante Sí. Cuando este Tribunal siente que suficiente cantidad de kar­ma ha sido disuelto y que se le ha dado tiempo suficiente a las almas para que descansen; cuando mucha cantidad de alimento espiritual ha sido absorbido por la corriente de vida; entonces vienen los Men­sajeros del Tribunal Kármico presentando la oportunidad de un nue­vo nacimiento físico. Estos Mensajeros se presentan ataviados con el más exquisito azul claro, el “Celeste” que a algunos de ustedes tanto les gusta. Los Mensajeros llevan consigo el Pergamino atado con una cinta azul. Aquí, nuevamente, es de alguna manera difícil para es­tas almas aceptar el Pergamino y dejar a aquellos con los que han tenido momentos tan lindos y beneficiosos. Las despedidas son siempre difíciles y los Niveles Internos son lugares de felicidad. Aún así, tarde o temprano, cuando aparece el Ángel de azul, el alma sabe que es hora de retirarse; que es hora de volver nueva­mente a la vida Terrena.


MARÍA PIDE ASISTENCIA AL GRAN TRIBUNAL KÁRMICO
PARA ESTOS REINOS Y PARA LOS NIÑOS QUE VAN A NACER

Cuando comienza el año nuevo, justo después de que Sanat Kumara descarga el Pensamiento Forma y va a Shamballa a diseñar el Patrón para el año, el Tribunal Kármico comienza a seleccionar a las corrientes de vida que deben encarnar en ese año. Al mismo tiempo, los individuos que quieren encarnar como voluntarios, pre­sentan sus peticiones. Los primeros meses del año se utilizan para preparar una posible oleada de corrientes de vida para la reencarna­ción. Se examina, se selecciona y se les da la oportunidad de venir, a aquellos que pueden servir de la mejor manera al patrón de luz del Pensamiento Forma del año. En justicia Divina, se les permite a otros venir debido al trabajo que han realizado en los Niveles Internos y debido al karma que han expiado. Son los que se ganaron la oportu­nidad. También se envía a aquellos que tienen el karma más difícil de balancear.

Luego llega Mi oportunidad de bendecir a estas almas a través de la creación de las formas de sus nuevos corazones. Hace sólo unos pocos meses, cerca de trescientas millones de almas en busca de la reencarnación, realizaron un acto voluntario en el Templo del Sagrado Corazón. De pie ante Mí, Le hicieron un juramento a Sanat Kumara, cada una de ellas, ofreciéndose a hacer lo mejor que pu­dieran para servirlo, de acuerdo a su propia luz. Desde ese momento (Mayo de 1954) les hemos permitido encarnar a algunas de estas al­mas, pero todavía queda un gran número por reencarnar. Es por es­tos restantes que le voy a solicitar ayuda al Tribunal Kármico, para asegurarme que tengan mejores cuerpos de los que se han ganado.

Ahora, con vuestra bondadosa indulgencia, llevaremos nuestro pensamiento al Tribunal Kármico y Yo haré el pedido. Si son tan amables de cantarles, eso amplificará Mi Petición.

(La audiencia canta la canción “Gran Tribunal Kármico”)

“¡Amado Tribunal Kármico! ¡Amada Portia y todos Los allí reunidos! Yo, María, Me dirijo a Ustedes en representación de las corrientes de vida que están por encarnar en el planeta Tierra. Mi pedido se debe a que este año, cada corriente de vida que encarnará voluntariamente ha jurado servir bien a Sanat Kumara. Por esta razón, solicito que alguna dispensación espe­cial sea otorgada para la purificación de la sustancia física que el Elemental del Cuerpo debe utilizar para crear un vehículo. Vean que ningún niño nazca este año en una forma distorsiona­da, con debilidad mental o con la incapacidad de proveerle a su alma la oportunidad de cumplir con su juramento. En el Nombre de la Justicia, ellos deben tener una mente y una conciencia cerebral a través de las cuales el alma pueda funcionar y cuer­pos con capacidades a través de los cuales el alma pueda traba­jar. Solicito en el Nombre de la Vida, en el Nombre de la Miseri­cordia, en el Nombre de Dios, que la sustancia en los cuerpos de los padres sea purificada. Esta sustancia construye las vestidu­ras de carne de estos niños que van a nacer y la sustancia ele­mental atraída por los constructores de la Forma debe ser puri­ficada con toda la intensidad y el poder del Fuego Sagrado que sean necesarios. Les pido que velen porque cada alma sea pro­vista de una mente y de un cuerpo, firmes, enteros y perfectos, a través de los cuales ella pueda funcionar.

¡Amada Portia! Como Diosa de la Oportunidad, este llamado debería llegar a Tu corazón. ¿Les otorgarás la oportuni­dad a estas almas que se han ofrecido para servir al Rey del Mundo?

Habla Portia: “¡Amada María! La oportunidad está en Mis manos. La oportunidad es ahora Tuya para ayudar. Dejo este pedido bajo Tu cuidado. Tú eres una Madre, María, y sabes que la concepción del niño, sostenida en la mente de la madre, es un factor importante en la construcción de esa forma dentro de su cuerpo. Tú sabes, María, que los apetitos de los padres tienen un gran efecto sobre el Elemental del Cuerpo de ese infante. ¿Por qué no llamas a Gabriel, quién Te dio a Ti el “Concepto Inmacu­lado” del Niño Dios? Pídele que Su llameante sustancia entre en la conciencia de cada madre que tenga hijos y de cada mujer que esté por concebir. Uniendo Tu “Concepto Inmaculado” con el de cada madre, sostén ese patrón inmaculado en sus mentes y esa pureza en sus sentimientos. ¡La vida responderá, María, siempre lo hizo y siempre lo hará!”

Madre María: “Gracias, Amada Portia. Antes de que esta noche haya terminado, Gabriel estará de pie al lado de cada mujer que haya concebido y de cada madre potencial. Dirigire­mos ese “Concepto Inmaculado” dentro de la mente. ¿No hay algo que pueda hacerse, Bendita Reina, por la sustancia elemen­tal que al alma le corresponde?”

Portia responde: “Amada María, Nuestro Señor Mahá Chohán, la Gran Inteligencia que gobierna toda la vida elemental, sin duda comandará esa vida para que regrese de nuevo a su pureza original. Él da el primer aliento. ¿Por qué mejor no solicitas Su asistencia en el momento de la concepción antes que en el del nacimiento? Así, con Su ayuda, y junto con el Fuego Violeta de Mi Amado (Saint Germain), veamos qué se puede hacer”.

Madre María: “¡Amada Portia! ¡Yo soy Tu Hermana y Tu Sirvienta! Magna Reina de esta Nueva Era, esta noche, estas corrientes de vida no ascendidas escucharon Nuestra conversa­ción. Les estoy pidiendo que envíen su amor hacia Ti y hacia todo el Tribunal Kármico, a través de su simple canción: “Inma­culada Concepción”para luego enviar esa Inmaculada Con­cepción dentro de la mente de cada mujer embarazada y de to­das las que concebirán este año” (La audiencia canta)

La Madre María continúa: “Les ofrecemos esta energía a Ustedes, Amado Tribunal Kármico. Es la vida de seres no ascen­didos. Si miran en lo profundo de sus corazones, verán que cada uno de los aquí presentes, sin reserva, desea que cada niño que nazca sea libre, puro y perfecto. Ahora, Portia, le hablaré direc­tamente a Gabriel”.

María Le habla a Gabriel: “Amado Gabriel, Amigo de las edades, Tú que viniste a Mí en la hora de Mi prueba más impor­tante, ¿aceptarás el encargo sugerido por la Amada Portia, Reina del Tribunal Kármico? ¿ Vendrás Conmigo al lado de cada mujer que dará a luz y de cada padre protector de ese niño que está por nacer? ¿Ayudarás a proteger y a sostener el “Concepto Inmaculado” en cada mente?”

Amado Gabriel: “¡Ave, María, llena eres de gracia! El Señor está aún Contigo y bendita Tú eres siempre entre todas las mu­jeres. Yo soy Tu Sirviente, como lo es todo Ángel, Deva, Queru­bín y Serafín en el Cielo. ¡Reina de los Ángeles, Estoy bajo Tu comando!

María habla: “Te damos las gracias, amado Gabriel. Ahora, mientras estos benditos seres cantan de nuevo esa canción de la “Inmaculada Concepción”, que Tu poderosa Llama avance ha­cia delante, hacia el norte, hacia el este, hacia el sur y hacia el oeste. Que cada Ángel del Nacimiento, cada Constructor de la Forma, sea alertado, y que cada padre reciba la presión de ese contacto” (La audiencia se pone de pie y canta)

Ahora me dirijo a los padres: “¡Padres de esta raza, cada uno de ustedes en todas partes! ¡Mientras reciben bajo vuestro cuidado un alma que ha jurado amar a Dios, acepten la visita de Gabriel y el amor de María, y lleven a esos niños hacia delan­te en la luz!”

¿Es tan extraño participar en actividades que involucran a los sentidos más sutiles? ¡NO! Algún día, en un futuro no muy distante, ustedes trabajarán de esta forma todo el tiempo; volando fugaces de planeta en planeta bajo la dirección de algún Gran Ser Cósmico, dando vuestras energías vitales donde sean más requeridas en el mo­mento. Vean ustedes, ya no están más “Confinados a la Tierra“, ya son casi libres. Hoy funcionaron en el Plano Astral, en el Plano Psíquico, en los Cielos más bajos y en los Planos del nacimiento; aún así, vuestros cuerpos físicos no se movieron de este salón. Este es un enorme servicio que ustedes rindieron aquí, el que continuará durante toda la noche y todo el fin de semana, y aparte de eso, amados, les está dando cierto entrenamiento. Espero que puedan aceptarlo como una realidad. ¡Espero que esta noche puedan enterarse que algún alma ha salido del “Confinamiento” donde por cientos de miles de años no se ha sabido del progreso de la vida! Traten de saber que algún alma con la conciencia casi petrificada se levantará de un diván gracias a vuestras invocaciones y que algún ser será liberado de la Esfera del “Confinamiento Terrestre”. Traten de darse cuenta de que en algún lugar, cuando un bebé llore, su cuerpo será más perfecto y su mente más clara gracias a que ustedes estuvieron aquí esta noche.

Ahora estoy en la libertad de decirles que por cada uno de us­tedes aquí presentes, al menos un alma será liberada de estos diver­sos lugares anteriormente mencionados, ¡uno por cada uno! Piensen en lo que eso hará por el “Confinamiento”, por el “Reino de los Dur­mientes”, por el “Confinamiento Terrestre”, por algún alma que de otra manera hubiera estado destinada a un cuerpo lisiado y que aho­ra caminará en un cuerpo derecho y perfecto y que tendrá una mente sana ¡gracias a que ustedes eligieron entrar a este salón! Si nunca hi­cieron otra cosa en esta encarnación, han dado un buen servicio esta noche.

Les doy las gracias por vuestra amable aceptación de Mis palabras en vuestros sentimientos y les digo “Adiós”, en el Nombre de Mi Propio amado Hijo y en Mi Nombre. ¡Buenas Tardes!



Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús




8
IMPORTANCIA DE LOS
“CAMPOS DE FUERZA”

¡Amados amigos de Mi corazón! Esta noche les traigo todo el amor y la devoción con los que una vez cuidé a un niño pequeño. Vengo a darles las bendiciones propias de estos días santos, al tiem­po que abrimos el fluir de las magnificentes corrientes Cósmicas a través de vuestros esfuerzos conscientes y vuestros “campos de fuer­za” consagrados, como puertas abiertas para bendecir a todos los hijos e hijas de Dios que aún no conocen el camino hacía el Trono del Padre.

Son vuestras benditas manos, dulces corazones y gentiles es­píritus, los que mantienen abiertas las puertas del Reino. ¿Han pen­sado en eso? ¿Se han dado cuenta en su totalidad de lo que signifi­ca magnetizar desde lo alto esas corrientes espirituales de energía que forman un “campo de fuerza”? Amados, a través del latido de vuestro Corazón fluye la sustancia primordial de la vida. Con vuestro libre albedrío, ustedes han elegido entregar esa vida para que sea magnetizada por la Hueste Angélica, los Seres Querúbicos, el Reino Seráfico, los Maestros Cósmicos y los Devas, y Esas conciencias in­dividuales que moran en “Aquel lugar” que por siglos ha sido llama­do el “Reino de los Cielos”. Estos Seres no dirigen la concentración de Sus energías hacia la Tierra salvo a través de “conductores”. Tales “conductores” son corrientes de vida no ascendidas y consagradas que magnetizan las energías de los Maestros, conformando la puerta abierta a través de la cual bendiciones tremendamente sutiles y co­rrientes de altísima vibración entran a la atmósfera, al mundo mental y emocional de la humanidad. Estas bendiciones inusuales no podrían alcanzar la lenta acción vibratoria de la conciencia externa si no hu­biera “transformadores reductores” encarnados en la forma de con­ciencias individuales que aún forman parte de la raza.

Así, a través de vuestras energías vitales que semana a semana, mes a mes, año tras año, han magnetizado la Presencia del Dios Eterno, cada uno de ustedes ha formado una “Joya de luz radiante” en el corazón de esta gran metrópolis. Desde su centro, esta joya brillante ha irradiado bendiciones, purificación y elevación espiritual hacia las millones de personas que viven aquí, asunto del que vuestros queridos seres externos no serán conscientes hasta que estén conmigo en el Reino de Dios. Entonces podrán ver hacia atrás, en el récord que ha sido grabado por vuestras propias vidas, la energía pura que ha reemplazado la efluvia de aquellos que aún no saben controlar sus pensamientos y sentimientos.


BENEFICIOS DE LOS DECRETOS PARA LOS NIÑOS QUE VAN A NACER


La conciencia de un chela encarnado, capaz de creer en Nuestra Presencia en este Universo, es realmente magnífica, y benditos son aquellos que, al creer, vuelcan la sustancia y energía de sus propias vidas dentro de una actividad en beneficio de toda la raza. ¿Saben ustedes cuántos niños nacen cada veinticuatro horas dentro del radio de ciento sesenta kilómetros, cubierto por vuestro campo de fuerza”? ¿Saben cuántos cuerpos son moldeados por los Constructores de la Forma? ¿Pueden imaginarse cuántos nacen con visión más clara, oídos perfectos y mejor uso de sus facultades debido a vuestras invocaciones constantes, ininterrumpidas y rítmi­cas? ¿Saben cuántos seres encarnan cada año con vehículos y en­volturas a través de las cuales el “Santo Cristo Interno” puede exte­riorizar Su Plan Divino, cuando de otra forma podrían haber nacido con retrasos, o con cualquier apariencia de miseria? ¿No les parece valioso el uso de vuestra energía a través de las invocaciones, decre­tos y canciones? Algún día, cuando sean “Dioses Libres”, mirarán con gozo esos cuerpos firmes y esas fuertes corrientes de vida de aquellos que serán los constructores de la Nueva Era y sabrán que vuestros llamados e invocaciones, día tras día, han hecho posibles las condiciones para que a un alma se le dé la oportunidad de cum­plir con su Plan Divino en dignidad, con la cabeza en alto, con un cuerpo firme, puro y con una mente clara. De no ser así, esta misma corriente de vida habría estado destinada a vivir toda una vida en os­curidad y confusión.

Ay, mis queridos, Yo he moldeado con Mis Propias manos la sustancia de vuestros corazones. Cada año He estado junto a todos los candidatos a encarnar en el nuevo ciclo de doce meses; he Visto la vergonzosa sustancia elemental cargada de impureza e imper­fección debido a los errores de vidas pasadas. Por consiguiente, Puedo decirles cuán misericordioso es para esos individuos que ustedes invoquen el Fuego Violeta por ellos. Cuando ellos sostienen la sustancia que han adquirido a lo largo de millones de años de vida y me la ofrecen para moldear sus corazones, mientras la observo y Pienso: “¿Es esto lo MEJOR que esta alma puede ofrecer?”, muchas veces el Fuego Violeta asciende desde vuestros grupos por sus invo­caciones y penetra la sustancia, aún en el mismo momento en que es sostenida por la mano temblorosa del alma en persona. Así, en lugar de una vestidura impura, gracias a la misericordia y bondad de las corrientes de vida encarnadas, nos es posible darles una mejor oportunidad:         la de redimirse y servir, que de otra manera nunca habrían merecido. Les digo, es entonces cuando Mi corazón se hincha de orgullo Materno al ver a Mis hijos encarnados capaces y prontos a atraer y empuñar el Fuego Sagrado, enviándolo hacia de­lante impersonalmente, ¡en el nombre de corrientes de vida de las cuales ni siquiera conocen su existencia! Amados, una cosa es trabajar por aquellos con quienes comparten lazos de unión, pero es completamente diferente trabajar impersonalmente por el gran cuer­po de la humanidad. Eso demuestra la naturaleza Cósmica de vuestro propio Cuerpo Causal y ésa es la esperanza de este plane­ta sombrío, la Tierra, ¡el cual nos estamos esforzando por convertir en la “Estrella de la Libertad”!


MÁS SOBRE EL SOSTENIMIENTO DEL “CONCEPTO INMACULADO”

Amados amigos de amor y luz, mientras el Amado Maestro El Morya y Yo cenamos Nuestro año (1954) como Padrinos de la hu­manidad, quisiera agradecerles por la oportunidad de registrar, a tra­vés de vuestras energías en este “campo de fuerza”, algunas de las memorias de Mis experiencias personales luego de que Mi Hijo con­quistara Su Libertad Eterna. Este regalo que ustedes me han permiti­do hacerles al haberme abierto la puerta a través de vuestro amor, magnetización y atención, ustedes, a su debido tiempo, se lo darán a la humanidad. Las “Memorias de María” se convertirán en el regalo del “Día de Acción de Gracias” de vuestros benditos seres para la Tierra. ¡Estoy realmente agradecida por esta oportunidad!

Durante el ministerio del Amado Jesús, como Les he contado hace poco, Mi misión consistía en sostener por Él el “Concepto In­maculado” de Su Propia Divinidad. En preparación para esto, me había entrenado durante siglos. En el Reino Elemental, entre encar­naciones, les había enseñado a los Seres Elementales cómo sostener el patrón de una flor, un árbol, un arbusto... Había pasado las Inicia­ciones que Me permitían sostener la concentración del pensamiento, de modo que ninguna fuerza o distracción, tanto interna como exter­na, Me hicieran perder la atención. Antes de adquirir el derecho de convertirme en Protectora y Madre del Amado Jesús, Me presenté, como lo hacen todos los que se prestan a rendir un servicio Cósmi­co, ante el Gran Iniciador, el Amado Señor Maitreya, Quien es tam­bién el Padrino de vuestra magnificente ciudad. Él era el Maestro y Gurú de Mi Hijo. Como les dije antes, durante tres horas sostuve, en los Niveles Internos, la Imagen Divina del Santo Cristo en contra de todas las fuerzas imaginables, dirigidas con el propósito de disipar ese Patrón. Al final de esa Iniciación, se me dio el derecho de encar­nar y aguardar la venida de Mi amado Hijo.

A lo largo de Mi vida Terrenal, como ustedes saben, desde los tres años de edad, Mi Ser fue dedicado y consagrado por completo a Dios. Me preparé y esperé con seriedad el momento en el que co­menzaría Mi misión. El Amado Gabriel, Arcángel del “Concepto Inmaculado”, en Su gran bondad, prometió acudir para revivir en Mi conciencia externa la realidad de la misión que debería cumplir y la imagen de la perfección del Cristo. Gabriel había prometido darme esa asistencia cuando Yo más requiriera Su ayuda. Todos ustedes conmemoran la venida de este Gran Ser y la confirmación de la ben­dición Divina que tuvo lugar antes del nacimiento de Jesús.

Durante toda la vida de Nuestro Maestro, José y Yo perma­necimos enfocados en el sostenimiento de ese “Concepto” por Jesús. Sus sentidos, como recordarán, estaban muy altamente desa­rrollados —su poder de visión, capacidad auditiva, pensamiento y sentimiento. Naturalmente, Él era el instrumento más sensitivo, en­carnado en ese momento. A través de tales sentidos, Él podía atraer tanto la luz más grande como, por medio de la conexión con el mun­do de las apariencias, atraer también la sombra que mancharía la Maestría final y la victoria de Su Ascensión. Así que desde muy, muy pequeño, comenzarnos a contarle el cuento del “Concepto Inmacula­do”, enseñándole a magnificar solamente el bien. Por otra parte cada experiencia en donde se hallaba en posición de encontrar discordia, Nosotros la anulábamos diciendo juntos: “Ahora, no vamos a magnificar esto. En cambio, magnificaremos el poder de Dios, el poder del bien". Él creció en esa atmósfera, en esa radiación de magnificación del BIEN y de no darle poder ni sentido de realidad al mal. Este momentum Nos ayudó incluso a atravesar la muerte de José; Nos acompañó cada año hasta el comienzo del ministerio pú­blico de Jesús. Luego, Nuestros caminos se dividieron, en apariencia, y Yo me encomendé a rezar una “Novena” constante, podría decir­se, para sostener por Él ese patrón de la victoria de la vida sobre la misma muerte.


DESCUBRIMIENTO DE UN VIEJO MOLINO QUE SE CONVIRTIÓ
EN EL PRIMER FOCO DE LA “DISPENSACIÓN CRISTIANA”

Con frecuencia, durante esos años en que Jesús y sus discípu­los estaban comprometidos con el trabajo público, Yo subía a Beta­nia. Allí, con María y Marta, disfrutaba de cierta paz en la simplici­dad de la vida en el campo. En las afueras de Betania, encontramos un viejo molino que alguna vez fuera utilizado para moler trigo. Me encantaba sentarme allí a tejer mantos, manteles, pañuelos y cosas por el estilo para el amado Jesús. Una vez al día, subía hasta una gran roca aplanada sobre la pequeña montaña verde. Allí pasaba algunas horas en profunda y sincera comunión con el Dios de la Luz. Allí realicé el servicio, construí el momentum  y el patrón sobre el cual Mi Hijo ascendería a Su Dios y Mi Dios, en presencia de muchas per­sonas, cerca de quinientas.

En aquellos días, Yo no era consciente de lo que estaba cons­truyendo. Sólo enviaba Mi amor y gratitud al Dios de la Luz, y en esa elevación de la energía de Mi corazón, en el que se conocería más tarde como el famoso “Monte de Betania”, encendí aquellas Llamas de la Ascensión que determinarían la victoria de Nuestro amado Maestro.

Durante este período, pensábamos muy poco acerca de lo que sucedería después de la victoria de la Ascensión, debido a que, como les dije, se nos había entrenado unipuntualmente en el sosteni­miento del “Concepto Inmaculado” de Jesús. En Nuestra mente no había conciencia del “yo”, ni pensamiento alguno sobre lo que ten­dríamos que hacer para mantener y sostener el Ministerio Cristiano o la fe de los discípulos. Esto puede parecerles extraño, pero no ten­drían ese parecer si, habiendo sido entrenados en una Corriente Cós­mica, hubieran sabido que de vuestro sostenimiento del “Concepto Inmaculado” dependía la victoria, no sólo de Aquél a quien amaban, sino de una raza entera a través de Él.

Cada vez que caminaba por ese frondoso valle, una parte de Mi mente grababa este viejo molino. Estaba bastante deteriorado, y sin embargo, la memoria de ese viejo molino sería para Mí un firme sostén... ya que cuando Juan y Yo descendimos del Monte Calvario hacia Betania, ¡Ay! ese viejo molino vino a Mi mente como un posi­ble lugar de refugio y solaz. Me parecía que podía ser un foco para los discípulos y para Mí hasta que supiéramos lo que debíamos ha­cer y cómo lo haríamos, a través de la conexión que teníamos con Nuestro Amado Jesús.

¡Qué bien recuerdo el Jueves Santo! Una vez que los discípu­los y el Maestro terminaron la “Última Cena” y partieron hacia Get­semaní, las otras mujeres y Yo vinimos y recogimos juntas el manto de lino que Yo había tejido y lo doblamos cuidadosamente, ¡sabien­do para Mis adentros que en menos de un día ese manto cubriría el aún vital, radiante y hermoso cuerpo de Mi Hijo! Con cuidado en­volvimos “La Copa” en un paño y se la dimos a José de Arimatea para que la tuviera a salvo. Esa Copa viajaría lejos, y antes de que termine este fin de semana, les contaré sobre ese viaje. La tarde del Jueves Santo, después de haber arreglado el cuarto para que estuviera en perfectas condiciones al entregárselo al propietario, me aboqué a la oración con toda la fuerza del sentimiento de Mi corazón, ya que al día siguiente enfrentaría el juicio más grande de Mi vida. No vamos a revivir los hechos de aquel día, ya que al final culminaron victoriosamente.

Después de haberles entregado a María, a Marta y a aquellas que ungirían el cuerpo de Jesús, el incienso y la mirra cuidadosamen­te guardados (les recuerdo, desde el día en que nació Jesús en un establo muchos años atrás), Juan y Yo descendimos del monte hacia Betania. Nuevamente sostuve allí la vigilia con la ayuda del Amado Mahá Chohán. Estuve vigilante a lo largo de aquellos días en que el alma de Jesús, separada del cuerpo, atravesó los Planos Astral y Psíquico y se preparó para la gloria de Su Día de Resurrección.

Luego, fortaleciendo a los discípulos con Mi Propia fe y con esa Luz Interior que vino a Mí desde el Maestro, comenzamos a preparar ese viejo molino para que pudiera ser habitado. Santiago, Juan y Pedro le dieron una blanqueada, arreglando las paredes y el techo. Allí establecimos el comienzo del primer monasterio y claustro Cristiano, por así decirlo. A partir de ese momento y en adelante, vi­vimos allí por unos treinta años. Fue también allí donde, después de la mañana de Resurrección, el amado Maestro Jesús Nos visitó a diario y habló con los discípulos y conmigo a lo largo de cuarenta días hasta la Ascensión. Gracias a esto, después de esa gloriosa y triunfante victoria en el monte de Betania, hubo más corrientes de vida, felices y consagradas, que se incorporaron al hogar al pie de esa colina. Entonces, todos nos preparamos para magnetizar la Presen­cia viviente de Jesús y, desde ese simple foco, dirigir esas poderosas corrientes del victorioso Cristo resucitado a través de los mundos mental y emocional de la humanidad. Les contaré la historia de ese servicio...

Amados, una Dispensación que gobierna una raza entera has­ta el cambio de un ciclo de tiempo, como sucede cada 2000 años, ¡se construye con las energías de muchos y no de uno solo! ¡Ni siquiera Mi amado Jesús, con toda la luz y el poder de Su Presen­cia, hubiera podido prestar ese servicio Él solo! El Amado Saint Germain, mientras atrae las corrientes para este Nuevo Día, a través de estas actividades grupales y Santuarios, está prestando el mismo servicio que los discípulos y Yo realizamos aquel día. Él está hacien­do esto por medio de la magnetización de esas corrientes que ali­mentarán Su Nueva Era, tal como sostuvimos toda la Dispensación Cristiana a través de los 2000 años de reinado de Jesús. No es el tra­bajo de un hombre, una mujer, ni siquiera de un Avatar o de un Cris­to, se trata de la combinación de energías entretejidas de muchas co­rrientes de vida consagradas.

Piensen bien en la palabra “consagración”: significa la dedica­ción completa de la mente, espíritu, alma, pensamiento, sentimiento y de todos los órganos de la carne, para atraer ese alimento que será el poder sostenedor de una Dispensación que crecerá en magnificen­cia y gloria mucho tiempo después de que ustedes, humildes servido­res como nosotros, hayan guardado vuestras vestiduras terrenales y dejado el escenario de la vida.

Si ustedes pudieran ver hacia atrás en el tiempo, estos simples esfuerzos en la creación de un jardín, al hacer habitable ese cuarto, si pudieran ver las manos desgastadas por el esfuerzo y las conciencias de aquellos de Nosotros que estábamos en Betania, se asombrarían de que alguna vez haya podido surgir de allí la gloria de la Dispensa­ción Cristiana. Amados, sólo el encanto de las edades ha tejido alre­dedor de nosotros una magnificencia que en ese momento no poseía­mos. Éramos personas humildes, como dije, tal como lo son uste­des. Ahora, cuando sienten a veces que no son valiosos para un tra­bajo, déjenme decirles que el número de los que AHORA están de pie alrededor del poderoso Rayo de Saint Germain, es mucho mayor al de aquellos que estuvieron con Nosotros atravesando el escarnio y las persecuciones, durante la crucifixión y a lo largo de los días posteriores, cuando construimos esos cimientos con el amor por el Maestro que había venido a Nosotros, que había perseverado y encontrado la LIBERTAD!

Esta mañana de Acción de Gracias, en nombre de Mi Amado Hijo, en Mi Propio Nombre y en el de los niños que vienen a la tierra vestidos con cuerpos completos y perfectos, les digo: ¡El Dios que está en los Cielos los bendice! Buenos días.




Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús




9
BENEFICIOS DE LAS
ACTIVIDADES GRUPALES

Amados, ¿saben ustedes lo que significa para una ciudad que se le haya dado la oportunidad de tener cuatro visitas sucesivas? Más aún, ¿saben lo que significa para Mí tener la oportunidad de atraer las energías de Mi mundo y de esos Templos del Sagrado Corazón donde sirvo, esas corrientes Cósmicas de Vida y de Luz Eterna? A través de vuestro “campo de fuerza”, esto puede entonces energizar los mundos mental y emocional de toda la gente de esta gran metrópolis, como también sus cuerpos físicos y vestiduras etéricas.

En Lourdes, como también en Fátima, hubo “Visitaciones”, pero no pudimos decir mucho, ya que estábamos tratando con las conciencias de niños que no podían captar la Ley más profunda y que no estaban preparados ni listos para comprender más que la be­lleza de la Presencia visible. Aún así, a través de esas “Visitaciones” Nos fue posible anclar una corriente Cósmica en esas localidades, lo suficiente como para que permanezca hasta hoy, lo que ha hecho posible la curación y la liberación de corrientes de vida que habían estado envueltas, durante siglos, en limitaciones de su propia hechu­ra. Es hora de que ustedes, que están investidos con Nuestra con­fianza, Presencia e instrucción acepten, en el más profundo rincón de vuestros sentimientos, esas corrientes de energía que traemos con Nosotros y les dejamos, como un río permanente de fuerza viviente, que fluye hacia delante desde el centro-corazón del “cam­po de fuerza” establecido, con una eficacia mucho mayor que la fina corriente de energía que Nos fue posible atraer hacia esos Santua­rios de Curación. Esa misma corriente puede ser dirigida hacia vues­tros hospitales, asilos, hogares y dentro de las conciencias de la gen­te en todas partes.

¿Pueden darse cuenta por un momento de la inteligencia que hay en la energía y del poder de magnetización que hay en vuestro corazón? Quisiera que mediten en esto por un momento. Dentro de vuestro corazón hay un magneto que sostiene la vida en vuestro cuerpo físico por tanto tiempo como el “Santo Cristo Interno” desee manifestarse en este mundo. Una corriente de electrones fluye cons­tantemente desde la Gran Fuente de toda vida hacia el interior de vuestro corazón con tal rapidez que aún no existen medios externos con los que pueda fotografiársela, como para que ustedes puedan ver vuestro propio Cordón Plateado. Sin embargo, en un futuro cer­cano, se desarrollará una sensibilidad mucho mayor en el mundo de la fotografía y muchas de las cosas magníficas de las que hemos habla­do serán grabadas y confirmadas a la vista del hombre. Este hilo de luz viviente que fluye desde vuestra Presencia Electrónica hacia el in­terior de vuestro corazón es lo que han llamado a la ligera vuestra “comente de vida”. Es exactamente eso, un río de fuerza e inteligen­cia viviente y respirante. Es vida primigenia incalificada, que aguarda el comando del libre albedrío del ser humano para convertirse, para él y para cada uno, en cualquier cosa en la que él decida convertirla. Esta vida primigenia ya está calificada para obedecer, es la sustancia elemental que ha asumido el comando Universal de obedecer el prin­cipio creativo del hombre, y con esa vida primigenia ustedes han teji­do vuestras cadenas y limitaciones, como también la gloria de vues­tro Cuerpo Causal. ¡Asimismo han elaborado los momentums mag­níficos de los que dependemos para sacar nuevamente a la humani­dad “fuera del foso” y atraerla hacia la gloria y victoria de su propio estado de Libertad Divina!

¡Mientras esta vida fluye a través de ustedes, está a vuestro comando! La mayor parte del tiempo, dependiendo del capricho del momento, vuestros pensamientos y sentimientos la califican, y las invisibles vestiduras internas que usan, vuestra esfera de influencia, aura y Cuerpo Causal, son una masa conglomerada de los pensamientos y sentimientos de vuestra vida diaria. Muchos hombres han caído bajo la influencia del mal. Por el contrario, muchos otros hombres y mujeres han estado bajo la influencia de un buen hombre o de una persona santa, y han magnetizado y calificado sus propias vidas con los ímpetus individuales de esa persona, viviendo ellos mismos una vida santa. A su debido tiempo, ellos han regresado a su estado Divino. Vuestra esfera individual de influencia es importante, ¡mucho más de lo que piensan! Algunos de ustedes, humildes de corazón y dulces de espíritu, sienten que el ser individual no es Importante, pero vuestra esfera de influencia y radiación es todo lo que Nosotros tenemos para trabajar en este mundo de las formas. La cualidad de vuestra esfera de influencia puede cambiar por la aplicación y calificación consciente de esta hermosa luz primigenia a través de vuestro mundo de sentimientos. Así, el borde de vuestra vestidura espiritual se convierte en una influencia beneficiosa para los hombres dondequiera que ustedes van. Aún si no utilizaran nunca vuestros labios para hablar, la sola radiación que emana vuestro cuerpo se convierte en un poder curativo y elevador, y ustedes son como “la levadura en el pan”.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando ustedes se reúnen en una activi­dad constructiva? Todas vuestras corrientes de vida individuales se combinan, atrayendo ríos de vida que fluyen desde la Presencia; to­dos ellos se unen en descenso y conforman un enorme y poderoso torrente de fuerza, magnetizado por el latido del corazón de cada uno de ustedes que elige asistir a estas magnificas clases y dar su energía. Luego, a medida que invocan a los Grandes Maestros de la Luz y pronuncian Sus Santos Nombres, tanto en canciones como en decretos y en visualizaciones silenciosas, vuestro latido magnético atrae alrededor de ese río de fuerza (conformado por todos aquellos que están dentro del salón) una tremenda corriente desde cada Gran Ser que han invocado en pensamiento y sentimiento. Es exactamente como si un pequeñísimo hilito de agua que ha comenzado a bajar desde la cima de la montaña por el primer derretimiento de la nieve, se encontrara luego con la enorme y poderosa corriente de los to­rrentes montañosos producida por el deshielo de los glaciares. Esos tremendos ímpetus acumulados corren en descenso hacia el valle, lle­vando las corrientes de energía que fertilizarán la llanura.

No puede enfatizarse lo suficiente el poder magnético que hay dentro de un grupo de seres no ascendidos que forman una puerta abierta al Reino de los Maestros Ascendidos. El Amado Jesús dijo: “Donde dos o tres se reúnen en Mi Nombre, allí YO SOY con ellos”. Cada grupo de corrientes de vida dedicadas, ya sea de orto­doxos, metafísicos, ocultistas o espirituales, sincero y profundo en su deseo de atraer el bien desde el corazón del Universo, magnetiza y atrae las corrientes Cósmicas de estos Gloriosos Seres. Así, esas corrientes fluyen hacia afuera desde el centro de los “campos de fuerza”, hacia el norte, sur, este y oeste. De acuerdo a la intensidad y poder del grupo, al sentimiento y sinceridad del líder, a la energía que es liberada y al poder de concentración de la asamblea, la humani­dad recibe una bendición cósmica y es bañada en esa radiación de esencia purificadora.

Vuestra aura y esfera individual de influencia es una masa con­glomerada de bien y mal. Cuando ustedes se reúnen en la formación del “campo de fuerza” para una actividad Cósmica, invocando la ra­diación de los Maestros Ascendidos y la magnetización de la Hueste Angélica, la porción de vuestra esfera personal de influencia que no es constructiva, es silenciada por el momento. La porción que está calificada constructivamente es enfatizada y con ella los grandes Án­geles Devas y Constructores de la Forma tejen juntos un magnifico patrón. El patrón conduce las bendiciones del grupo y de los Seres que se reúnen en la atmósfera sobre el lugar de reunión, hacia vues­tros hogares, familias, mundos y dentro de las conciencias de aque­llos que necesitan tal asistencia.

Amados hijos, desde donde estoy escucho muchísimos pedi­dos de ayuda. Si ustedes supieran la cantidad de oraciones que se elevan hacia Mí desde esta metrópolis solamente, sabrían lo agrade­cida que estoy porque se me haya abierto esta puerta y por tener la oportunidad de traer a vuestra gran Ciudad este regalo de Mi ener­gía, de Mi vida, el río de vida que viene de Mi Presencia. A esto su­mémosle las bendiciones del Amado Jesús y de la Amada Hueste Angélica que trabajan conmigo. Nosotros dirigimos estas corrientes a través de vuestro “campo de fuerza” y luego permitimos que bendi­gan, bendigan y bendigan a la vida en todas partes. A cada uno de los que han venido a dar su propia vida para hacer posible esta oportunidad, los quiero de corazón, y Mi gratitud fluirá hacia uste­des eternamente.

¿Por favor, podrían acordarse cada tarde de dirigir conscientemente desde esta Clase un poderoso rayo de vida inteligente y de “Sustancia Luminosa” hacia vuestra propia ciudad, Santuario y hogar? Este “Rayo de Sustancia Luminosa” puede duplicar allí la misma actividad que hemos atraído hacia este Santuario, haciéndola activa en esos lugares del país desde donde ustedes han venido. Sepan que en la medida en que ustedes hacen Personalmente algo por sí mismos, Me ayudan a ahorrar en el uso de Mi energía. Así puedo ofrecerles Mi servicio a través de corrientes más poderosas para la purificación de vuestros cuerpos físicos e internos.

¿Pueden hacer algo por Mí esta noche? ¿Podrán aceptar Mi humilde Presencia en medio de ustedes con la misma fe que tienen los peregrinos en Lourdes? ¿Aceptarán en lo profundo de vuestros corazones, ese momentum sanador que se ha convertido en el borde de Mi manto? Ese manto cubre todo el edificio esta noche y cada quién se llevará tanto o tan poco como decida, dependiendo del po­der de su aceptación. Como regalo del Día de Acción de Gracias para ustedes, acepten la sustancia de la radiación de Quien ha sido vuestra Madre por incontables centurias. Reciban esto en vuestras benditas mentes, cuerpos y mundos. Luego, queridos hijos, como vuestro regalo al Amado Jesús en esta Fiesta Santa, ¿podrán espe­cializarse en la expansión de alguna cualidad particular que se con­vierta para ustedes en vuestro manto espiritual? Pueden cargar vues­tro glorioso “Tubo de Luz” con una esencia particular de modo que cuando se muevan por la gran metrópolis, codeándose con la huma­nidad, ellos puedan absorber algo de esa virtud conscientemente irradiada por ustedes. Así, el “borde de vuestro manto espiritual” será una bendición y un poder elevador para la vida en todas partes. Este sería el mejor de los regalos en estas Fiestas para Aquél que se dio a Sí Mismo hace tanto tiempo.

LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESÚS
EN LA MAÑANA DE LA RESURRECCIÓN

Ahora, volviendo nuestra atención hacia aquellos primeros años, rememoremos esa dulce historia de una era lejana. Todavía vive en Mi corazón corno si hubiera sido ayer, como también vive en mu­chos de los vuestros. Muchos de los que están en este salón fueron parte de ese drama, de ese gozo y de ese dolor de cabeza; vivieron la desesperanza del Calvario y la gloria de la mañana de Resurrección. En lo profundo de vuestros cuerpos etéricos vibran las memo­rias de un Ser Majestuoso, que caminó por Judea y dejó un ejemplo para toda la humanidad que aún, hasta el día de hoy, no ha sido su­perado. Ahora se acerca su cumpleaños y es por Él que estamos preparando nuestros cuerpos físicos e internos, para darle el regalo de nuestros propios seres, así como le ofreciera Mi Ser antes de pa­sar por las puertas del nacimiento y encarnar físicamente.

Como les dije, cuando la Iniciación culminó, al cabo de tres horas al pie del Calvario, El Amado Juan y Yo descendimos juntos ese monte, dejando a los demás para que ejecutaran los últimos ritos en la preparación del cuerpo para el sepulcro. Regresamos a Betania, a la bendita Betania donde Jesús, los discípulos y Yo habíamos dis­frutado de los pocos momentos de privacidad que habíamos tenido durante Su ministerio. Los jardines tenían un dulce aroma en esa Pri­mavera; los pájaros cantaban armoniosamente y no existía la enorme presión, necesidad y exigencia del público. Allí, en el silencio de aquel lugar, le pedí al Amado Juan que Me dejara sola, en la intimi­dad de mi cuarto, por dos noches y un día. Me dio agua y frutas, y cerrando la puerta me sumergí de rodillas en la más profunda y senti­da oración. A lo largo de aquellas horas, en esa oración, le hice compañía al alma y espíritu del Amado Jesús, hasta que estuvimos seguros de que alcanzaría el logro de la Resurrección.

En Luxor, hacía algunos años, Jesús y Yo habíamos tomado la Iniciación de la suspensión de la respiración y de la así llamada sepa­ración de la vida del cuerpo. Habíamos atravesado victoriosamente esa Iniciación. Sin embargo, como les dije, una cosa es lograr esa Iniciación en la protección de un Retiro donde la Llama de la Ascen­sión brilla con fuerza y esplendor, y los Maestros Cósmicos y la Je­rarquía custodian el cuerpo... Allí no existe el aliento del mal, sino el fuego vital de la vida y de la confianza. Allí los doce Maestros que custodian el cuerpo durante ese período, han adquirido Ellos mismos la Iniciación y saben que la LEY ES LA LEY. Ellos tienen la confianza, fe y convicción que surgen naturalmente cuando uno CONOCE la exactitud de la Ley a través del uso de la propia energía de vida. Por cierto, es una cosa completamente diferente cumplir con seme­jante misión en medio de una multitud encarnecida, con la mente y la conciencia de la masa conteniendo todos los vicios de los Planos As­tral y Psíquico, determinada a destruir la más grande manifestación del Cristo en esa Era. Es también una cosa por completo diferente reanimar un cuerpo que ha sido dañado. ¡Por esto, Yo rezaba, rezaba y rezaba a lo largo de esas largas horas!

Finalmente, fue como si me hubiera quedado dormida en mi vigilia. Entonces vino a mi mente la más magnificente y melodiosa voz de Gabriel, a Quien Yo conocía tan bien. Pensé que estaba soñando de nuevo con esa primera “Visitación”. Recordaría tantas veces esas palabras durante los primeros años en Egipto; los años de creci­miento de Jesús y los de oscuridad en Nazaret; esas palabras de Gabriel y esa confirmación de que Jesús era el Mesías volverían a mi mente una y otra vez. Así, esa mañana, mientras aguardaba en Mi solitaria vigilia, volví a escuchar la voz de Gabriel: “¡Ave María!, llena eres de gracia”. Ay, pensé, otra vez estoy trayendo a mi memoria las palabras de ese Bendito Ser.

Sin embargo, cambiaron las palabras y a continuación Él dijo: “¡Amada, Tu Hijo ha resucitado! ¡Ha salido victorioso! ¡La tumba ha sido destruida! Él habita en Su cuerpo y Yo, el Anunciador, el Protector del “Concepto Inmaculado”, ¡vengo a traerte a Ti la pri­mera noticia de la Victoria!”.

Entonces caí de rodillas, y lágrimas de gratitud corrieron por Mi rostro. El cuarto estaba lleno de luz y fragancia de lirios. La mag­nificente Presencia de Gabriel permanecía ante Mí, y cuando la bri­llante luz en el cuarto se hizo más suave, pude ver que allí estaba también Mi Hijo, ¡vestido con la misma túnica blanca que Yo le ha­bía tejido!

En los grandes momentos, ustedes saben cómo las pequeñas cosas se magnifican; por ejemplo hoy en día, algo pequeño para ustedes podría ser el tic-tac de un reloj. En ese momento, busqué con la mirada la puntada que Yo había hecho en el dobladillo de Su túnica y miré, como lo haría una Madre, la línea y el contorno de Su rostro. Observé las cejas arqueadas delicadamente, los ojos hermosos y profundos, y Me dije a Mí misma: “¡No! No es Mi deseo el que ha creado esta imagen; no es el resultado de Mi pensamiento esperanzado.

Entonces, Jesús extendió Sus manos y me habló, diciéndome: “¡Madre, soy Yo!”.

Corrí hacia Él, pensando besar el borde de su túnica, pero Él me puso de pie. Caminamos juntos hacia la ventana para ver el sol, el gran Símbolo de la Vida y la Luz, el cual habíamos adorado y amado como una manifestación externa de Dios, el Padre y la Santa Madre. Jesús recalcó la belleza de la mañana, pero Mis ojos estaban tan mojados con lágrimas que apenas podía ver la luz del día. Miré Sus manos y vi que todavía tenía los estigmas, las marcas de los cla­vos.

Le dije: “Hijo, ¿por qué has dejado esta imperfección en tus manos al resucitar?”.

“Madre”, dijo Jesús. “Por el bien de la autenticidad. No todos tienen el ojo crítico de una Madre para reconocerme por la línea de Mis mejillas, el largo de Mis manos o por la luz en Mis ojos. Aque­llos que saben han dicho: ‘Conserva las marcas en Tus manos y pies hasta que veas a Tus discípulos y a aquellos que te aman’. No obs­tante, remediaremos esto a su debido tiempo”.

Yo dije: “¡Gracias a Dios! Al menos las profundas marcas de las espinas en tu frente se han ido”. Y Él sonrió.

Luego, como había poco tiempo, Jesús dijo: “Amada, debo continuar Mi camino e ir ahora a ver a los discípulos: a María, Marta y Magdalena; a Pedro, Santiago y Juan; ya que aún los aqueja el miedo, y la apariencia de muerte los ha sacudido hasta las raíces”

Sin embargo, antes de irse Jesús Me preguntó: “Amada Ma­dre, ¿deseas venir conmigo cuando entre en Mi gloria o te quedarás aún por un tiempo?”.

“Hijo”, le respondí, “¿Cuál es Tu voluntad?”.

Él dijo: “Madre, la magnetización de las grandes y poderosas Corrientes Cósmicas para la Dispensación Cristiana, sólo puede ser realizada por un ser no-ascendido. Todavía hay mucho que Yo puedo hacer, y se Me ha ofrecido una Dispensación para que luego de Mi Ascensión pública pueda seguir viéndolos a Ti y a Juan durante treinta años, y así darles una instrucción que aún no ha sido escrita. ¿Podría contar Contigo para ese sacrificio?”.

“He aquí la esclava del Señor”, dije. “Amado, si fueran mil años, me quedaría deseosa y gozosa. Yo, que he vivido treinta y tres años para ver Tu victoria, ¿cómo podría negarte una oportunidad mayor a cambio de unos pocos años de exilio de Mi parte?”. Él que­dó complacido.


REGRESO DE JESÚS CON MARÍA, JUAN Y LOS DISCÍPULOS
DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN

Entonces, dijo Jesús: “Ve al granero, que Yo enviaré a Pedro, Santiago, Andrés, Juan y Lucas y también a las mujeres que Nos han amado. Durante cuarenta días nos reuniremos y les daré algo del entendimiento de la Ley. Luego, después de haber cumplido Mi misión, sólo tendré la posibilidad de seguir en contacto con Juan y Contigo. Uno de ustedes deberá permanecer en Betania hasta que este período haya concluido”.

Por eso Juan permaneció en casa cuando fuimos a Inglaterra, para sostener esa vigilia y hacer posible la magnetización. Ésta fue la misma clase de actividad de la que les hablé en referencia a vuestra gran constancia en los servicios y en los trabajos grupales.

Fuimos entonces a ese viejo pero útil molino. Por detrás corría un arroyito y había allí una gran paz, un profundo silencio. Primero, me arreglaron un pequeño cuarto dentro del molino. Enseguida vino el amado Jesús, y como siempre, demostró ser un hombre práctico. He hablado poco respecto de la faceta práctica de Mi Hijo, pero recuerdo bien cuando vio el arroyito; entonces llamó a Santiago y a Andrés, para decirles: “Si cavan una zanja aquí, podrán regar el jar­dín de Mi Madre y le ahorrarán que tenga que ir en busca de agua”.

En ese entonces estaba interesada en las hierbas, y con ellas sembré un hermoso jardín. Esas hierbas tenían mucho poder sanador y hacían un gran trabajo. Otro día, mientras estábamos todos juntos, Jesús le dijo a Pedro: “Este salón principal es muy grande, la viga del techo no soportará salvo que consigas un árbol grande para soste­nerla. Si encuentras el árbol y lo talas, Yo lo puedo lijar y entonces lo pondremos en el centro del salón de reuniones”.

Y así lo hicimos. De esta manera compartimos la vida hogare­ña por cuarenta días. Nos estábamos preparando para la separación, y durante este período Jesús nos contó bastante de la Ley Espiritual y muchas de las gloriosas experiencias que tuvo mientras se encon­traba libre del cuerpo que yacía en la tumba.

En la ladera del monte, Marcos cuidaba el pequeño rebaño de ovejas que José de Arimatea nos había enviado, para que pudiéra­mos tejer con la lana las túnicas para los hombres. La amorosa mujer de Pilatos nos envió algunas cabras lecheras importadas y una carta pidiendo permiso para venir a visitarnos.

Los amigos de Judas Iscariote y su familia nos ofrecieron cua­renta árboles de frutas, higueras y olivos. Los aceptamos con gratitud y los plantamos. Así vivimos con humildad. En las tardes, nos reunía­mos y Yo rememoraba la historia de la Navidad. Luego Mateo, Marcos y Juan repetirían la historia en sus propias palabras para grabarla. A veces Yo tenía que decirles: “No, eso no fue exactamen­te lo que sucedió”, y lo corregíamos. De esta manera, escribimos juntos los Evangelios.



ASCENSIÓN DE JESÚS

Finalmente, llegamos al cierre de ese período en el que tuvi­mos tan cerca la dulzura de la Presencia de Jesús. La noche antes de la Ascensión, Él habló, diciéndonos a Juan y a Mí: “Mañana al alba voy a subir a solas hasta la cima del monte de Betania. Ustedes ven­gan con Pedro y Santiago alrededor de las nueve y dejen que los demás los sigan”.

Jesús le dijo a Juan: “A pesar de que no has estado en Luxor, por Tu amor y fidelidad, debido a que cuidarás de Mi Madre y Mi rebaño, tendrás tu Ascensión al cierre de esta vida”.

Llegó el alba y Jesús subió a solas el monte. Era como un mag­neto constituido solamente de amor. Su Presencia, Su dulce voz, Su brillante cabello y Su aura, todo esto era tan poderosamente magné­tico que dondequiera que Él pasaba, aún cuando las personas estu­vieran durmiendo, ¡se despertaban, se levantaban y lo seguían!

Aquella mañana, les hablé a los muchachos y les dije: “Cuiden ahora que el rebaño no lo siga. Démosle estas pocas horas, las últi­mas que Él tendrá en soledad como parte de la Tierra. Dejémoslo en comunión con Virgo y Aries, los Amados Helios y Vesta. Dejémosle adorar al Amado Mayo, el mes de la Perfección”.

Como era de esperar, tan pronto Su Presencia comenzó el as­censo al monte, lo siguieron los amados que querían estar con él. Los retuvimos, y para mantenerlos contentos, les conté algunas historias de Su vida. Alrededor de las nueve, los discípulos y Yo subimos el monte. La Presencia del Amado Jesús ya estaba tan brillante y ra­diante como un Sol. La luz a través de Su cuerpo era tan brillante que apenas podíamos mirar. No volvió a hablar con Nosotros. Se­guimos orando con Él, atrayendo las Llamas de la Resurrección y de la Ascensión.

Entonces, sobre esa majestuosa cima del monte, desde la mis­ma roca en la que Yo había pasado tantos años rezando, Jesús as­cendió conscientemente ante la presencia visible de cientos de per­sonas, cerca de quinientas.

ESTABLECIMIENTO DEL FOCO DE LUZ QUE
SE CONVIRTIÓ EN LA BASE DE LA ERA CRISTIANA

Después de esto y por un tiempo, Jesús venía una vez al día, y Juan y Yo memorizábamos lo que Él decía tal como ustedes reciben nuestras palabras en este momento.

Más tarde, Pablo de Tarso vino a vivir con nosotros y tuvo un período de recuperación, encomendándose a reestablecer su balan­ce y su buena visión. Muchas veces, Él y Pedro se sentaban en el jardín a charlar. Pablo, esforzándose por desarrollar la humildad, aún tenía una formación muy fuerte en la Ley de la Vieja Dispensación, de manera que le resultaba difícil aceptar la fe de un Pedro iletrado. De vez en cuando, Yo mediaba entre ellos para que llegaran a un acuer­do.

Santiago, Pedro y Andrés, particularmente, salían a enseñar. Venían muchos Romanos, otros de la fe Judía y Gentiles. Durante todo ese tiempo construimos la radiación que sería la herencia de la Dispensación Cristiana.

Finalmente, un día, José de Arimatea envió un mensajero para avisarnos que sus negocios lo llevarían a las Islas Británicas. Sabía­mos que había una misión que cumplir: llevar allá la “Copa”, el “San­to Grial”, pero ésa es una historia que les contaré mañana.

Recordar nuevamente la dulzura y la simpleza de Nuestra vida en comunión, compartiéndola con ustedes, es el regalo que les hago, amados de Mi corazón. Vuestra vida diaria está construyendo, para ustedes y para Saint Germain, el mismo campo magnético para el mundo del mañana. ¡Buenas tardes y que Dios los bendiga!




Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús



10
PRIMERA CELEBRACIÓN DE
PENTECOSTÉS

LA ORACIÓN DE INTERCESIÓN

Amados hijos de Mi corazón, esta noche les traigo el Fuego Vital de Mi Verdadero Ser, hecho de la sustancia que he acumulado a través de las edades pasadas. Éste ha sido calificado por Mi propia conciencia y forma la gloria de Mi Cuerpo Causal, que es el depósi­to desde el cual extraigo lo que sea requerido para responder a los llamados de aquellos que necesitan ayuda, las bendiciones que tanto necesitan los hijos e hijas de la Tierra. Es justo que se haya dicho, en la historia de las oraciones humanas, que nunca ha habido un sólo llamado dirigido a Mi Ser que no haya sido respondido, desde que asumí esta posición que me confiere autoridad.

Yo Soy la Madre de todas las almas que pertenecen a la evo­lución de la Tierra y voy a orar por cada una de ellas, para que ad­quieran la misma magna Maestría y manifestación victoriosa que Yo obtuve.

Nada ha causado más conflictos entre los hombres y mujeres de recto pensar, que la posibilidad de que existan intercesores ante el Trono del Padre Celestial, que son Aquellos que han adquirido Su li­bertad Eterna. Estoy segura de que la gran secta que manifestó su protesta en contra de la posibilidad de tal intercesión, no ha termina­do de comprender el verdadero significado de la Ley. Ya que Soy, quizás, Una de las más invocadas por gran parte de la humanidad para que interceda en nombre de las almas de los hombres, éste es un tema que puedo tratar con más delicadeza y aún mayor claridad que casi cualquier otro.

¡Dentro de vuestros preciosos corazones está la Llama de la Vida Inmortal que emana del corazón de vuestra propia Fuente Cen­tral: Dios! ¡Dentro de vuestro corazón está Dios en acción, y no existe fuerza que pueda llegar a separarlos de Él, aquí o en el más allá! No hay temor a condenación eterna, ni requerimiento de credo alguno o intermediario que tenga algún poder para interferir, cuando el alma está internamente determinada a regresar a Dios en unidad de conciencia. Aún en vuestro Plano no-ascendido, la ora­ción de un buen amigo produce la fuerza y esencia vital de quien está interesado en ustedes, que se suma al ímpetu de vuestra aspiración que se eleva hacia al Trono del Padre. Es­tos ímpetus adicionales magnetizan una descarga mayor de esa corriente de energía que regresa para bendecirlos. ¿Por qué razón Aquellos de Nosotros que somos vuestros Amigos en este Plano, no vamos a poder interceder también por uste­des, en calidad de Hermanos y Hermanas Mayores, y no por la posición ni el lugar que ocupamos, sino porque somos ami­gos? Estamos vital y profundamente interesados en vuestra vida, comprometidos en vuestro bienestar y desarrollo. ¿Por qué negamos entonces el mismo derecho que se otorgan libremente entre ustedes, de acceder al Padre en vuestro nombre?

¿Con cuánta frecuencia las palabras: “Ora por mí”, salen de los labios de quien va a ser enjuiciado? ¿Cuántas veces le han pedi­do a un amigo del alma, pariente o hijo, que interceda por ustedes ante “El Eterno”? De la misma forma, aquellos que vienen con serie­dad a los pies de María piden Su intercesión para ellos o para un amigo. Esto le agregará a sus pequeños esfuerzos la fuerza y esencia vital de Mis oraciones e invocaciones. La súplica por Mi intercesión me habilita a liberar todo el poder magnético de aquellas centurias en las que adquirí la Libertad. Yo Soy solamente una Amiga, ofrecién­doles Mi vida y atrayendo esas corrientes desde Planos Superiores que la conciencia del aspirante aún no puede alcanzar.

Gracias a determinados servicios y desarrollos, algunos de Nosotros somos capaces de llegar más cerca del Corazón del Pa­dre. Allí, impregnados con la propia sustancia de esa Vida, salud, vi­talidad y fuego, regresamos rebosantes de la Esencia de la Divinidad. Cada uno de Nosotros, siendo sólo Mensajeros que encarnan la Única Vida y el Único Principio de Dios, vertemos esta Esencia lu­minosa sobre aquellos que han pedido asistencia. Cada uno de No­sotros es un Grial que transporta la ayuda necesaria desde la Única Fuente hacia el mundo de las formas. El hombre no divide su lealtad hacia el Único Dios cuando solicita la asistencia de los amigos. Por lo tanto, para aquellos de ustedes en este salón que desean la intercesión de María, ¡AQUÍ ESTOY! No con el propósito de que me adoren o idolatren, sino con la misma amistad y fraternidad que hay entre ustedes, magnificadas por Mis poderes al gozar de una mayor libertad. Ahora, cuando salgan nuevamente al mundo, al cierre de esta clase, lleven esta gran Verdad a todas partes: que la intercesión de los Santos en nombre de la humanidad no es más que la misma actividad de invocación, adoración y devoción que ustedes elevan en los servicios grupales, cuando interceden en el nombre de los ni­ños que van a nacer, de aquellos que traspasan el velo llamado “muerte”, de los lisiados o de los discapacitados mentales. Siempre que ustedes crecen en gracia y luz, vuestra conciencia intercede por los menos afortunados y vuestra mano se extiende hacia ellos en se­ñal de socorro; así también, vuestra otra mano se eleva hacia Aque­llos que están en lo alto. Veo que comprenden esto con mucha clari­dad y se lo agradezco.

REQUISITOS PARA LOS TEMPLOS DE CURACIÓN

Amados hijos, se les está dando una gran oportunidad de ser­vir en esta gran ciudad, de convertirse en un “Centro-Corazón de Luz Sanadora”, que por su radiación puede llegar a ser planetario, si perduran. A la humanidad se le presentan muchas oportunidades de tiempo en tiempo, y a aquellos que perseveran hasta el fin, se les otorga la “Vestidura Blanca de la Victoria”.

¿Por qué hay ciertos lugares sobre la superficie de este planeta que son elegidos como focos de protección, curación o pureza? Hay muchas razones, mis amores, y todas conforme a una ley científica. En tiempos pasados, hubo Edades Doradas en donde la Hueste Angélica era visible y tangible para el ser humano, y Seres Divinos que nunca habían encarnado eran autoridades reconocidas en el gobierno de la vida espiritual y secular de la raza. Durante esos tiempos, se establecieron muchos focos en diversos puntos sobre la superficie de la Tierra, y fueron construidos Templos hermosos. Las corrientes de vida que tenían afinidad con la acción vibratoria de las bendiciones que fluían desde allí eran atraídas al interior de estos Templos. Como les dije la última noche, estas bendiciones surgían como ríos vivientes de fuerza desde esos Templos para bendecir a las masas. Cuando estos focos eran magnetizados lo suficiente y eran atraídas corrientes de vida de las civilizaciones que reinaban durante esas edades en particular, dispuestas y suficientemente leales como para custodiar el Fuego Sagrado, ese Ser Divino que Lo estaba cuidando, le daba la custodia del Fuego Sagrado a aquellos individuos que estaban calificados para recibirla. Los sacerdotes y sacerdotisas en estos Templos sostuvieron la Luz que les había sido dada, y que se convirtió en el alimento espiritual y foco de equilibrio para la gente.

En los días Atlantes, justo aquí, dentro del área de vuestra ciu­dad, se manifestó un poderoso foco de curación. Aquí, como se les ha dicho, había un gran Templo de Luz, y los Templos más pequeños también eran visibles. La humanidad podía acercarse a este Templo desde cualquier lugar del planeta, para recibir un cierto equilibrio de mente y cuerpo, que era necesario para mantener la salud perfecta y sostener dignamente sus cuerpos físicos por tanto tiempo como sus Santos Cristos Internos desearan permanecer en la encarnación. Al cierre de esta cultura Atlante, cuando los Templos físicos fueron destruidos, los Templos etéricos permanecieron allí. El poderoso y magno Deva LIBERTAD eligió sostener esas corrientes y activida­des que irradiaban desde los Niveles Internos, como también las bendiciones que habían sido vertidas previamente a través de los mundos mental y físico.

¿Por qué creen que ciertas personas son atraídas hacia deter­minadas localidades? Es debido a la gran Luz que ha sido enfocada allí en el pasado, y que se ha convertido en un magneto para las ciu­dades que se levantan en esos lugares. La gente no sabe en su con­ciencia externa qué la atrajo.

Debido al advenimiento del Séptimo Rayo del Amado Maes­tro Ascendido Saint Germain aparecen nuevas oportunidades a tra­vés de las dispensaciones que se otorgan. Ahora, las corrientes de vida que en otros tiempos han estado activas en esos mismos Tem­plos, se han ofrecido a reencarnar. Llegan desde diversos puntos de la Tierra, en respuesta al llamado del corazón de sus almas, y están nuevamente preparadas para magnetizar y atraer algo de la perfec­ción etérica que fue conocida en edades previas.

Muchos de ustedes han cruzado los océanos, han venido de lugares lejanos a esta gran metrópolis y han establecido aquí vuestro hogar. Han venido debido a la oportunidad de magnetizar y exteriori­zar nuevamente ciertas corrientes sanadoras, para la gloria de Dios y de Saint Germain; esa oportunidad está ahora en la palma de vues­tras manos. Ningún hombre ni Dios sabe lo que cualquier otro hom­bre hará frente a una oportunidad, pero aquellos de Nosotros que Somos Libres, cuando vemos las oportunidades descansando en las manos de chelas frágiles, elevamos Nuestras oraciones al Corazón del Eterno, intercedemos para que ustedes se determinen a ver mani­festada y exteriorizada esa porción del Plan Divino, dentro del que vuestras generosas corrientes de vida pueden ser tejidas.

¿Qué piensan que se requiere para atraer de tal forma un “Foco de Luz Sanadora”? Es una buena pregunta para aquellos que están profundamente interesados. Muchísimas cualidades son nece­sarias para tal foco de curación. ¡En la conciencia externa, ustedes no tienen idea de las corrientes de energía que serían dirigidas hacia cualquiera de los grupos, si la humanidad, en masa, tuviera el más leve conocimiento de que ustedes conocen un modo de aliviar el su­frimiento! Los seres humanos buscan el cese del dolor, la enferme­dad, las afecciones y también de la muerte. La humanidad es como un mar que ya no tiene el control sobre la marea, sino que corre apresuradamente hacia aquello que satisface la necesidad del mo­mento. Hablo de esto, porque vi a Mi Hijo teniendo que retirarse hacia el Mar de Galilea para conseguir un momento de paz, una hora de sueño... y en aquellos días no existían los medios de comunica­ción, que le hubieran permitido al planeta entero saber lo que Él esta­ba haciendo. En aquel entonces, sólo se trataba de la muchedumbre de aquella región.
¡Amados! Para establecer aquí un foco de curación de seme­jante poder, necesitarán una PROTECCIÓN INVENCIBLE. In­voquen la protección del Señor Miguel y de Sus Magnas Legiones de Ángeles. Véanlos rodear este edificio con Sus Espadas Flamíge­ras. Esta protección debe ser conscientemente atraída hacia ustedes y vuestro entorno, muchísimo tiempo antes de que llegue la hora en que el borde de vuestro manto espiritual realice esa primera curación instantánea.

Necesitarán tener el DISCERNIMIENTO DE UN MAES­TRO ASCENDIDO y la capacidad de sellar los labios para no re­velar ni las necesidades ni las confidencias de aquellos que se acer­quen por ayuda.

La completa AUSENCIA DE ORGULLO ESPIRITUAL es también absolutamente esencial para tener éxito aquí, a fin de que no revelen inconscientemente aquello que hacen en secreto, a puertas cerradas, y atraigan de esa manera tal oleada de energía hacia uste­des, que por vuestra escasa cantidad y frágil fortaleza no puedan aún manejar.

Para poder realizar una actividad de curación Cósmica tan magnificente, hay también otros requisitos que son muy importantes, por ejemplo: Uno debe tener la absoluta voluntad de convertirse en un HUMILDE SERVIDOR DEL SEÑOR. Ésta es la gran re­nuncia individual que cada hombre hace dentro del retiro secreto de su propio corazón y no en presencia de ninguna otra persona; la vo­luntad de dejar en el Altar de la humanidad, cada satisfacción y pla­cer personal, para llegar a ser un recipiente tan puro e inegoísta como sea posible; la voluntad de resistir y permanecer de pie hasta la obtención del logro.

Luego viene la actividad de PERCEPCIÓN, el entrenamiento de las facultades a través de las cuales se realizan curaciones cons­cientes; el sostenimiento del pensamiento-forma, energizándolo a tra­vés del sentimiento y la radiación, que le permiten a la cualidad de curación, descender y manifestarse externamente.

Hacen faltan el AMOR DIVINO y la FE, de verdad. Se ne­cesita la clase de amor que tuvo el Amado Buddha cuando por primera vez vio los sufrimientos de la humanidad, aquellos sufrimientos que le habían sido ocultados debido a la sobreprotección de Su pa­dre. Es el amor a la humanidad que no los dejará descansar mientras exista alguien en la raza que conozca la imperfección, el sufrimiento o la limitación. También se requiere tener fe en que, en su exactitud científica, ¡LA LEY NO PUEDE FALLAR! Uno debe saber, más allá de la sombra de la más pequeña duda, que la eficacia de esa Ley depende de la constancia del tratamiento. Ese tratamiento debe sostenerse hasta que la condición comienza a ceder y la PUREZA necesaria es atraída para producir y mantener la curación.

Esta PUREZA de la que hablamos es la pureza de mente, que mantiene al cuerno mental libre de estar teniendo, en secreto, no so­lamente durante la clase, sino durante las 24 horas de cada día, pen­samientos y sentimientos impuros. Tal impureza re-calificaría la sus­tancia de luz cristalina a través de la cual podría fluir la corriente de curación del “Concepto Inmaculado” de la corriente de vida. Esa pureza no requiere nada para sí, ni siquiera reconocimiento o agra­decimiento, y es absolutamente inegoísta en todo sentido. Vive tal como un haz de luz, y permite que el infinito poder del Padre preste su servicio a través de ti.

Otro requisito para tener éxito en esta línea de trabajo, es el PODER DE LA CONCENTRACIÓN: perseverar en algo hasta que se logre conscientemente. ¿Cuántos de ustedes tienen la constancia de perseverar con un solo tratamiento hasta que al menos una sola corriente de vida es liberada y aliviada de toda aflicción? Multipliquen eso por 10 mil millones de almas, que representan a cada hermano y hermana de la humanidad, y sabrán algo sobre la constancia. Cuando no hay para ustedes un rostro más querido que otro; cuando no hay un ser que demande de ustedes más curación que otro, sino que todos los seres humanos se convierten en vuestros hijos; ¡eso es constancia Divina!

Luego, el RITMO INFINITO es vertido sistemáticamente en vuestro tratamiento a través de las visualizaciones e invocaciones, hasta que se produce la manifestación, ¡no importa el tiempo que lle­ve! Miren el ritmo del mar, cómo avanza y retrocede; el ritmo de vuestras estaciones: Primavera, Verano, Otoño e Invierno; el ritmo de la marea, subiendo y bajando; y el ritmo con el que alimentan vuestros cuerpos físicos. Entonces podrán tener una idea del ritmo que requiere el tratamiento, para que ustedes puedan convertirse en una fuente sanadora para las masas. La alimentación esporádica de la energía de vuestra vida dentro de la actividad espiritual, no sirve para crear un momentum Cósmico, mis hijos. Silos seres humanos fueran tan esporádicos en la alimentación del intelecto cuando apren­den un arte o cuando estudian una profesión, habría muy pocas per­sonas capaces de actuar con eficacia. Sin embargo, en los asuntos espirituales, la humanidad siente que el ritmo tiene muy poca impor­tancia. Es una de las actividades más importantes, y es una de las razones por las que estoy muy agradecida del ritmo ininterrumpido de estos cuatro días. Esto Me permite traer a sus mundos cada día un poco más de las corrientes y sustancia de Mi Ser y, a través de ustedes, a toda la humanidad.

Por último, pero no por ello menos importante, SE REQUIERE UNA ARMONÍA Y UNA PAZ INDESTRUCTIBLES, sostenidas entre los miembros del grupo, y entre los cuerpos físicos, mentales, emo­cionales, etéricos, y los Santos Cristos Internos. Cada individuo que pasa a formar parte de un grupo de curación debe tener sus propios cuerpos en consonancia antes de convertirse en un “conductor” ameritado. Entonces, cada uno de tales miembros debe estar en consonancia con el Director del Grupo y con ese grupo, ya que uno se transforma en un poder magnificador de cualquier Ser Divino que se invoca. También se transforma en un centro de radiación de aquellas corrientes que fluyen hacia la atmós­fera como los rayos de una rueda. Esa armonía ininterrumpida, mantenida intacta año tras año, realmente atrae actividades magnificas para bendición de la Tierra y de Su gente.

Mis amores, si están deseosos de especializarse en la activi­dad de curación a través de la afinidad natural de vuestra ciudad con vuestras propias corrientes de vida, por favor tómenselo en serio y esfuércense por perfeccionar vuestros propios vehículos, de ma­nera que puedan transformarse aquí en un glorioso poder. Des­de este centro, pueden fluir esa luz y esas bendiciones para toda la raza. Esta oportunidad sin paralelo es lo que Me ha atraído a vuestra presencia. Ha llamado la atención de la Amada Kwan Yin y de toda la Hueste Angélica, particularmente del Amado Uriel y los Ángeles de la Ministración. También ha atraído a Mi Amado Jesús y a Mai­treya, ya que todos Nosotros deseamos utilizar vuestras energías para conducir las bendiciones de la curación hacia la humanidad a gran escala.


PRIMERA CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS


Ahora volvamos a Nuestra historia, para que ustedes reciban las bendiciones de su remembranza. A medida que narremos estos simples detalles, por favor acepten la realidad de las corrientes que fluyen desde Mi corazón, magnificando esa cualidad particular que ustedes eligieron cargar dentro de vuestro Tubo de Luz. Esta úl­tima sugerencia es para aquellos de ustedes que aceptaron Mi idea, la otra noche, de cargar vuestros Tubos de Luz individuales con una cualidad de bendición específica para la humanidad, como un regalo de Navidad para Nuestro Amado Jesús. Cada vez que lo invoquen, éste puede ser un regalo permanente para vuestros compañeros.

Luego de la Ascensión del Amado Jesús desde el Monte de Betania, aquellos de nosotros que sabíamos sobre la venida del Es­píritu Santo, nos preparamos para el primer Pentecostés. Nuestro Amado Mateo era el administrador de nuestros fondos, y era Su responsabilidad asegurarse de que hubiera una cámara alta donde los discípulos se pudieran reunir, justo en Jerusalén. Allí, el primer Bautismo del Fuego Sagrado fluyendo a través de ellos les dio ese confortamiento que sus corazones tanto deseaban, esa confianza y fe que sus almas necesitaban. Esto ya lo habían recibido anteriormente estando en proximidad con la Presencia física de Jesús, pero parecía haber disminuido desde el momento en que Él ascendió. Precisamen­te después de la Crucifixión y la Resurrección, las cosas estaban bastante tranquilas en lo que concernía al Sanedrín y al Gobierno Romano, ya que sentían que le habían puesto un punto final a esta amenaza particular de sus autoridades. No obstante, el Amado Jesús sugirió que de ningún modo debíamos llamar la atención hacia nues­tra pequeña y humilde comunidad en Betania. Nos pidió que bajára­mos a Jerusalén y nos preparáramos para ese Pentecostés, siendo muy sabios en todas Nuestras Acciones de manera que no atrajéra­mos hacia nuestras cabezas ninguna ira inoportuna.

Por lo tanto, en aquel Pentecostés con el que todos ustedes están familiarizados, cuando la radiación del Amado Espíritu Santo descendió, los discípulos fueron llenados nuevamente con el Fuego Vital, con el deseo de salir a predicar el Evangelio. Incluso, ahora se sentían mil veces más fuertes que cuando estaban ante la propia Presencia del Amado Jesús. Personalmente, Me sentí muy aliviada cuando sucedió esto, ya que aquellos diez días después de la Ascen­sión significaron una enorme pérdida de fuerza para Mí. Todos ellos se recostaron en Mí, en busca de fe y confianza, ante la aparente “pérdida” de la proximidad en la asociación física con su Amigo Jesús.

Por un tiempo, vivimos en relativa paz y plantamos nuestros granos, linos y árboles. Compartíamos nuestras ovejas y tejíamos nuestros vestidos. En las tardes, escribíamos los primeros Evange­lios. Las mujeres cocían y bordaban, y los discípulos les enseñaban a aquellos que venían hacia Nosotros.

LA OPORTUNIDAD DE LLEVAR EL “CÁLIZ” A LAS
ISLAS BRITÁNICAS CON JOSÉ DE ARIMATEA

Un día llegó un mensaje de José de Arimatea, quien tenía grandes propiedades y negocios en las Islas Británicas. Él debía zar­par hacia el oeste, en un viaje a Bretaña, y Nos invitó a acompañar­lo. Como ya Nos había dicho el Amado Jesús que algún día, antes de Nuestra propia Victoria y Ascensión, sería necesario llevar el “Cáliz” a las Islas Británicas, sentimos para Nuestros adentros que ésta era la hora de la oportunidad. Más o menos al mismo tiempo, oímos que Pilatos iba a ser reemplazado por los Ro­manos y sabíamos entonces que el nuevo Gobernador no sería tan indulgente como lo había sido él. Por lo tanto, los discípulos pensa­ron que era prudente que Yo Me fuera temporalmente del lugar, de manera que hicimos Nuestros simples preparativos para unirnos a José en su viaje hacia el oeste.

José de Arimatea, como todos los hombres ricos de aquellos días, tenía muchos esclavos, y esos esclavos eran los que tripulaban las galeras de su barco. Yo le dije: “José, no podemos llevar el “Santo Grial” a costa del trabajo de esclavos”. Él dijo: “No, verdaderamente eso no puede ser”. Entonces, de entre los Cristianos de Nuestro pequeño grupo, recibimos suficientes ofertas de los hombres para remar cada vez que fuera necesa­rio, cuando los vientos del Cielo no proveyeran el suficiente poder motor a las velas. Dejamos a Juan en Betania, para que sostuviera los encuentros diarios con Nuestro Amado Jesús. También dejamos a Andrés y a Marcos, y llevamos con Nosotros a Pedro, Santiago, Bartolomé y a Natanael. También vino con Nosotros María de Beta­nia, pero Marta se quedó en casa para hacerse cargo de los queha­ceres con su usual cuidado. La esposa de Pilatos también vino con Nosotros, ya que regresaría a Roma, y pensamos dejarla allí de paso. Éramos un grupo simple pero dedicado. Recuerdo cuando todos Nos arrodillamos aquella última mañana y Juan Nos dio la ben­dición. Sentimos la Presencia del Amado Jesús.

La primera flor de Mi edad se había ido y el viaje se Me hizo largo. Yo preguntaba, para Mis adentros, si alguna vez volvería a esos escenarios que tanto quería, debido a la procesión Cristiana de la que estaba formando parte. Sin embargo, lo hice, ¡regrese nueva­mente! Mañana les contaré acerca de Mi Propia Victoria en aquellos últimos días. No obstante, hoy continuaremos con la historia de Nuestro viaje.

VISITANDO LUXOR

Pasamos por Alejandría, en Egipto, y José me preguntó si quería visitar Luxor. Realmente me llenó de alegría aquella oportuni­dad. Como ustedes saben, Alejandría queda bastante lejos de Luxor, y el barco de José no Nos podía llevar hasta allí. De manera que José y su grupo aguardaron Nuestro regreso en Alejandría, mientras Pedro, Santiago, otros pocos y Yo fuimos a Luxor.

Allí, renové Mi asociación con el magnificente Jerarca de ese Retiro, Serapis Bey, y Le di Mi agradecimiento personal por Su asis­tencia en aquella victoria de la primera mañana de Resurrección.

Estuve en los Salones de Luxor, disfruté la fragancia de aque­llos hermosos lirios y sentí la Llama de la Ascensión atravesando Mi cuerpo. Disfruté mucho esa reunión, corta y dulce como fue.

Luego, al regresar a Alejandría Nos reunimos con José y su grupo, y continuando Nuestro viaje Nos detuvimos en la Isla de Creta, cerca de Grecia. Allí nos quedamos un mes y el Amado Je­sús, en Su enorme bondad, vino hacia Nosotros y Nos ayudó a magnetizar y a preparar el camino para el “Gran Persuasor”, el Apóstol Pablo, quien hoy es el Maestro Ascendido Hilarión. Más adelante, Él llevaría la luz a esa tierra. Al dejar Creta, Nos dirigimos hacia Roma. Recordarán que la esposa de Pilatos estaba con Noso­tros y que íbamos a dejarla en esa ciudad. Sin embargo, el Amado Jesús se Nos apareció y dijo: “No se detengan en Italia, ya que ha comenzado un gran movimiento en contra de la Cristiandad. Sigan adelante”. De manera que no nos detuvimos y la esposa de Pilatos estuvo feliz por la oportunidad de continuar a Nuestro lado.


MAGNETIZANDO FUTUROS SANTUARIOS

Después, seguimos navegando hasta la punta de la Península Ibérica. Allí desembarqué para hacer el peregrinaje a través de Fáti­ma, Lourdes, Orleáns y por todos los sitios que más tarde serían magnetizados. Me quedé y oré por algún tiempo en cada lugar y la corriente de energía de Mi Propio corazón atrajo aquellos Rayos es­peciales que más tarde serían vitalizados por alguna gran alma. Cuando llegué al norte de Francia, nos volvimos a reunir con el ama­ble José de Arimatea, quien Nos llevó a través del Canal a la magnífica Isla de Bretaña. Al poner nuestros pies y desembarcar en estas costas, Yo llevaba el “Cáliz” en Mis Propias manos, y todos Nos arrodillamos en la arena. Mientras estábamos de rodillas, Jesús se manifestó y dio la primera bendición y ceremonia del Santo Grial. Éste era el récord etérico con el que el Amado Arturo (el Rey Artu­ro de la Mesa Redonda) se “sintonizaría” tan poderosamente más tarde. Dejamos el “Grial” en Glastonbury.

Permanecimos en la Isla de Bretaña por un tiempo, via­jando por Escocia y Gales. Luego fuimos a Irlanda, donde unos pocos cientos de años después, otro discípulo del Señor Maitreya (el Amado San Patricio) prestaría un servicio a la vida. Nuevamente magnetizamos aquel lugar a través de la oración, la invocación y la devoción a Dios, hasta que esas po­derosas corrientes se establecieron como un pilar viviente de fuego y luz. Dentro de este pilar de luz caminó el poderoso Patricio, sin saber siquiera, en su conciencia externa, acerca de la preparación que hicieran para Él, Aquellos que estuvieron antes. Aún así, El sintió esa fuerza y ese fuego que le permitieron traer la fe Cristiana a Irlanda. Con cuán poca frecuencia, los seres humanos son cons­cientes de la oración, la invocación, la magnetización y el tra­tamiento que hacen posibles sus ministerios, mientras ellos ponen sus pies sobre las resplandecientes huellas de aquellos que los precedieron.

Tuvimos una hermosa estadía en la Isla de Bretaña, que estaba destinada a tener un gran futuro. Aquí, Francis Bacon (actualmente el Amado Maestro Saint Germain) experimentó el deseo de estable­cer los “Estados Unidos de Europa”, esperando, si tenía éxito, extenderlo al resto del mundo. También aquí, el Amado Jesús dio una ben­dición a través de la radiación que algún día toda la humanidad verá en su totalidad. Dejamos a tres de nuestros compañeros en Bretaña y emprendimos el largo viaje de regreso a casa, rodeando el Peñón de Gibraltar, a través del Mediterráneo.

Me hizo tan feliz volver a ver ese adorable y viejo granero, y observar cómo las semillas que había plantado estaban completa­mente crecidas, anunciando una excelente cosecha. Fue lindo ver los árboles que habíamos plantado, altos y fuertes. Me puse muy con­tenta, también, al ver a los amados hermanos y hermanas que venían corriendo a saludarme; como finalmente, al arrodillarme en la privaci­dad de Mi pequeño cuarto y besar el suelo de Judea. Así, al concluir este viaje, habíamos cumplido con Nuestra gran misión.

Luego de esto, sólo tuve que vivir en la paciencia de la Gran Ley hasta que llegara el momento de Mi llamado; hasta que escucha­ra a Mi Amado Hijo decir: “Madre, tu hora ha llegado. Ahora, ¡VEN A CASA!”.

Muchas gracias por vuestra amorosa atención. ¡Buenas tar­des!

 

 

Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús


11
LA GRACIA

¡En el Nombre del Único Dios viviente que hace latir vuestros corazones, en el Nombre del Ascendido Jesús el Cristo, a Quien re­presento, Invoco desde el corazón del Propio Cielo, la “Gracia” del Espíritu Santo, esa dulce unción de lo alto, que desciende, penetra vuestras almas y aviva allí, nuevamente, la remembranza de la perfec­ción que ustedes conocieron mucho tiempo antes de que el mundo existiera! Esta “Gracia” del Espíritu Santo, que invoco ahora para us­tedes, libera el perfume de vuestra propia Divinidad, que proviene de esa célula anaeróbica que está en vuestro corazón. Satisface vuestra alma, la sublima y eleva nuevamente a cada uno de ustedes, a la glo­riosa y magnificente victoria de vuestro estado Divino, desde el que han caído dentro de la limitación actual.

Les quiero hablar esta mañana acerca del tema de la “Gracia”. La “Gracia” viene sólo del Espíritu y es un regalo de la Propia Divi­nidad. Es la “Gracia” la que hace posible que ustedes, de entre la enorme cantidad de gente que habita en esta ciudad, crean que YO ESTOY AQUÍ, comprendan Mis palabras y acepten la posibilidad y realidad de la comunión de los Santos con seres inascendidos. Es esa “Gracia” espiritual la que le permite al alma discernir la Verdad; al corazón, reconocer la importancia del momento Cósmico; a la rodi­lla, doblarse ante el fíat de la Ley Cósmica; y a Nuestras manos, permanecer extendidas para dar asistencia. Aún en vuestro mundo de actividad externa, aquello que se realiza bajo la gracia, lo que se rea­liza con el espíritu lleno de un sentido de gracia, trae felicidad en to­dos los contactos individuales. Aquello que se realiza de mala gana o con un sentimiento de obligación, con frecuencia trae poco conforta­miento o felicidad, tanto al benefactor como al beneficiado.

Este espíritu de “Gracia” es una actividad efímera, y sin em­bargo debería ser perseguida, invocada y llamada a la acción por los estudiantes que están en el Sendero. Sin ella, uno se pierde muchas de las maravillosas oportunidades que presenta cada hora. Observen que los ruidos del mundo exterior son tan fuertes, que la voz del Es­píritu interior apenas puede ser oída.

He sido llamada amorosamente “La Madre de la Gracia”, y se han referido a Mi persona como “llena de gracia”. Habiendo vivido en un estado de “Gracia Escuchante” toda Mi vida, les puedo reco­mendar que cultiven esa radiación particular que viene de Dios. Mis hijos, vivan en un estado de “Gracia Escuchante”, ya que nunca se sabe la hora de la visitación. ¡Uno nunca sabe cuándo la voz de Dios, hablando a través de los labios externos de un ser humano, les puede estar dando la oportunidad de sus vidas! Sin embargo, si permanecen en calma y equilibrio, y vuestro Ser Interno está lleno de esa conciencia de “Gracia”, pueden escuchar la Palabra de Dios y ver Su Presencia viviente, no importa el disfraz o la forma a través de la cual Se manifieste. Se Me ha dicho, que si no hubiera estado en ese estado de “Gracia” en el instante en que Gabriel eligió venir a darme el mensaje concerniente a la llegada del Mesías, no Lo habría visto. Si José no hubiera estado escuchando en lo secreto de Su co­razón, no habría oído la advertencia del Ángel para que huyéramos de la ira de Herodes. A lo largo de Nuestras vidas, en momentos de crisis repentinas, la conciencia de armonía y el “vivir en lo interno con Dios”, Nos hizo posible evitar muchas de las apariencias en las que podríamos habernos visto envueltos.

La “Gracia” es del Espíritu. Aquél que vive en la paz calmada y radiante, descansando en el vientre de Su Propia Eterna Llama In­mortal, es realmente un hombre sabio. Está siempre alerta a la Pala­bra de Dios, en todo sentido, y a la dirección de esa Magna y Ma­jestuosa Presencia, preparado ante los Mensajeros de lo Alto, Quie­nes podrían elegir trabajar a través de él.

Les gustará saber que vuestro bendito “campo de fuerza”, que ha sido establecido esta mañana, tiene la forma de una gloriosa Cruz de Malta hecha de Azucenas. A medida que ese “campo de fuerza” se expande, Yo invoco para ustedes, para las almas de toda la huma­nidad encarnada, para los Magnos Ángeles Devas que están sobre cada iglesia en esta gran área metropolitana, y sobre cada hospital y asilo, la Santa Gracia del Poderoso Mahá Chohán. También invoco esa “Gracia” para que penetre los corazones, almas y espíritus de cada sacerdote, ministro y rabí, de toda religión en esta gran metró­polis, y los espíritus y seres de todos aquellos que estén dedicados al Bien de Dios a lo largo del planeta. En el Nombre del Ascendido Je­sús, el Cristo, hago esta invocación y a medida que pronuncio estas palabras, esa gloriosa y dulce unción fluye desde el Corazón de lo Universal, nutriendo los brotes de logro espiritual dentro de las almas de los hombres. Cuando finalice la clase del día de hoy y la descarga le sea entregada a la Hueste Angélica, a través del Arcángel Miguel, los Ángeles de Uriel tomarán esas azucenas que han sido atraídas a este precioso “campo de fuerza”, expandiendo esa magnífica Cruz de Malta a la que le dan forma, hasta que el planeta esté sostenido dentro de esa cruz. Entonces, desde lo alto, los Ángeles del Templo de la Madonna regarán la atmósfera interna de la Tierra con la forma de la azucena. Esta forma representa la Ascensión y Redención de la Tierra y la Ascensión de toda la humanidad. Así que verdaderamente estamos viviendo una hora de Realización.

Mis amores, ¿saben ustedes que he escrito estas pocas memo­rias sobre vuestra vida? Tal como si uno tomara una hoja de papel en blanco y escribiera con una lapicera, así tomé vuestra vida, la que han usado mes a mes y año tras año, haciendo estas invocaciones y tratamientos. Ésta se ha convertido en un momentum de sustancia acumulada, y sobre él he escrito Mis Propias palabras, las que han de perdurar. Tal vez, se convertirán en una historia interesante para las generaciones que aún no han nacido. Estoy muy agradecida por este privilegio que tengo al poder escribir de tal manera sobre vues­tra vida.


MÁS SOBRE LA ORACIÓN DE INTERCESIÓN

Ahora, a medida que entran en la gloria de las Semanas Sa­gradas, previas a la llegada de la Navidad, creo que sentirán un acercamiento al Amado Jesús, al Amado Saint Germain y a Mi Per­sona. Recuerden, estoy deseosa de interceder por ustedes como su Amiga y Defensora, si ustedes así lo quieren. Estoy deseosa de ofre­cer Mis plegarias e invocaciones junto a las vuestras. Tal como si to­maran la pequeña llama de una vela y la envolvieran dentro de una poderosa hoguera, igualmente la oración, invocación y aspiración de un Ser Ascendido envuelve la pequeña y delgada aspiración y el tími­do tratamiento de un ser no-ascendido. Por medio de la combinación de esas corrientes de energía ascendente, vuestro llamado puede lle­gar y ser aceptado por los Altos Cielos, gracias al momentum de aquello que Nosotros ofrecemos.


ALGO MÁS ACERCA DEL VIAJE CON EL “GRIAL”
A LAS ISLAS BRITÁNICAS

Ahora volvamos a la historia que con tanto gozo he tejido para ustedes. Al hacer esto, he estado imprimiendo en la sustancia de vuestros mundos, la certeza de Nuestra realidad, verdadera y prácti­ca, como individuos.

Durante el viaje desde Judea a las Islas de Bretaña, de tiempo en tiempo se me alertaba para que atrajera a nuestra compañía, a ciertas corrientes de vida de distintos países por los que pasábamos. También allí, el estado de “Gracia Escuchante” fue muy importante. Tal vez sólo estaba caminando a lo largo de una ruta o visitando a algunos amigos, cuando repentinamente oía un delicado estallido de música al pasar cerca del aura de algún alma en particular. Podía sen­tir la sensación de aquella vibración en Mi cuerpo. Era tan delicada como el canto de un pájaro, apenas discernible; entonces, cuando la escuchaba, hacía una pausa y miraba alrededor, para ver a quién in­vitaría a acompañarnos.

De la tierra de Egipto, solamente, atraje a doce individuos. En Grecia, invité a algunos más, y cuando José de Arimatea nos dejó en tierra, en Portugal, comenzamos ese largo y tedioso viaje a través de España y Francia. Cruzar los Pirineos no es cosa fácil cuando uno no goza de la comodidad de los carruajes y sólo cuenta con la propia locomoción o, a veces, con un burro. En Portugal atrajimos a quienes más tarde serían los niños de Fátima, y de España, a quienes luego serían conocidos como Loyola y Javier. De Francia nos llevamos a una pequeña niña, que más tarde encarnaría como Bernadette. Todos ellos fueron incorporados a Nuestro grupo, gracias a la cortesía de nuestro anfitrión que siempre aceptaba Nuestro creciente número. Cuando Llegamos a Glastonbury, nos quedamos allí por un tiempo, ya que estábamos grabando ciertos registros para un día futuro. Allí atrajimos a un pequeño infante, que un día llegaría a ser el Poderoso San Patricio, y Yo estaba contenta de tener mujeres en Mi compañía que Me ayudaran a cuidarlo.

Aquellos de ustedes que han cruzado el Canal de la Mancha o que conocen los mares agitados de las costas de España, pueden imaginarse lo que era navegar esos mares con niños pequeños, en un barco no muy grande, impulsado por remos y velas. A veces, nave­gábamos varios días en calma bajo un ardiente sol, y otras, éramos sacudidos como una maderita en esos mares agitados. En esos mo­mentos, sentía alivio al ver que contábamos con las capas que había­mos tejido con la abrigada lana de las ovejas. Esto Nos daba mayor comodidad, no obstante, había muy poca privacidad y bastante proximidad con aquellos que eran relativamente desconocidos. Aún así, hicimos ese viaje con mucha armonía... Aquellos remeros, con sus brazos fuertes,  mientras le abrían paso a la nave a través de las azules aguas del Mediterráneo, estaban creando para sí mismos el derecho de ser los primeros Caballeros de la Corte de Arturo. ¡Mu­cho tiempo antes del día de la oportunidad, es tejido el karma que le da al hombre el derecho a llevar la Corona de la Victoria!




REGRESO A BETANIA

Fue un largo viaje de regreso, pero finalmente llegamos a Nuestro hogar. Recordarán que en nuestra ausencia habíamos deja­do al Amado discípulo Juan a cargo. Juan era un visionario y un so­ñador. Era un místico, pero no un hombre práctico. Por eso, cuando regresamos, Pedro, el Patriarca de nuestra nueva actividad, se alteró bastante al encontrar que ciertas libertades individuales habían hecho decaer la moral de nuestra nueva comunidad, a pesar de que a tra­vés del cuidado de Marta, los quehaceres domésticos habían sido realizados. Pedro le dijo a Santiago: “Nunca más volveré a irme si tú no te quedas. Nunca más le dejaré a este soñador el destino de una comunidad que es tan nueva aún, y que podría ser fácilmente devo­rada de nuevo por el Sanedrín o por Roma”. Yo sonreí para Mis adentros, ya que sabía que el amor era aun la cosa más grande en el Universo. Ni uno solo se había ido, y así como se habían pegado al­rededor de Jesús, ahora estaban pegados alrededor de Juan. En la fragancia de Su Presencia y de Su amor, encontraron la paz.


PRIMERA VIDA EN COMUNIDAD DE LA DISPENSACIÓN CRISTIANA

Luego, creo que comenzaron los quince años más difíciles, de ajustes de muchas personalidades; los años en que tuve que ser la Madre y referencia de tantas clases diferentes de individuos. Debido a la falta de un verdadero liderazgo, la comunidad en casa había vuelto a celebrar las fiestas Judías, como las Pascuas y otras más. Pe­dro estaba furioso con esto. Me dijo: “Madre, ya es hora de que tengamos Nuestro propio culto, nuevo y vibrante. Vamos a estable­cer nuevas celebraciones en torno a los acontecimientos de la Vida de Nuestro Maestro, y desecharemos las viejas”.

Le dije: “Sí, pienso que ya es hora”. Así tuvimos Nuestra pri­mera celebración de Navidad. Los discípulos prepararon un peque­ño pesebre para darme una sorpresa y continuamos representando la Navidad con mucha felicidad y alegría.

He tenido la intención de decirles que en las visitaciones del Amado Jesús después de la Resurrección, Su Presencia siempre era acompañada por la música que ustedes conocen hoy en día como “Joy to the World”. A menudo, cuando estábamos juntos, Me asom­braba que el grupo entero no oyera ese tema en el momento en que Jesús entraba en el salón en la magnificencia de Su Cuerpo Electró­nico. Él participaba en muchas de las festividades en las que todos Nos reuníamos.

Llegado el momento, tuvimos Nuestra primera celebración de Pascuas, del Día de la Ascensión y Nuestros servicios de Pentecos­tés. Así comenzamos a establecer un ritmo de celebraciones, de­sechando las viejas por las nuevas.


Durante este tiempo, seguí con mis tareas en el jardín, ya que aún disfrutaba de la actividad natural de curación que hay dentro de la Tierra. Con la ayuda de María Magdalena, pude elaborar un ungüento que utilizábamos para aplicar en los pies de los discípulos y apóstoles cuando regresaban de sus largos viajes. Como ustedes sa­ben, muchos andaban descalzos y otros usaban simples sandalias para protegerse. Las arenas calientes resquebrajaban las plantas de sus pies, pero al aplicarles ese ungüento, en unos pocos días estaban curados.

Un día —lo recuerdo bien— Pedro explotó diciendo: “¡Estos paganos!”.
Yo le pregunté: “¿Cuáles paganos?”.

Pedro contestó: “¡Estos paganos de la India! ¿Sabes lo que han hecho? Han dibujado un enorme Sol en la pared de Nuestra casa y lo están adorando”.

Yo dije: “Bueno, Pedro, vayamos a ver”.

Así es como fuimos y, efectivamente, había un enorme Sol que simbolizaba a Osiris. Yo sonreí y le dije: “¿Sabes Pedro, has pensa­do que el Sol tiene mucho en común con Nuestro Jesús? Cada noche parece descender a la tumba y cada mañana tiene una Resurrección. Estas benditas personas acaban de llegar y no conocen al Maestro como Nosotros. Ellos no adoran al Sol más de lo que Nosotros adoramos a Nuestro Jesús”.

Pedro dijo: “Está bien, pero hay muchas personas que van a pasar por aquí, que ya creen que somos muy fanáticos, y eso que no han visto al Sol en la pared de Nuestra casa”.

“Es cierto”, contesté yo.

“Además de eso”, dijo Pedro, “acabábamos de pintar la casa”

“Muy bien. Busca a Andrés y tapen el símbolo que pintaron allí. Voy a darles a estos hombres algunas semillas de girasol. Las vamos a plantar contra la pared de la casa, y a través del símbolo de aquellas flores, ellos podrán adorar a su Sol”. Recién entonces, Pedro estuvo satisfecho. Ustedes saben, hay personalidades que uno tiene que manejar dondequiera que uno esté.

Una noche hubo una gran conmoción, y cuando vi hacia afue­ra, me encontré que Andrés y Santiago intentaban ir a pescar, mien­tras Pedro se oponía violentamente. Entonces salí. Andrés y Santia­go decían que extrañaban el Mar de Galilea, el aroma a sal en el aire y las brisas frescas.

Yo le dije a Pedro: “¿Porqué no vas con Andrés y Santiago a predicar a lo largo de las costas de Galilea? No necesitan pescar, ya que ahora todos ustedes son pescadores de hombres”.

Entonces salieron juntos, abrazados y felices. Es gozoso cuan­do uno puede facilitar el entendimiento.

Otro día, vino la amorosa esposa de Pilatos, con su cara roja de indignación y furia, y dijo: “¡Ese hombre!”.

“¿A quién te refieres?”, le pregunté.

“Destruyó a mi adorable Apolo. Lo había puesto en el jardín para utilizarlo como adorno para un santuario de aves”, continuó di­ciendo ella.

Entonces le dije: “Ve y búscalo”.

Llamé a Pedro, quien dijo: “No vamos a tolerar ninguna idola­tría. ¡No vamos a tener a los dioses Romanos en esta comunidad!”.

“Pedro”, le contesté, “esta figura sólo representa la belleza. Es una encarnación del amor y la belleza del Sol. Ve a buscar algún pe­gamento y devuelve a su cuerpo esa hermosa cabeza”. Pedro hizo lo que le pedí.

Tuvimos también muchas experiencias alegres y entretenidas.

Un día, mientras estaba trabajando, pensé que sería bueno te­ner algunas abejas que nos dieran miel, ya que la comida que tenía­mos era bastante insípida. Yo tenía algunos objetos de metal y cono­cía un modo de trabajar con la vida elemental. Sabía que las abejas responden a ciertos sonidos, así que salí al campo y llamé a las abe­jas salvajes con el tintineo de aquellos objetos metálicos. Así se re­unió un grupo de ellas junto con su Reina y tuvimos nuestra propia colmena con sus panales. De ese modo, los hombres tuvieron miel para untar el pan sin levadura.

Nuestra amada María Magdalena estaba muy interesada en los perfumes. Pedro también estaba en contra de eso. Él decía: “¿Cómo debemos llamar a esto? ¿Coquetería, tal vez?”.

Le respondí: “Bueno, ¿por qué no los agregamos a los un­güentos, para que cuando los usemos para curar los pies de la gente, la sustancia tenga al menos una rica fragancia?”. Entonces, Él estuvo satisfecho, María Magdalena también, ¡y hubo paz!

Ahora bien, mirando hacia el pasado, ustedes pensarán que yo transcurría el tiempo sentada con las manos en plegaria mirando al Cielo. ¡Mis hijos! Yo vivía como lo hacen ustedes, y cada día traía tanto sus propias experiencias felices y gozosas, como también las de otra clase, ¡créanme!

Luego vinieron algunas personas de la India, que se sentaban de piernas cruzadas en los alrededores del campo. Los discípulos decían: “Aquellos que no trabajen, no van a comer. Ellos no van a permanecer allí sentados todo el día mientras nosotros tenemos que labrar estos campos y ordeñar a las cabras, ocuparnos de las ovejas y demás. No les vamos a dar comida si no ayudan”.

Les dije: “¡Miren! También van a venir hombres, mujeres y ni­ños de todas partes del mundo. ¿No dijo Jesús: ‘También hay ovejas que no son de este rebaño’? Esos hombres que están allí sentados, han venido a estar dentro del aura de Betania, sólo para absorber la radiación del Maestro con El que la mayoría de ustedes ha tenido el privilegio de vivir y a Quien conocen tan bien. Ellos están satisfechos de vivir toda una vida entera sin oír una sola palabra de Sus labios, sin pedir una aparición, con el sólo deseo de recibir la radiación de este lugar, que es el borde de Su manto”.

Entonces, los discípulos estuvieron de acuerdo en que esto era cierto y proveyeron a estas personas de comida, fruta y bebida, de hecho en mayor cantidad de la que los ascetas podían necesitar.

¡Ay! Tuvimos momentos muy felices. Recibimos a Judíos, Gentiles, Romanos, gente de Persia, India, Egipto y Grecia, hombres de la Galia y de Bretaña. No es fácil combinar la espiritualidad de los hombres. A medida que pasaba el tiempo, Nuestro Amado Juan se parecía más y más a Su Maestro, hasta en el contorno de Su rostro, el brillo de Su cabello y el resplandor de Sus ojos. Recuerden que Él y Yo teníamos nuestra comunión diaria en la cima del Monte de Betania, y algunas veces, los discípulos y amigos que habían conocido a Jesús en vida Nos acompañaban. Tanto Juan como Mi persona les transmitíamos, de la misma forma en que Me oyen en este momen­to, aquello de lo que Jesús había hablado. Durante años, Juan escri­bió esas magníficas revelaciones. Ahora Él ha presentado una peti­ción al Tribunal Kármico pidiendo una dispensación mediante la cual algunas de esas revelaciones puedan ser narradas en Sus propias pa­labras y escritas en el Libro de la Vida. Esperamos que esto sea permitido.

Finalmente, con el paso de los años, el Amado Saulo de Tarso, quien más tarde sería llamado Pablo, vino a Nosotros. Él era otro gran hombre que sufría agonías tormentosas. Él sufría de gran remordimiento por lo que le había hecho a Esteban y a otros, y ade­más, por no haberse encontrado en estado de “Gracia Escuchante” y, a causa de esto, haber perdido la oportunidad de formar parte del ministerio de Jesús. Aún así, Él tenía un tremendo impulso de energía en Su determinación de hacer lo correcto. A veces lo encontraba en las profundidades de la desesperación, con lágrimas corriendo por Sus mejillas. Otras veces, lo veía tan lleno de la arrogancia del cono­cimiento de la Ley, discutiendo violentamente con los discípulos ile­trados. Yo le decía: “Pablo, oye bien, ya que estos hombres han oído con fe la voz del Maestro y han vivido dentro de Su aura, han inspi­rado la Presencia etérica de Jesús”. Entonces, Él se calmaba.

Durante ese tiempo, una gran cantidad de discípulos y apósto­les salían y regresaban de sus diversas misiones y servicios. Cuando Pedro se iba en alguna misión, se aseguraba que Santiago se que­dara a reemplazarlo para que no volviéramos a caer en la confusión que encontramos a Nuestro regreso de Bretaña. Nosotras, las muje­res, nos esforzábamos por ver que los discípulos tuvieran ropas abrigadas, particularmente aquellos que iban hacia los climas del norte.


LA ASCENSIÓN DE MARÍA

Finalmente, aproximadamente nueve años antes de concluir Mi encarnación, le dije a Pedro: “Si me construyes ahora una pequeña casa con su capilla en un lugar apartado de la comunidad, a orillas del arroyo, podré enclaustrarme y prepararme para Mi encuentro con El Creador”.

Esto se hizo y allí viví el resto de Mi vida. María de Betania y otros amados amigos me traían flores, velas y frutas frescas. Pasé esos años en contemplación de Mi Señor, rememorando los prime­ros días de Mi vida; Mi primera Navidad y todos los años con José; la despedida, cuando Jesús se fue a la India tan poco tiempo después de que Su Padre dejara la Tierra; Su triunfante regreso; la Resurrec­ción y Su propia Ascensión.

Se Me hizo difícil físicamente subir el Monte de Betania, así que Juan sostuvo la vigilia por Mí. Comencé a estar cada vez más en el mundo del “más allá” y menos en el de “acá”. Finalmente, en Mayo, justo después de Pentecostés, le dije a Juan: “Llama a los dis­cípulos y apóstoles, ya que antes de que la Señora Agosto cierre Su radiación, Me habré reunido con Mi Hijo”.

Ustedes saben, tomó bastante tiempo, meses en algunos ca­sos, ubicar a algunos individuos que estaban en lugares lejanos como Grecia. Todos volvieron a casa, pero mientras tanto, Yo había solici­tado que se construyera una pequeña capilla en la cima del Monte de Betania, una muy sencilla. El 10 de Agosto subí la Colina, solici­tando estar sola en esa ocasión. Al ascender el monte, puse Mis pies sobre las brillantes huellas de Mi Hijo. Por tres días y tres noches permanecí allí, en esa capilla, ayunando y rezando. Para entonces, todos los discípulos y apóstoles estaban en casa y subieron el monte para ir a buscarme. Bajé con ellos hasta Mi propia casa y allí les ha­blé, particularmente a los discípulos originales.

Les dije que dejaría este mundo y el 15 de Agosto completa­ría Mi Ascensión. Les pregunté cómo desearían continuar el resto de sus caminos. Juan dijo: “Te seguiré, Madre, tan pronto oiga la Voz de Mi Presencia”.

Pablo dijo: “Conociendo Mi naturaleza, no voy a correr ningún riesgo. Si he ganado Mi libertad, ¡voy a tomarla!”.

Pedro, Santiago y Andrés dijeron: “Nos quedaremos hasta que Él regrese. Nos esforzaremos por hacer, a lo largo de la Dis­pensación Cristiana, Madre, lo que Tú has hecho durante estos trein­ta largos años”. Los bendije a todos y luego entraron los otros miem­bros de la comunidad. También los bendije. Luego cerré Mis ojos a este mundo, para abrirlos en la Presencia de José, primero, y de Je­sús después. Como ustedes saben, acomodaron Mi cuerpo dentro de una tumba de piedra y la sellaron por tres días. Durante ese tiem­po, permanecí libre en las Octavas Superiores, preparándome para la Ascensión de Mi forma física. Luego regresé y resucité esa forma carnal. La atraje hacia a Mí, la absorbí dentro de Mi Propio Santo Cristo Interno y entré conscientemente dentro del Corazón de Mi Presencia, como lo había hecho Mi Hijo antes que Yo. Dejé, dentro de la tumba, una rosa blanca para cada una de las personas de la comunidad. Por eso, la rosa blanca es particularmente querida por aquellos que formaron parte de ese servicio.

Cuando corrieron la roca que sellaba la tumba, encontraron que el cuerpo no estaba y la fragancia de las rosas llenaba el lugar. Entonces hicieron santo ese día, conocido hoy como el “Día de la Asunción de la Santísima Virgen”.

Después de esto, en Mi estado de completa Libertad Divina, disfruté del reencuentro con todos aquellos que Me habían asistido desde el otro lado: El Señor Maitreya, Gabriel y Rafael, Jesús y José, Ana y Joaquín, Isabel y Juan, Juan el Bautista y todos los que se habían ido antes. ¡Sí, y con Judas también!

A esto le siguió la coronación de Mi humilde Ser para el servi­cio. En una gran ceremonia mística, similar a aquélla en la que el Amado Saint Germain y la Amada Portia se comprometieron en el mes de Mayo de este año, el Amado Maestro Jesús puso sobre Mi cabeza la Corona de Reina de los Cielos para la Dispensación Cris­tiana. Cósmicamente, Me convertí en la Madre del Mundo. Y lo fui hasta hace poco, cuando le traspasé a Portia, la Diosa de la Oportu­nidad, ese gran oficio para la Nueva Era.

Así que esta mañana, amados de Mi corazón, les dejo la Rosa Blanca de la amistad en memoria de una Ascensión consciente. Re­cuerden que el día en que también ustedes hagan a un lado las vesti­duras de carne y sean Libres en Dios, les daré la bienvenida como Amiga y como Madre.

          Que las bendiciones de Nuestro Señor Jesús y de Dios estén siempre con ustedes. ¡Buenos días!




Un Discurso de la Amada María

Madre de Jesús



12
PENSAMIENTOS-FORMA DE
BENDICIÓN


Amados y benditos hijos de Mi vientre, amigos de Mi cora­zón, que colaboran con Dios en el establecimiento de la Gloria y la Majestad de Su Reino, ¡cuánto los amo! Cómo ha fluido Mi solici­tud, amistad y devoción hacia vuestra Llama de Vida que ha ardido tan brillante, constante y entusiasmadamente en medio de los mares de maya. Cada uno de ustedes cuida la lámpara de vuestra propia luz, impregnando en vuestros votos individuales, el entusiasmo de vuestro ser personal. Sin embargo, en vuestro servicio cooperativo, ustedes están emitiendo una luz que ha abarcado al planeta entero, a través de los esfuerzos de sólo un puñado de corrientes de vida, sinceras, devotas y benditas.

Uno no puede saber cuán lejos va a llegar una bendición cuando es dada por un corazón lleno de amor. Un pensamiento-for­ma de bendición no más grande que el tamaño de una uña, con her­mosas alas, creado por el amor del corazón y liberado para bendecir a la vida, puede dar la vuelta al mundo. Puede descansar sobre el hombro de algún hombre, mujer o niño que esté con el “corazón decaído”, dándole la fuerza justa y el coraje que necesita ese ser para “armarse de valor” nuevamente y enfrentar victoriosamente los pro­blemas de su vida diaria. Esa persona sería alentada nuevamente por una bendición nacida en vuestro pecho, dictada por vuestro corazón o vuestros labios, pero siempre impulsada por el sentimiento.

Amores, cuando se reunieron el día de hoy, y en los días pre­cedentes a esta clase, vuestro Santuario se asemejaba a una de esas hermosas “Copas Eucarísticas” que han sido moldeadas en memoria del primer Servicio de Comunión. De Él han sido irradiados esos di­versos pensamientos-forma, cada uno engendrado por vuestra pro­pia acción vibratoria particular y por el Rayo al que pertenecen. To­dos ellos tenían pequeñas alas y se han ido hacia el norte, sur, este y oeste, anclándose en muchos corazones humanos y Fuerzas de la Naturaleza, permaneciendo allí animados por un Ser Dévico o Que­rúbico, encarnando el estímulo de vuestra luz como un regalo dura­dero y permanente de esta clase.

Verán, no es suficiente hacer los decretos, invocaciones y ben­diciones, para luego, cuando se han agotado, dejar que el mundo vuelva a dormirse nuevamente. Esos decretos, invocaciones y bendi­ciones deben ser “revividos” y sostenidos en luz eterna de manera que vivan y crezcan, como aún lo hace la luz de Mi Hijo, aumentan­do en esplendor, magnetismo y poder, para mover a otras corrientes de vida a alcanzar un logro similar. Esa es la actividad de “La Luz de Dios que Nunca Falla”; la actividad de Aquellos de Nosotros que estamos a Su servicio.

En el Plano de los Maestros Ascendidos, cada pensa­miento, sentimiento y palabra hablada es tan perfecto y her­moso que ha adquirido el derecho de vivir para siempre y de convertirse en una radiación permanente de bendiciones para este Universo. Así que esta semana, hemos ordenado cuidadosa­mente las energías que ustedes han liberado. Hemos enviado hacia delante aquéllas que han ganado el derecho de vivir en este mundo de las apariencias físicas, como también en el mundo mental y emo­cional de la humanidad. De la Eucaristía, que es el cuerpo de esta clase, hecha de las células vivas de vuestra propia vida y luz, ha flui­do una bendición para el Reino de la Naturaleza y también para el reino humano, que será percibida mucho tiempo después de que re­gresen a vuestros pequeños ámbitos y respectivas localidades.

PENSAMIENTOS AL PIE DE LA CRUZ EN EL PRIMER VIERNES SANTO

Hoy, en millones de altares arden velas por Mi Hijo. Hoy, ante muchos púlpitos, la gente se arrodilla para pronunciar las palabras del “Rosario”. El día de hoy, a través de la devoción de la gente, Mi remembranza también se eleva como una nube azul de incienso, no sólo aquí en América, sino también en Europa y Oriente. Toda esa energía magnetizada se convierte en un “Puente” sobre el cual Mi vida puede fluir de regreso a los corazones de aquellos que recuer­dan a Jesús, a María y a José. En forma abstracta, tal como son sus devociones, a través de la actividad de esta mañana, les traemos de regreso, a cada uno, las bendiciones de una Familia simple y hogare­ña que vivió sólo para servir a Dios y para cumplir con Su Voluntad. Vivimos para escribir en los registros Akáshicos un mensaje de esperanza, de bondad Divina, de la luz y la vida de Jesús, de manera que las generaciones venideras lo leyeran, encendiendo así sus cora­zones y agitando sus espíritus. Era Nuestro deseo que, por aquí y por allá, entre las laboriosas masas, pudiera haber uno o más que diera un paso al frente en el Sendero de la Luz, sobre las brillantes huellas de Nuestro Amado Jesús, caminando hacia arriba, tal como lo hizo Mi Amado Hijo, dentro de la gloria de la Resurrección y de la Ascensión.

Escribimos sobre los registros Akáshicos y así oramos en vigi­lia constante. Vivimos una vida natural y cerramos un peregrinaje. Cuando Nuestros días terminaron, gracias a la benevolencia de Dios y a la misericordia de Su amor, se Nos llamó de regreso a “Casa”. Parecía que los logros habían sido escasos, excepto por los muy po­cos que habían tenido el honor de disfrutar la proximidad con el Amado Maestro y Su mensaje.

También parecía que se había logrado muy poco cuando Mi fuerte y joven Hijo fue puesto en la cruz del Calvario. Parecía que poco se había logrado con Sus palabras de sabiduría, Su vida de Gracia y Sus curaciones milagrosas.

Juan y Yo estábamos parados al pie de esa cruz, y mientras Yo veía a la turbulenta y curiosa multitud que miraba fijamente a quien parecía indefenso; reflexioné por un momento, pensando: “¿Adónde ha venido a parar toda nuestra larga vida? ¿Qué hemos logrado? Tal vez tocamos el corazón de unos pocos que ahora están dispersos. La juventud y la belleza han languidecido...”. Sin embargo, en una maña­na de Pascua, poco tiempo más tarde, mientras permanecía de pie viendo la figura resucitada de Aquél a quien había querido tanto, be­sando Su bendita mano, viendo el Sol matinal reflejado en Su brillan­te cabello y esa luminosa calidez en Sus ojos, sintiendo la propia tex­tura del manto que había tejido con Mis propias manos, pensé: “¡Sí! Si tan sólo un hombre ha logrado esto, y si solamente Él y Yo sabe­mos de esta victoria, ¡todo esto ha valido la pena! Lo que uno ha hecho, todos lo lograrán algún día”. Verán ustedes, esa fue la prome­sa del Padre de la Vida antes de que encarnáramos. Esa fue la pro­mesa del Señor Maitreya antes de que tomáramos la Iniciación: que si uno podía hacerlo, y uno lo haría, todos los hombres, muje­res y niños tendrían una oportunidad similar cuando eligieran aceptarla.


EL VOTO DE MARÍA A JESÚS PARA QUEDARSE
Y COMENZAR LA DISPENSACIÓN CRISTIANA

Por consiguiente, el Amado Jesús y Yo sentimos una enorme felicidad esa mañana de Pascua por lo que habíamos logrado, e hici­mos juntos un nuevo voto. Prometimos entonces que aquello que habíamos comenzado con sencillez, pero con una enorme fe, lo sos­tendríamos ¡con el favor de Dios! Aún cuando Nuestros caminos se separaran temporalmente y en los Niveles Internos no Nos volviéra­mos a ver por algún tiempo, sostendríamos el nacimiento de la Dis­pensación Cristiana hasta que la Resurrección se convirtiera, no so­lamente en un credo, sino en una Verdad externamente manifestada para la decadente carne de toda la humanidad.

Así, cuando Jesús Me dijo: “¿Te quedarás por un tiempo?”. Le contesté: “Hijo, Yo he vivido largo tiempo por Ti; he respirado sólo para darte el coraje de Mi vida. ¡Me quedaré aunque fuera por una Eternidad!”. Allí hicimos el pacto que más tarde completamos en Betania, cuando Jesús subió ese hermoso sendero hasta la querida roca en la que Yo había orado tan a menudo. Él entraría triunfan­te dentro del Corazón del Padre de donde vino; Yo me quedaría con unos pocos, sólo los que habían oído Su voz, sentido el latido del corazón de Su Presencia y que estaban desparramados y sacudidos. Yo sería su fortaleza, confortamiento y amor. Entonces, magnetiza­ríamos juntos cualquier corriente que Jesús, en Su luz y sabiduría, Nos enviara. Hicimos esto para que la Dispensación Cristiana, que viviría dos mil años por Nuestra luz, tuviera la vitalidad, el fuego y la fuerza espiritual necesaria para sostenerse a sí misma cuando hubié­ramos abandonado la pantalla de la vida.

Amados, ¡todavía no saben lo que significa dedicarse comple­ta y profundamente a un propósito Divino! Están en el proceso de aprendizaje y eso los acerca mucho a Mi Corazón, ya que, ustedes saben, ¡Yo Soy vuestra Madre, y Mi amor por ustedes es tan gran­de como alguna vez lo fue por Jesús y Mi cuidado hacia Él. El ‘Con­cepto Inmaculado’ que sostengo por ustedes es tan brillante y per­fecto como el que Me dio Gabriel aquel día, cuando nuevamente Me trajo, a través del velo de la carne, la remembranza de Mi voto y del ministerio de Jesús. ¡El ‘Concepto Inmaculado’ de Jesús no era ni una pizca más hermoso que el de cada uno de ustedes! ¡Ay! Llega­rán a saber, a medida que se elevan más y más en conciencia, que todos los hijos de Dios, todos y cada uno, son igualmente queridos. La completa perfección de cada ser se convierte en el único poder motivador detrás del latido de vuestros dulces corazones.

PRIMERAS EXPERIENCIAS DE MARÍA CON
LOS ARCÁNGELES EN EL TEMPLO

Sabrán ustedes, mis queridos amigos, que Yo tenía sólo tres años, era muy pequeña para lo que es la edad en la Tierra, cuando Ana y Joaquín Me llevaron al Templo. Ese Templo era muy grande a los ojos de un bebé, y muy impersonal. Mi madre y Mi padre eran muy reales para mí; también lo eran mi casa y mi vida de pequeña. Aún así, aquel día Mis padres hicieron ese gran servicio y renuncia y Yo me incorporé a la vida de ese Templo para permanecer allí hasta que hubiera adquirido la madurez. Recuerdo la amabilidad de aque­llos que me cuidaban, pero las disciplinas del Templo nunca son sua­vizadas para un individuo. Ni aún por Jesús, ni por Juan, fueron sua­vizadas las disciplinas de los Esenios. Tampoco fueron suavizadas para una tierna criatura, ni siquiera en el Templo en el que Yo viví.

Fue una vida solitaria para una niña pequeña que era introspectiva al extremo, y los más amables de todos conmigo fueron los Arcángeles. Recién había llegado del Cielo, todavía no había olvidado el brillo de Sus alas, el lustre de Sus cabellos ni la magnificencia de Sus Presencias. En Mi pequeña celda, con frecuencia de noche, la magna y brillante Presencia del Señor Miguel venía a sentarse al lado de Mi cama. Como asistencia e instrucción, traía a un grupo de pequeños Ángeles Defensores, para que marcharan de un lado a otro de Mi cama, tal como cuando les permiten a sus hijos jugar con soldaditos de juguete. Sin embargo, éstos eran seres reales en movimiento. De esta manera, Él Me enseñó, con la gentileza y la amabilidad de una Madre, las actividades de los Ángeles Defensores, Aquellos cuyo servicio particular fue y es mantener a las almas de los hombres, siempre y cuando sea posible, libres de las sutiles influencias de sugestiones de impureza e imperfección.

Luego, a medida que nos conocíamos más y más, estas pe­queñas figuras representaban una variedad de cuentos que Él ponía en Mi conciencia para mostrarme la Omnipotencia de Dios.

En Mis primeras actividades en el Templo, los sacerdotes ha­bían recibido la instrucción de que Yo debía ser particularmente en­trenada en los poderes de la concentración. Creo que no tenía más de cinco años de edad cuando, estilo en mano, se Me dio la tarea de copiar las letras de las Escrituras y, mientras Mis amiguitas jugaban en los jardines y disfrutaban bailando, Yo descifraba laboriosamente esas letras y me esforzaba por quitar de Mi mente el resplandeciente Sol al cual adoraba, el cielo azul y todas las alegrías de la niñez. Por la tarde, con frecuencia Me iba tan lejos de la gente como podía, a un determinado lugar donde encontraba el confortamiento y la dulzu­ra del gran Arcángel Rafael, cuyo amor era enorme. No puedo des­cribirles la felicidad de ese vínculo, la belleza de esa compañía. Más tarde, vinieron las experiencias con la fuerza del poderoso Gabriel —el poder infinito de Su luz y pureza.

Sin embargo, habiendo aceptado el karma de la raza, a medi­da que crecía en edad el recuerdo de las alas de los Ángeles se me fue apagando. Ya no podía oír Sus voces. Entonces llegó una etapa, la “oscuridad” de Mi alma, como cada uno de ustedes la puede te­ner cuando la gloria del Cielo parece estar cerrada. Durante esa época, tuve que meditar en Mi corazón sobre la “Unidad de Mi Ser” con Dios, Nuestro Señor. Continué haciendo esto hasta que fui libe­rada del Templo.

MEMORIAS ACERCA DEL ENCUENTRO Y ASOCIACIÓN CON JOSÉ

Luego llegaron los días en que yo esperaba que apareciera el Guardián de Mi vida. Nunca olvidaré ese día en que conocí a José. No puedo olvidarlo porque detrás de Él, por primera vez en muchísi­mos años, vi la resplandeciente figura del Gran Arcángel Zadquiel. En realidad, ni siquiera vi a José, pero sabía que éramos el uno para el otro. Detrás y sobre Él estaba El Luminoso Arcángel Zadquiel, del Séptimo Rayo, recordándome así al Reino Angélico, el cual pa­recía haber quedado relegado a la imaginación de la niñez.

Recuerdo aquellos días, cuando José y Yo Nos preparábamos para el nacimiento de Jesús. Me recuerdo confeccionando las pe­queñas ropitas para ese Niño y disfrutando del vínculo con José, quien era en Sí mismo un hombre místico muy avanzado espiritual­mente.

Él era miembro de la Hermandad de los Esenios y sabía mu­cho sobre la Ley, acerca de la cual Me enseñó en aquellos meses de espera. Juntos planificamos Nuestro futuro; rezamos para que cada uno de Nosotros tuviera la fuerza para completar la misión con glo­ria. Así oramos aquella noche en Belén, cuando tomé entre Mis de­dos el primer ricito del fino cabello de Jesús y José Me dijo sonrien­do: “Creo que ahora sí hemos pasado lo peor de esta experiencia”. Ya estábamos listos para establecernos y comenzar los años de cre­cimiento.

Recuerdo que Me desperté una noche, y al ver a José parado en la puerta, sentí que estaba preocupado. Me levanté rápidamente y fui a Su lado. Él dijo: “María, anoche tuve una advertencia. No sé si es de Dios y de los Ángeles, o si son los miedos del Plano Psíquico que están siendo presionados contra Mi mente consciente. Me pare­ce imposible que Él, que ha nacido para conquistar una victoria tan grande, vaya a ser sometido tan pronto a semejante crueldad. Aún así, se Me ha dicho que debemos huir de esta tierra de inmediato”.

Le dije: “José, tranquilicémonos y oremos”. Así lo hicimos y enseguida sentí en Mi interior la veracidad de ese mensaje. Ya saben cómo tomamos a Nuestro Niño, y huimos hacia la tierra de Egipto. Detrás de Nosotros, la sangre de los niños corrió por las calles, y Yo prometí entonces, y Jesús lo hizo más tarde Conmigo, que personal­mente asistiríamos en su Ascensión a cada uno de esos niños, cuya sangre de vida fue un sacrificio, ya que ellos murieron para que Él vi­viera. ¡Esa promesa será cumplida en el Nombre de Dios!

Por un tiempo vivimos en Egipto, y Nuestro Amado Jesús pasó rápida y fácilmente a través de todas las experiencias en Luxor. No Me era permitido ir con Él a estudiar dentro del Templo, pero fui entrenada en los poderes de la concentración y, en privado, recibí la misma instrucción de manos del Amado Serapis Bey. Esta instruc­ción trataba sobre la Resurrección del cuerpo, la suspensión de la respiración y la preparación para la manifestación pública de esa Resurrección, que tendría lugar a través de Mi Hijo para bendecir a toda la humanidad.

Luego vinieron los años en que regresamos a Jerusalén; cuan­do los problemas y peligros ‘inmediatos’, por así decirlo, habían desaparecido. Le siguieron los años de crecimiento, cuando debía­mos cumplir con “lo que estaba escrito” en las Escrituras; cuando Je­sús subió al Templo y cumplió en obediencia “lo que estaba escrito” según la Ley, convirtiéndose, en Verdad, en “el Príncipe de la Casa de David”. Allí disfrutamos juntos de esos dulces años.

Finalmente, un día José Me dijo: “Se me ha dicho que no me quedan muchos años por delante. Llegará el momento de separarnos y Tú deberás continuar sola. Me ha dicho Mi Maestro que ha llegado el momento de que presentemos Nuestro Hijo a los Esenios. También es hora de que traiga a Santiago y a Juan ante Tu Presencia y los inicie en sus caminos espirituales. Luego debo ir en busca de aquellos hombres que, según ha dicho Mi Maestro, serán Tu fortaleza y la de Jesús en los días que vendrán”.
Santiago y Juan habían sido criados por una amorosa mujer, y José, su Protector, sabiendo que a ella le quedaban pocos días de vida, estaba preocupado por los chicos, que todavía eran muy jóve­nes. Él Me dijo: “Amada María, ¿piensas que debemos traer a Santiago y a Juan a vivir con Nosotros en este momento, o es más sabio mantener santificado Nuestro hogar para la Presencia de Nuestro bendito Jesús?”.

Le dije enseguida: “No tomaré sola esta decisión. Dejémosla descansar con El Señor”.

Lo hicimos y encontramos que era mejor no interrumpir la san­tificada paz de Nuestro Amado Jesús. Entonces, dijo José: “Iré a ver a estos muchachos y les preguntaré quién aceptará el rol como encargado de la casa y quién desea recibir el entrenamiento prepa­ratorio para ser la ‘mano derecha’ de Jesús en los días por venir”.

José fue a la casa de los muchachos. Santiago, que era más fuerte, mayor y un hombre más práctico, asumió las responsabilida­des de la casa. Juan fue llevado con los Esenios, donde permaneció bajo su entrenamiento por unos años. Luego de que Juan se había ido, José Me dijo: “Creo que mejor voy a llevar a Santiago a Gali­lea. Él es demasiado joven para vivir tan solo, así que lo llevaré con aquellos hombres que permanecerán junto a Jesús en los días que se avecinan. Me familiarizaré con ellos y, de acuerdo a sus capacidades de comprensión, Me encomendaré a alertarlos sobre las cosas que vendrán. Mi Amor, esto es, si puedes prescindir de Mí por un tiem­po”.

Le dije: “José, vivimos con un sólo propósito, la victoria de este ministerio y la educación de aquellos que pueden asistirnos. Mi Amor: Eres tan libre como si Yo no estuviera encarnada”.

José dijo: “Haré estos viajes tan cortos como pueda, ya que cada vez me queda menos tiempo en la Tierra. Antes de irme, quiero estar lo más que pueda junto a Ti y a este Niño, a quien amo más que a la vida misma”.

Así, José se fue con Santiago a Galilea. Allí fue a ver a Pedro y a Andrés para hablar con ellos. Ahora, esto podrá parecerles sor­prendente, al menos a algunos de ustedes que tal vez no conocen la acción interna de la Ley, pero José supo de aquellos discípulos años antes de que Jesús supiera de su existencia. José habló con estos hombres, llevándole a cada una de sus conciencias tanto como pu­dieran absorber y como la Ley lo permitiera en ese momento. Luego volvió a casa y conversamos juntos esas cosas. José Me decía: “Ma­ría, hay una fuerza allí en ese hombre; allá, quizás habrá duda; en aquel encontrarás dulzura. Cuida a estos hombres”.

No conocí personalmente a los discípulos hasta algún tiempo después, pero cuando lo hice, las sabias predicciones de José me fueron de gran ayuda. Verán ustedes, no había otra cosa en toda Mi vida más que el deseo de concentrarme en el “Concepto In­maculado” de mi Hijo. Por lo tanto, en aquel entonces, José hizo por Mí y por Jesús, el trabajo preliminar en el establecimiento de la Era Cristiana. Hoy en día, ustedes Le están prestando la misma clase de servicio a Él, al servir en la Causa de Saint Germain.*[4]

Un día, José dijo: “Voy a llevar a Juan para que se reúna con Santiago en Cafarnaúm. Así, habré terminado Mi trabajo”.


LA TRANSICIÓN DE JOSÉ

La separación del Amado José y Mi persona no fue triste como son las separaciones. Su misión estaba cumplida y, si me per­miten, cumplida con una hermosa dignidad. Jesús era ya el mara­villoso poder encarnado del Cristo Cósmico, habiendo recibido ese poder de manos del Señor Maitreya, a Quien ya había aceptado como Su Instructor Cósmico (El Señor Maitreya representa al Cris­to Cósmico para la Tierra)*[5]. Durante los años de crecimiento de Jesús, el servicio de Nuestro amado José a Su corriente de vida había consistido en ser Su Instructor y un ejemplo del Padre para Él. Cuando Jesús se hubo desarrollado al punto en que El Se­ñor Maitreya podía ser Su instructor, la tarea de José concluyó.

A través del contacto con José, los discípulos fueron alerta­dos, no sobre la persona de Jesús, sino sobre la venida del Mesías, y estaban en proceso de preparación para formar parte de ese gran evento. También fueron alertados sobre la verdad de que tal venida del Mesías entraría muy pronto en el escenario de la vida.

Ustedes verán, una parte de sus grandes Iniciaciones consisti­ría en reconocer a Aquél que se les había dicho que vendría. José no les dijo a estos hombres que Él conocía en persona a Aquél que sería el Mesías, sino que por el estudio de las antiguas profe­cías y enseñanzas de la Ley, Él sentía que la hora de la aparición de este Mesías había llegado. En otras palabras, no se les reveló exac­tamente Quién sería el Mesías; tendrían que discernir la realidad de Su misión a través de los sentimientos de sus propios corazones cuando lo conocieran, lo que no es tarea fácil para ningún ser hu­mano.

José me dijo un día: “María, te sugiero que luego de mi transi­ción subas a Betania lo antes posible. El Amado Jesús debe partir hacia el Oriente en busca de Su Propio Instructor en la India, el Amado Director Divino. Tú quédate en Betania y, de ser posible, que Isabel y Juan (el Bautista) te vengan a visitar. Te dejo en las ma­nos de nuestros amigos”.

En el momento de Su transición, Jesús y Yo estábamos junto a José, y dijo: “Sabes María, voy a hacer una promesa al dejar esta vida. Al mirar la hermosa Presencia de Nuestro Hijo, al ver Tu luz y fortaleza, al encontrar que este viaje a la Casa del Padre es tan dulce, voy a hacerle una promesa a la vida. ¡Esa promesa será que algún día asistiré a cada hombre, mujer y niño perteneciente a las evoluciones de este planeta, para que dejen la Tierra con la misma felicidad y dignidad, el mismo control de sus facultades y la misma seguridad en la Vida Eterna que Yo tengo! Los que hayan realizado bien su trabajo, podrán pasar conscientemente al ‘más allá’ en paz y felicidad”.

Así, Nuestro Amado José se convirtió en el Patrono del “Tránsito Feliz”. Todos están familiarizados con eso, ya lo sé. Aquellos de ustedes que están interesados en la humanidad en masa, pueden hacer que cada ser humano tenga una “transición” digna, feliz y hermosa, invocándolo.

No mucho tiempo después de que José se hubiera ido, Jesús comenzó a prepararse para viajar hacia el Oriente, a la India. Yo subí a Betania y Me quedé allí por un tiempo. No voy a volver sobre lo mismo, ya que esas experiencias están registradas en otra parte.*[6]
Encontré ese Monte de Betania, que se convertiría en el lugar desde el cual Jesús ascendería a la gloria de la Perfección, en el ápice de Su ministerio. Al subir esa colina cada día en sole­dad, rezando y elevando Mis invocaciones por Su victoria, es­taba en realidad estableciendo un patrón de luz para Él. Al ha­cer esto, construí un sendero, tal como lo hace cada individuo que atraviesa victoriosamente las “salvajes” experiencias de las creaciones humanas. Todos y cada uno de estos individuos ensancha el sendero de la fe y la verdad para aquellos que lo siguen. Así que nuevamente, con Mi Propio cuerpo físico (como al momento del nacimiento), con Mi Propia vida, cons­truí un sendero de luz para Jesús sobre la ladera de esa coli­na. En la cima de ese monte, construí también un sendero, en este caso, a través de los Planos Astral y Psíquico, haciendo conexión con la conciencia de la Amada Vesta (Diosa-Madre de la Tierra desde nuestro Sol físico). Más tarde, Mi Hijo cami­naría triunfante sobre este sendero. Aunque la fuerza era Suya, no obstante, la vitalidad y el fuego, y aún toda Mi vida sumada a la de Él, Le dieron una asistencia adicional.


ENCUENTRO CON LOS DISCÍPULOS Y ASOCIACIÓN CON ELLOS

Jesús regresó de la India, como recordarán, y estuvimos juntos poco tiempo, antes de que comenzara seriamente Su ministerio; an­tes de que saliera a buscar a los hombres a los cuales José había alertado con anterioridad, aquellos que se convertirían en sus discí­pulos. Jesús encontró rápidamente a estos hombres y feliz regresó con ellos. Entonces, por primera vez vi a aquellos de quienes había oído hablar, que ya conocía por el carácter y naturaleza de las des­cripciones que Me había dado Mi amado esposo José. A través de Su servicio, Él “conectó” Nuestras conciencias.

La mayor parte del tiempo, mientras Jesús estaba ocupado en Su ministerio, Yo me quedaba en la casa, encomendada en preparar la victoria de la mañana de la Resurrección. Ya les he hablado breve­mente acerca de esto.

Ahora, como los Seres Ascendidos siempre llegan a adquirir una luz brillante, fuerza, belleza, coraje, felicidad y confianza positiva en todo, a medida que les he estado hablando esta mañana, he abier­to Mi corazón, el tesoro de mi pecho, lleno de memorias dulces y sagradas que nunca antes había compartido. También durante este tiempo, Nosotros (el Amado Jesús y otros Maestros de la Energía) le hemos estado dando Nuestras bendiciones a toda la humanidad. Por favor, sientan que mientras he estado hablando con ustedes, Mi Amor y Luz han penetrado muchos cuerpos donde ha habido do­lor y oscuridad y muchas mentes donde ha habido confusión. Ese amor, luz y vida permanecerán allí, dando su asistencia, mucho tiem­po después de que ustedes hayan corrido al reencuentro de vuestros seres queridos en este mundo de las formas.


ENTRENAMIENTO CON Y DEL REINO ELEMENTAL

Antes de terminar, Me gustaría hablarles brevemente sobre el Reino Elemental, con el cual ustedes están principalmente interesados en esta clase. Yo fui entrenada en los Templos de la Naturaleza, para servir a la vida sosteniendo el “Concepto Inmaculado” del Maestro Jesús. Por consiguiente, puedo hablar con cierta autoridad sobre este tema. Deseo poder cargar este sentimiento de autoridad dentro de vuestros mundos emocionales, antes de dejarlos este día.

La naturaleza del Reino Elemental es reflejar aquello que ve. ¡Inmediatamente se convierte en aquello en lo que pone su atención! Después de ser entrenadas, otras vírgenes y Yo, se nos daban ocho o diez pequeños Elementales para que les enseñáramos. La primera experiencia que tuvimos fue que al presentarnos ante nuestra pequeña audiencia, ¡cada Elemental que allí se encontraba, se convirtió inmediatamente en una imagen Nuestra! Era como mirarse en un espejo y ver ocho o diez réplicas Nuestras. Todas tuvimos esta experiencia. Al principio, no nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando. Yo pensé para Mis adentros: “Seguro que Me dieron, para que les enseñe, Elementales que tienen afinidad conmigo, y todos somos bastante parecidos ya que éste es el modo más armonioso para trabajar”.

¡Trabajé varios meses bajo esa presunción!

Luego empecé a darme cuenta, que cuando yo estaba de rosa, ¡ellos también estaban de rosa! Cuando venía de azul, ¡esta­ban todos de azul! Si usaba una corona de flores en Mi cabeza, ¡todos tenían coronas de flores exactamente iguales en las suyas! Comencé a reflexionar sobre eso, y Me dije: “Ahora, o bien aquí no hay nadie y Yo estoy exteriorizando en maya Mi propia forma, o algo anda mal en lo que estoy tratando de hacer”.

Amados corazones, en este trabajo ¡tienen que aprender a pensar! Se les da sólo una pista, digamos, del esquema com­pleto, y ustedes tienen que desarrollarlo. A algunos se les puede presentar una experiencia y la desarrollarán; otros, todavía permane­cerán sentados con la misma ‘semilla’ de Verdad al cierre de sus vi­das y nada habrá surgido en la forma de una flor o fruta. Sin embar­go, si ustedes tienen la determinación de llegar a algún lado en el Sendero de la Vida, comenzarán a examinar las experiencias que tengan. Así lo hice Yo.

De ahí en adelante, observé cuidadosamente la respuesta del Reino Elemental. Entonces aprendí que estaba en Su naturaleza refle­jar aquello que veía. Bueno, ¿qué habían visto hasta ese punto, apar­te de una niña inexperta que no había logrado nada? Me vino a la mente: “¡No estás enseñando nada! Solamente estás reflejándote en un montón de seres pequeños, sólo estás duplicando lo que eres. Ahora, ¿por qué no creas para ellos algo que puedan moldear? Haz que sea interesante para Ellos. Haz que esa forma que crees sea más poderosa que tú misma y deja que tu personalidad vaya ‘apagándo­se’ hasta desaparecer, para que así los Elementales puedan crear una flor, una fruta o cualquier cosa que sea beneficiosa para el Reino que Ellos sirven”.

Elegí algo simple que pudiera ser útil y práctico en este planeta Tierra: el helecho de “Culantrillo”. Todavía sigue creciendo hoy en día aquí en la Tierra y fue un regalo de Dios para el planeta exteriorizado a través de Mi conciencia. Ese día Me detuve antes de entrar al Templo y Me dije: “María, ahora tienes que empe­queñecerte para que esta forma, el helecho que has creado en pen­samiento y sentimiento, pueda agrandarse y ser la figura predominan­te ante la atención de estos Elementales. Sabrás quién es más gran­de, si Tú o Tu servicio, por la reacción de estos espejitos que están aquí”

Sostuve ante Mi pequeña audiencia ese helecho de “Culantri­llo” que había creado, y ‘esfumándome’, me esforcé por imprimir esa forma en sus pequeñas conciencias. El momento más feliz de Mi vida para entonces, fue cuando dejaron de ser “pequeñas Marías” y comenzaron a ser la encarnación de la forma que había dise­ñado para Ellos. Supe entonces que allí estaba Su maestría.

LA IMPORTANCIA DE HACERSE AMIGO DE
LOS ELEMENTALES (REINO DE LA NATURALEZA)

Ahora, ¿por qué les cuento esto? No lo hago porque Mi vida tenga alguna importancia en particular para otro ser, sino porque us­tedes están ahora, o pronto lo estarán, lidiando con las fuerzas de la Naturaleza que los rodean, con un mundo en proceso de decaden­cia. Pueden creerlo o no. ¡Conviven con el elemento agua, la tierra y el aire! ¿Qué es lo que va a hacer esa vida Elemental cuando vea agi­tación y temor? Sólo magnificará, reflejará e incrementará esa agita­ción y creación destructiva, salvo que pueda ver maestría, control y equilibrio. Ustedes saben aun en el caso de un animal enojado, cómo actúa cuando ‘huele’ el miedo. Sin embargo, donde están presentes la serenidad y la maestría, la creación animal entra en receso y ¡ac­túa el principio del amor!

Cuando sucede algo inusual (ni siquiera tienen que salir de este salón para comprobar esto), un sonido inesperado, la caída de algún objeto o algo por el estilo, el cuerno emocional recibe un shock. ¿Cómo creen que sería si hubiera un terremoto, un maremoto o tal vez se produjera una tremenda actividad cataclísmica? ¿Qué creen que pasaría con las masas de gente que no tienen conocimiento consciente de la Ley, entrenamiento espiritual ni disciplina, y manifies­tan escaso equilibrio y muy poco control de sus energías? ¡Encima de eso, El Reino de la Naturaleza reflejaría los sentimientos de esas personas! Supongamos que hubiera diez millones de personas llenas de temor. Agréguenle a eso la energía arremolinándose en la atmósfera del lugar donde la actividad cataclísmica ya comenzó, ¡y tendrán toda esa aflicción reflejada en los océanos, en el aire y tam­bién en la tierra! Si hubiera unos pocos, tan sólo unos cuantos, que pudieran prescindir de la personalidad y sostener la mis­ma maestría que mantuvo Jesús, cuando se paró en ese bote en el Mar de Galilea y le ordenó que se aquietara, ¡ENTON­CES PODRÍAN MANEJAR LAS ENERGÍAS DEL REINO DE LA NATURALEZA!

¡El Reino de la Naturaleza siempre reconoce a Su maes­tro! No obstante, si no hay un Maestro en una ciudad, en una nación o en el planeta, los Elementales van a seguir los patro­nes de las masas, ya que reflejarán y reproducirán aquello que ven. ¡REFLEXIONEN EN ESTO! Reflexiónenlo, amados, y háganse amigos de las Fuerzas de los Elementales. Sean positi­vos en vuestro deseo de alcanzar la Maestría; ¡estén prepara­dos para ser Maestros de vuestras propias energías y de to­das las energías que contacten en el mundo que los rodea!

Mientras la Amada Kwan Yin continúa Su servicio, espero que dediquen y consagren los decretos que van a hacer esta noche a las Fuerzas de los Elementales, manifestando un cálido sentimiento hacia ellos, un sentimiento de amistad y de conciencia de Su presen­cia. Si dedican unas pocas horas de vuestra vida, sin sentir tensión ni miedo, a liberar una energía de felicidad, ya que la energía de felici­dad es la única que se va a conectar con los Elementales en primer lugar, pueden prestar un gran servicio.

Amados, habiendo tomado mucho de vuestro tiempo esta ma­ñana, les dejo Mi Amor, el amor de una Madre por Sus hijos; el amor de Mi bendito Jesús, Quien les hablará el Domingo; el amor del Santo Señor Maitreya, Quien Nos guió y protegió a Jesús y a Mi persona; el amor de Juan, Quien fue, contrariamente a lo que Él les dijera aquí la otra tarde, la fuerza y el consuelo. El siempre trató de cumplir cada deseo que tuve, aún antes de expresarlo. En cada oca­sión en la que necesité ayuda, Juan siempre estuvo presente. Verda­deramente, Él fue el amor.

Queridos amigos, a quienes conocí en Judea, con los que compartí el pan, que caminaron conmigo y con Nuestro Amado Maestro Jesús, quienes aceptaron y gozaron la gloriosa mañana de la Resurrección, que subieron la Colina de Betania y vieron Su brillante resplandor en la atmósfera. ¡A todos ustedes les deseo unas Felices Pascuas de Resurrección! ¡Dios está con ustedes, hasta que volva­mos a encontrarnos!

***







[1] La Amada Madre María y el Amado Maestro El Moyra fueron los Padrinos para la Humanidad de la Tierra durante 1954.
[2] Cada uno de los siete días de la semana recibe consecutivamente la radiación de cada uno de los siete Chohanes de los Rayos. Por ejemplo: Domingo, Señor Sirio (Azul); Lunes, Soo Shee (Dorado); Martes, Lady Rowena (Rosa); Miércoles, Serapis Bey (Blanco); Jueves, Hilarión (Verde); Viernes, Juan el Amado (Oro Rubí); Sábado, Madre Mercedes (Violeta). A este respecto, sería de gran ayuda para el estudiante si hicie­ra el intento de vestir por lo menos alguna prenda del color del Rayo correspondiente al Maestro del día. Esto ayudará al estudiante a tener presente la concentración que se esfuerza por sostener: (Para mayor in­formación sobre este tema, pueden referirse a nuestro Libro “El Séptimo Rayo”)
[3] * Nota del Editor: En la Clase de Navidad, en Diciembre de 1954, todos aquellos que estaban en el “Confinamiento”, como también los que es­taban en el “Reino de los Durmientes”, salieron voluntariamente, toma­ron sus Pergaminos de manos de los pacientes Devas y se presentaron ante el Tribunal Kármico por su propia voluntad. Esto permitió la com­pleta disolución del “Confinamiento” y el retorno del “Reino de los Dur­mientes” a su propósito original, esto es, ser un lugar de descanso tempo­ral para las almas que necesitan esa asistencia entre encarnaciones. De ahora en adelante, a las almas sólo se les permitirá permanecer en el “Reino de los Durmientes” por un año entre las encarnaciones físicas.
[4] * Nota: Nuestro Amado Saint Germain fue José en una encarnación anterior.

[5] * Nota del Editor: Actualmente, el Señor Maitreya es el Buddha de la Tierra, y el Señor Koot Hoomi ocupa el cargo de Cristo Planetario.
[6] * Nota: Las experiencias a las que la Amada Manía se refiere aquí están descritas en varios de los discursos de este libro.

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