DE:
“EL AURA HUMANA”
De Kut Humi y Djwal Kul el Tibetano
1. Kut Humi
**La manifestación combinada de cuerpo, alma y mente, crea, alrededor de la columna vertebral y de la médula oblongada, emanaciones que algunos denominan aura humana y otros, campos magnéticos del cuerpo humano...
**Cada individuo en el que arde la Llama de la Vida revela lo que es, precisamente en el campo energético de su ser y en las emanaciones magnéticas que rodean su forma física, como si lo pregonara a los cuatro vientos, todo lo que realmente es, todo lo que ha hecho e incluso el prodigio de lo que será.
**Dentro del hombre hay ya una naturaleza creativa. Al hacer mal uso de la naturaleza creativa, los hombres, en incontables vidas, han fabricado condiciones indeseables e insanas que atormentan a la juventud, molestan a los ancianos y no contribuyen para nada al mejoramiento de la calidad de la vida humana, como fue previsto originalmente por Dios Todopoderoso.
**Cada individuo tiene un ángel que representa la pureza del Dios infinito y que, por decreto divino, está asignado a su corriente de vida desde la fundación misma del mundo. Este ángel no sólo es capaz de leer los registros de la vida de todos los habitantes del planeta, sino también de comunicarse directamente con el corazón de Dios para "contemplar el rostro de mi Padre que está en el Cielo". Por lo tanto, el propósito de Dios de revelarse al ángel de Su Presencia, vinculado a cada uno de Sus hijos, se efectúa a través del Santo Yo Crístico, en perfecta armonía con el Plan Divino.
**Cuán desafortunados son los que, aun cuando siempre perciben lo elevado y lo profundo del hombre, nunca son capaces de llegar a ser lo bastante impersonales en sus planteamientos y atribuir "a uno de mis hermanos pequeñitos" la calidad del Cristo viviente. A los hombres no les es nada difícil creer que la Deidad en Su plenitud habitó en el cuerpo de Jesús, pero sí les es difícil creer que habita también en ellos mismos. Sin embargo, es lo que Dios ha hecho. Al conceder la Llama Crística, depositó Su plenitud en cada hijo e hija.
**Para continuar con los estudios sobre el aura, examinaremos ahora las influencias del mundo sobre la Mónada humana. El hombre es una criatura de diseño sencillo; sin embargo, se torna complejo al exteriorizar ese diseño. Cuando los hombres se ponen a pensar por primera vez sobre su naturaleza, apenas se dan cuenta de las ramificaciones de la conciencia de cada individuo. Las influencias y los pensamientos del mundo y los sentimientos de la humanidad se transmiten fácilmente, de forma consciente o inconsciente, de persona a persona; y, al transmitir los pensamientos y los sentimientos, ni el que los emite, ni el que los recibe tiene la menor garantía de que la estructura de su propósito permanecerá intacta.
Si la luz que el hombre lleva y transmite es indeseable, los que son fáciles víctimas de sus pensamientos y sentimientos, o los que tienen una afinidad natural con él, pueden reflejar en sus propios mundos los efectos de esos pensamientos y sentimientos. Así, hoy en día, muchos son víctimas de los pensamientos de otros –incluso de pensamientos provenientes de otras eras, los cuales prevalecen porque los hombres han puesto su atención y sus energías en ellos.
Efectivamente, se puede decir que el hombre ha dotado sus actos, malos o buenos, de una existencia semi-permanente y que la conciencia del bien y del mal, asimilada por Adán y Eva, sigue existiendo en el hombre actual, porque la ha perpetuado con su libre albedrío. Empero, si retorna a la conciencia edénica de Dios, el hombre es capaz de encontrar el Árbol de la Vida, que está en el centro de ella, de comer sus frutos y vivir eternamente.
**Ya es hora de que los hombres comiencen a examinarse como individuos con un potencial creativo que pueden usar para influir en las auras de los demás, pero que, a su vez, los hace susceptibles a la influencia de éstos, ya sea buena o mala. Los pensamientos de amor, alegría y paz -pensamientos divinos, creados en los corazones de los santos y de las huestes angelicales- nunca deberían evitarse, sino más bien incrementarse con el campo magnético del aura. Los hombres pueden aprender los unos de los otros y sus emanaciones áuricas pueden obtener beneficio del contacto con aquellos cuyas auras están llenas de virtudes.
Dado que para el aura es tan fácil absorber el vicio como la virtud, el individuo tiene que entender cómo puede este proceso de transmisión de pensamientos y sentimientos ayudarle o estorbarle en su ocupación diaria. Como la gente no se da cuenta en absoluto de los efectos de la conciencia de las masas ni de la presión mental de vecinos y amigos, nosotros seguimos haciendo hincapié en la importancia de usar la Llama Violeta Transmutadora y el Tubo de Luz, para impedir eficazmente que en el aura penetren características indeseables y evitar sus efectos sobre la mente y el ser.
**Ahora bien, sin lugar a dudas, ciertos problemas se manifiestan actualmente en el mundo tan sólo como resultado del contacto que el individuo tiene con el campo áurico o energético de la humanidad encarnada. Por lo tanto, se deben mostrar claramente métodos de protección, que han de comprenderse según el nivel de cada cual...
**Las huestes angelicales y los Hermanos del Manto Dorado -que trabajan eficazmente con este conocimiento desde un punto de vista totalmente constructivo- ansían ver el día en que toda la humanidad comprenda cómo puede usar esta fuerza benéfica de su aura en forma correcta y adecuada. Porque los hombres verán que el aura está destinada a ser un reflejo de lo Bueno para todos los que se crucen en su camino y para el mundo en general.
**Por lo tanto, es la voluntad de Dios que cada generación trate de mejorar la calidad de la vida abundante en el planeta con todos los medios disponibles que se ajusten a las enseñanzas y prácticas del Cristo.
**Regreso, pues, a los principios básicos de la Ley de los Maestros Ascendidos, mencionando a todos la necesidad de hacer uso de su Tubo de Luz y de la Llama Violeta Transmutadora como la máxima protección que se pueda tener contra las fuerzas manipuladoras...
**Cuando apliquéis divinamente la sabiduría de la Gran Hermandad Blanca para la manifestación correcta de la realidad en vuestro mundo, estoy convencido de que vuestra aura y la calidad de vuestra vida mejorarán muchísimo, en verdad. Recordad que yo deseo que seáis como una flor -una rosa o un loto- que espera en los pantanos de la vida para recibir las preciosas gotas de verdad que el Cielo ha preparado para vosotros. Si estáis dispuestos a esto, estoy convencido de que no necesitaréis más pruebas de la realidad de vuestro ser, del reino que lleváis dentro y que se está desplegando, ni de cómo podéis tomar posesión de él -tal como Dios desea- en forma segura, sana y correcta.
**Por lo tanto, el deleite de la Ley de Dios estará hoy en la boca del hombre o de la mujer que pronuncie la Palabra viviente, invocando del Corazón de Dios aquella magnificencia que ya es de por sí, y reclamando en la Palabra YO SOY, la plenitud de la Divinidad incorporada en él, por ser coheredero de la Conciencia Universal Crística.
En cuanto a los efectos que los pensamientos y sentimientos tienen en el aura humana, mencionaremos brevemente el tema de la coloración. A medida que la intensidad de las luces blanca y violeta va aumentando en el aura -sobre todo los tonos pálidos y etéreos-, se nota la amplificación de la percepción del hombre y un aumento de su espiritualidad. Cuando la luz amarilla pálida -casi dorada- va inundando la mente, las proyecciones mismas de la inteligencia cósmica se manifiestan como rayos de luz conectados entre sí que permiten que la mente del hombre entre en contacto con la Mente Universal de Dios.
Cuando en el aura se amplifica la belleza del color rosa pastel -fuego vibrante de la copa de amor universal-, el hombre es capaz de derramar sobre el mundo los pensamientos puros de amor divino. Como ya muchos saben, el color violeta -que tiene la más alta vibración en el espectro- es transmutativo y vigoroso. De regio linaje, el hombre que llena su aura de este color se inviste de la invencibilidad del Rey de Reyes. Este regio color es el Fuego Cósmico del Espíritu Santo que, cuando se mezcla con el Azul Celeste de la Voluntad de Dios, se manifiesta como el Amor Divino en acción en esa Sagrada Voluntad. La Luz Verde -eternamente nueva y abundante- carga el aura del hombre con el poder de la curación y provisión universales. Sellarlo todo en la Voluntad de Dios es beber del cáliz de dicha voluntad sagrada. En el azul eléctrico de los Maestros Ascendidos el aura refleja pureza y poder.
**Las vibraciones de la ira muchas veces se registran como ráfagas de color carmesí, del mismo modo que el negro se ve en el aura como la opacidad, causada por pensamientos y sentimientos negativos, de la luz de la Presencia que se descarga, generalmente en forma natural, a través del ser del hombre.
Recordad, amados míos, que el tono del aura divina es una prolongación de Dios, tal como la forma de pensar y sentir es la prolongación de la conciencia humana. Cuando la conciencia mortal y su abuso de la luz interfieren en el aura en su estado natural y puro, se crean las coloraciones negativas que son tanto vistas como sentidas por los hombres más sensibles. Los colores puros del aura se enturbian cada vez que las emanaciones de los pensamientos y sentimientos imperfectos se mezclan con los colores puros emitidos a través del prisma del Cristo...
Con respecto a esto, quiero decir que es posible aprender a discernir los pensamientos y sentimientos de los mortales y a percibir lo que está pasando en su mundo. Pero debe tenerse en cuenta la diferencia entre pasiones momentáneas, conscientemente deseadas, y las tendencias emocionales profundamente arraigadas y perpetuadas. Cuán fácil es, en el proceso de discernir qué hay en el aura, ver lo que no es inmaculado en los sentimientos, pensamientos o actos de una persona, y no entender que tal vez se trata sólo de un disturbio temporal y superficial. Tiempo después, si esa persona no se cuida de anular tales disturbios, readiestrando la mente y los sentimientos y gobernando conscientemente el flujo de la energía, puede tener lugar una penetración más profunda, debida a la cual la contaminación del aura alcanzará niveles subconscientes, prolongando así el tiempo en el que el hombre se entrega a estados negativos.
Todos los que desean amplificar el inmaculado concepto divino de los demás deberían tener mucho cuidado de no intensificar más bien -debido a sus percepciones incompletas- esas condiciones negativas, que tal vez ni siquiera existen en aquellos a quienes quieren ayudar, sino que tan sólo se manifiestan momentáneamente. Téngase en cuenta también la cuestión de la proyección de los campos energéticos colectivos de energía calificada negativamente que pueden convertirse en una pátina, o capa de sustancia que cubre la vibración natural de los individuos. Si bien es totalmente ajena al campo energético de los individuos, un observador descuidado o inexperto puede, en un momento inadecuado, diagnosticar dicha capa de oscuridad como un afloramiento de la base de su identidad.
Recordad siempre, amados corazones, que los que caen en el pantano saldrán tal vez cubiertos de lodo, porque las arenas movedizas de la vida, por su naturaleza misma, siempre tratan de hundir al hombre. No obstante, éste puede liberarse -y se libera- de tales condiciones, venciendo con la misma victoria gloriosa que hace que el loto surja de entre los pantanos de la vida.
Quiero que se entienda, pues, que con el simple acto de invocar la Luz de la Conciencia Crística el hombre puede superar el desagradable color verde amarillento de la envidia y del resentimiento, el amarillo lodoso del intelectualismo egoísta, los rojos carmesí de la pasión, e incluso el violeta casi negro de la justificación engreída.
Para ver a los demás claramente, amados corazones, recordad que el hombre primero tiene que percibir en sí mismo el hermoso cristal de la pureza cósmica. Luego, sacando la viga de su propio ojo, puede ver claramente para quitar la paja del ojo de su hermano. Al purificar vuestra percepción, podréis disfrutar de todo el proceso de la contemplación del Cristo en vosotros mismos y en los demás, a medida que, uno tras otro, los pequeños disturbios del aura se van aclarando gracias a la manifestación natural de la belleza candorosa de la inocencia cósmica.
¿Qué es la inocencia si no el sentido interno? El poema de victoria que Dios escribe por conducto del hombre está ya ahí como matriz y forma creativa, y espera que lo escriba en las páginas de la vida. La densidad humana puede haber interferido en la manifestación del Cristo en el hombre; sin embargo, la luz y el amor de la ley le han de aportar la máxima purificación, haciendo posible que los hermosos colores de la Conciencia Crística penetren en el aura.
**Hoy en día, son muchos los que se preocupan por la expresión facial y la apariencia de los maestros sin fijarse siquiera en los rasgos del carácter ni en la realidad del alma que componen el ser interno de un hombre o de una mujer. Los verdaderos buscadores han de interesarse pues, no tanto por la belleza exterior de las apariencias, sino por la belleza interior que produce esas manifestaciones en el aura humana que causan la admiración de todo maestro ascendido porque son la cristalización del diseño divino.
Si alguno de vosotros ha sido alguna vez juez en un concurso de belleza, entenderá lo difícil que es elegir entre los múltiples aspectos de la belleza de Dios. En el caso de los Maestros Ascendidos y los Señores del Karma, es el puro deleite lo que los motiva a dar su sello de aprobación a todo lo que refleje el propósito divino en los que aspiran a representar a la Hermandad y a glorificar a Dios en su cuerpo y en su espíritu. ¡Qué magnifico potencial existe para cada hombre! Deseo que nuestros estudiantes mediten sobre la riqueza de la devoción natural, radiante y consagrante que Dios ha depositado en el hombre. La oportunidad de expresar la perfección del Espíritu Santo, cuando se entiende correctamente, permite al hombre confeccionar el Traje de Bodas de su propio Ser Crístico.
Ahora bien, yo sé que a lo largo de los años muchos de los estudiantes de lo oculto han insistido en la capacidad del discípulo avanzado de leer el aura humana, de interpretarla y, efectivamente, de verla. Permítaseme decir ahora con toda franqueza que ninguna habilidad psíquica, ni siquiera la de leer el aura humana, demuestra en la persona que la posee esa maestría con la que el verdadero adepto supera las condiciones exteriores.
Yo no digo que los adeptos no tengan esta capacidad, sino simplemente que el tenerla en forma parcial o incluso total no es necesariamente indicio de un estado espiritual avanzado del individuo...
**Yo preferiría con mucho que los estudiantes consideraran el beneficio que obtendrían de contemplar lo bueno en sí mismos y en los demás y de pugnar por lo bueno, como ha dicho mi bienamado compañero El Morya. Porque es probable que el fruto del esfuerzo no siempre se muestre en la superficie, ni siquiera en la superficie del aura; pero se encuentra detrás, en el verdadero registro de vida de los logros del hombre. Por ello Dios ha dicho: "No juzguéis para que no seáis juzgados".
Aquí, en Shigatse, nos abocamos a transmitir la sabiduría sagrada; nos dedicamos a la armonía y a la verdadera hermosura. Claro está que hay momentos en que el hombre tiene que darse cuenta de que lo que ocurre en su mundo no es del Cristo. Es entonces cuando tiene que ser capaz de desembarazarse de sus problemas y de reconocer que ni estos ni las condiciones perjudiciales que lo rodean corresponden a la naturaleza de Dios. Por lo tanto, el Señor no le pide que prolongue sus problemas ni que se deje abrumar por lo que lo rodea. Debo añadir aquí que, al alimentar la naturaleza divina, el hombre encontrará que el aura se asemejará en forma muy natural a la Presencia en Su Radiante Perfección. Éste es el patrón que aparece en los cielos de la Conciencia de Dios y que puede aparecer en el cielo de la conciencia de todos los hombres, porque brota del modelo de perfección que está en germen en el hombre, tal como se manifiesta en la Presencia arriba.
Cuando Jesús dijo: “Yo y mi Padre somos uno”, se refería a la armonía de la radiación divina de la Presencia de Dios y el Cuerpo Causal en la manifestación exterior, la cual se convirtió en una con Dios al reunirse con la realidad. Por eso, los rayos de colores que se habían concentrado en el "manto de muchos colores" se convirtieron en el nimbo, halo o resplandor de la Conciencia Crística que lo rodeaba: la túnica sin costuras que llevaba por ser Hijo de Dios.
**El acceso lógico a la realidad de Dios se encuentra en lo profundo del ser humano. El hombre es una verdadera mina de belleza y perfección cuando regresa a la imagen divina -y no conozco mejor forma de realizar el milagro de que la estrella del resplandor divino se refleje en el aura humana que el volverse uno con Dios. Este obstáculo que parece imposible de superar es la panacea que el hombre anhela, y que encontrará si la busca con suficiente diligencia y no tiene miedo de sacrificar su pequeño yo; porque todos los males humanos se curarán cuando se convierta en lo Divino en manifestación...
**¡Cuán maravilloso será cuando el hombre dirija sus facultades de percepción a la contemplación de la realidad de Dios en sus propios pensamientos y criterio!
**El hombre piensa que es materia sólida. Vive dentro de una envoltura de carne y hueso impregnada por su conciencia. La conciencia debe considerarse como el enlace del hombre con su Origen, y la flexibilidad de aquélla como la mayor de las ventajas del hombre; empero, cuando es usada incorrectamente, se convierte en su máxima debilidad. Hoy en día, la conciencia de la humanidad se deja influir tan fácilmente por actos triviales y bárbaros, que el magnífico designio cósmico preparado por el Cielo al crear al hombre raras veces se reconoce, ni siquiera escasamente.
El hombre se enreda con facilidad en manifestaciones triviales del reino de lo terrenal; y sus enseñanzas, por su naturaleza, le hacen creer que los objetivos divinos y los actos de los maestros ascendidos no serán de su agrado...
**Ya es tiempo de que los hombres conciban el efecto que su conciencia y sus pensamientos tienen en el aura humana. Y hasta diré que incluso sus opiniones influyen fuertemente en ellos, para bien o para mal...
**Me interesa hacer hincapié en que de la grandiosa Aura del Ser Crístico, bullente de luz, irradia una cualidad que es ya divina desde su emanación y que aporta curación, nobleza, honor y fortaleza cósmica a todos los que entran en contacto con ella.
**El aura del hombre es, en efecto, literalmente, una emisora de las energías de Dios y sus rayos cósmicos. Las energías de luz y los pensamientos mismos de Dios y de los Maestros Ascendidos se combinan con los buenos pensamientos que surgen del plano mismo de la vida del individuo y luego se proyectan o se emiten al mundo de las formas, en todas direcciones.
**Si todos supieran cómo utilizar el Tubo de Luz y la Llama Violeta Consumidora, y creyeran en este método de auto-transformación, estoy seguro de que el mundo sería otro...
**La energía debe ser dirigida como el día perfecto que cae del Cielo y penetra en la vida de todos a los que toca. Dejad que cielos azules esplendorosos y gotas doradas de luz de sol fluyan copiosamente y atraviesen el follaje de la conciencia humana, para que se multipliquen el verdor, la belleza y el color del día de perfección en el pensamiento de todos los hombres.
Quisiera reprender a algunos y señalar que, a veces a sabiendas y otras sin saberlo, utilizan las energías de Dios para fomentar sus propios caprichos y sentimientos en el mundo de la forma. Probad el camino de Dios, el camino de la perfección; porque tal como la Conciencia Crística es la mediadora entre Dios y el hombre, éste puede también convertirse en mediador junto con el Cristo: y, en vista de que hace lo que quiere con las energías que Dios le da, controla -en un sentido relativo dentro del mundo de la forma- una porción de la energía divina dada a todo el planeta. Cuando se dé cuenta de esto, los cimientos de su vida entera pueden cambiar, si él así lo desea. Cito este pensamiento que procede directamente de una conversación que tuve con el bienamado Morya; confío en que los estudiantes lo tomarán a pecho.
¡Qué maravillosa oportunidad os espera como regalo de Dios cuando empleéis correctamente Su energía! ¡Uf, podéis literalmente moldearos y moldear el mundo entero según la imagen divina! El potencial de bondades que yacen en el seno del hombre es en verdad prodigioso; y, a medida que éste vaya aprendiendo cómo ampliar y custodiar adecuadamente sus emanaciones áuricas, se irá dando cuenta cada vez más de este potencial.
Nosotros haremos lo que esté de nuestra parte para dar a conocer el maravilloso reino de los cielos a todos los que podamos. En el nombre de Dios, ¿estáis dispuestos a ayudarnos a extendernos, como Sus pies y Sus manos, a iros convirtiendo amorosamente cada vez más en manifestaciones de la gracia de Dios? La nube del aura refulge, la nube del aura crece; la belleza del reino celestial se solidifica en el hombre a medida que va adquiriendo una mayor comprensión de su propia naturaleza real.
**El sendero que conduce a las estrellas se encuentra en el hilo de luz anclado en el corazón, desde el cual se expande naturalmente el patrón áurico individual...
**Tratamos de fomentar el mismo entendimiento que Jesús impartió a sus discípulos... Todo su esfuerzo estaba dirigido a demostrar lo que el hombre puede hacer y lo que el hombre puede ser cuando se une con la Llama Divina. Y yo os digo hoy que esto significa ser, existir, entender que sois un rayo de luz intensa que llega desde el Sol Central al mundo de la forma. Esta es la clave de la maestría creativa.
**Es necesario que comprendáis que podéis aportar nuevamente magnificencia y devoción a la causa de vuestra propia e inmaculada libertad, y que ésta puede ser un río cristalino que fluye desde el trono de Dios, a través de vuestra aura -que habéis consagrado como recipiente del Espíritu Santo-, hasta el mundo de los hombres. Entended que, dondequiera que vais, os acompaña la oportunidad de hacer brillar vuestra Luz -vuestra aura- y que, porque sois, porque tenéis ser y sois ser, podéis empuñar la onda de iluminada fortuna y lanzar al mundo, casi con delirante abandono, vuestra copa de júbilo que se derrama por el simple hecho de que sois una manifestación de Dios. Debéis ampliar la comprensión de la magnificencia del flujo: el flujo de los pequeños electrones en su estado puro y ardiente que a veces parecen bailar en abandono total y otras marchar como soldaditos en formación exacta que ora se dispersan adoptando formas que al principio pueden parecer erráticas, ora se reagrupan en intrincados diseños geométricos.
**Jesús dijo: “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, sino el Padre que mora en mí es el que realiza las obras. Entiéndase que los fuegos internos que se avivan en el Fuego del Espíritu Santo en vuestro seno pueden expandirse por vuestro propio deseo de ser la voluntad de Dios en acción. Entiéndase que estos fuegos actuarán como un imán divino para aumentar el flujo de perfección hacia vuestra aura y, de ahí, hacia el mundo. Compréndase que, por lo tanto, hay que ser cada día más entusiastas en la expansión cotidiana de vuestra luz a través de las meditaciones sobre el Espíritu Santo.
**Es nuestro deseo enseñar a los hombres que no es necesario que el aura humana sea nunca un mar lodoso, sino que puede siempre ser un mirar eterno en las corrientes de la perfección inmortal de donde surge el ser de cada hombre...
**No os dejéis engañar. La luz está ahí para ser contemplada. La luz está ahí para que os convirtáis en ella. ¡Reclamadla! ¡Identificaos con ella! Y sin hacer caso de que los hombres se burlen de su sencillez o no, no desistáis en vuestros esfuerzos candorosos de alcanzar la madurez en Dios. Algún día el Divino Hijo Varón llegará a vosotros y podréis contemplar y ser el Aura del Cristo Viviente. Seguirlo en la regeneración significa seguirlo en las corrientes solares de la luz que fue, es y siempre será...
**Estamos esperando la redención del mundo y en nuestra Hermandad necesitamos hombres que, aunque hayan caído por error, puedan simplemente tener confianza y poner sus manos en las nuestras como si fueran las manos de Dios...
**El Cielo necesita en la Tierra hombres que puedan hacer las Obras de Dios. Para que un planeta cumpla su destino, debe contar con quienes puedan trabajar en la luz infalible de Dios, invulnerables a las fuerzas del anticristo que, si pudieran, derrumbarían toda noble empresa de los hijos e hijas de Dios, a los que de vez en cuando atacan y seguirán atacando maliciosamente valiéndose de métodos psíquicos; con ello, las vestiduras de sus auras resultan a veces penetradas e incluso rasgadas, a no ser que sean fortificadas espiritualmente. No obstante, cuando esta bendita aura se intensifica y solidifica debidamente con luz, se convierte en el escudo de Dios contra la intrusión de toda energía negativa, que repele automática y maravillosamente las saetas enviadas desde los reinos de la oscuridad, tratando de penetrar en la paz de Dios que reside en el interior, y por ende destruyéndola.
Permítaseme traer a la memoria de todos la envoltura natural de invulnerabilidad que sirve para proteger a todo hombre de esas saetas de insultante fortuna, que vuelan tan libremente entre los hombres por la atmósfera del planeta. Sin embargo, valiéndose de medidas extraordinarias, las fuerzas de la oscuridad con frecuencia logran causar toda clase de disputas entre los hombres, y por esa falta de armonía pierden momentáneamente su protección. Con este juego atrapan a los hombres desprevenidos y los atacan luego de nuevo con tal saña que, por temor, los obligan a abrir su mundo a las energías discordantes, y esto hace que sus prendas se desgarren.
**Ahora quisiera decir llanamente que aparte de la fortaleza espiritual se requieren asimismo reservas espirituales, que casi podrían considerarse como baterías de reserva de energía cósmica. La acumulación de la luz de Dios dentro del aura a través de la comunión con el Señor de los ejércitos y mediante invocaciones y oraciones, más el hecho de mantener la conciencia en estrecho contacto con los ángeles, con los minúsculos constructores de la forma que actúan bajo dirección divina, y con todos los que son amigos de la luz, crea una alianza con las fuerzas del Cielo. A través del contacto con el aura de cada devoto, estos auténticos poderes de luz pueden, entonces, precipitar las fortificaciones espirituales necesarias que le darán una protección extraordinaria en momentos de necesidad.
Entienda cada estudiante que cuenta con una protección triple: primero, por la gracia de Dios goza de una inmunidad natural del alma que no debe perder por ira o por argucias psíquicas; luego, tiene la ayuda de las huestes angelicales y de los seres cósmicos con los que se ha unido y ha unido a su campo energético, con sus invocaciones y sus oraciones; y finalmente, y no menos importante, tiene la oportunidad de pedir a su propia Presencia que continúe el amparo divino, intensificando el Tubo de Luz, que también constituirá en su aura las necesarias capas energéticas de defensa que crean un concepto protector impenetrable.
**¿Queréis entender, junto conmigo, la necesidad de ser el escudo de Dios, de permanecer imperturbables sean cuales fueren las condiciones o dificultades a las que haya que hacer frente? Porque es el poder del Cielo el que vive dentro de vosotros para fortalecer la luz que emana de vuestro ser, tanto de dentro para afuera como de fuera para adentro. Vosotros podéis recibir, por fuera y por dentro, de la luz fortalecedora que hace que el hombre se dé realmente cuenta de que puede ser, tanto en su aura como en el puro ser de sus seres, un escudo de Dios, impenetrable, indómito y victorioso.
**¡Guardaos de aquellos que, con argumentos intelectuales o dogmas religiosos, buscan destruir vuestra hermosa fe en la sutilísima protección de los ángeles! Por su incredulidad, el hombre no ha podido darse cuenta de la magnífica protección que el aura humana puede recibir de las huestes angelicales. Debido a su falta de reconocimiento y de sintonía, se ha permitido pasar por muchas experiencias desgarradoras que podían haberse evitado con una simple llamada de auxilio a estos seres, a los que Dios ordenó desde la fundación del mundo que se convirtieran en sus raudos mensajeros de amor, sabiduría y poder.
¿Habéis pensado alguna vez en el amor, la sabiduría y el poder que comunican los ángeles? Me permito sugerir que lo hagáis hoy. Porque sobre el recorrido de vuestros pensamientos y su prolongación hacia los planos espirituales, sobre la trayectoria tan veloz y tan frecuentada del aire, estas infinitas criaturas del corazón de Dios, que en Su Nombre y con Su Poder prestan tan glorioso servicio, vuelan en las puntas de las alas de la Luz, cumpliendo Sus mandatos y respondiendo a vuestros llamados...
¿No queréis, entonces, comenzar hoy mismo el proceso de iniciar o de intensificar vuestro contacto con las huestes angelicales, con el fin de fortalecer vuestra aura con lo que viene a ser la sustancia misma del halo exterior de la llama de la propia realidad de Dios, dirigida a los fuegos áuricos de las huestes angelicales y brillando dentro de ellos? ¡Cuánto se complacen en recibir la invitación de los mortales que desean alinearse a los propósitos de Dios! Y, ¿sabéis?, estos seres poderosos no pueden fallar en su misión cuando una llama de la luz en encarnación, un hijo de Dios, los invita a venir y dar auxilio.
Una vez que los hombres entiendan este hecho –que las huestes angelicales responderán a sus llamados-, una vez que comprendan que estos emisarios del Cielo están obligados por ley cósmica a responder a sus súplicas y a enviar ayuda allí donde sea necesario, se darán cuenta también de que incluso Cristo aprovechó la ministración de los ángeles a lo largo de su vida...
**Las huestes angelicales son el ejército de Dios, el poder, el servicio, la perfección y la fuerza de Dios, que fluyen desde el reino de la inmortalidad a su inmediata manifestación en la región de los mortales y establecen el contacto necesario entre Dios y el hombre.
*El desdén que la humanidad ignorante manifiesta por las huestes angelicales ha sido la causa de que muchos caigan bajo las influencias negativas de las fuerzas de la oscuridad, que flotan en la atmósfera buscando destruir la paz, el poder y la pureza de los hombres.
No puedo concluir este capítulo sin hacer resonar las trompetas de júbilo cósmico en beneficio de las huestes angelicales. Muchos de los que ahora estamos clasificados como santos en algunas iglesias cristianas invocamos a los ángeles cuando, en calidad de devotos espirituales, nos consagramos a Cristo para servir a la humanidad, sabiendo perfectamente que solos no podíamos hacer nada. Por lo tanto, buscamos la ayuda de las huestes angelicales como mensajeros designados por Dios. No esperábamos que Dios mismo bajara e interviniera en las situaciones cotidianas que enfrentábamos y que requerían de alguna ayuda especial del Cielo; pero sabíamos que El enviaría a Sus Legiones para que cumplieran Sus órdenes, en Su nombre y con el sello de Su autoridad y poder.
Cuan trágico es que algunos hombres, henchidos de orgullo humano, quieran hablar sólo con Dios directamente, e ignoren así a los que Dios ha enviado, incluso a los Maestros Ascendidos y a los hijos e hijas de Dios en la Tierra, a los que se ha dado la ordenación especial de transmitir el mensaje de la verdad a la humanidad. No tiene ningún caso que una humanidad desquiciada, empeñada en múltiples guerras y conflictos, lance también una ofensiva contra los que en verdad defienden en el nombre de Dios la Cristeidad de todos los hombres.
Vocación de gran magnitud es salir con Su poder y en Su nombre. Que nuestra protección acompañe a los Hermanos del Manto Dorado que prestan servicio en planos no ascendidos, que, en el dulce nombre de la sabiduría, desean enseñar a los hombres la verdad de los siglos, gracias a lo cual recibirán en sus auras el canto celestial que es la gloria de Dios en las alturas y la paz Dios en la Tierra a todos los hombres de buena voluntad. El mensaje de los ángeles que retumbó por las llanuras de Belén cuando Cristo nació lo escuchan desde entonces los pocos que, en cada siglo, han estado en comunión con los ángeles ministradores; sin embargo, la luz de los ángeles es para todos.
¿Cómo fue posible que olvidáramos tan negligentemente, como ha hecho la humanidad, el servicio y la devoción de los ángeles, enviados desde una octava de poder y belleza que penetra en la vuestra? ¿No deseáis, pues, tomar en consideración a los ángeles benditos –no sólo a los poderosos arcángeles, sino también a los querubines y serafines- en los próximos días y a lo largo de toda vuestra vida? Porque muchos quisieran comunicarse con los grandes arcángeles, como los bienamados Miguel, Chamuel y Uriel, y no se dan cuenta de que aun ellos, con su gran caudal divino, tienen sus propios ayudantes que, en cumplimiento de su noviciado y de sus propias aspiraciones de ascender en la jerarquía angelical, están dispuestos a hacer cualquier favor divino en beneficio de los hijos de Dios en la Tierra cuando ellos se lo piden. Todos deben entender, pues, la necesidad de hacer la petición. Porque el Cielo no entra en el mundo del hombre sin ser invitado, y hasta el angelito más pequeño de todo el Cielo acoge el amor y la invitación de los hombres a ser útiles.
La información que he dado esta semana puede ayudaros a completar en vuestra vida la formación del aura y llenarla de un fulgor tan bello que, cuando vaya pasando por vuestra conciencia, desechará la ignorancia del ego humano y la remplazará con la Luz de Cristo. Doquiera que vayáis, ahí va Dios, y Sus ángeles lo acompañan. Haced que vuestras auras estén tan llenas de pureza y determinación de hacer la voluntad de Dios, y de ser una avanzada del Cielo, que si vuestra sombra roza a otra criatura hecha por Dios, ésta reciba salud, júbilo, belleza, pureza y un aumento de percepción divina.
Vosotros le pertenecéis a Dios. Vuestra aura, el vestido que Dios os dio, fue diseñada para intensificar Su amor. No la desgarréis; no la abráis por la fuerza con descuido; mantenedla ceñida a vuestro alrededor como una mantilla de amor y luz. Porque algún día, como el patito feo que se convirtió en cisne, el aura se convertirá en el Traje de Bodas del Señor -luz blanca acerada, reforzada por el resplandor divino que nadie puede tocar-, que literalmente transforma el ser exterior del hombre en la Perfección de la Presencia, que se conserva eternamente intacta, cuya luz se expande y resplandece a medida que va creciendo con los fuegos del hogar y del amor divino.
**Recordad que vuestra aura es vuestra luz...
**¡Cuántos hombres han entendido mal lo que es el aura y lo que puede hacer! El aura es la suma total de la emanación de la vida individual, en estado tanto puro como impuro. Con frecuencia, ocultando bondadosamente a la vista de la gente el lado oscuro de la naturaleza humana, el aura proyecta a los hombres su más bella apariencia, de la blancura de la madreperla, como si atendiera a las palabras de Dios que vienen desde la antigüedad: "Aunque vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos".
Hay ocasiones en que el aura momentáneamente se invierte de dentro para afuera y pone en el primer plano el aspecto más feo de la naturaleza humana, el cual verán quienes son bastante sensibles para percibir el aura humana. Este pregonar a los cuatro vientos, los errores de un hombre no es siempre deplorable; porque cuando el oro se refina en el fuego del propósito, muchas veces la escoria sube a la superficie para ser desechada. Por lo tanto, cuando de vez en vez alguna influencia negativa aparece en vosotros o en otros, no la consideréis como una plaga permanente, sino como una espina que podéis quitar y eliminar del mundo de las apariencias. El hecho de que lo que estaba dentro haya salido a la superficie es un ejemplo del principio de redención; y, debidamente entendida, esta depuración puede significar el fortalecimiento de vuestra aura y de vuestra vida.
Como parte integrante del proceso de borrar en la corriente del tiempo y del espacio, amados corazones, Dios, en Su gran sabiduría, frecuentemente hace uso de esta exposición a la vista del público o a la de vosotros como medio para ayudaros a deshaceros de una situación indeseable. ¿Ya habíais pensado en esto antes? ¡Qué lástima si no! Suprimir el mal o empujarlo hacia el fondo, ocultándolo como si con ello os fuerais a deshacer de él, no surte efecto realmente; porque todas las cosas deberían entregarse a Dios para ser juzgadas -gustosa, alegre y espontáneamente.
Los hombres no deberían seguir sintiéndose agobiados por el sentimiento interno de culpa o de insatisfacción que la supresión de la verdad a menudo trae consigo. Porque el expurgar el aura humana de estas condiciones indeseables no tiene que ser un proceso largo. El solo reconocer, humilde y candorosamente, que habéis cometido un error y el intento sincero de corregirlo harán mucho por la purificación de vuestra aura. Dios no le echa en cara, iracundo, al hombre lo que éste ya se ha infligido a sí mismo al hacer mal uso del libre albedrío; porque el hombre se impone su propio castigo al negarse acceso a la gracia de Dios por infringir la ley. Por eso, las dulces gotas de misericordia y de bondad divinas se ofrecen al hombre como agentes depurados de su propia censura. Son frescas y refrescantes, como la lluvia celestial que a nadie se niega.
Llenad, pues, vuestra conciencia de deleite divino y observad cómo la purificación del aura alegra a los ángeles. ¿No habéis leído nunca las palabras del Maestro: "Habrá más alegría en el Cielo por un solo pecador arrepentido que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse"? ¡Oh, qué mundo más maravilloso se manifestará a la humanidad cuando el poder de Dios pase, literalmente, por el corazón y el ser del hombre sin impedimentos, inundando el planeta de luz!
**Sin embargo, los hombres deben entender que, hasta que no se hayan preparado para el gran banquete de bodas al cual han sido invitados, no podrán saber bien qué significa el progreso de la vida; porque el tinte oscuro del dolor y de la degradación del hombre afecta tanto a la conciencia que el hombre difícilmente puede reconocer al prometido en su Yo Divino. Es una pena que el hombre, celestial por naturaleza, por el mal uso del libre albedrío haya disminuido la frecuencia vibratoria natural de sus átomos, dada por Dios, a un punto tan bajo que incluso el templo de su cuerpo tiene que quebrarse una y otra vez con el fin de detener los ciclos del sentido del pecado. Cuando el recipiente de barro se quiebra, el hombre recibe la oportunidad de entrever la realidad, cosa que nunca haría -a no ser que hubiera alcanzado el autodominio- si su vida continuara por tiempo indefinido en un solo cuerpo físico.
¡Cuán profundas y hermosas son las mercedes de Dios! Con cuánta solicitud ha provisto al hombre del don del libre albedrío, para que al hacer las elecciones correctas pueda encontrar su camino al trono de la gracia y recibir ahí la confirmación de su propia soberanía, conferida por Dios: "Tú eres mi Hijo; hoy yo te he engendrado”...
**Quiero dar a cada estudiante la comprensión de que, así como existe la llama de Dios en el aura de un individuo, de igual forma existe la llama de Dios en el aura del planeta. Todo acto de fe que se lleva a cabo se suma a la acción del fuego sagrado sobre el planeta, tal como todo acto de profanación derrumba las grandes fortificaciones cósmicas, construidas tan tierna y cuidadosamente por manos angelicales que se unen a los hombres y a los maestros en el servicio a la vida. Que todos entiendan lo que significa la construcción del templo cósmico dentro del microcosmos y del Macrocosmos. El templo cósmico del aura es un edificio permanente del Fuego Sagrado. El templo cósmico del mundo se compone de muchas auras dedicadas al Espíritu del Señor que mora en ellas. Los pensamientos y sentimientos iluminados ayudarán a los individuos y a la humanidad, que luchan juntos como si fueran uno, a arrojar a la pila de los desechos los pensamientos, sentimientos y acciones que no sean dignos de formar parte de la superestructura del templo del ser.
¡Sed selectivos! ¡Sed perfectivos en todos vuestros actos! Porque hay alguien que está asignado para vigilar y esperar con vosotros hasta que llegue el momento en que podáis vigilar y esperar con otros. Tal como el sistema de compañerismo se usa entre los soldados en el campo de batalla, o entre policías que cuidan de la tranquilidad en las grandes ciudades, así también existen seres cósmicos, ángeles de la guarda y encantadores espíritus de la naturaleza provenientes del corazón de Dios que os cuidan para mantener vuestro sendero tranquilo y seguro, impasible a los actos de los mortales. Porque la inmortalidad consumirá la mortalidad tal como la muerte es consumida por la victoria, y la luz prevalecerá en el planeta.
El fortalecimiento del aura es un paso en la dirección correcta. Que nadie titubee ni por un momento en darlo.
**Las prendas de Dios son las más trascendentales que el hombre pueda jamás lucir. Representan el grado más alto de la vida, el desarrollo no sólo de la naturaleza amorosa y de la sabiduría de Dios, sino también del elemento de poder. Este último lo buscan muchos sin estar dispuestos primero a hacer los preparativos necesarios para purificar el amor y la sabiduría sagrada que se manifiestan en el alma...
**Debido a que lo grande y lo trivial están entremezclados en la conciencia humana, el hombre anula eternamente la manifestación de la verdadera trascendencia espiritual.
**Empeñarse en las distracciones del mundo y amar sus cosas, dejándose consumir por ellas, privan al hombre de la magnífica ocupación de buscar la unidad con Dios, vocación cósmica de realidad permanente.
Puede que haya un tiempo para plantar, para regar, para amar y para morir; sin embargo, lo que a nosotros nos interesa es la vida abundante, que en ninguna parte es más abundante que en la cascada magnética del poder del Cristo Cósmico que se derrama sobre el individuo desde el corazón de su propia identidad divina, cuando fija su atención en la Presencia y comprende que allí se encuentra su vida verdadera, eterna, inmortal y permanente. Mientras se encuentre en el círculo limitado de su propia individualidad, cual planta en maceta, permanecerá atado a sus confines; pero una vez que permite que el poder y el apremio del fulgor divino desciendan desde el corazón de su Presencia Divina, se convierte al fin en recipiente de la vida inmortal con toda su abundancia y su alcance ilimitado.
La ilusión del yo tiene que seguir siendo una ilusión hasta que el yo se haya rendido; por lo tanto, los hombres que estén listos y dispuestos a librarse de las cadenas de una existencia egocéntrica y a entregarse a la infinita capacidad del Yo Divino tienen que rendirse incondicionalmente al Ser Divino. En ese momento no queda ya ningún sentimiento de pérdida, sino sólo de ganancia, que el alma percibe como excelencia cósmica a medida que aumenta su capacidad de desarrollar en el aura la conciencia de la penetración absoluta de lo Absoluto. Físicamente, los átomos mismos del hombre se empapan en una cascada de la intensidad de las olas cósmicas: el beber del elíxir de la vida, la poción mágica con la que un hombre se transforma. En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, resuena la trompeta del ser verdadero. Este es Dios, y no hay como Él.
La mente carnal no puede seguir dirigiendo los asuntos de una persona así. Ha nacido un Cristo, una nova en el horizonte, uno que está deseoso de seguir las huellas de la regeneración cósmica. Así, la pureza y el poder de la Presencia dan una nueva nota, y lo viejo se acaba en verdad y todas las cosas se vuelven nuevas.
Cuán bello es el contacto con la jerarquía, con la mano de los hermanos de la luz cuyos vestidos son prendas de luz, cuya conciencia, que refleja la anticipación del progreso espiritual, se sintoniza gozosamente con los deleites divinos que eliminan de la mente humana el sentido de lo comparable o de lo incomparable. El mundo de lías comparaciones mengua; el mundo de Dios aparece. El aura se empapa en él, y ningún sacrificio es demasiado grande, ninguna migaja demasiado pequeña para ser ignorada, ninguna comprensión demasiado significativa como para no encontrar su propio patrón integral de utilidad. Así, el campo del aura humana se pierde en un mar de luz, en el aura de Dios, más grande; las ventanas del Cielo se abren hacia el mundo del individuo, y las lluvias de energía lumínica resuenan como un coro angelical que canta sobre el fuego por los siglos de los siglos.
**El hombre, al sentir el aura humana como una estrella, alcanza su victoria ya que ve el Universo inundado de astros de diferente intensidad. En comparación, su propia luz áurica brilla con mayor fuerza, porque los fuegos de la competencia atizan la llama de la aspiración. Pero de inmediato, porque el incomparable misterio de su ser exquisito se revela finalmente, se queda perplejo al darse cuenta de que no está compitiendo con nadie.
Los cuestionamientos y las dudas sobre la finalidad de la vida ya no ocupan más su mente, porque todas las respuestas nacen en el rito del devenir. La fascinación de la verdad lo envuelve y se va apartando de los viejos conceptos familiares que han sofocado el ardor de la esperanza perpetua en su alma. Está interesado ahora en que los demás también participen de esta gran fuente energética de la realidad que fluye desde arriba. Nada puede llevarse a cabo con su consentimiento que no esté de acuerdo con la voluntad de Dios, porque la voluntad de Dios y la voluntad del hombre ya son una.
Cuando cada hombre acceda a esta victoria, la lucha disminuirá y luego no será más; porque la fe en la paternidad de Dios reconcilia a los hombres, a través del Cristo, con el manantial de su eterno propósito. La luminosidad de una nueva esperanza, que inunda a todos, otorga dirección a la expansión de la luz áurica. El campo energético se magnifica; y, en su magnificación, la estrella del hombre que se ha vuelto uno con Dios brilla en los planos del ser puro y los ángeles se regocijan.
Ha nacido una nueva vida, cuya esperanza de vida será eterna; porque, en la perpetuidad de los ciclos, el aura -como una esfera brillante de fuego blanco, un resplandor estival del fruto del propósito- continúa magnificándose con todo lo que hace. Dios es glorificado en la corriente áurica.
**El aura es una corriente fluyente y cristalina que brota del corazón de Dios...
**Vuestra mente tiene que llegar a ser la mente del Cristo; el deseo de vuestro corazón tiene que llegar a ser el deseo del Espíritu Santo...
**Permítaseme decir que cuando entráis en contacto con las auras oscuras e indolentes de personas que han utilizado indebidamente la mayoría de sus energías a lo largo de su vida, deberíais reconocer que en realidad no son felices. Puede que rían, bailen, canten y se diviertan, tal vez giman y se lamenten: recorren toda la gama de las emociones humanas; pero no prevalecerán, porque la ley devuelve inexorablemente a cada uno exactamente lo que emite.
**El camino de la perfección es el camino natural del aura. Casi cual manía, empero, los individuos raras veces dejan de utilizar mal las energías de su vida, y provocan que sus nervios estén en tensión. Se vuelven como muelles apretados de energía, caprichosamente enroscados, y rechazan las influencias estabilizadoras de la Mente Crística y del corazón divino. Ya que no tienen otra energía, están obligados a usar la que han encerrado en la espiral de sus incongruencias mentales y emocionales. Así, por su desequilibrio psíquico, el muelle salta y la sustancia impura del aura se derrama en una corriente putrefacta. Toda la delicada exquisitez del alma y la cultura y gracia naturales del Espíritu Santo se desparraman por el suelo, negándosele el reino celestial la oportunidad de actuar a través del aura del individuo.
**La luz infalible de Dios sigue fluyendo hacia sus corazones, pero pasa desapercibida y no se utiliza; porque, en vez de fluir hacia los recipientes de la virtud -las formas puras y las ideas nobles que conservan la luz de Dios en el hombre-, se la conduce automáticamente a las matrices viejas y encostradas, formadas en años anteriores por las complicaciones del ego y el contacto con las fuerzas del anticristo que impregnan a la sociedad.
**Permitid que el Espíritu Santo remodele, paso por paso, los recipientes de los pensamientos y sentimientos que os impiden emprender el vuelo; y dejad que el fruto de la corriente cristalina, el manantial de la vida perciba como la diadema que es: la corona radiante que estalla alrededor de vuestra cabeza. Entonces, la emanación del Gran Espíritu Santo se enseñoreará de todas las circunstancias exteriores, rozando, como ramas de sauce, la tierra de la conciencia a la orilla de las sosegadas aguas del alma.
**Que todos recuerden cada día… que el aura es la Luz del Padre y que Su Hijo ha dicho a todos: “Que vuestra Luz brille así delante de los hombres, para que ellos vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en el Cielo”.
**Entonces, sin importar como seréis tratados por los hombres, sabréis que el trato que les deis es parte componente de la era venidera, de la maestría por alcanzar, de la condición naciente de adepto. De día y de noche, por el tiempo y por el espacio, a través de la vida y de la muerte, permaneceréis imperturbables como avanzadas del deleite que disipa la oscuridad que cubre ahora el mundo. Así, las lágrimas del mundo se secarán a medida que el Manto de Dios vaya cubriendo la Tierra. Haced que, en todas partes de la noche y ahí donde estéis, los rayos de luz atraviesen la melancolía del mundo con el "¡Regocijaos!" del Maestro.
Nosotros, los hermanos de nuestro retiro, junto con cada maestro, cada ángel y cada secuaz del Fuego Sagrado del Dios Viviente, desde nuestros puestos en el cosmos, os proyectamos nuestro amor a dondequiera que estéis. Nunca abandonaremos a los que no abandonan la luz de su propia Presencia de Dios.
Con eterna devoción,
Kut Humi
2. Djwal Kul, El Tibetano
**Venimos a enseñar a la humanidad a guardar los Fuegos del Corazón con suma diligencia y a conservar las fluyentes aguas cristalinas de la vida que brotan de este luminoso manantial de amor, sabiduría y poder. Venimos a enseñar un dominio triple del aura.
Así, el Hermano Kut Humi ya ha expuesto majestuosamente su caso para la expansión de la conciencia del alma a través del aura. Ha demostrado cómo podéis, reemplazando los patrones y perversiones de la personalidad por la conciencia del alma –que llamáis, y correctamente, conciencia solar-, incrementar el campo energético del aura y usarlo para intensificar la energía de la Luz de Dios en la Tierra y para hacer del aura el Traje de Bodas del Señor.
**Este es un trabajo que todos los devotos del Fuego Sagrado pueden utilizar para comenzar diligentemente el proceso de la purificación personal, tan necesaria para la realización de la Conciencia de Dios.
**Empezamos, entonces, con nuestra meditación sobre el corazón como asiento de la autoridad de la Mente Crística, que es el altar de los fuegos de amor del Ser. Y tenemos la intención –según nos asignó el Consejo de Darjeeling-, de presentar a la humanidad el noble ejemplo, los preceptos de la ley y la acción del Fuego Sagrado que señalarán claramente el camino de la expansión del aura a través del dominio de la conciencia crística, no sólo en el corazón sino en todos los chacras del Ser.
**Hay en el corazón un latido vital que se convierte en vida que es el ritmo establecido del cosmos, y que se refleja desde el Corazón de Dios en el Corazón del Gran Sol Central, a través del corazón de los Elohim, y de allí a todas las ondas de vida que evolucionan en tiempo y espacio. El corazón es el foco para el flujo de la vida individualizada como la Presencia YO SOY, la Divina Mónada de la individualidad y el Yo Crístico que es la personificación de la realidad del Ser para cada Alma. El corazón es el punto de enlace para todo ser, para toda autoconciencia. A través del corazón toda la humanidad es una; a través del corazón el Cristo del Uno, el Unigénito del Dios Madre-Padre, se convierte en el Cristo de todas las corrientes de vida que despliegan la vida de Dios por el cosmos.
Al obedecer el primer y gran mandamiento del Señor, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu mente", el corazón del hombre se une al corazón de Dios, y comienza la alquimia de una existencia vivida en la Tierra como se vive en el Cielo. El acto de amar produce la acción del flujo cósmico; y es el flujo de energía del corazón del hombre hacia el corazón de Dios el que rejuvenece el ser del hombre, fortifica la ciudadela de la conciencia, dilata el campo energético del aura y, en última instancia, atrae el alma del hombre al Espíritu de Dios en el Ritual de la Ascensión en la Luz.
Fue el amor, cuando vivía y respiraba la esencia del Espíritu Santo, el que pavimentó el camino para la maestría en la vida de Jesús, camino que se convirtió en una espiral de corrientes ascendentes de amor sobre las cuales el alma cumplió su destino inmortal, siendo recibida en una nube de amor, el campo energético de su propia Presencia YO SOY.
A través de la Llama Trina del corazón, la Naturaleza Triple de Dios se realiza en el hombre y la mujer. ¡Qué clara ha sido la Palabra del Señor a través de los siglos! Desde hace dos mil años, y por toda una eternidad antes y después, la ley permanece. Amar a Dios con todo tu corazón es alcanzar Su Conciencia Crística; amar a Dios con toda tu alma es alcanzar la conciencia de Su alma; amar a Dios con toda tu mente es alcanzar Su conciencia.
Y así construimos sobre la roca, y no se puede poner ningún otro cimiento que el que está puesto en Jesucristo. Entended, pues, que la obediencia de las leyes de Dios tal como fueron dadas por los grandes maestros y profetas de todos los tiempos en las Sagradas Escrituras del mundo os llevará al lugar desde donde podréis seguir adelante en los ciclos de autodominio, que incluso ahora se están revelando como los signos de la Era de Acuario.
El segundo gran mandamiento, que es como el primero, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo", es el medio gracias al cual os dais cuenta de que el amor que Dios ha depositado en vuestro corazón, en vuestra alma y en vuestra mente está por todas partes en la vida. Y por eso amar a Dios en el corazón, alma y mente de amigo o enemigo por igual es alcanzar la unidad -la unión del Espíritu Santo Supremo que inunda toda conciencia y todo ser, por los siglos de los siglos.
Cuando podáis amar al ser como la acción triple de la conciencia divina, habréis cumplido el primer gran andamiento. Y cuando logréis amar cada parte de la vida como a este gran Yo Divino individualizado, comprenderéis por qué Jesús dijo que en estos dos mandamientos estaba basada toda la ley y los profetas.
**¡Oh, hijos del Sol, hijos del Sol, dejad que los Fuegos de Helios y Vesta fluyan a través de vuestros corazones! ¡No retengáis esta gran conflagración del Fuego Sagrado que arde dentro de vosotros como el deseo de Dios de amar, de amar y de amar! ¡No retengáis las oleadas de amor! ¡Permitid que vuestras conciencias, vuestros corazones, se limpien con las aguas de la Palabra del amor!
Y ahora, dejad que los Fuegos Sagrados del Corazón de Dios inscriban dentro de la aurícula y el ventrículo del corazón el nombre de Dios, YO SOY EL QUE YO SOY, para poder recibir el flujo del amor y darlo...
**Ahora bien, en vuestra meditación sobre el corazón veis cómo el altar del corazón, situado en el centro del Tabernáculo del Ser, se convierte en el lugar donde la sustancia de Dios y su energía consagrada por el sacerdote, que es el Yo Crístico de cada uno, se reviste y se imbuye del aura y de las frecuencias del Espíritu Santo.
**Amigos del corazón de todas las épocas, vengo a vosotros en compañía del hombre oculto del corazón, vuestro propio Yo Crístico. Vengo como Maestro; y, sin embargo, me inclino ante vuestro propio mentor del Espíritu, el mediador que es Cristo el Señor. Porque al tiempo que instruyo a la conciencia exterior según los preceptos de la ley interna, es el Cristo, la luz de la manifestación que llamáis vuestro yo, el que da inspiración, intuición e inteligencia desde el asiento de la autoridad que es el chacra del corazón. Anillos concéntricos de iluminación se expanden desde el centro del corazón como un rayo de resplandor rosa dorado, y el aura humana se expande desde el centro del corazón proporcionalmente, a medida que los niveles de conciencia en los cuatro cuerpos inferiores se purifican para convertirse en receptáculos de la Luz de Dios.
Aquellos que van en pos de la carne permiten que los asuntos carnales, los sentidos externos y el mundo de las cosas materiales llenen los cuatro cuerpos inferiores con la memoria de las experiencias, impresiones, datos, hechos y cifras de todas clases. Permiten que las emociones y las atracciones por simpatía en la conciencia de las masas -para no hablar de los efluvios que recoge en el cuerpo físico mismo-, se hundan en el chacra del corazón, que se endurezca el flujo de energía a través de él y que se impida el flujo natural de la espiral del Cristo a través de los vehículos que se proporcionan exclusivamente para la experimentación y la expansión de la conciencia del alma.
Aquellos que van tras el Espíritu son los que ejercen la voluntad de presionar la luz del corazón para que se manifieste hacia afuera en una espiral de gloria, para el cumplimiento de la ley del Cristo en los cuatro cuerpos inferiores. Al caminar tras el Espíritu, ellos no tienen miedo de remplazar por las verdades del Espíritu eterno las ansiedades de la carne que se han arraigado en los cuatro cuerpos inferiores. Para ellos, aquello que algunos han considerado como el dolor de la renunciación, o como los llamados sacrificios del sendero espiritual, no es ni dolor ni sacrificio, sino la entrada en el gozo del Señor, el gozo de la comunión en la llama y de la congruencia con la ley.
Una vez aceptado el don del ángel que viene con la espada flameante para escribir en el corazón y para toda la eternidad el nombre de Dios, YO SOY EL QUE YO SOY, este don ya nunca se os quitará, excepto si traicionáis ese nombre o esa llama. Como la ley que está escrita en las entrañas del hombre3, en el núcleo de cada célula y cada átomo de la vida, de igual forma el nombre de Dios escrito en el corazón revierte el proceso de la ley del pecado y la muerte y os libera y os libera para la ley del Espíritu de la vida que estaba en Jesucristo y en todo otro Ser Crístico que ha caminado por la Tierra por la gracia de Dios.
Así, la justicia de la ley se cumple en aquellos que no van tras la carne sino tras el Espíritu, como la espiral que procede de la llama trina en el corazón, calificando las energías de los cuerpos físico, emocional, mental y etéreo con las frecuencias del Espíritu Santo. Una vez que el nombre de Dios se escribe con fuego en el corazón, una vez que todo el ser y toda la conciencia del hombre se mueven día tras día, hora tras hora, para vivir esa ley, para dilatar ese fuego, para glorificar el nombre de Dios, entonces la luz del corazón llena el ser y la conciencia del hombre hasta que se convierte en un sol resplandeciente de justicia.
**¡En el nombre de la Amada, Poderosa y Victoriosa Presencia de Dios, YO SOY en mí, de mi Bienamado Santo Yo Crístico, yo invoco al corazón de Jesucristo el Salvador y de los Siervos Hijos de Dios y de las Legiones de Luz que están con Él en el Cielo, así como a la Madre del Mundo, para que se equilibre, se intensifique y se expanda la Llama Trina dentro de mi corazón, hasta que yo manifieste todo lo Tuyo y no quede nada de lo humano. ¡Asumid el dominio y el control completos de mis cuatro cuerpos inferiores y elevadme, a mí y a toda vida, por el poder del tres por tres, a la Gloriosa Resurrección y a la Ascensión en la Luz! En el nombre del Padre, la Madre, el Hijo y el Espíritu Santo, yo decreto:
¡Equilibra la Llama Trina en mí! ¡Amado YO SOY! ¡Intensifica la Llama Trina en mí! ¡Toma Tu mando! ¡Extiende la Llama Trina en mí! ¡Magnifícala cada hora! ¡Equilibra la Llama Trina en mí! ¡Amor, Sabiduría y Poder!
Y con plena fe, conscientemente, yo acepto que esto se manifieste, se manifieste, se manifieste aquí; ahora mismo, con pleno poder, eternamente sostenido, omnipotentemente activo, siempre en expansión y abarcando al mundo hasta que todos hayan ascendido por completo en la luz y sean libres.
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!
**Entremos en la conciencia del corazón. "Acercaos a mí, y Yo me acercaré a vosotros"' son las palabras del Señor, pronunciadas en el alma del Apóstol Santiago como llave para la unión de Dios y el hombre a través del Divino Mediador, el Yo Crístico. Esta unión ha sido descrita con el símbolo de la estrella de seis puntas, cuyos triángulos entrelazados muestran las energías ascendentes del hombre y las energías descendentes de Dios.
El punto en que estas energías se encuentran es el punto que, dentro del chacra del corazón, es la Llama Trina de la Vida. Daos cuenta de que la Llama Trina misma es la conciencia fulgurante del Cristo, el Unigénito del Padre, que está anclada dentro de cada individualización del Dios Padre-Madre, de cada hijo e hija de la Llama.
Como sabéis, toda energía tiene frecuencia, o tasa de vibración; pero debéis comprender que las frecuencias de las energías del hombre no son las mismas que la energía de Dios. Porque el Señor Dios ha dicho: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos; ni son vuestros caminos mis caminos". Para que Dios y el hombre sean uno sobre la Tierra, tal como el alma del hombre es una con el Espíritu de Dios en el Cielo, el Cristo viene a actuar corno mediador entre las frecuencias de la Materia y del Espíritu. La fusión perfecta de las energías de Dios y el hombre se realiza, entonces, a través del Yo Crístico del individuo o a través de los Maestros Ascendidos o no ascendidos que hayan alcanzado la Armonía de la Mente Crística.
Cuando Pablo dijo: "Dejad que more en vosotros la mente que era también de Jesucristo", se refería al Yo Crístico; y él enseñó a los discípulos del Señor a dejar que el Yo Crístico fuera el Mediador de la perfección dentro de su corazón. La mente a la que Pablo se refería ha sido llamada el Cuerpo Mental Superior. Las expresiones "cuerpo mental superior" y "Yo Crístico" son sinónimas, y se refieren a la fuerza o a la presencia del Cristos --incluso al Logos que se convierte en la Palabra encarnada para cada hijo e hija que reconoce que es coheredero con el Cristo.
Para cumplir, entonces, con la primera parte de la ecuación "acercaos a mí, que Yo me acercaré a vosotros”, la humanidad debe elevar las energías de la conciencia al nivel del corazón a través de la meditación sobre el amor, de la aplicación de la sabiduría y del almacenar la energía de Dios como voluntad de ser. A medida que centráis vuestra atención cada vez más en el corazón valiéndoos de las visualizaciones, preciosas en verdad, que os impartió nuestro Hermano Lanelo, atraéis día con día las energías de los cuatro cuerpos inferiores al centro del corazón, acordando así al Cristo la preeminencia y el dominio de la conciencia de vuestra alma.
El imán que creáis dentro de vuestro corazón es el triángulo ascendente. Y mientras más meditéis sobre el triángulo superpuesto a vuestro corazón, más se va convirtiendo éste en la realidad de las dimensiones de la Sagrada Trinidad en manifestación. Tan cierto como que el llamado obliga a la respuesta, la presencia de este campo energético, de este triángulo, combinada con las letras de la Llama Viva "YO SOY EL QUE YO SOY", va a atraer el triángulo descendente de la conciencia hacia el corazón. Y esta fusión de Creador y creación, a través de la intercesión del Yo Crístico y de la Llama Crística, es el fundamento de nuestro ejercicio por medio del cual el aura del hombre se convierte en el aura de Dios.
**En esos períodos de la historia en los que la humanidad ha ignorado el hecho de que la Luz Crística ha encendido la llama dentro del corazón, como regalo de vida y de conciencia para toda alma; en esos días en que la humanidad ve a través de un vidrio oscuro y no contempla todavía al Señor cara a cara como el Cristo que está en su seno, la Divina Presencia ha enviado intermediarios -avatares, maestros y profetas- que han ejemplificado la Luz Crística personificada como el Yo Crístico de todos y cada uno.
Mientras los hombres no lleguen a conocer al Cristo como el Yo Interno, pueden, de acuerdo con la ley cósmica, apelar a los santos y a los benditos tanto en la Tierra como en el Cielo, los que, como seres ungidos que son, interceden por ellos para que puedan fusionar sus energías con la amada Presencia YO SOY. Poco a poco, a medida que la fusión se va reforzando por medio de fe, esperanza y obras de caridad, uno tras otro, los hijos de Dios, van sabiendo que el Yo Crístico que llevan dentro es su propio mediador individualizado, su propia Conciencia Crística. Y cuando se dan cuenta de esta verdad sus auras se convierten en el aura de Dios, y el halo de los santos, como corona de gloria, gravita sobre ellos por la gracia del Espíritu Santo.
El aura del hombre señala la circunferencia de su conocimiento de Dios. Es un campo de energía en la Materia que Dios ha creado como extensión de Sí mismo -de su propia conciencia divina. El tamaño del aura está en proporción directa con el dominio que el individuo tenga de las frecuencias de las energías de Dios dentro de sus chacras, siendo los chacras principales los siete más comunes, a los que budistas e hinduistas refieren como ruedas de la vida y de la muerte. Cuando el Cristo se convierte en la luz del mundo de cada chacra, las energías de Dios y del hombre se unen en ese chacra y en esta unión alquímica -el equilibrio de los triángulos de Alfa y Omega y la convergencia de las energías de Dios y del hombre- se precipita la ley de la perfección en la llama de la verdad viviente.
El aura del hombre es como un globo gigante, pero éste no está lleno de oxígeno ni de helio, sino de energía que emana de los siete chacras. Mientras más energía emane, más grande será el globo. Cuanto más grande sea el globo, más podrá Dios enviar de Su conciencia a los planos de la Materia. Porque el globo es la coordenada, en tiempo y espacio, del Gran Cuerpo Causal del Dios Padre-Madre.
Cada uno de los chacras tiene una función especial que examinaremos paso por paso. Cada uno de los vórtices, semejantes a ruedas, que componen los chacras tiene, según las enseñanzas de los maestros de los Himalayas, una cierta frecuencia señalada por un número de así llamados pétalos. Dichos pétalos determinan el flujo de las energías de Dios hacia el hombre, y gobiernan algunos aspectos de la conciencia divina, comúnmente llamados virtudes, que se pueden ampliar dentro de los chacras.
Los chacras que operan ahora en el ser del hombre están anclados en el cuerpo etéreo inferior, y sus posiciones se conforman a los órganos del cuerpo físico que recibe de los cuerpos superiores el flujo de vitalidad necesario para que funcionen. Estos chacras se localizan en la base de la columna, sobre el bazo, sobre el ombligo, sobre la garganta, en la frente y en la coronilla. El poner estos chacras en correspondencia con centros nerviosos en el cuerpo físico ocurrió en la época de la Caída del Hombre. Sin embargo, en el cuerpo etéreo superior permanece la línea de los siete chacras como campos energéticos de los siete rayos; y éstos sirven para distribuir, en los cuatro cuerpos inferiores, las frecuencias de los siete Elohim, conocidos como los siete Espíritus de Dios.
En este punto de nuestra disertación, nos ocuparemos de la interacción y el flujo de las energías del chacra del corazón, que están divididas en doce pétalos, frecuencias o aspectos de la Conciencia Crística. Para que la humanidad pueda alcanzar tal conciencia, es necesario que equilibre la Llama Trina del corazón, de manera que ésta pueda forjarse por el poder del cuatro (cuatro por tres da doce), indicando los cuatro lados del templo del ser. Los estudiantes de la ley cósmica buscan, por ello, la exteriorización de las doce virtudes sagradas para alcanzar el dominio del chacra del corazón; porque saben que el corazón, asiento de la Autoridad Crística, es la llave de la maestría en todos los planos, en todos los chacras.
**El chacra más importante es el del corazón. Sus doce pétalos rodean la Llama Trina de Poder, Sabiduría y Amor. La energía de la Vida que ha descendido hacia ti desde tu Presencia YO SOY por el cordón cristalino a través del bendito Mediador, el amado Yo Crístico, se distribuye desde el chacra del corazón a los otros seis chacras mayores y a los cinco chacras menores (de los rayos secretos, y de allí a todas las células y centros nerviosos en los cuatro cuerpos inferiores. La Llama Trina de la Vida hace de tu corazón una réplica del corazón de Dios. Es tu potencial para convertirte en la plenitud de todo lo que es tu Yo Real. El núcleo de fuego blanco, del cual emana la llama, es la totalidad del Dios Padre-Madre, el Alfa y Omega que manifiestan el principio y fin de todos los ciclos de tu existencia.
Es en el corazón donde los fuegos rosados del amor arden vivazmente. Es la sede de la conciencia iluminada y de la autoridad de la voluntad de Dios, que haces tuya a través del discernimiento del amor y de la verdadera discriminación de la sabiduría. Tu corazón es un foco del Gran Sol Central. Así lo hizo Dios. Cuando mantienes el corazón en la vibración del amor de Cristo, en compasión por toda la Vida, descubres que toda la Vida es una. Pues de la Llama Trina son los asuntos de toda vida que conducen a la Fuente Única.
Esta semana, cuando meditéis sobre los fuegos del corazón, os pido que entonéis el nombre de Dios, YO SOY EL QUE YO SOY, y luego invoquéis, en el nombre del Cristo, las siguientes virtudes divinas para que se concentren en la geometría del doce, de acuerdo con la distribución de las frecuencias en este loto de doce pétalos: poder divino, amor divino y maestría divina; control divino, obediencia divina y sabiduría divina; armonía divina, gratitud divina y justicia divina; realidad divina, visión divina y victoria divina. Podéis alternar la entonación del sagrado nombre con el AUM u OM. Estos cantos, combinados con la aplicación ferviente a vuestra Presencia Divina para visualizar estas frecuencias dentro del corazón, equilibrarán tanto vuestro ser interno como el externo y restablecerán el equilibrio de la Llama Crística que con tanta frecuencia se pierde en el frenesí del tumulto que caracteriza a la civilización "moderna”.
**Quisiera hablar también del Reino de Dios que está en vosotros en relación con el chacra del corazón. Porque el reino de Dios que debe venir a la manifestación en los planos de la Mater comienza con la llama que está dentro del corazón, los pétalos o frecuencias de la conciencia de Dios allí, la estrella de seis punta, el YO SOY EL QUE YO SOY. Pero, en particular, el reino comienza con la cámara oculta del corazón. Quisiera referirme a esta cámara como la Casa del Señor, de la que habló David cuando dijo: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días". David sabía que su Señor era el hombre oculto del corazón que moraba en la cámara oculta del corazón. Cuando dijo: "El Señor es mi pastor; nada me faltará", hablaba de su gurú, de su propio Yo Crístico, sobre cuya ley meditaba tanto de día como de noche.
En todos los tiempos, los hijos e hijas de Dios que han sido iniciados en la jerarquía han sido recibidos en audiencia sagrada en la cámara oculta del corazón por el hombre oculto del corazón. Para los hindúes y los budistas, esta cámara oculta es el chacra del corazón secundario, loto de ocho pétalos que se identifica exactamente abajo del chacra del corazón de doce pétalos. Es el lugar donde el chela se conecta con el gurú. Es el sitio donde las leyes del cosmos están escritas en las entrañas del hombre. Porque la ley está inscrita, como el sendero óctuple del Buda, en las paredes internas de la cámara.
Esta cámara es el santuario de la meditación, el lugar a donde se retiran las almas de los portadores de luz. Y aquí en esta cámara iremos a buscar a la Presencia del Maestro, para que cada discípulo del Cristo pueda llegar a conocerlo tal como es. Así, Dios conoce vuestros corazones. Y los puros de corazón ven a Dios dentro de la cámara del corazón...
**Entrar en el jardín del corazón es introducirse en una cámara que existe en la Mente de Dios, que puede llegar a ser el Reino de Dios dentro de vosotros a través de la meditación y de la visualización. Los Salmos fueron escritos como alabanzas al Señor, a quien David conoció cuando entró en esta cámara. Y por eso os invito a que entréis también.
**Con el fin de que podáis alcanzar la Conciencia Crística de los Siete Rayos, os doy el ejercicio de visualizar cada uno de los Siete Chohanes (Señores) de los Rayos. Y así procederemos, paso a paso, a la expansión del aura de acuerdo con la conciencia magistral de estos Maestros Ascendidos-gurús. Los ocho pétalos de la cámara secundaria del corazón simbolizan el dominio de los Siete Rayos a través de la Llama del Cristo (denominada la Llama Trina) y la integración de ese dominio en el Octavo Rayo.
**Oh, justos custodios del corazón, entended cómo vuestras auras pueden encenderse con la Presencia de vuestro Señor. Dad esta meditación cada vez que emprendáis de nuevo la visualización de los chohanes de los siete rayos en los días de la semana consagrados a esos rayos, por indicación de Helios y Vesta, la Presencia Padre-Madre de la Vida en el corazón de este sistema solar donde tenéis vuestro hogar. Así, el lunes recibid al Bendito Pablo el Veneciano y sed instruidos en la intuición y los mandatos del amor cuando os imparte fuegos creativos y deseo de creatividad del alma asentados en el trono del corazón.
El martes, dejad que vuestro Yo Crístico os conduzca al altar donde os arrodilláis ante el Señor Morya El, donde comulgáis en meditación silenciosa con la voluntad de la llama y os embebéis de la Personalidad Personal de aquel que ha consagrado la mente a la mente resplandeciente y diamantina de Dios. Y al mirar su rostro veréis el destello de regocijo que se necesita en la Tierra. Escucharéis los acordes de "Panis Angelicus" y sabréis que vuestra alma se alimenta con el pan sagrado de los ángeles. Beberéis del cáliz de la comunión y prometeréis obediencia a la voluntad de Dios.
El miércoles, cuando contempláis la acción del Rayo Esmeralda con alegría y anticipación, esperad la venida de Hilarión que ocupa el trono de maestro filósofo, de maestro científico. De su frente a la vuestra, como los dos estáis solos en Cristo, se realiza una transferencia de la gnosis divina. La geometría de la Mater que integra espirales de Espíritu se vuelve clara.
El jueves, la reina de los chohanes, la Maestra Nada, que ejerce la ley en los tribunales del Cielo, viene a describir la ley de la justicia y el camino noble de la ministración y el servicio. En su aura está la música de estas palabras bienaventuradas: "En cuanto lo hicisteis a uno de mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis". En presencia de la Chohán percibid el prodigio del rayo femenino en la maestría de los Siete Rayos. Todo está claro: vivís para servir eternamente -eternamente al servicio del Señor.
El viernes, saludad a Serapis Bey, el Señor de la Llama de la Ascensión. Marchando al son de la victoria, de las trompetas que anuncian el sonido del día de vuestro nacimiento, del renacimiento del alma -habiendo nacido de nuevo, primero en la Mater y luego con el glorioso atavío de la llama de la ascensión-, nacéis en el Espíritu para la eternidad.
El sábado, que es el sabbath del Séptimo Rayo, saludad al Maestro de la Era de Acuario:
“¡Saint Germain, viejo amigo, me honra tu presencia aquí! Permíteme conocer la llama de honor cósmica, entrelazada de hebras de oro y violeta que los elementales tejen como guirnalda de alabanza al Caballero Comendador de mi corazón”.
Y permaneced delante del alquimista del Espíritu que ha venido a enseñar la ciencia del Rayo Amatista y el ritual de la gracia que será la ley para los próximos dos mil años.
El domingo, levantaos para saludar el alba de la iluminación a través del Señor Lanto, que tiene entre las manos el Libro de la Ley de la Vida para vuestra alma -para el alma de un planeta y de un universo-Su sabiduría es un pergamino que nunca termina; es un pergamino donde podéis hacer correcciones. ¡Y, he aquí, en la profunda comprensión del Señor del Segundo Rayo, vuestros pecados son expurgados!
Pasar la semana con los Siete Chohanes de los Rayos es una forma de vida para los Hermanos del Manto Dorado, para las Hermanas de la Llama de la Sabiduría, que vienen a recibir la instrucción que se imparte en el retiro etéreo del Maestro Tibetano. Ya desde hace muchos siglos he patrocinado la instrucción de las almas que desearon establecer una relación directa con uno o más maestros de la jerarquía de la Gran Hermandad Blanca.
Empezamos nuestro curso con meditaciones para la purificación. Y para aquellos que durante varias idas han practicado el camino del silencio, vengo a romper el silencio con un grito de aclamación, con ese alborozo que es el verdadero Fíat de la Palabra. Y así los decretos de los devotos resuenan no como un murmullo o un mascullar sino con el grito de determinación de guerreros audaces, de los hijos e hijas de Dios que se regocijan en el redil, que es un nuevo nivel de conciencia donde el chela se encuentra con el maestro cara a cara y las energías de la meditación se convierten en la plenitud de la expresión de la mente, el corazón y el alma crísticos.
Vosotros, que quisierais convertiros en el Cristo, que desearíais arrodillaros a sus pies, preparaos para rugir como leones sobre las colinas del mundo, no como el demonio que busca a quién devorar, sino como reyes y reinas, como leones y leonas que salen a clamar el dominio en el reino de Dios que está adentro. Si deseáis conservar la conciencia de los chohanes, debéis entonces estar dispuestos a ejercitar el chakra de la garganta, por medio del cual tomáis las energías que se albergan en la cámara del corazón y los frutos y la fragancia del Espíritu, y permitid que estos dones de los chohanes engranen con la Mater, a través del ímpetu sereno y del poder que todo lo domina de los Fíat de la Palabra.
Hablad con arrojo, llanamente, despacio o suave si queréis. Hablad con ritmo. Hablad con amor. Hablad con fervor y con celo. Pero presentaos ante los chohanes preparados para emitir el sonido sin sonido y para dirigir a los átomos y a las moléculas del ser por la autoridad de la gracia y de la ley. De ahí que, a medida que desarrolláis el chacra del corazón y os convertís en justos custodios del corazón, debáis aprender a soltar los recursos del Espíritu a través de la Palabra hablada y a dar, en tiempo y espacio, los decretos para transmutar aquel lugar en soberanía y dominio del reino de Dios.
Os voy llevando de la mano, gentilmente pero con firmeza, a la Tierra Prometida donde los Maestros Ascendidos aún caminan y hablan con el hombre no ascendido. ¡Venid conmigo! ¡Tomadme de la mano!
**El distintivo de todos los que han nacido de Dios es el punto de luz, de fuego sagrado, que se expande desde el corazón y atraviesa los anillos de auto-conciencia que abarcan el aura. Este punto de luz late en el campo energético del aura como identidad única reconocible para Dios y para el hombre en la Tierra y en el Cielo. Aquellos que buscan negar esta personalidad o enredarla cuando roban las energías del Espíritu, pecando contra el Espíritu Santo, llevan la marca de la Bestia. Estos son los idólatras de todos los tiempos que rechazan al Cristo, lo sustituyen por el yo inferior y proclaman que el yo es Dios.
Hemos iniciado el ciclo de vuestra meditación con los Chohanes para que podáis revestiros y convertiros en la personalidad del Cristo, tal como se percibe a través de los Siete Rayos. Y, así, a cada uno de los Siete Chohanes les corresponde mostraros cuáles son vuestras opciones a medida que amplificáis los Siete Rayos a lo largo de los siete días de la semana. Estas opciones deben ser la réplica más exacta y exigente de la llama, ya que Padre, Madre, Hijo y Espíritu Santo definen la personalidad del Cristo en cada devoto de la luz. Entonces, al practicar este ejercicio, llegaréis a conocer la imagen del Cristo tal como se debería manifestar en vuestra vida, en pequeño y en grande, en el más pequeño detalle y en gran escala...
**Las comunicaciones de los chohanes dadas a vuestra alma en la isla suspendida en el mar brillante son específicamente para las necesidades individuales de los devotos en el Sendero. Por eso os digo: ¡Levantad la voz! ¡Levantad las energías de vuestro corazón al nivel del chacra de dieciséis pétalos de la Palabra hablada! Y dejad que el dominio de ese chacra esté en comunicación con las ideaciones de Dios que se han convertido en las fórmulas del Logos. ¡Que se rompa el silencio a medida que átomos y moléculas se aglutinan a través de los Fíat de la Luz para formar dentro de vuestro propio templo cuadrado la cuadratura sagrada de la Trinidad Santificada!
Observad, queridos míos, cómo los doce pétalos del corazón destinados a equilibrar la Trinidad en cada uno de los cuatro cuerpos inferiores se transforman, en el chacra de la garganta, en los dieciséis aspectos de las virtudes que fluyen en el aliento del Espíritu Santo...
**Cuidaos, pues, de no utilizar mal este chacra sagrado que es la boca de Dios. Porque, ¿acaso no está escrito que “toda palabra ociosa que los hombres hablaren, de ella darán cuenta en el día del juicio; porque por vuestras palabras seréis justificados y por vuestras palabras seréis condenados”? Cuando pronunciáis la palabra con justicia y amor, la energía del corazón fluye con control divino para bendecir otros aspectos de la vida...
**El chacra de la garganta es el centro del poder en el hombre y la mujer. Los 16 pétalos o frecuencias corresponden al modelo de pensamiento de la pirámide (cuatro pétalos de cada lado), que representa el poder de la precipitación: la Palabra encarnando, el Espíritu volviéndose tangible en la Materia.
Este chacra es el Centro de la Llama Azul y el plano heliográfico interno de la voluntad de Dios. Es la clave para abreviar los días de los elegidos, lo cual dijo Jesucristo que ocurriría (Marcos 13-20). El acortamiento de los "días" o ciclos de karma ocurre a través del uso correcto de la Palabra hablada. Cuando decimos el nombre de Dios “YO SOY”, seguido de afirmaciones de luz, comenzamos el proceso de transmutación. Cualquier cosa y toda cosa que procede del chacra de la garganta se aglutina en la forma, para bien o para mal, por la acción del poder de la Palabra hablada. Su uso científico es la Verdad que te liberará cuando la apliques diligentemente todos los días... La espiral del aura se expande a cada afirmación de la Ley, cada decreto, cada fíat de la Palabra.
**Igual que el rosa es el resplandor del amor que se expande desde el corazón, el azul es el rayo de la voluntad de Dios que amplifica toda expresión de la ley, toda palabra de alabanza, y es la autoridad para la curación y la ciencia en esta octava.
**Entiéndase que alrededor del cuerpo del hombre hay campos energéticos concéntricos, como envolturas dentro de envolturas; son moldes de energía que determinan el cociente de luz que puede estar contenida dentro del aura humana. Tal como el cuerpo causal consta de esferas de luz que rodean a la Presencia, y cada esfera está indicada por una cierta frecuencia representada por un anillo de color, de la misma manera alrededor del cuerpo del hombre hay líneas de flujo que indican las capas de frecuencias que pueden atraerse y absorberse a medida que ampliáis vuestro conocimiento de Dios.
Iniciándose en el punto central del corazón, los anillos de fuego concéntricos se pueden expandir en el aura del iniciado que aspira a la Presencia del Fulgurante. Cuando la Presencia YO SOY libera la luz de Dios en el hombre, estas energías se expanden hacia fuera del corazón en anillos que se expanden eternamente, como los que se forman cuando se tira un guijarro en un estanque. El alma que desciende a los planos de la Materia tiene entonces el potencial para ser punto de contado para las jerarquías solares; porque, inherentes al propio campo energético del alma, están las matrices electrónicas que le permiten convertirse en un centro de distribución de la luz, que se necesita para alimentar y sostener al planeta y a los seres que evolucionan en él.
Ahora, al leer mis palabras, tal vez sentados en meditación ante la estatua del Buda, la imagen del Cristo o la Gráfica de vuestro Yo Divino, visualizad estos anillos concéntricos de luz que emanan desde el centro de vuestro corazón y aprended que cada logro consecutivo de conciencia cósmica ancla la Luz del Cristo Cósmico en una capa permanente de luz dentro de vuestra aura. Las capas del aura que están llenas de luz marcan los niveles de iniciación: del neófito, del postulante, del acólito, del discípulo, del adepto y así sucesivamente en la escala jerárquica. Cuando cada capa se va llenando de luz y el alma alcanza, en su auto-percepción en expansión, el punto en que atrae más luz que la que sus capas pueden contener, el aura se traslada de lo humano a lo divino. Y no pasa mucho tiempo antes de que el alma se eleve en su expresión de los planos de la Materia a los planos del Espíritu, porque el mundo ya no puede contenerla.
A medida que incrementáis la intensidad del aura a través de la meditación y de la aplicación del fuego sagrado entonando los manirás del Espíritu, como las Afirmaciones Transfiguradoras de Jesucristo, que enseñó a sus discípulos, no sólo incrementáis las dimensiones de vuestra aura en el tiempo y en el espacio, sino que os dais cuenta de que se convierte en un medio de comunicación con las nuevas dimensiones del Espíritu, al mismo tiempo que transporta al alma a las frecuencias superiores de la Materia.
En tanto que la comunicación con los seres y las energías en los planos del Espíritu puede ocurrir en períodos de meditación e invocación, los viajes del alma tienen lugar con la mayor frecuencia mientras el templo de vuestro cuerpo descansa durante las horas de sueño. Porque, de hecho, el aura que construís como un reflejo de vuestra percepción de Dios en muchos planos rodea no sólo a la forma física, sino también los vehículos etéreo, mental y emocional. El aura, pues, sirve de campo energético de la luz, al que se ha llamado la túnica sin costuras. Esta túnica adorna el cuerpo etéreo cuando ese cuerpo se convierte en el vehículo del alma en su viaje a las otras octavas de la Materia.
Desarrollar el aura es, entonces, preparar el lugar de la conciencia donde, por la ley de la congruencia, podéis recibir aquí y ahora, en los planos de la Mater, a aquellos maestros ascendidos y a aquellos Seres Crísticos cuyos cuerpos de luz se van a engranar con el Vuestro porque vuestra aura se ha revestido y convertido en la frecuencia del Espíritu Santo, individualizado en varios miembros de la Gran Hermandad Blanca. Naturalmente, el grado de realización de vuestra conciencia cósmica se mide con las dimensiones de la vida con las que os identificáis.
¡Es, en verdad, maravilloso contemplar la acción de la ley de la congruencia! El imán del corazón en su acción ascendente es el triángulo equilátero que compele el descenso del triángulo del Espíritu, así que precisamente esa estrella de seis puntas atraerá hacia vuestro corazón un moméntum idéntico de luz contenido en el corazón de uno o más de los seres ascendidos.
Por vuestro libre albedrío podéis calificar los triángulos entrelazados del corazón con cualquiera de las frecuencias de los siete rayos o del Espíritu Santo, que es el Espíritu unificador de la Gran Hermandad Blanca. Cuando, por ejemplo, dedicáis los fuegos del corazón a la Divina Madre y diligentemente hacéis las salutaciones a María, vuestro corazón se convierte en un orificio del amor de la Madre, vuestra aura contiene los mismos patrones que fluyen de la Reina Virgen hacia los vuestros sobre el arco de vuestra adoración. En un cierto momento de vuestras devociones y de la evolución de vuestra conciencia solar de la Divina Madre, el imán del aura y del corazón alcanza, por así decir, una masa crítica, esto es, un moméntum de energía suficiente para atraer y absorber la Presencia viva de la Divina Madre misma. Por la ley de la congruencia vuestra aura se convierte entonces en d aura de la Madre María.
Así, cuando recitáis el Ave María, estáis saludando a la Llama de la Divina Madre que ahora arde dentro de vuestro corazón. Y como habéis pedido convertiros en sus manos y pies. en su cuerpo y mente, así el llamado obliga a la respuesta, así la respuesta ha venido no como un milagro, no como una excepción de la ley natural, sino en cumplimiento de esa ley. A medida que incrementáis así la intensidad y la frecuencia de la luz del corazón -que a su vez alimenta de energía a todos los chacras en la Materia y amplía los anillos del aura-, llegáis al lugar donde, a través de la fusión del aura de los maestros ascendidos con la vuestra, podéis proclamar la alegría de la geometría de Dios: "¡Esa, yo y mi Padre somos uno, y yo y mi Madre somos uno!". Y he aquí que la estrella de arriba se ha convertido en la estrella de abajo.
Cualquiera que sea vuestro estado de conciencia en este momento, sabed, ¡oh, chelas de la Luz!, que sois uno con todas las otras almas, ya sea en la Materia o en el Espíritu, que en este momento están experimentando ese nivel, esa frecuencia de la existencia divina. Si estáis meditando sobre Jesús el Cristo y el grandioso ejemplo de su vida, entonces sois uno con todos los otros que tienen la misma apreciación de su ministración. Y si en vuestra meditación sobre Jesús os convertís en ese Cristo, entonces también sois uno con todas las otras almas que alguna vez se hayan convertido en el Cristo, en el pasado, presente o futuro.
Independientemente de dónde estéis, o de lo que estéis haciendo, no podéis escapar a la inevitable ley de la congruencia. Si os permitís montar en cólera, ser testarudos, rebeldes o enredaros en los hilos de maya, entonces, mientras mantengáis esa vibración por propia voluntad, sois uno y reforzáis la conciencia de todos los otros que de manera semejante se preocupan por la bruma de las cosas mortales. El mecanismo del alma que hace que sea un centro distribuidor de luz se utiliza para hacer proliferar el velo de energía, y la luz que hay en vosotros se vuelve oscuridad.
Cuando ponderáis el estado de vuestra mente y de vuestros sentimientos a cualquier hora del día o de la noche, considerad si desearíais o no que vuestra aura amplificara ese estado un millón de veces, y considerad si desearíais que ese estado fuerza reforzado por otro millón de auras que reflejan la vuestra y proyectan las imágenes de su conciencia sobre las pantallas del cosmos. Considerad que vuestra aura es un espejo de fuerzas tanto dentro del microcosmos de vuestro mundo individual como dentro de todo el macrocosmos.
Considerad que vosotros, en vuestra determinación de concentrar una virtud particular de la divinidad, cierto aspecto del Espíritu Santo, por la intensidad de esa determinación podéis atraer y absorber la determinación de Dios de ser esa virtud, ese aspecto. Por lo tanto, al acrecentar al máximo el fuego sagrado dentro de vuestro corazón a través de la invocación, aumentarán los anillos concéntricos de influencia que constituyen vuestra aura. Podéis también optar por la luz y por la cuenta justa por todo el planeta a medida que vuestra aura se va convirtiendo en una caja de resonancia para la llama de honor de los maestros ascendidos y de los seres cósmicos cuyas emanaciones de luz son atraídas por la pureza de vuestro amor y por la determinación de ser parte integrante de la divina conciencia.
Tomad en cuenta el enorme poder de influencia que esgrimís cuando os alineáis con las fuerzas y los principios cósmicos. Esta es otra clave para la comprensión de la afirmación "Uno con Dios es la mayoría". Percataos también de cómo el permitir al ego ser petulante y mezquino refuerza la existencia miope de la humanidad que prosigue un círculo interminable de actividades centradas alrededor del ego y que utiliza su aura para amplificar la personalidad del ego, de la imagen sintética, en vez de hacer crecer la Personalidad Crística de la Imagen Real.
Cuando un hombre o una mujer llegan al punto en que se dan cuenta de la enorme responsabilidad de influir en la vida para bien o para mal, comienzan a comprender la afirmación escrita en la ley "Yo he dicho que vosotros sois dioses”. Ciertamente que el poder que un hombre esgrime a través del uso correcto o incorrecto del aura puede hacer de él instantáneamente un dios o un demonio...
**A aquellos que aspiran al Espíritu Santo en el Aliento del Fuego Sagrado: Dios en su inhalar y su exhalar integra los ciclos cósmicos, emite mundos dentro de mundos y hace que esos mundos regresen a Su corazón, de donde salieron. Asimismo, el hombre, como co-creador con Dios, ha sido favorecido con el don de aliento del fuego sagrado. Si utiliza ese aliento para la consagración de la energía del Espíritu Santo dentro de los chacras y dentro del aura, se encontrará convirtiéndose en la plenitud de la Presencia de Dios.
Diréis ¿cómo puede ser esto? Porque la mente mortal se asombra con el solo pensamiento de ser la expresión de Dios. ¡En verdad, oh, mortal, tú no puedes contener la inmortalidad! Por lo tanto, desembarázate de tu mortalidad! Entra en la conciencia de los inmortales y sabe que tu aura puede ser, de hecho ya es, la Presencia viviente de Dios -Dios como vida que late, Dios como amor que renueva, Dios como verdad que vigoriza el alma hasta que alcance la plenitud de su potencial creativo.
El aire mismo que respiráis puede ser modificado por el Aliento del Fuego Sagrado del Espíritu Santo. De hecho, el aire es, por decirlo así, el potencial latente del aliento del Espíritu Santo. Es la energía pasiva que puede ser activada por la Llama Crística cuando la energía del corazón es halada a través del chacra de la garganta y liberada como Palabra sagrada.
Ahora llegamos a la gran inhalación. Ahora llegamos al lugar donde tenéis -por la inmutable devoción del Hijo, la convicción de ser el Cristo y el Compromiso con el Santísimo y en el nombre del YO SOY EL QUE YO SOY-, en el potencial llameante del Ser mismo, la oportunidad de convertiros en una espiral de integración para que la vida de Dios en Espíritu pueda integrarse a la Materia, "como arriba, así abajo".
Comprended, pues, que con la aplicación a esta ley que os he enseñado en los primeros siete capítulos de estos estudios se está construyendo dentro de vuestra aura una espiral ardiente de vida. Esta espiral, de aproximadamente veinticinco centímetros de diámetro, deberíais visualizarla ahora saliendo de la base de un reloj de sol imaginario sobre el que estáis parados. Cuando miráis hacia los pies, la espiral sale de lo que sería la línea de las doce (colocada frente a los pies). La espiral es un electrodo que se mueve en la dirección de las manecillas del reloj, estando cada espiral a siete centímetro y medio cada una de la otra. Desde los pies hasta la cabeza, esta espiral es un fuego blanco pulsante, que puede ser visualizado como la acción del Fuego Sagrado del Espíritu Santo sólo en el aura de aquellos que tienen devoción al Cristo y el compromiso con el YO SOY EL QUE YO SOY.
Conservando en la mente y el corazón la imagen y la percepción de esta espiral, consideremos ahora las dos funciones más importantes de los chacras: la primera es la de ser el vórtice de la exhalación, es decir, entregar la energía de Dios como la acción -la activación séptuple- de los siete rayos del Espíritu Santo; la segunda es ser el vórtice de la inhalación, la retracción del aliento de fuego sagrado como esencia universal, la energía pasiva del Espíritu Santo. Estas funciones son más obvias en el chacra de la garganta. El propósito de este octavo capítulo es, por lo tanto, dar a los devotos del Espíritu Santo un ejercicio en verdad práctico y una comprensión fundamental del uso del chacra de la garganta para la integración de los cuatro cuerpos inferiores a través de inhalar y exhalar el aliento de fuego sagrado.
De la misma manera que inspiráis y espiráis a través del chacra de la garganta, todos los demás chacras toman y devuelven las energías de Dios, según la frecuencia que se les haya asignado a cada uno. Cuando las energías son aspiradas a través de los chacras, son del Espíritu Santo y de la Madre, y se relacionan con las funciones del alma en la Materia y el alimento de los cuatro cuerpos inferiores; las energías que son enviadas desde los chacras son del Padre y del hijo y se enlazan con las funciones del alma en Espíritu y con la liberación de su potencial espiritualmente creativo.
En el hombre y la mujer ordinarios, no desarrollados, la interacción de estas energías se sostiene en los niveles mínimos necesarios para el flujo, la armonía y el alimento de los cuatro cuerpos inferiores. Cuando hombre y mujer, por su devoción suprema y su entrega extraordinaria al Padre y al Hijo, empiezan a liberar un moméntum mayor de energía de la Impersonalidad Impersonal y de la Personalidad Impersonal de la Divinidad a través de los chacras, entonces, debido a este mayor flujo de salida, se atrae un mayor flujo de entrada de la Personalidad Personal y de la Impersonalidad Personal de las energías de la Madre y del Espíritu Santo
Esta es una ilustración de la ecuación matemática siempre presente en el intercambio cósmico de energía entre Dios y el hombre y entre el hombre y Dios. Como veis, el equilibrio es la clave para la expansión del aura: y es el equilibrio de factores energéticos positivos y negativos el que es importante, porque el aura se va a expandir proporcionalmente según se incrementen tanto la velocidad como la vibración de la energía que entra y sale de los Siete Chacras del Ser. Vosotros, que habéis sido diligentes en el estudio de nuestra enseñanza, y que habéis hecho de esa enseñanza el fundamento para una nueva dimensión de la conciencia, encontraréis que ya habéis ampliado la exhalación, el impulso del Espíritu hacia afuera, el factor positivo. El siguiente ejercicio os permitirá ampliar la inhalación, el impulso de la Mater hacia adentro, el factor negativo. Así llegaréis a saber que el equilibrio de ambas es la acción regeneradora de las corrientes de Alfa y Omega dentro de vuestra forma, conciencia y mundo.
Primero que todo, colocaos en postura de meditación, cómodamente sentados en una silla ante vuestro altar, foco físico de vuestra adoración. Si es posible, reservad una silla que utilicéis sólo durante las meditaciones y las invocaciones. Sería conveniente consagrar esta silla, con el moméntum de la Llama de vuestro corazón, como foco del Acelerador Atómico que utilizan los Maestros Ascendidos en la Cueva de los Símbolos. A los chelas que han pasado ciertas iniciaciones se les pide que se sienten en el acelerador atómico para que los átomos y las moléculas de los cuatro cuerpos inferiores sean acelerados por las corrientes de la llama de la ascensión, en preparación para el ritual del retorno, la boda alquímica que es la reunión del alma con el Espíritu. Poned los pies planos en el piso, las manos ahuecadas sobre el regazo, la cabeza recta, la mirada al frente y la barbilla recogida para el flujo disciplinado de las energías del corazón a través del chacra de la garganta.
El Llamado al Aliento de Fuego y la invocación a la Diosa de la Pureza, dados a los devotos del Espíritu Santo, deben realizarse ahora tres veces. Hacedlo despacio y rítmicamente, con sentimiento. Absorbed cada palabra y cada concepto con la convicción, en la mente y el corazón, de que sois aquí y ahora coherederos con el Cristo. Como bienamado hijo, o como bien-amada hija que sois, reclamad ahora vuestra herencia. Vuestra es la herencia del Fuego Sagrado que mana del corazón de los bienamados Alfa y Omega, que guardan la Llama del Dios Padre-Madre en el Gran Sol Central.
El concepto inmaculado, la copia heliográfica de fuego de acuerdo con la cual vuestra alma fue creada a imagen del Ser Divino, se imprime ahora en vuestros cuatro cuerpos inferiores. Esta copia heliográfica de fuego es atraída por la espiral que describimos anteriormente y que ahora lleváis a la conciencia como pivote de vuestro llamado al aliento de fuego. La plenitud del júbilo que solicitáis es la plenitud de la expresión del amor divino. Ahora visualizad las energías vigorosas del amor atraídas por esta espiral y por las energías del corazón (que, según los ejercicios que ya dimos, retenéis en la mente como foco de los triángulos entrelazados que llevan el nombre de Dios, “YO SOY EL QUE YO SOY”).
Es esencial que colguéis en vuestro altar una Gráfica de la Presencia. El nivel de vuestros ojos cuando estáis parados debería ser el mismo que el de los ojos de la figura inferior de la gráfica, de manera que el Yo Crístico y la Presencia YO SOY estén por encima de vosotros. Por eso, en todas vuestras meditaciones e invocaciones deberíais imaginar, a través de las imágenes del ojo, que toda la energía que se libera a través de los chacras procede de la Presencia YO SOY, pasa a través del Yo Crístico y desciende por el cordón cristalino al chacra del corazón, y de allí a los cuatro cuerpos inferiores.
Estableced, pues, en vuestra mente el concepto de un flujo perpetuo desde el corazón del Yo Divino individualizado, que pasa por el corazón del Yo Crístico a vuestra propia Llama Trina que late al ritmo de la pulsación de Dios. El sellar vuestra aura dentro del corazón mismo del aliento de fuego de Dios que se expande lo realiza vuestra propia Presencia YO SOY a través del Yo Crístico, en respuesta a vuestro llamado. Recordad que es Dios en vosotros el que decreta, el decreto y el cumplimiento del decreto.
Visualizad vuestra aura como un ovoide de luz blanca que se extiende más abajo de los pies, abajo de la espiral, y por encima de la cabeza, arriba de dicha espiral. Observad cómo el aura aumenta en la intensidad de la luz a medida que esa energía se expande desde el chacra del corazón y también desde todos los chacras, como ese vaho sagrado llamado el aliento de fuego de Dios. Dejad que su pureza, su totalidad y su amor llenen el ovoide del aura; sentid cómo la mente y el corazón disciplinan esa energía y la mantienen en la tensión creativa de vuestra conciencia cósmica. Concluid el llamado (tres veces) con la aceptación.
Ahora estáis listos para el ejercicio de la integración del octavo rayo. A la cuenta de ocho tiempos aspirad por las fosas nasales et aliento sagrado. Al empezar este ejercicio, tal vez queráis llevar la cuenta de los ocho tiempos suavemente con el pie. El aliento es inhalado a través de las fosas nasales; llenad de aire primero el estómago y después los pulmones. Dejad que el diafragma se infle como un globo y visualizad el aire que inhaláis como luz blanca pura.
Después de haber contado ocho tiempos, retened el aire y visualizad cómo penetra la forma física como esencia del Espíritu Santo que nutre, estabiliza y equilibra el intercambio de energía en átomos, moléculas y células físicos. Visualizad esta energía sagrada fluyendo a través de las venas, moviéndose por el sistema nervioso, anclándose en la esencia de las energías equilibradoras del Espíritu Santo en vuestra forma y absorbiendo de ella todas las impurezas que ahora veis que son desechadas de vuestro sistema al exhalar a la cuenta de ocho.
Que la exhalación sea deliberada y disciplinada, soltando lentamente el aire como si fuera una sustancia metida a presión en un tubo. Podéis curvar los labios para incrementar la tensión de la exhalación. Ved y sentid cómo el aliento es empujado desde la boca del estómago. Podéis inclinaros hacia adelante si esto ayuda a empujar hacía afuera hasta la última partícula de aire que quede en el diafragma. Ahora, que la cabeza vuelva a su posición erecta y retened el aliento, sin inhalar ni exhalar, durante ocho tiempos.
Repetid este ejercido diariamente, si estáis físicamente capacitados, hasta que hayáis establecido un ritmo -contando mentalmente, si así lo deseáis: "uno y dos y tres y cuatro y cinco y seis y siete y ocho, y uno y dos y tres y...", y así sucesivamente- Sed cuidadosos de no exagerar en vuestro celo. Cada quien debe discernir su capacidad en el Cristo, que puede variar de una a doce repeticiones por sesión diaria.
Este ejercicio cuádruple es para el equilibrio de los cuatro cuerpos inferiores. La inhalación llega a través del cuerpo etéreo; la primera retención es una acción vigorizadora a través del cuerpo mental; la exhalación es una liberación a través del cuerpo emocional; y la retención final sirve para anclar en la forma física la acción equilibrada de Padre, Hijo, Madre y Espíritu Santo.
Una vez que habéis dominado el ciclo de inhalar, retener, exhalar, retener de esta manera, así como la visualización concomitante del fuego sagrado liberando luz, vigorizando la conciencia, extrayendo impurezas y finalmente anclando las energías del Cristo, entonces, y sólo entonces, podréis agregar al ejercicio la afirmación “YO SOY Alfa y Omega” a la cuenta de ocho tiempos; afirmación que haréis mentalmente en cada uno de los cuatro pasos del ejercicio. Esta afirmación es para establecer dentro de vosotros las lenguas hendidas de fuego, las llamas gemelas del Espíritu Santo que son las Energías del Dios Padre-Madre.
Al invocar así estas energías y utilizar el aliento como medio para conducir la energía a los cuatro cuerpos inferiores y para anclarla en la forma física, estaréis construyendo la acción balanceada del caduceo, el entrelazarse de las espirales de Alfa y Omega a lo largo de la columna para la victoria final de la polaridad masculina y femenina que eleva las energías de los chacras, se fusiona en el corazón como el Cristo, y florece en la coronilla como la iluminación búdica del loto de los mil pétalos.
Desde la Caída del Hombre, la humanidad ha permitido que las energías de los cuatro cuerpos inferiores permanezcan en desequilibrio. Por lo tanto, no ha tenido el flujo parejo de las corrientes de Alfa y Omega ancladas en sus formas y que son necesarias para sostener las comentes de regeneración, de juventud eterna y sobre todo para que el aura se expanda a dimensiones planetarias e interplanetarias. Como resultado, la 1ey antinatural del pecado, la enfermedad, la decadencia y la muerte ha desplazado a la ley natural de la armonía en los seres que evolucionan en la Tierra.
Sin el equilibrio de las espirales de Alfa y Omega dentro de vosotros, ¡oh, chelas del Fuego Sagrado!, no podéis avanzar en la expansión del aura. Todo lo que os hemos dado a conocer hasta aquí es el cimiento sobre el cual ahora podéis construir la conciencia del Dios Padre-Madre. Y cuando día tras días vayáis incrementando el equilibrio con este ejercicio, llegaréis al conocimiento de que en verdad sois los amados de Dios y de que en vosotros convergen, en los planos de la Mater, las llamas gemelas de Alfa y Omega.
Mirad: “YO SOY Alfa y Omega, el Principio y el Fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. Éste es, pues, el principio de vuestros ejercicios de expansión. También es el final de estos ejercicios, porque, en última instancia, en la manifestación completa del Dios Padre-Madre, encontraréis que vuestro ser y vuestra conciencia se han convertido, en el aura, en el campo energético del Espíritu Santo. Sabréis que con él habéis atraído y absorbido la Presencia del YO SOY y que estáis magnetizados por ella en una conflagración literal que es, benditos míos, el ritual de vuestra Ascensión en la Luz. Así, desde el comienzo hasta el fin, las Espirales de Alfa y Omega son, en vosotros, el cumplimiento de la Viva Presencia de Dios.
Yo deposito mi Presencia Electrónica en cada uno, como acción protectora del Fuego Sagrado -YO SOY el Guarda-, durante el período en que meditéis sobre el Fuego Sagrado y que ejercitéis la integración a través del Octavo Rayo.
YO SOY el que está siempre en el centro de la Llama... YO SOY el siervo voluntario de la Llama... YO SOY, YO SOY, YO SOY el Aliento de Fuego de Dios desde el corazón de los Amados Alfa y Omega... YO SOY el Concepto Inmaculado expresándose por doquiera que voy... YO SOY la plena expresión del Divino Amor... Yo acepto esto hecho ahora mismo con pleno poder. YO SOY esto, hecho ahora mismo con pleno poder. YO SOY, YO SOY, YO SOY la vida divina expresando perfección de todos los modos y todo el tiempo. Esto que pido para mí lo pido para todo hombre, mujer y niño sobre el planeta.
**Para controlar el flujo de las energías de Dios a través de los siete chacras, hombres y mujeres deberían considerar los cuatro elementos -fuego, aire, agua y tierra- como planos de la conciencia divina. Porque con el dominio de los cuatro elementos ganaréis, entonces, el dominio del flujo de energía a través de los cuatro cuerpos inferiores, ya que estos cuerpos sirven de coordinadores para el establecimiento del aura de Dios alrededor del alma.
Los así llamados cuatro elementos son meramente matrices de palabras utilizadas para definir los Planos de la Autoconciencia de Dios que el individuo es capaz de alcanzar a través de los cuatro cuerpos inferiores. Así, el cuerpo etéreo es el vehículo para el elemento fuego y para la realización del hombre del conocimiento divino de sí mismo como fuego sagrado. Las más altas frecuencias a las que el hombre puede llegar en los planos de la Mater se concentran a través de este cuerpo. El cuerpo etéreo o de la memoria contiene tanto el registro de la evolución del alma dentro del cuerpo causal en los planos del Espíritu, antes de su descenso en la Mater, como el registro de todas sus experiencias en las octavas inferiores después del descenso.
A través del chacra del corazón, donde convergen los triángulos ascendente y descendente, es donde el alma aprende a ejercitar el fuego sagrado y sus usos tanto en los planos del Espíritu como en los planos de la Mater. Por el fuego del corazón, el hombre y la mujer aprenden el dominio de los ciclos etéreos del cosmos que se mueven en espiral a través del cuerpo etéreo; y con las energías del corazón tejen efectivamente el Cuerpo Solar Inmortal -el cuerpo en que se transforma (el cuerpo etéreo una vez que se han cumplido los ciclos kármicos).
De esta manera, nuestro Dios, que es un fuego consumidor, puede ser experimentado en los planos de la Mater a través del chacra del corazón. Y, por supuesto, es la llama trina anclada en él la que otorga este aspecto del dominio de la Conciencia Crística al Alma. Entonces, debido al dominio de este elemento fuego, el discípulo es capaz de atraer porciones cada vez más grandes de llama al aura. La manifestación balanceada del elemento fuego y la saturación del aura de los fuegos del Espíritu Santo preparan al discípulo para el dominio de los otros seis chacras a través de los cuerpos mental, emocional y físico.
El elemento aire y la autoconciencia de Dios en el plano de la mente en el Logos, y como Logos, se conquistan en el cuerpo mental a través del tercer ojo y el chacra de la sede del alma. La frecuencia de este elemento es comparable con el viento que "sopla donde se le antoja", y con el pensamiento y el existir donde el alma afirma "yo soy'', como la expresión de la propia identidad que lleva a la conclusión "por lo tanto, yo pienso", o ''pienso, luego yo soy".
Para el dominio de las emociones -para la autoconciencia de Dios como energía en movimiento - y del elemento agua, el discípulo tiene la oportunidad de dilatar y equilibrar las energías de la vida y su flujo en el cuerpo emocional (a veces llamado cuerpo del deseo) a través del chacra de la garganta y del plexo solar. Pero el dominio completo del plano físico y del tiempo y espado en la Mater no se alcanza hasta que el discípulo conquiste el flujo de las energías físicas de los chacras de la base de la columna y de la coronilla.
En estos dos chacras el discípulo experimenta la autoconciencia de Dios como Madre y Padre unidos en el plano físico para realizar la conciencia del Cristo. Así, la meta de los adeptos del Oriente que meditan sobre la Diosa Kundalini -Energías de Fuego Blanco de la Madre que se enroscan como la Serpiente de Fuego en la base de la columna- es para elevar dicha energía a través de todos los chacras y alcanzar la fusión de la energía de la Madre (que de otra manera se quedaría encerrada en la base de la columna) con la del Padre cuando son aceleradas por la divina unión de las espirales del Alfa con las de Omega en el chacra de la coronilla.
Considérese en este estudio el dominio del flujo del fuego sagrado cuando se convierte, en el chacra de la garganta, en las aguas de la Palabra viva y, en el plexo solar, en la Presencia que ordena paz. El bienamado Jesús, Príncipe de la Paz y Maestro de la Era de Piscis, puso el ejemplo a toda la humanidad para el control de las energías de Dios en movimiento. Tan grande era su dominio del flujo del fuego del corazón hacia estos dos chacras que incluso proclamó: "El Cielo y la Tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". Con esto quería decir que -aun cuando todo el campo energético de la identidad del alma en los planos de la Mater, junto con los chacras que se utilizan para concentrar las energías del Cielo y de la Tierra-, pueden dejar de existir-, la Palabra de Dios pronunciada a través de su ser permanecería para siempre: fija como las estrellas en el firmamento del Ser Divino.
Lo que distingue al que se ha convertido en el Cristo es la realización. Gracias a ésta las energías de los chacras que están debajo del corazón se elevan y se integran con las energías de los chacras que están por encima de éste. Estas últimas portan la polaridad masculina del ser; las otras, la polaridad femenina. Una vez que las energías del corazón se equilibran en la llama trina, el individuo puede proceder a nivelar los otros seis chacras -siendo cada chacra cada uno de los puntos de los triángulos entrelazados necesarios para la realización de la Conciencia Crística.
Jesús es conocido como el Príncipe de la Paz porque equilibró la llama trina en el corazón y conquistó el flujo del sexto rayo, las energías morado y oro en el chacra del plexo solar (a la altura del ombligo). Al mantener estas energías en armonía, le fue posible, cuando la ocasión se presentó, recurrir a estas reservas guardadas en el chacra del plexo solar y liberar esta energía en el poder de la Palabra hablada y a través de ella. Al equilibrar en forma perfecta el flujo del cuerpo del deseo Jesús pudo reflejar totalmente los deseos de Dios para la humanidad; proferir la palabra de curación, de perdón, de consuelo; impartir la enseñanza del Cristo la Era de Piscis y pronunciar la palabra que resucitó a los muertos, arrojó a los demonios y sincronizó el cuerpo planetario en su totalidad con el aura del Cristo. (Por supuesto que todos sus chacras estaban en el equilibrio perfecto de la Estrella de David).
Así, puede el estudiante visualizar el triángulo ascendente de morado salpicado de oro subiendo desde el plexo solar y fundiéndose en el chacra del corazón con el triángulo azul rey descendente, para completar las espirales de Alfa y Omega al pronunciar la Palabra hablada. Estos rayos de color azul y morado concentran la acción del principio y del fin que sella el alimento de fuego sagrado en una matriz de terminación específica para la precipitación en la materia. Cuando las energías en movimiento de estos dos chacras están en perfecto equilibrio, si el discípulo pronuncia las palabras: "¡Sé sano ahora!", ya está hecho, aun cuando el Fíat del Señor pronunciado por Jesús era un regaño al demonio que, a su palabra, abandonó al niño lunático que "padece malamente, muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua".
¿Os habéis preguntado, como los discípulos, porqué no pudieron ellos arrojar el demonio del cuerpo del niño?
¿Habéis reflexionado alguna vez por qué las palabras de curación y de amor pronunciadas por el Maestro no tienen el mismo efecto en los planos de la Mater cuando sois vosotros quienes las pronunciáis? La respuesta se encuentra precisamente en esta fórmula a la que ya me referí: 1) equilibrio de la Llama Trina en el corazón y 2) fusión de los chacras coordinados (garganta y plexo solar, tercer ojo y sede del alma, coronilla y base de la columna) y de sus energías, "como arriba, así abajo". Así que, para poder ser sanadores de la humanidad y caminar por las huellas de aquél que mandaba al viento y a las olas, debéis comenzar por aprender el control -el control divino- del flujo de la energía tanto en el plexo solar como en la Palabra hablada.
Si queréis aprender el dominio del plexo solar, entonces debo remitiros a la Conciencia de los Elohim Paz y Aloha y su ejercicio de visualización del gran disco solar sobre el plexo solar, pidiendo a los Elohim del Sexto Rayo, en el nombre de Jesucristo y en el de vuestro propio Yo Crístico, que el chacra de vuestro plexo solar se ancle en la acción equilibradora de su conciencia. Visualizad un círculo o disco de luz blanca del tamaño de un plato impuesto sobre vuestra forma a la altura del ombligo. Vedlo como un escudo brillante semejante al disco blanco del Sol que aparece en el cielo. Dad entonces la Invocación del Gran Disco Solar. Podéis dar también el Decreto "Cuenta hasta Nueve", escrito por el Maestro Ascendido Cuzco específicamente para el dominio de los chacras del plexo solar, la garganta y el tercer ojo.
Recordad siempre, amados chelas del Fuego Sagrado, que nuestra enseñanza -y sobre todo la aplicación que hagáis de ella- se imparte para que os podáis preparar en las iniciaciones de la cruz: transfiguración, crucifixión, resurrección y ascensión. Es nuestra plegaria que estéis preparados para la venida del Señor al tabernáculo del ser. Así, cuando “os mostréis aprobados ante Dios, como obrero que media correctamente la palabra de verdad”, llegará la hora, señalada por Dios, en que seréis llevados “a una alta montaña”, en el plano de la Presencia YO SOY separada del mundo; y, en el ritual de la transfiguración, vuestro rostro “brillará como el Sol” y vuestro atavío será “blanco como la luz”.
Vuestro semblante reflejará la imagen y la semejanza de Dios: y vuestra aura, vestimenta del alma, se llenará de la luz blanca de vuestra propia Conciencia Crística. Os encontraréis cara a cara con los maestros ascendidos, hablando con ellos como si fueran viejos amigos. Y si por casualidad anduviera por ahí algún discípulo cuyos logros fueran menores, tal vez os propongan construir tabernáculos para conmemorar el acontecimiento y el lugar de la convergencia de las energías del Cielo y de la Tierra: uno para vosotros y otro para cada uno de los maestros que conversen con vosotros. Pero vosotros les diréis que la transfiguración no es para la exaltación de la personalidad, que la individualidad del alma no se equipara con la personalidad humana o con la generación de idólatras. Porque la transfiguración es la glorificación del Señor en el alma, en el Yo Crístico y en el tabernáculo cuadrado que se ha convertido en el lugar donde mora el Altísimo.
La nube brillante que os cubrirá en esa hora será la nube de la Presencia YO SOY, el campo energético de luz blanca pulsante en el que entraréis algún día a través de la espiral de la ascensión. Dentro de esa nube brillante está el testigo de las huestes celestiales cubriendo a aquellos que en tiempo y espacio están deseosos de conmemorar la llama divina, aquellos que no tienen miedo de atraer a la llama del Espíritu que debe estar resguardada en la Materia si esa Materia ha de trasladarse, en el ritual de la transfiguración, al plano de su origen en el Espíritu. Así, a todos los que contemplan la consagración de vuestra vida como la vida transfiguradora de Cristo, la voz que sale de la nube les hablará y dirá: "Este es mi Hijo amado, en el cual me complazco; escuchadlo''.
Si seriamente deseáis llegar al dominio de esas energías en movimiento, ancladas en el plexo solar como reservorio de luz para la liberación del poder de la Palabra hablada, el Todopoderoso os patrocinará en la entrega de la Palabra de Dios en esta era. Y seréis la Presencia que exige la paz. Y la humanidad deseará oír las palabras que pronunciéis; porque ellas en verdad tienen la autoridad de quien os patrocina desde arriba: el mismísimo YO SOY EL QUE YO SOY que patrocinó a Moisés cuando le dijo: “Ahora, pues, ve, y Yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que hayas de decir”. Así, el mismo Señor hablará la Palabra a través de vosotros y atraerá a toda la humanidad con la vista del ojo, con la escucha del oído y con la orden "¡escuchadlo!".
YO SOY el que guarda la Llama para aquellos que diligentemente siguen el ritual de la transfiguración.
**“Bienamada Poderosa Presencia YO SOY, Bienamado Santo Yo Crístico, Bienamado Jesucristo: esparcid vuestra deslumbrante luz de mil soles dentro, a través y alrededor de mis cuatro cuerpos inferiores como poderoso guardián de acción de la Luz de Dios que nunca falla en la protección de la tranquila representación del Plan de Dios a través de todos mis pensamientos, palabras y obras”.
“Colocad vuestro gran disco sobre mi plexo solar como una poderosa armadura que instantáneamente desviará toda discordia que pueda ser dirigida contra mí o contra la luz que represento. En el nombre de mi Poderosa Presencia YO SOY pido ahora a los Elohim de Paz que descarguen por todo mi ser y mi mundo la necesaria acción de la Poderosa Llama de la Paz del Cristo Cósmico que sostendrá en mí la Conciencia Crística en todas las ocasiones, de modo que nunca me vea envuelto en una descarga de energía mal calificada hacia cualquier parte de la vida, ya sea por miedo, malicia, leve disgusto, desconfianza, reproche o desprecio.
“Pido al bienamado Saint Germain que tome toda la energía que alguna vez haya yo descargado contra mis semejantes y que les haya ocasionado cualquier forma de molestia; y en el nombre de mi poderosa Presencia YO SOY ordeno que esa energía sea quitada de sus mundos -causa, efecto, registro y memoria- y sea transmutada por la Llama Violeta a la pureza y la perfección que es la esencia de fuego sagrado de Dios, para que la Tierra y toda la vida elemental sean liberadas para siempre de la creación humana y se les dé su victoria eterna en la luz.
“Yo acepto esto hecho ahora mismo con pleno poder. YO SOY esto hecho ahora mismo con pleno poder. YO SOY, YO SOY, YO SOY la vida divina expresando perfección de todos los modos y todo el tiempo. Esto que pido para mí lo pido para todo hombre, mujer y niño sobre el planeta.
¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY! ¡Amado YO SOY!”
**Los anillos concéntricos de los rayos de colores que emanan de los siete chacras denotan el intercambio macrocósmico-microcósmico de la energía dentro del ser del hombre y la mujer de la nueva era. Y la salida y entrada de energía que acompañan al proceso señalan la integración del alma con el cuerpo causal cuando ésta entra en comunión con la Presencia YO SOY.
Hemos descrito los anillos de luz que emanan continuamente en los Seres Crísticos desde el chacra del corazón. Tomemos en cuenta también que se tiene el propósito de que haya una liberación continua de anillos concéntricos de luz no sólo desde el corazón sino desde todos los chacras. Esta liberación es posible cuando el individuo emplea conscientemente los chacras como centros distribuidores de las energías de la Presencia YO SOY, que circula desde el corazón y pasa por los cuatro cuerpos inferiores- día tras día, a medida que el aspirante va adquiriendo control del flujo de la vida a través de su ser, la entrada y salida de las fuerzas de la vida en los chacras va aumentando, hasta el momento de la transfiguración, donde los siete chacras, junto con la cámara secundaria del corazón, emiten simultáneamente los anillos de color de los siete rayos y el octavo rayo desde la base de la columna hasta la coronilla.
En otras palabras, aunque el aura en su totalidad está rodeada de anillos que provienen del corazón, los rayos de colores que ella tiene dentro emiten anillos concéntricos desde cada uno de los otros chacras. Estos están en concordancia con los pétalos y con las correspondientes frecuencias de color que se han asignado a cada uno de los chacras, y que son las siguientes: base de la columna: cuatro pétalos con la frecuencia del color blanco; sede del alma: seis pétalos con la frecuencia del color violeta; plexo solar: diez pétalos con la frecuencia del color morado salpicado de oro; corazón: doce pétalos con la frecuencia del color rosa; cámara secundaria del corazón: ocho pétalos con la frecuencia del color rosa dorado; garganta: dieciséis pétalos con la frecuencia del color azul; tercer ojo: noventa y seis pétalos con la frecuencia del color verde; coronilla: novecientos setenta y dos pétalos con la frecuencia del color amarillo.
Aquí empezamos, entonces, a tener la visión de las ruedas dentro de ruedas, que tuvo el profeta Ezequiel. De hecho, los chacras son las ruedas de la ley de la existencia de un hombre a través de las cuales van y vienen las energías divinas de Su ser para la integración de su conciencia solar en los planos de la autoconciencia divina.
**En una ocasión Pedro preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mi y yo le perdonaré?, ¿hasta siete veces?”. La respuesta de Jesús ilustra la ley de la elevación de la energía a la potencia de diez. El Maestro repuso: “No te digo hasta siete veces, sino hasta siete veces siete”.
Perdonar es liberar, y liberar al hermano o a la hermana es un regalo que está al alcance de vuestra mano. ¿No sabéis que cuando os perdonáis los unos a los otros, con ello os liberáis los unos a los otros de la esclavitud del ego, en realidad al que liberáis es a vosotros mismos? Os liberáis de estar atados por la ley del karma al que os ha ofendido o hecho algún daño. Para perdonar es necesario estar libres de miedo, vanidad y falsedad, rebelión contra la ley, envidia y celos, y especialmente de las tendencias vengativas que acosan a la conciencia del ego. Rara perdonar y liberar a todas las partes de la vida, uno debe estar libre de la autocompasión y la agonía del remordimiento, la ingratitud y ese detestable sentimiento de auto-justificación. Pero, sobre todo, uno debe despojarse del amor propio, la autocrítica y el odio de sí mismo.
Las energías de la libertad están ancladas en el chacra de la sede del alma, aproximadamente en el punto medio entre el ombligo y la base de la columna. Éste es el lugar a donde se puede atraer la acción del séptimo rayo de la transmutación. A través de este rayo los delitos menores del alma, ejecutados por el mal uso de las energías de todos los chacras, pueden transmutarse. Es posible que, a través de sus matrices, sus moldes se disuelvan y que sus energías vuelvan a utilizarse para la construcción de formas más nobles, y también para llenar esas formas de ideas nobles con sus acciones corolarias.
Perdonar siete veces es absolver mediante la Llama Crística los errores y las injusticias cometidos por el Ego en contra del ego y de otros egos como resultado de la perversión de los siete planos de la conciencia divina en los siete chacras. Jesús le enseñó a Pedro que esto no era suficiente. No bastaba para integrar el alma a la totalidad del Cristo. El Maestro enseñó a su discípulo que es necesario elevar la Llama del Perdón a la potencia de diez y de siete.
Siete veces siete -el período de la iluminación del Buda bajo el Árbol Bo- es para el dominio de los Siete Planos del Ser y el dominio de estos planos en los Siete Cuerpos del hombre: los cuatro cuerpos inferiores y los tres cuerpos superiores (el Yo Crístico, la Presencia YO SOY y el Cuerpo Causal). No es sólo una ronda de siete para anclar las espirales de la conciencia divina en las ruedas de la ley, sino la acción de los Siete Rayos en la Conciencia de los Elohim que multiplican el poder de cada uno de los Siete Chacras. Y, así, durante cuarenta y nueve días, el Buda estuvo sentado bajo el Árbol Bo para alcanzar la Realización del Iluminado.
Ahora escuchad esto: es un requisito para la Iniciación de la Conciencia Búdica que se cumpla con la Ley de los Siete Chacras en cada uno de los planos de la Conciencia Divina. En este sentido, una vez alcanzado el dominio del corazón, tal poder debe transferirse a cada uno de los otros chacras. Esta será, pues, la realización de los siete rayos. De la misma manera, una vez que hayáis dominado el poder de la Palabra hablada en el chacra de la garganta, las energías almacenadas como Logos, fuego azul de la perfección, dirección y protección divinas, deben elevarse en los otros seis chacras. Y lo mismo vale para el dominio de cada uno de los otros.
Habiendo alcanzado el dominio de los siete en los siete, estaréis listos para la elevación a la potencia de diez. Y ahora sabremos por qué el número diez formó tantas veces parte del ritual y de las enseñanzas de Jesús (los diez talentos, las diez vírgenes, los diez leprosos, la mujer de las diez monedas de plata e incluso el dragón de siete cabezas, diez cuernos y siete coronas sobre sus cabezas).
El chacra del plexo solar tiene diez pétalos –cinco con carga positiva que condensan el impulso de Alfa en los rayos secretos y cinco con carga negativa que condensan la corriente de vuelta de Omega en los rayos secretos. Así, para la conciencia del alma en evolución, el plexo solar es el vehículo a través del cual se pasa la iniciación de la prueba del diez. Esta es la prueba del desprendimiento que siempre abarca la prueba de las emociones y del control divino de éstas a través del Yo Divino, que no puede llegar a ser prominente en el alma más que como resultado de la rendición del ego humano.
Como hemos dicho, el cuerpo del deseo está anclado y libera su energía a través del plexo solar y del chacra de la coronilla. El cuerpo del deseo de los hombres contiene una mayor cantidad de energía divina que cualquiera de los otros tres cuerpos inferiores. Independientemente de cuáles sean los motivos y los patronos motivadores contenidos dentro del cuerpo del deseo, éstos se llenan consciente e inconscientemente a medida que las espirales de energía se manifiestan a través del plexo solar y del chacra de la garganta.
Los hombres tienen impedimentos en el cumplimiento de su plan divino sólo en la medida en que sus afanes no reflejan el deseo de Dios de ser, por doquier, la plenitud de la vida, de la verdad y del amor. Por lo tanto, cuando, con la determinación y la entrega de un Cristo en el Jardín de Getsemaní, la humanidad cede todos los deseos menores al deseo superior del Ser Universal, todo el peso del moméntum de energía del cuerpo del deseo impulsa hacia el cumplimiento de la voluntad de Dios, y el propio patrón interno del alma se imprime en los cuatro cuerpos inferiores. Es, pues, en el momento de la rendición, "empero, hágase Tu voluntad y no la mía", cuando la plenitud del moméntum de los diez pétalos del plexo solar recae sobre el ser del hombre como factor multiplicador del dominio y de la realización de los otros chacras.
La reserva de luz que hay en el gran disco solar, es decir, el imán de la presencia del Sol dentro del plexo solar, es la energía que multiplica el dominio del amor en el corazón; de la sabiduría en la coronilla: de la pureza, la acción y el flujo en la base de la columna; de la libertad en el alma; de la visión en el tercer ojo; del servicio en el plexo solar y de la Palabra sagrada en la garganta. Las energías que pueden extraerse del cuerpo del deseo de Dios, ancladas en el plexo solar y enviadas para bendición de la humanidad, son en verdad ilimitadas. Ya sea que se las use en beneficio de la curación, la ciencia, la abundancia o el fomento de las artes y la cultura de la Madre, ellas proporcionarán el moméntum de la potencia de diez y del diez por diez para el dominio de los otros seis chacras.
Las doce virtudes del corazón pueden multiplicarse individualmente, una por una o todas juntas, por la llama trina equilibrada. Esta multiplicación, ya sea de los fuegos del perdón, de los cinco talentos o para la curación de los leprosos, se lleva siempre a cabo como servicio a la vida cuando el verdadero discípulo ministra para las necesidades del Cristo en cada uno. Mientras más reconoce uno la necesidad de la humanidad y más desea ayudar a llevar la caiga de esa necesidad, más energía puede uno extraer de la gran reserva de la vida que se puede llamar el cuerpo causal, pasando por el corazón y después anclarla en el plexo solar, reservorio en la Mater de las energías de la paz.
Daos cuenta, también, ¡oh, chelas! que queréis ampliar el dominio del aura con los anillos concéntricos de los chacras, de que las energías del plexo solar pueden ser pervertidas y empleadas entonces para multiplicar las perversiones de los otros chacras. Las siete cabezas del dragón, la bestia de la mente carnal, simbolizan las perversiones de los siete aspectos de la conciencia divina a través del cuerpo mental inferior: las siete coronas sobre dichas cabezas indican el uso indebido de los siete rayos en la amplificación de las siete perversiones; los diez cuernos se utilizan para multiplicar el siete por siete por las energías de la voluntad humana en el plexo solar. De esta manera, conociendo la ley, la humanidad debe elegir cómo va a utilizar las energías divinas y de qué manera liberará las energías de los siete chacras.
Tráigase a la memoria la parábola del hombre que fue a un país lejano y que llamó a sus sirvientes y les dio sus mercancías. Aquel al que dio los cinco talentos es el que requería la iniciación de la prueba del diez en el plexo solar. El maestro otorgó al sirviente los cinco talentos como impulso para la energía de Alfa. En el chacra del plexo solar, estos talentos son como cinco electrodos positivos de los cinco rayos sagrados y representan el impulso de la corriente de Alfa.
Corresponde al alma, cuando habita en el tiempo y en el espacio, lejos de la Presencia del Señor -el Yo Crístico y la Presencia YO SOY -, utilizar estos electrodos como la polaridad masculina del Espíritu, por medio de los cuales atraerá hacia sí, a través del magnetismo del Espíritu, las energías correspondientes de Omega (los cinco electrodos negativos de los cinco rayos sagrados), la corriente de vuelta de la Llama de la Madre que sube desde el chacra de la base de la columna. Vivir en el tiempo y en el espacio hasta que el Señor regrese, es una oportunidad para probar nuestra mayordomía, nuestra habilidad de atenernos a lo que recibimos, y utilizarlo para multiplicar la esencia del Espíritu en los planos de la Mater.
Así, cuando el amo volvió con el sirviente, el que había recibido los cinco talentos vino hacía él y le trajo otros cinco talentos, diciendo: "Señor, me diste cinco talentos y, he aquí, gané cinco talentos más". Una vez que conquistó la prueba del diez, el sirviente recibió el encomio del amo: "Bien hecho, fiel y buen sirviente; has sido fiel en algunas cosas, y yo te haré amo sobre muchas cosas: entra en la alegría de tu Señor". La alegría del Señor es la energía jubilosa del sexto rayo anclada en el plexo solar para la multiplicación de las energías de la vida. Nótese que sólo cinco de las diez vírgenes pasaron la prueba de la preparación para entrar en la cámara del corazón con el Chohán del Sexto Rayo - el Maestro del Ciclo de Piscis.
Esta es la hora del dominio del rayo femenino a través de la iniciación llamada la Prueba del Diez (la del Desprendimiento del Ego), en la cual saludáis al Rayo de la Madre con el Ave María y confirmáis el equilibrio de los diez pétalos del plexo solar, diciendo diez Ave Marías en cada una de las cinco secciones de vuestro rosario matutino. Y la prueba del diez, multiplicada por la acción de los cinco Rayos Secretos que forman la estrella del ser del hombre, es para la aceptación a través de los chacras de las energías de la Madre y del Espíritu Santo.
Esta es la era de la oportunidad para equilibrar el corazón, la entrada y la salida del aliento sagrado y para equilibrar las pruebas del siete por siete elevada a la potencia de diez. Completad, pues, los ciclos del flujo de energía dentro del campo magnético del ser y observad cómo el aura crece y crece y crece. Yo estoy enfocando la geometría del Aura del Cristo Cósmico hasta que vosotros, por la Ley del Equilibrio, la Armonía y la Congruencia, podáis asumir esa aura.
Djwal Kul
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