TOLERANCIA Y ABSTENCIÓN
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De “Pinceladas”
de Pablo El Veneciano
de Pablo El Veneciano
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1- Abstente de hablar de tu hermano, y más importante todavía, abstente de juzgar, permitiendo a tus preciosas energías agitarse hacia afuera en condenaciones silenciosas o de otro tipo, pues no ves sino las apariencias y no los motivos que incitan la acción, que impulsan ciertas actividades de tus prójimos y las más importantes actividades de la Gran Hermandad Blanca, cuyos caminos son extraños a los hombres menores. Abstención es maestría. El inmaduro se lanza a la expresión, correcta o errada. El maduro "se abstiene" y se mueve dentro del manto de la sabiduría.
2- Abstente de decir el agudo reproche, de repetir el chisme cruel, abstente de las acciones precipitadas estimuladas por justas indignaciones o intereses egoístas. Toma las riendas de ese ego humano, que tiene el descaro de actuar antes que tu Dios haya hablado. Entonces, en dignidad, permite al Dios que palpita en tu corazón hacer las cosas bien. Este don del Espíritu Santo hace al hombre tolerante, sobre el cual la fundación de la hermandad mundial puede ser construida en belleza y en la seguridad de que ésta permanecerá de pie contra los vientos de la adversidad, las arenas movedizas de la condenación, los cataclismos y tormentas de acusaciones, las falsas apariencias que causa el hombre no anclado en esa sabiduría por actuar antes de la comunión con su Dios.
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