sábado, 16 de abril de 2011

107. El Don de la Vida en el Humilde Pasto - Jesús

EL DON DE LA VIDA EN EL HUMILDE PASTO


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 De:

“Palabras de Paz de los Esenios”
o

"El Evangelio Esenio de la Paz"

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Esto fue en el mes de Thebet, cuando la tierra fue cubierta con retoños de pasto joven, después de las lluvias, y la cubierta de verde esmeralda era delicada como el fino plumón de un pollito.

Y esto ocurrió en una brillante mañana llena de sol. Jesús reunió los nuevos hermanos del círculo de los Elegidos alrededor de Él, para que ellos pudieran escuchar con sus oídos y entender con sus corazones las enseñanzas de sus padres, incluso como le fue enseñado a Enoch desde antaño.

Y Jesús se sentó bajo un nudoso y antiguo árbol, sosteniendo en sus manos una pequeña olla de barro y en la olla creciendo un pasto tierno de trigo, la más perfecta hierba entre todas las semillas productivas. Y el pasto tierno de la olla estaba radiante con vida, asi como el pasto y las plantas que cubrieron los cerros hasta muy adentro de los distantes campos y más allá.

Y Jesús frotó suavemente con sus manos el pasto de la olla, tan suave como El tocaría la cabeza de un pequeño niño.

Y Jesús dijo: Felices ustedes, Hijos de la Luz, porque han entrado en el camino de lo inmortal y caminan en el sendero de la verdad, así como lo hicieron vuestros padres desde la antigüedad, quienes fueron enseñados por los Grandes. Con los ojos y oídos del espíritu ven y escuchan las visiones y sonidos de la Madre Tierra: el cielo azul donde mora el Ángel del Aire, el espumoso río donde fluye el Ángel del Agua, la Luz dorada, la cual fluye desde el Ángel del Sol.

Y les digo en verdad, todo esto está dentro de vosotros así como está afuera, porque vuestro aliento, vuestra sangre, el fuego de la vida dentro de vosotros, todos son uno con la Madre Tierra.

Pero todo esto, y más, el más precioso don de vuestra Madre Tierra es el pasto que está bajo vuestros pies, incluso aquel pasto sobre el cual pisan sin pensarlo. Humilde y sumiso es el Ángel de la Tierra, porque ella no tiene alas para volar, ni rayos dorados de luz para atravesar la niebla. Pero grande es su poder y sin ella los Hijos de los Hombres no serían más, porque ningún hombre puede vivir sin el pasto, los árboles y las plantas de la Madre Tierra. Y estos son los dones del Ángel de la Tierra para los Hijos de los Hombres.

Pero ahora les hablaré de cosas misteriosas, porque les digo en verdad, el pasto humilde es más que el alimento para el hombre y el animal.

Éste oculta su gloria bajo un aspecto humilde, así lo dijo un gobernante de antaño cuando visitó las poblaciones de sus súbditos, disfrazado como un mendigo, sabiendo que ellos le dirían muchas cosas a un semejante, pero caerían en temor ante su rey. Así el pasto humilde oculta su gloria bajo su capa verde humilde y los Hijos de los Hombres caminan sobre éste, arándolo, dándole de comer de éste a sus animales, pero no conocen los secretos, pues están ocultos dentro de éste, aún aquellos de la vida eterna en los reinos celestiales.

Pero los Hijos de la Luz, conocerán lo que está oculto en el pasto, porque esto es dado a ellos para llevar consuelo a los Hijos de los Hombres. No obstante, nosotros somos enseñados por la Madre Tierra con este pequeño manojo de trigo en una simple olla, incluso la misma olla de barro que utilizas para tomar la leche y recoger miel de abejas. Ahora la olla está ocupada con tierra negra, fértil, con hojas añejas y húmedas, con el rocío de la mañana, con aquel don más precioso del Ángel de la Tierra.

Y humedecí un manojo de trigo, a fin que el Ángel del Agua entrara dentro de éste; el Ángel del Aire también lo abarcó y el Ángel del Sol. Y el poder de los tres ángeles despertó también al Ángel de la Vida dentro del trigo y un retoño y una raíz nacieron en cada grano. Luego coloqué el trigo activado en el suelo del Ángel de la Tierra y el poder de la Madre Tierra y todos sus Ángeles entraron en el trigo y cuando el sol había salido cuatro veces, los granos se convirtieron en pasto. Les digo verdaderamente, no hay milagro más grande que éste.

Y los hermanos miraron con reverencia las hojas blandas del pasto en las manos de Jesús y alguien le preguntó: Maestro ¿Cuál es el secreto del pasto que sostienes en tus manos? ¿Por qué éste es diferente del pasto que cubre las colinas y las montañas? Y Jesús respondió: Este no es diferente, oh Hijo de la Luz; todos los pastos, todos los árboles, todas las plantas en todas partes del mundo, todos son partes del reino de la Madre Tierra, pero he separado en esta olla una porción del reino de vuestra Madre para que puedas tocarla con las manos del espíritu y para que su poder pueda entrar en vuestro cuerpo.

Por lo que digo en verdad, hay un Torrente Sagrado de Vida, el cual dio nacimiento a la Madre Tierra y a todos Sus ángeles. Invisible es este Torrente de Vida para los ojos de los Hijos de los Hombres, porque ellos caminan en las tinieblas y no ven los ángeles del Día y de la Noche que los rodean y rondan sobre ellos.

Pero los Hijos de la Luz han caminado por siete años con los ángeles del Día y de la Noche y ahora ellos les están dando los secretos de la comunión con los ángeles.

Y los ojos de vuestro espíritu serán abiertos y verán y escucharán y tocarán el Torrente de Vida que le dio nacimiento a la Madre Tierra. Y entrarán al Torrente Sagrado de Vida y éste los llevará con ternura infinita a la Vida eterna en el reino de vuestro Padre Celestial.

¿Cómo podríamos hacer esto, Maestro? Algunos preguntaron con asombro. ¿Qué secretos debemos conocer para mirar, escuchar y palpar este Torrente Sagrado de Vida?

Y Jesús no respondió, pero colocó Sus dos manos en la olla alrededor de las hojas brotadas del pasto, suavemente, como si fuera la frente de un pequeño niño. Y cerró sus ojos y alrededor de Él hubo señales de Luz, resplandeciendo el sol, así como el caluroso verano hace estremecer la luz bajo un cielo despejado.

Y los hermanos se arrodillaron e inclinaron sus cabezas con reverencia ante el poder de los ángeles que surgían de la figura sentada de Jesús y Él permaneció sentado en silencio con sus manos cerradas como si estuviese orando alrededor de las hojas de pasto.

Y nadie se dio cuenta si había pasado una hora o un año, porque el tiempo se detuvo y fue como si toda la creación hubiese retenido su aliento. Y Jesús abrió sus ojos y el aroma de las flores llenó el aire mientras Jesús hablaba: Aquí está el secreto, oh Hijos de la Luz; aquí en el humilde pasto; aquí en el lugar de reunión de la Madre Tierra y el Padre Celestial; aquí está el Torrente de Vida que dio nacimiento a toda la creación.

Les digo en verdad, sólo al Hijo del Hombre le es dado esto, para que vea, escuche y palpe el Torrente de Vida que fluye entre los reinos terrestres y celestes. Colocad vuestras manos alrededor del pasto tierno del Ángel de la Tierra y verán, escucharán y tocarán el poder de todos los ángeles.

Y uno por uno, cada uno de los hermanos se sentó en reverencia ante el poder de los ángeles, sosteniendo en sus manos el pasto tierno. Y cada uno sintió el Torrente de Vida entrar en su cuerpo con la fuerza de un torrente precipitado después de una tormenta primaveral. Y el poder de los ángeles fluyó entre sus manos, hacia arriba entre sus brazos y los estremeció poderosamente, así como el viento del Norte agita las ramas de los árboles. Y todos ellos admiraron el poder en el humilde pasto, porque éste pudo contener a todos los ángeles y a los reinos de la Madre Tierra y al Padre Celeste. Y ellos se sentaron ante Jesús y fueron enseñados por Él.

Y Jesús dijo: He aquí, oh Hijos de la Luz, el humilde pasto. Mirad donde están contenidos todos los ángeles de la Madre Tierra y el Padre Celestial. Porque ahora han entrado en el Torrente de Vida y sus corrientes les llevarán, a su tiempo, a la vida eterna en el Reino de vuestro Padre Celeste.

Porque en el pasto están todos los ángeles; aquí está el ángel del Sol, aquí, en el esplendor del color verde de las hojas de trigo. Porque nadie puede contemplar el sol cuando está en lo alto en los cielos, porque los ojos del Hijo del Hombre son cegados por su luz radiante. Por esto es que el Ángel del Sol torna verde a todo aquello a lo cual él le da vida; para que el Hijo del Hombre pueda contemplar los muchos y diversos matices de verde y pueda encontrar fuerza y consuelo allí dentro.

Les digo en verdad, todo lo que esté verde y con vida, tiene el poder del Ángel del Sol dentro de sí, incluso aquellas hojas tiernas del trigo joven.

Y así, el Ángel del Agua bendice el pasto, porque les digo en verdad, hay más del Ángel del Agua dentro del pasto que de cualquiera de los otros ángeles de la Madre Tierra. Si trituran entre las manos el pasto, sentirán el agua de la vida, que es la sangre de la Madre Tierra.

Y todos los días, cuando toquen el pasto y entren al Torrente de Vida, den a la tierra unas pocas gotas de agua, para que el pasto pueda ser renovado por el poder del Ángel del Agua. Sabed también, que el Ángel del Aire está dentro del pasto, porque todo lo que esté con vida y verde es la casa del Ángel del Aire.

Colocad vuestro rostro cerca del pasto, respira profundamente y permite al Ángel del Aire entrar en lo profundo de vuestro cuerpo, porque allí mora en el pasto, como en el roble mora la bellota y como el pez mora en el mar.

El Ángel de la Tierra es el que da nacimiento al pasto, así como el bebé en el vientre vive del alimento de su madre, así la tierra da de sí misma al grano de trigo, haciendo a éste germinar para contener el Ángel del Aire.

Les digo verdaderamente, cada grano de trigo que reviente hacia el cielo, es una victoria sobre la muerte, donde reina Satán. Porque la Vida siempre empieza de nuevo.

Es el Ángel de la Vida quien fluye a través de las hojas de pasto dentro del cuerpo del Hijo de la Luz, estremeciéndolo con su poder; porque el pasto es Vida y el Hijo de la Luz es Vida y la Vida fluye entre el Hijo de la Luz y las hojas del pasto, haciendo un puente para el Torrente Sagrado de Luz, el cual le dio nacimiento a toda la creación.

Y cuando el Hijo de la Luz sostiene entre sus manos las hojas del pasto, es el Ángel del Regocijo quien llena su cuerpo con música; para entrar en el Torrente de Vida y ser uno con el canto del ave, los colores de las flores silvestres, el aroma de la gavilla del grano recién revuelta en los campos.

Les digo en verdad, cuando el Hijo del Hombre no siente regocijo en su corazón, trabaja para Satán y le ocasiona esperanzas a los hijos de las tinieblas. No hay tristeza en el Reino de la Luz, sólo el Ángel del Regocijo. Aprended entonces, de las hojas tiernas de pasto, la canción del Ángel del Regocijo, para que los Hijos de la Luz puedan caminar con ella siempre y así consolar los corazones de los Hijos de los Hombres.

La Madre Tierra, es quien provee para nuestros cuerpos, porque nosotros somos nacidos de Ella y tenemos nuestra vida en Ella. Así Ella nos provee de alimento en las muchas hojas del pasto que nosotros tocamos con nuestras manos, porque les digo en verdad, no es solamente como pan que el trigo nos puede alimentar. Podemos comer también de las hojas blandas del pasto, para que la fuerza de la Madre Tierra pueda entrar dentro de nosotros. Pero mastica bien las hojas, porque el Hijo del Hombre tiene dientes diferentes de aquellos animales y solamente cuando mastiquemos bien las hojas del pasto podrá el Ángel del Agua entrar en nuestra sangre y darnos fuerza. Comed, entonces, oh Hijos de la Luz de ésta, la más perfecta hierba de la mesa de nuestra Madre Tierra, para que vuestros días puedan ser largos en la Tierra, por lo cual hallareis gratificación a los ojos de Dios.

Les digo en verdad, el Ángel del Poder entra dentro de vosotros cuando tocan el Torrente de Vida a través de las hojas de pasto; porque el Ángel del Poder es como una luz brillante que rodea todas las cosas vivientes, justamente así como la luna llena es rodeada por anillos de resplandor y así como la neblina se levanta de los campos cuando el sol asciende en el cielo.

Y el Ángel del Poder entra en el Hijo de la Luz cuando su corazón es puro y su deseo es sólo consolar y enseñar a los hijos de los hombres. Tocad entonces, las hojas de pasto y sentid el Ángel del Poder entrar en las puntas de vuestros dedos, fluyendo hacia arriba a través de vuestro cuerpo y estremeciéndoles hasta que tiemblen con admiración e impresión.

Sabed también, que el Ángel del Amor está presente en las hojas del pasto, porque el Amor está en lo otorgado y grande es el Amor dado a los Hijos de la Luz, por las hojas tiernas del pasto.

Porque les digo en verdad, el Torrente de Vida corre a través de todas las cosas vivientes y todo lo que esté con vida es bañado en el Torrente Sagrado de la Vida. Y cuando el Hijo de la Luz toca con Amor las hojas del pasto, estas retornan su Amor y lo conducen al Torrente de Vida donde puede encontrar la Vida eterna. Y este Amor se consumirá, porque su fuente está en el Torrente de Vida, el cual fluye dentro del Mar Eterno y por muy lejos que el Hijo del Hombre se aísle de su Madre-Tierra y su Padre Celestial, el toque de las hojas del pasto siempre le llevará un mensaje del Ángel del Amor y sus pies se bañarán en el Torrente Sagrado de Vida.

Mira, este es el Ángel de la Sabiduría que gobierna el movimiento de los planetas, el ciclo de las estaciones y el crecimiento ordenado de todas las cosas vivientes. Así el Ángel de la Sabiduría ordena la comunión de los Hijos de la Luz con el Torrente de Vida, a través de las hojas tiernas del pasto; porque les digo en verdad, vuestro cuerpo es sagrado porque se baña en el Torrente de Vida, el cual es Orden Eterno.

Tocad las hojas del pasto, Hijos de la Luz y tocad el Ángel de la Vida eterna; porque si miran con los ojos del espíritu verán verdaderamente que el pasto es eterno. Ahora éste está joven y tierno con el esplendor de un niño recién nacido; pronto será alto y gracioso como el árbol vástago con sus primeras frutas; luego se volverá amarillo con los años, y doblará su punta en paciencia, así como el campo después de la cosecha. Finalmente se marchitará, porque la pequeña olla de barro no puede contener la duración completa de la vida del trigo. Pero éste no muere, porque las hojas pardas retornan al Ángel de la Tierra y ella sostiene la planta en sus brazos y ordena este sueño y todos los ángeles trabajan dentro de las hojas marchitas y ¡mira! ellos han cambiado y no mueren sino que surgen de nuevo en otro aspecto.

Y así los Hijos de la Luz nunca ven la muerte, pero se hallan a sí mismos cambiados y ascendidos a la Vida Eterna.

Y así el Ángel del Trabajo nunca duerme, pero clava las raíces del trigo en lo profundo del Ángel de la Tierra, para que los retoños tiernos de color verde puedan vencer la muerte y el reino de Satán. Porque la vida es movimiento y el Ángel del Trabajo nunca está quieto. El, incluso, trabaja sin cesar en la viña del Señor.

Cierren sus ojos cuando toquen el pasto, Hijos de la Luz, pero no se queden dormidos, porque palpar el Torrente de Vida es palpar el ritmo eterno de los reinos eternos y bañarse en el Torrente de Vida es sentir más y más el poder del Ángel del Trabajo dentro de vosotros, creando sobre la Tierra el reino del cielo.

Paz es el don del Torrente de Vida para los Hijos de la Luz; porque nosotros siempre nos saludamos mutuamente: "la paz sea contigo". Así también el pasto saluda vuestro cuerpo con el beso de la paz.

Les digo en verdad, la paz no es la ausencia de la guerra, porque el río tranquilo puede convertirse muy pronto en un torrente furioso y las mismas olas que arrullan al bote pronto lo pueden romper en pedazos contra las rocas. Así la violencia acecha a los Hijos del Hombre, cuando no mantienen la vigilancia de la paz.

Tocad las hojas de pasto y de este modo tocad el Torrente de Vida; allí encontrarán la paz, la paz construida con el poder de todos los ángeles. Así con esta paz, los rayos de la Luz Sagrada arrojarán fuera toda oscuridad.

Cuando los Hijos de la Luz sean uno con el Torrente de Vida, entonces el poder de las hojas de pasto los guiará al reino del Padre Celestial y sabrán más de aquellos misterios de los cuales aún no es el tiempo para que los escuchen.

Porque allí en los reinos eternos, hay otros Torrentes Sagrados; les digo en verdad, los reinos celestiales son cruzados una y otra vez por corrientes de Luz Dorada siguiendo el arco de la cúpula del cielo y no teniendo fin. Y los Hijos de la Luz pueden viajar por estas corrientes siempre, sin morir, guiados por el Amor Eterno del Padre Celestial. Y les digo en verdad, todos estos misterios están encerrados en el pasto humilde y los conocerán cuando palpen con ternura y abran vuestro corazón al Ángel de la Vida en vuestro interior.

Recoged entonces los granos de trigo, plantándolos en pequeñas ollas de barro y todos los días con el corazón alegre comuníquense con los ángeles, para que puedan guiarlos al Torrente Sagrado de la Vida y puedan traer de su origen eterno, consuelo y fuerza para los Hijos de los Hombres.

Porque les digo en verdad, todo lo que aprendan, todo lo que los ojos de vuestro espíritu vea, todo lo que los oídos de vuestro espíritu escuche, todo esto es como un junco vacío en el viento si no les envías un mensaje de verdad y luz a los Hijos de los Hombres. Porque por el fruto conocemos la importancia del árbol y amar es enseñar sin fin, sin cesar. Porque así fueron vuestros padres. Id ahora y que la paz sea con vosotros.

Y Jesús ofreció la pequeña olla con las hojas del pasto joven, como bendición, y caminó hacia las colinas del sol, siguiendo la orilla del río, como era la costumbre de todos los hermanos. Y los otros le siguieron, cada uno reteniendo las palabras de Jesús, como si fueran una joya preciosa, dentro de su pecho.


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Escuela Yo Soy la Luz

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