sábado, 16 de abril de 2011

104. Nuestra Madre Tierra - Jesús

NUESTRA MADRE TIERRA

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La Ley Viva

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 El Amor

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De:

“Palabras de Paz de los Esenios”

o

"El Evangelio Esenio de la Paz"

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1. Nuestra Madre Tierra

Entonces muchos enfermos y mutilados vinieron a Jesús, preguntándole: Si sabes todas las cosas dinos, ¿por qué sufrimos con estas plagas? Maestro, sánanos para que también nosotros podamos ser fuertes y no haya necesidad de habitar en nuestra miseria. Sabemos que tienes el poder de sanar toda clase de enfermedades. Líbranos de Satanás y de todas sus grandes aflicciones.

Y Jesús contestó: Felices vosotros que tenéis hambre de la verdad, que yo os satisfaré con el pan de la sabiduría. Felices vosotros que tocáis, porque yo os abriré la puerta de la vida.

Felices vosotros que arrojareis el poder de Satán, porque yo os conduciré al reino de los ángeles de nuestra Madre, donde el poder de Satanás no puede penetrar.

¿Quién es nuestra Madre y quiénes sus ángeles? ¿Y dónde está su reino? Le preguntaron muy atónitos.

Vuestra Madre está en vos y vos en Ella. Ella os parió. Ella os da la vida. Fue nuestra Madre, quien os dio vuestro cuerpo y a Ella, algún día se lo devolveréis. Felices vosotros cuando la conozcáis, así como a su reino, si recibís los ángeles de vuestra Madre y si observáis sus leyes. De cierto os digo; el que hace estas cosas jamás verá enfermedad. Porque el poder de vuestra Madre, es superior a todo. Y este poder destruye a Satanás y a su reino. Y tiene dominio sobre vuestros cuerpos y sobre toda cosa viviente...

** La luz de nuestros ojos, el oír de nuestras orejas, ambos son nacidos de los colores y sonidos de nuestra Madre Tierra, la cual nos envuelve como las olas del mar al pez; como el remolino de aire al ave.

De cierto, de cierto os digo: el hombre es el hijo de la Madre Tierra y de ella recibieron los Hijos de los Hombres todo su cuerpo. De igual manera como el cuerpo de un recién nacido ha venido al mundo, es nacido del vientre de su madre.

De cierto os digo, sois uno con vuestra Madre Tierra, Ella está en vosotros y vosotros en Ella. De Ella nacisteis, en Ella vivís y a Ella volveréis de nuevo.

Guardad, por lo tanto, sus preceptos, porque nadie alcanzará larga vida, ni será feliz sino el que honra a su Madre Terrenal y obedece sus preceptos.

Porque vuestro alimento es su alimento, vuestra sangre su sangre. Vuestros huesos son sus huesos, vuestra carne su carne, vuestras entrañas sus entrañas.  Vuestros ojos y vuestros oídos son sus ojos y oídos...


De cierto, de cierto os digo, si faltareis a uno solo de estos preceptos, si dañareis solo uno de vuestros miembros, os lamentareis en vuestro dolor y enfermedad y allí será el llanto y el crujir de dientes. De cierto os digo, a no ser que sigáis las leyes de vuestra Madre Tierra, vosotros no podéis escapar de la muerte. Y el que se apega a la ley de su Madre, a él se apegará su Madre también. Sanará todas sus plagas y jamás enfermará. Ella le alargará la vida y le protegerá de toda aflicción. Del fuego, del agua, de la picadura de serpientes venenosas. Porque vuestra madre os parió y mantiene la vida en vos. Os ha dado vuestro cuerpo, solamente ella puede curaros.

Felices los que aman a su Madre y reposan en paz sobre su seno. Porque vuestra Madre os ama, aún cuando la abandonéis. Y ¿Cuánto más os amará si volvéis a Ella de nuevo?

De cierto, de cierto os digo, grande, muy grande es su amor. Mayor que la más grande entre las montañas y más profundo que el más profundo de los mares.

Y a los que aman a su Madre, Ella no los abandonará jamás. Así como la gallina protege a sus polluelos; como el león a sus cachorros, así la Madre protege a su único hijo. Así la Madre Tierra protege al Hijo del Hombre y le salva de todo peligro y males...


** Y al fin de todo, el hijo pródigo del hombre perderá su vida, porque no guardó los preceptos de su Madre y acumuló error sobre error. Por lo tanto, todos los dones de su Madre Tierra le serán quitados: aliento, sangre, huesos, entrañas, ojos y oídos. Y después de todo, hasta la vida, con la que la Madre Tierra coronó su cuerpo.

Empero, si el Hijo del Hombre se arrepiente de sus errores, los abandona y se vuelve a la Madre Tierra, y si observa los preceptos de la Madre Tierra y se libra de las garras de Satanás y resiste  sus tentaciones, entonces la Madre Tierra recibe de nuevo a su hijo pródigo con amor y le envía sus ángeles a fin de que le sirvan.

De cierto, de cierto os digo, cuando el Hijo del Hombre resiste a Satanás, que mora en él y no hace su voluntad, a la misma hora los ángeles de la Madre Tierra aparecen ante él a fin de servirle con todo su poder, y libran completamente al Hijo del Hombre del poder de Satanás. Pues ningún hombre puede servir a dos señores, o serviréis a Belcebú y a sus demonios, o serviréis a vuestra Madre y a sus ángeles. O serviréis a la muerte, o serviréis a la vida. De cierto os digo, felices vosotros que practicáis las leyes de la vida y no erráis en los caminos de la muerte. Porque en ellos las fuerzas de la vida están fuertemente impresas y huyen las plagas de la muerte.


2. La Ley Viva

Todos a su derredor escuchaban atónitos sus palabras, porque su palabra era con Poder. Y sus enseñanzas eran distintas de las de los escribas y sacerdotes. Y aunque el sol se había puesto, no se retiraron a sus hogares. Se sentaron alrededor de Jesús y le preguntaron: Maestro ¿Cuáles son estas leyes de la vida? Quédate más con nosotros y enséñanos. Escucharemos tus enseñanzas, para que podamos ser sanados y para que podamos ser justos.

Y Jesús se sentó en medio de ellos y les dijo:

De cierto, de cierto os digo, nadie puede ser feliz, sino el que cumple con la Ley.

Y los otros respondieron: Nosotros cumplimos todas las leyes de Moisés nuestro legislador, según están escritas en las Sagradas Escrituras.

Y Jesús respondió: No busquéis la Ley en vuestras Escrituras, pues la Ley es vida y las escrituras son muerte.

De cierto, de cierto os digo, Moisés no recibió las Leyes escritas; sino de viva voz. La Ley es palabra viva, del Dios vivo, para los profetas vivientes, para los hombres vivientes. La Ley está escrita en toda cosa viviente. Vosotros la encontrareis en las hierbas, en los árboles, en el río, en las montañas. En las aves del cielo, en los peces del mar; mas buscadla principalmente en vosotros mismos. Porque de cierto os digo, que toda cosa viviente está más cerca de Dios, que la Escritura que no tiene vida.

Dios, de tal manera creó la vida y toda cosa viviente, a fin de que ellas enseñaran al hombre, por la palabra de Vida Eterna, las leyes del Verdadero Dios.

Dios no escribió su palabra en las páginas de un libro, sino en vuestro corazón y en vuestro espíritu. Están también en vuestro aliento, vuestra sangre, vuestros huesos. En vuestra carne, vuestras entrañas, vuestros ojos, vuestros oídos, y en cada partícula de vuestro cuerpo. Están escritas en el aire, en el agua, en la tierra. En las plantas, en los rayos del sol, en las profundidades y en las alturas. Os hablan con el fin de que comprendáis el idioma y la voluntad del Dios viviente. Pero vos cerráis los ojos para no poder ver, tapáis vuestras orejas para no poder oír.

De cierto, de cierto os digo, la escritura es la obra del hombre, mas la vida y todos sus ejércitos, son la obra de nuestro Dios.

¿Por qué no escucháis las palabras del Dios viviente que están escritas en sus obras? Y ¿Por qué estudiáis las escrituras muertas que son la obra de los hombres?

¿Cómo podremos leer la Ley de Dios en otra parte que no sean las escrituras? Léenoslas donde tú las veas, pues nosotros no conocemos nada sino las escrituras que hemos heredado de nuestros padres. Enséñanos la ley de que tú hablas, a fin de que oyéndola, seamos sanados y justificados.

Y Jesús les dice: Vosotros no comprendéis las palabras de la vida porque estáis en la muerte. Las sombras oscurecen vuestros ojos y la sordera cierra vuestros oídos.

Pues yo os digo, en verdad no habéis ganado nada al escudriñar las escrituras muertas, pues con vuestros hechos negáis al que os ha dado las escrituras. Pues os digo en verdad, Dios y sus leyes no están de acuerdo con vuestros actos. No están en la glotonería y la embriaguez, ni en lo disoluto, ni en la impudicia, ni en la búsqueda de riquezas, ni aún en el odio para vuestros enemigos. Porque todas estas cosas están muy alejadas del verdadero Dios y de sus ángeles. Mas todas estas cosas vienen del reino de las tinieblas y del príncipe de todo mal.

Y todas estas cosas vosotros las lleváis en vosotros mismos y por esto las palabras y el poder de Dios no descienden en vosotros. Porque toda clase de males y abominaciones habitan en vuestro cuerpo y vuestro espíritu.

Si queréis que la palabra del Dios viviente penetre en vosotros, no manchéis ni vuestro cuerpo ni vuestro espíritu. Porque el templo que es el cuerpo, es el templo del espíritu y el espíritu es el Templo de Dios. Purificad, por lo tanto el templo para que el Señor del templo descienda y habite en un lugar digno de Él...

**En verdad os digo, las impurezas del interior de vuestro cuerpo son mayores que las del exterior. Y el que se purifica en el exterior, pero en el interior permanece sucio es como los sepulcros blanqueados en el exterior, mas en el interior están llenos de horribles impurezas y abominaciones...

** Y ahora os servirán todos los ángeles de la Madre Tierra. Y vuestro aliento, vuestra sangre, vuestra carne, serán uno con el aliento, la sangre y la carne de vuestra Madre Tierra. Para que vuestro espíritu sea uno con el espíritu de vuestro Padre Celestial...

Porque en verdad os digo, nadie se allegará al Padre Celestial, si no es por la Madre Tierra.

**En verdad os digo, feliz ese hijo que acepta el consejo de su Madre y camina en él. Y cien veces más feliz es ese hijo quien también acepta y camina en los consejos de su padre, pues fue dicho: Honra a tu padre y a tu madre para que los días se te alarguen sobre la tierra. Pero Yo os digo: Hijos de los Hombres, honrad a vuestra Madre Tierra y seguid sus leyes, para que vuestros días se alarguen sobre la tierra. Y honrad a vuestro Padre Celestial para que sea vuestra Vida Eterna en los cielos. Porque el Padre Celestial es mayor que todos los padres por simiente y sangre y mayor es la Madre Terrenal que todas las madres por carne. Y más amado es el Hijo del Hombre a los ojos del Padre Celestial y de la Madre Tierra, que lo que son los hijos a los ojos de sus padres por simiente y de su madre por carne. Y más sabias son las palabras y las leyes de nuestro Padre Celestial, que las palabras y la voluntad de todos los padres por simiente y de todas las madres por la carne.

Y de mayor valor es la herencia de vuestro Padre Celestial y de vuestra Madre Tierra -los reinos sempiternos de la Tierra y de la Vida celestial, que todas las herencias de vuestros padres por simiente y sangre y de vuestras madres por cuerpo. Y vuestros verdaderos hermanos son aquellos que hacen la voluntad de vuestro Padre Celestial y de vuestra Madre Tierra y no vuestros hermanos por la sangre.

En verdad os digo, que vuestros verdaderos hermanos en la voluntad del Padre Celestial y de la Madre Tierra os amarán mil veces más que vuestros hermanos por la sangre. Porque desde los días de Caín y Abel, cuando los hermanos de la sangre quebrantaron la Ley de Dios, no hay verdadera hermandad por la sangre. Y los hermanos tratan a los hermanos como extraños. Por lo tanto, os digo, amad a vuestros hermanos en la voluntad de Dios, mil veces más que a vuestros hermanos por la sangre.

3. El Amor

Porque vuestro Padre Celestial es Amor. Porque vuestra Madre Tierra es Amor. Porque el Hijo del Hombre es Amor.

Es por el amor que el Padre Celestial, la Madre Tierra y el Hijo del Hombre son uno. Porque el Espíritu del Hijo del Hombre fue creado del Espíritu del Padre Celestial, y su cuerpo, del cuerpo de la Madre Tierra. Sed perfectos como el Espíritu de vuestro Padre Celestial y el cuerpo de vuestra Madre Tierra son perfectos. Y de tal manera amad a vuestro Padre Celestial como El ama vuestro Espíritu. Y de tal manera amad a vuestra Madre Tierra así como Ella ama a vuestro cuerpo. Y de tal manera amad a vuestros verdaderos hermanos, así como vuestro Padre Celestial y vuestra Madre Tierra los aman.

Y entonces vuestro Padre Celestial os dará su Santo Espíritu y vuestra Madre Tierra os dará su Santo Cuerpo. Y entonces, los Hijos de los Hombres –como verdaderos hermanos, se darán amor uno al otro, el amor que ellos recibieron de su Padre Celestial y de su Madre Tierra. Y llegarán a ser un consuelo el uno del otro. Y desaparecerá de la tierra todo mal y toda tristeza y habrá amor y gozo sobre la tierra.

Y toda la Tierra será como los cielos y el Reino de Dios vendrá. Y entonces vendrá el Hijo del Hombre en toda su gloria para heredar el Reino de Dios. Y entonces los Hijos de los Hombres dividirán su herencia divina, el Reino de Dios.

Porque los Hijos de los Hombres viven en el Padre Celestial y en la Madre Tierra, y el Padre Celestial y la Madre Tierra viven en ellos.

Y entonces con el Reino de Dios vendrá el fin de los tiempos. Porque el Amor del Padre Celestial da a todos vida sempiterna en su Reino.

Porque el Amor es eterno. El amor es más fuerte que la muerte. Si yo hablase en lenguas humanas y de ángeles y no tuviese amor, vendría a ser como metal que resuena o címbalo que retañe.

Y si tuviese el don de la profecía y entendiese todos sus misterios y toda la ciencia, si tuviese la fe de manera que pudiese traspasar las montañas y no tuviese amor, nada sería.

Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a los pobres y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tuviese amor, de nada serviría.

El amor es sacrificado, es gentil, el amor no tiene envidia, el amor no hace locuras, no es engreído. No es injurioso, no es egoísta, no se irrita, no piensa mal. No se huelga en las injusticias, mas, se halaga en la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

La caridad nunca cesa de ser, mas las profecías se han de acabar y cesarán las lenguas y la ciencia sobrará. Porque en parte conocemos la verdad y en parte erramos. Mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que está en partes, será quitado.

Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño y jugaba como niño. Pero cuando fui hecho Hombre deseché las niñerías. Ahora vemos por un espejo, en obscuridad, mas luego veremos cara a cara. Ahora conocemos en parte, mas cuando estemos en la presencia de Dios aún nos conoceremos nosotros mismos, no en parte sino como somos conocidos por Él.

Ahora permanecen estas tres virtudes: la Fe, la Esperanza y el Amor, empero la mayor de ellas es el Amor.

**Bien-amados, amaos los unos a los otros, pues el Amor es del Padre Celestial y todo el que ama nace de la Orden Celestial y conoce a los ángeles. Pues sin Amor el corazón del hombre es árido y agrietado como el fondo de una fuente seca y sus palabras son vacías como una calabaza hueca. Pero las palabras de Amor son como un panal de miel dulce al alma, las palabras de Amor en la boca del hombre son como aguas profundas y los manantiales de Amor como un arroyo que fluye. Si, se dijo en los primeros días: Amarás a tu Padre Celestial con todo tu corazón, con toda tu mente y con todos tus actos. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.

El Padre Celestial es Amor y el que mora en el Amor, mora en el Padre Celestial y el Padre Celestial en él.

El que no ama es como un pájaro errante fuera del nido, para él la hierba se acabó y el arroyo tiene un sabor amargo. Y si un hombre dice: yo amo al Padre Celestial pero odio a mi hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano que puede ver, ¿cómo puede amar al Padre Celestial a quien no ve?

Por esto reconoceréis a los Hijos de la Luz; aquellos que caminan con el Ángel del Amor, pues ellos aman al Padre Celestial y aman a sus hermanos y acatan la Ley Santa.

El Amor es más fuerte que las corrientes de aguas profundas, el Amor es más fuerte que la muerte...

**Porque el amor pertenece al Padre Celestial y todo el que ama nace del Padre Celestial y de la Madre Tierra, y conoce a los ángeles.

Amaos los unos a los otros, así como el Padre Celestial os ha amado. Porque el Padre Celestial es Amor.

Y el que vive en el Amor, vive en el Padre Celestial y el Padre Celestial vive en él. Y el que Lo ama, que sea como el sol cuando sale con su poder.


**Y Jesús se puso de pie. Mas todos los demás se quedaron sentados, pues todos sentían el poder de sus palabras.

Y luego apareció la luna entre las nubes que se partían, y envolvió a Jesús en su brillo. Y su caballera despedía rayos de fuego y Jesús estaba allí de pie, entre ellos, a la luz de la luna, como si estuviera suspendido en el aire. Y nadie supo cuánto tiempo había pasado, pues el tiempo suspendió su marcha.

Entonces Jesús extendió sus manos y les dijo: "La paz sea con vosotros". Y así partió, como el aliento del aire al balancear las hojas verdes de los árboles.

Y por gran rato la multitud quedó sentada, quieta. Y despertaron en medio del silencio, uno después del otro, como si despertaran de un largo sueño. Pero, nadie se iba. Como si las palabras de aquel que les había dejado, aún sonaran en sus oídos. Y quedaron sentados como si escucharan alguna música maravillosa. Al fin uno de ellos, con respeto, dijo: Cuán bueno es estar aquí. Otro: Que esta noche fuera eterna. Y otros: Que siempre pudiera estar con nosotros.

En verdad, Él es el mensajero de Dios, puesto que sembró la esperanza en nuestros corazones. Y ninguno deseaba irse a su casa diciendo: No voy a mi casa donde todo es tinieblas y no hay gozo. ¿Para qué vamos a casa donde nadie nos ama?...

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En verdad os digo, grandes son y muchos vuestros errores. Por muchos años habéis cedido a las seducciones de Satanás, habéis vivido en glotonería, embriagueces y fornicación.

Y vuestras deudas se han multiplicado y ahora debéis pagarlas y el pago es difícil. No os impacientéis después del tercer día, como el hijo pródigo, sino esperad pacientemente el séptimo día que es santificado por Dios. Venid con humildad y obediente corazón a la presencia de vuestro Padre Celestial, para que Él perdone vuestros errores y todas vuestras deudas pasadas.

En verdad os digo, el amor del Padre Celestial para vosotros es infinito puesto que acepta que paguéis la deuda de siete años en siete días. A aquellos que deben errores y enfermedades de siete años, pero que perseveran y pagan honradamente hasta el séptimo día, a ellos –nuestro Padre Celestial, les perdona las deudas de todos los siete años.

¿Y si erramos por siete veces siete años?, preguntó uno de los enfermos que sufría horriblemente.

Aún en este caso vuestro Padre Celestial os perdona todas vuestras deudas en siete veces siete días.

Felices los que perseveran hasta el fin pues los demonios de Satanás escriben todos vuestros malos hechos en un libro. En el libro de vuestro cuerpo y vuestro espíritu.

En verdad os digo, no hay ni un solo hecho erróneo que no esté escrito aún desde el principio del mundo, ante nuestro Padre Celestial. Porque podréis escapar a las leyes hechas por los reyes, pero de las leyes de vuestro Dios, ninguno de los Hijos del Hombre puede escapar.

Y cuando vengáis a la presencia de Dios, los demonios de Satanás serán testigos en contra vuestra, con vuestros hechos. Y Dios ve vuestros errores escritos en el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu y siente hondo pesar en su corazón.

Pero si os arrepentís de vuestros errores con ayuno y oración, buscáis los ángeles de Dios. Entonces los ángeles de Dios –por cada día que continuéis en ayuno y en oración, borrarán un año de vuestras malas acciones, del libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu.

Y cuando la última página haya sido borrada y limpiada de todos vuestros errores y os presentéis ante la faz de Dios, Dios se regocijará en su corazón y olvidará todos vuestros errores. Él os libra de las garras de Satanás y de los sufrimientos. El os lleva a su morada y manda que os sirvan todos sus siervos, todos sus ángeles. Larga vida os da y no veréis jamás enfermedades.

Y si, en lo sucesivo, en vez de errar, pasáis vuestros días haciendo buenas obras, entonces los ángeles de Dios escribirán todas vuestras buenas obras en el libro de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu. De cierto os digo, ninguna buena obra queda sin ser escrita delante de Dios, ni desde el principio del mundo pues vuestra recompensa, de vuestros reyes y vuestros emperadores puede que jamás venga, pero la recompensa de parte de Dios por vuestros buenos hechos, no faltará jamás.

Y cuando vengáis a la presencia de Dios, sus ángeles son testigos en vuestro favor de vuestros buenos hechos. Y Dios ve vuestras buenas obras escritas en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu y se regocija en su corazón. Él bendice vuestro cuerpo y vuestro espíritu y todas vuestras buenas obras. Y os da como herencia, su Reino en la tierra y en el cielo, para que en él tengáis vida eterna. Feliz el que pueda entrar en el Reino de Dios, porque jamás verá la muerte...

**Pero no se turbe vuestro corazón, pues pronto los ángeles del Señor aparecerán para ocupar sus moradas y volverlas a dedicar como Templo de Dios...

**Y vosotros, sed verdaderos Hijos de Dios, para que participéis de su poder y en el conocimiento de todos los secretos. Porque la Sabiduría y el Poder no vienen sino del Amor de Dios.

Amad por lo tanto a vuestro Padre Celestial y a vuestra Madre Tierra, con todo vuestro corazón y con todo vuestro espíritu. Y servidles, para que sus ángeles os sirvan también. Que todas vuestras acciones sean sacrificios para Dios...


**Les fue dicho en la antigüedad: Honra a tu Padre Celestial y a tu Madre Tierra y obedece sus preceptos, para que tus días se alarguen sobre la tierra.

**Porque sólo en el servicio de nuestro Padre Celestial son pagadas en siete días las deudas de siete años.

**Sed, por lo tanto, verdaderos hijos de vuestra Madre Tierra y de vuestro Padre Celestial... Y vuestra Madre Tierra y vuestro Padre Celestial enviarán sus ángeles para enseñaros a amar y a servir. Y los ángeles escribirán los mandamientos de Dios en vuestra cabeza, en vuestro corazón y en vuestras manos para que podáis conocer, sentir y hacer los mandamientos de Dios.

Y orad cada día a vuestro Padre Celestial y vuestra Madre Tierra a fin de que vuestra alma sea tan perfecta como el Espíritu Santo de nuestro Padre Celestial es perfecto; y que vuestro cuerpo llegue a ser tan perfecto como el cuerpo de nuestra Madre Tierra es perfecto; porque si entendéis, sentís y hacéis los mandamientos, entonces todo aquello por lo que oréis a vuestro Padre Celestial y a vuestra Madre Tierra, os será dado; porque la sabiduría y el amor, y el poder de Dios está sobre todas las cosas...

**Invocamos a la Madre Terrenal, la protectora santa, la defensora. Es Ella quien restablecerá el mundo, la tierra es suya y la plenitud de la tierra, el mundo y todos lo que moran en él.

Adoramos la buena, la fuerte, la bondadosa Madre Terrenal y a todos sus ángeles generosos, valientes y plenos de energía, fuente de bienestar, benévola y fuente de salud.

A través de tu brillantez y gloria, las plantas germinan en la tierra en las eternas primaveras. A través de tu brillantez y gloria los vientos soplan, precipitando las nubes hacia las fuentes inagotables.

La Madre Tierra y Yo Somos Uno. Tengo mis raíces en Ella y Ella se complace en mí en concordancia con la Ley Santa.

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Escuela Yo Soy la Luz












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