sábado, 16 de abril de 2011

106. Los Ángeles - Jesús

LOS ÁNGELES


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LA HERMANDAD

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LOS ÁRBOLES

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 De:

“Palabras de Paz de los Esenios”

o


"El Evangelio Esenio de la Paz"

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1. Los Ángeles


El Padre Celestial dio a Sus ángeles un encargo respecto a ti; y ellos te llevarán sobre sus manos hasta el Árbol de la Vida, que está en medio del Mar Eterno.

Por la sabiduría de la Ley, por el poder invencible de la Ley, por el vigor de la salud, por la gloria del Padre Celestial y la Madre Tierra y por todas las bendiciones y remedios de la Séptuple Paz, adoremos a los santos ángeles y que todos sus esfuerzos y comuniones sean para ellos, porque son ellos los que nos convierten en seres bondadosos a los Ojos del Padre Celestial.

La Ley se cumple de acuerdo con los ángeles, que son seres luminosos y puros, que con el brillo de sus miradas realizan sus deseos, con poder y señorío, pues ellos son seres puros e inmutables y ellos son siete en número y todos los siete tienen un solo pensamiento, son siete en número y todos los siete hablan un solo idioma, son siete en número y todos los siete realizan una sola acción.

Y tienen el mismo pensamiento y el mismo idioma y realizan la misma acción y tienen un mismo Padre, es decir, el Padre Celestial.

Los ángeles ven los espíritus del uno y del otro y son los que traen el Reino de la Madre Tierra y el Reino del Padre Celestial a los Hijos de la Luz que trabajan en el Jardín de la Hermandad.

Los ángeles son los creadores y regentes, los constructores y los administradores, los guardianes y protectores de la tierra fértil y de todas las creaciones del Padre Celestial.

Invocamos a los ángeles bondadosos y fuertes del Padre Celestial y de la Madre Tierra, invocamos al ángel de la Luz, al ángel del Cielo, al ángel del Agua, al ángel de la Tierra, al ángel de las plantas, al ángel de los Hijos de la Luz, al ángel de la Creación eterna y santa.

Adoramos a los ángeles, porque ellos fueron los primeros que escucharon los pensamientos y las enseñanzas del Padre Celestial y de Él, los ángeles formaron la semilla que dio origen a las naciones; adoramos a los ángeles porque ellos fueron los primeros que tocaron la frente de nuestro Padre Enoch y guiaron a los Hijos de la Luz a través de los siete y siete senderos que conducen hasta el Árbol de la Vida, que permanece en medio del Mar eterno.

Adoramos a todos los ángeles, adoramos a los ángeles bondadosos, heroicos y generosos del mundo físico de la Madre Tierra y a los ángeles de las esferas invisibles y a los que están en los mundos celestiales del Padre Celestial.

Adoramos a los ángeles inmortales que siempre son nuestros bienhechores, a los seres luminosos de faz resplandeciente, adoramos estas grandiosas y santas criaturas del Padre Celestial, porque son seres eternos y puros.

Adoramos a los santos ángeles resplandecientes, gloriosos y bienhechores, que rigen con rectitud y disponen todas las cosas correctamente.

Escuchad las voces alegres de los Hijos de la Luz, que entonan las alabanzas de los santos ángeles, pues los Hijos de la Luz trabajan en el Jardín de la Hermandad.

Le cantamos con regocijo al agua, a la tierra y a las plantas, a esta tierra y a los cielos, al viento, al sol y a la luna, a las estrellas eternas que no tuvieron principio y a todas las santas criaturas del Padre Celestial.

Adoramos a los ángeles de los días y a los ángeles de los meses, a los ángeles de los años, a los de las estaciones y a todos los ángeles inmortales, bondadosos y heroicos que nos favorecen y que sostienen y protegen el Orden Celestial.

Deseamos acercarnos a los ángeles poderosos, a todos los ángeles del Orden Celestial y a causa de la Ley Santa, que es el mejor de todos los bienes.

A los ángeles bondadosos e inmortales, quienes ejercen sus gobiernos con rectitud, les ofrecemos estos pensamientos, que son buenos pensamientos, estas palabras, que son palabras bondadosas y estas acciones, que son buenas acciones.

Le ofrecemos estos presentes a los ángeles del día y a los ángeles de la noche, a los ángeles que viven por siempre y que constantemente nos ayudan y que viven eternamente con la Mente Divina.

Que los ángeles bondadosos y heroicos del Padre Celestial y de la Madre Tierra caminen con sus pies santos por el Jardín de la Hermandad y que ellos vayan de las manos con nosotros, llevando las virtudes curativas de sus dones benditos, que son tantas como lo es la anchura de la Tierra, siendo tan dilatadas como los ríos y tan altas como el sol, para así ayudar al mejoramiento del hombre y para que haya cosechas abundantes.

Son ellos, los santos ángeles, los que reconstruyen el universo y por eso el universo nunca envejecerá y nunca perecerá, nunca entrará en decadencia, sino que siempre vivirá y continuará expandiéndose.

Entonces vendrán la Vida y la Inmortalidad y el Universo será renovado, la Creación se expandirá y no habrá muerte, florecerá el reino del Padre Celestial y el mal perecerá.


2. La Hermandad



Mirad, cuán bueno y agradable es para los Hijos de la Luz el vivir juntos en la unidad. Porque el Padre Celestial ha ordenado la Ley para que haya Hermandad y Vida eterna.

La Ley fue plantada en el Jardín de la Hermandad para iluminar los corazones de los Hijos de la Luz y para hacerles más directos los siete y siete senderos que conducen al Árbol de la Vida, el cual está en medio del Mar eterno.

La Ley fue plantada en el Jardín de la Hermandad, para que ellos pudiesen reconocer a los espíritus de la verdad y a los espíritus de la falsedad, para que pudiesen reconocer la Verdad que brotó de la Fuente de Luz y la falsedad que nació del pozo de las tinieblas.

El gobierno de todos los Hijos de la Verdad está en las manos de los poderosos ángeles de la Luz, para que ellos puedan andar por los caminos de la Luz.

Los Hijos de la Luz son los servidores de la Ley y el Padre Celestial no se olvidará de Ellos. Él ha borrado sus errores que eran como un denso nubarrón, Él ha encendido la Luz de la Verdad dentro de sus corazones.

Cantad, Oh cielos, gritad, Oh vosotras que sois las regiones inferiores de la tierra, prorrumpid en cánticos, vosotras montañas, tú, selva y todos los árboles que estáis en ella. Porque el Padre Celestial ha encendido Su Llama en los corazones de los Hijos de la Luz y se ha glorificado en ellos.

La Ley Santa del Creador purifica a los seguidores de la Luz de todo mal pensamiento, de toda palabra maligna y de toda mala acción, así como el viento veloz que es fuerte y rápido limpia la llanura.

Que la palabra sagrada sea enseñada al Hijo de la Luz que lo desee, durante la primera vigilia del día y durante la última, durante la primera vigilia de la noche y durante la última, que su mente se expanda en inteligencia y que su espíritu crezca fuerte en la Ley Santa.

A la hora de la madrugada, mirará al sol naciente y saludará con alegría a su Madre Tierra.

A la hora de la madrugada lavará su cuerpo con agua fresca y saludará con regocijo a su Madre Tierra.

A la hora de la madrugada inhalará el aire lleno de fragancia y saludará con alegría a su Madre Tierra.

Y durante el día, trabajará con sus hermanos en el Jardín de la Hermandad.

Y a la hora del crepúsculo se reunirá con sus hermanos y juntos estudiarán las palabras santas de nuestros padres y de los padres de nuestros padres y aún hasta las palabras de nuestro Padre Enoch.

Y cuando las estrellas estén ya en la altura de los cielos, se comunicará con los santos ángeles del Padre Celestial.

Y su voz se levantará con alegría hasta el Altísimo diciendo:

Adoramos al Creador, al Hacedor de todas las cosas buenas, a la Mente bondadosa, a la inmortalidad de la Ley y al Fuego Sagrado de la Vida; le ofrecemos a la Ley la Sabiduría de la lengua, el idioma sagrado, las buenas acciones y las palabras dichas correctamente; concédenos Padre Celestial que podamos hacer descender la abundancia hasta el mundo que Tú has creado, concédenos también que podamos desterrar el hambre y la sed del mundo que Tú has creado y que podamos desterrar la vejez y la muerte del mundo que creaste.

Oh, clemente y misericordioso Padre Celestial, concédenos que nuestros pensamientos sean de acuerdo con la Ley, que nuestras palabras sean de acuerdo con la Ley y que nuestras acciones estén de acuerdo con la Ley.

Padre Celestial, ¿cuál es la invocación más digna de grandeza y benevolencia?

Hijos de la Luz, es aquella que uno recita cuando está despertando y levantándose del sueño, si a la vez se han tenido buenos pensamientos, se han dicho palabras bondadosas y se han hecho buenas acciones y si se han rechazado los malos pensamientos y se han evitado las malas palabras y las acciones indignas.

El primer paso que dio el espíritu del Hijo de la Luz lo situó en el paraíso del buen pensamiento, el santo reino de la Sabiduría. El segundo paso que dio el espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en el paraíso de la palabra bondadosa, el santo reino del Amor. El tercer paso que dio el espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en el paraíso de la buena acción, el santo reino del Poder. El cuarto paso que dio el espíritu del Hijo de la Luz lo colocó en la Luz infinita.

El Padre Celestial conoce los corazones de los Hijos de la Luz, pues la herencia de ellos será eterna; durante los tiempos adversos, ellos no temerán y en los días de hambre, serán saciados, porque la fuente de Vida está con ellos y el Padre Celestial no abandona a sus hijos. Sus espíritus tendrán hálito de Vida por siempre y siempre y sus cuerpos recibirán la Vida eterna.

Bendiciones a los Hijos de la Luz que han echado sus suertes con la Ley y que verdaderamente caminan por todos sus senderos, que la Ley los bendiga con toda clase de bondades y los guarde de todo mal e ilumine sus corazones con el conocimiento profundo de las cosas de la vida y los favorezca con el conocimiento de las cosas eternas.


3. Los Árboles



Ve hacia los árboles de gran altura, y ante uno de ellos, que sea hermoso, alto y fuerte, di estas palabras:

Salve a ti, Oh árbol generoso y viviente, hecho por el Creador.

En los días de la antigüedad, cuando la creación era reciente, la Tierra estaba llena de árboles gigantescos, cuyas ramas se remontaban sobre las nubes, donde habitaron nuestros primeros padres, que caminaban con los ángeles y vivían por la Ley Santa.

A la sombra de sus ramas todos los hombres vivían en Paz y poseían la Sabiduría y el conocimiento, lo mismo que la revelación de la Luz infinita.

Y a través de las selvas terrestres fluía el Río Eterno y en el centro estaba el Árbol de la Vida que para ellos no estaba oculto. Ellos comían de la mesa de la Madre Tierra y dormían en los brazos del Padre Celestial y su alianza con la Ley Santa era eterna.

En aquella época los árboles eran hermanos de los hombres y su altura era grande, tan dilatada como el Río Eterno que fluía incesantemente desde la Fuente desconocida.

Ahora el desierto abraza la tierra con arena caliente y los árboles gigantescos son polvo y cenizas y el río anchuroso es un charco fangoso.

Porque la Santa Alianza con el Creador fue violada por los Hijos de los Hombres, fueron expulsados de las casas que tenían en los árboles.

El sendero que conduce al Árbol de la Vida está ahora oculto a los ojos de los hombres y la tristeza llena el cielo vacío, hacia donde una vez se remontaron las ramas altas.

Ahora los Hijos de la Luz van al desierto ardiente para trabajar en el Jardín de la Hermandad, la semilla que siembran en el suelo estéril se convertirá en una extensa selva y los árboles se multiplicarán y extenderán sus ramas verdes, hasta que cubran la Tierra entera otra vez; la Tierra entera será un jardín y los árboles altos cubrirán su suelo; ese día los Hijos de la Luz entonarán un cántico nuevo: Oh Árbol, hermano mío, que yo no me aparte de ti, sino que compartamos el aliento de vida que nuestra Madre Tierra nos ha dado.

Más hermosa que la pieza más fina en el arte de los tapices, es la alfombra de hojas verdes que hay bajo mis pies descalzos, más majestuoso que el tapiz de seda del comerciante rico, es el techo de ramas que hay sobre mi cabeza y a través del cual las estrellas brillantes dan su luz.

El viento que pasa entre los cipreses produce un sonido parecido al coro de los ángeles; la Madre Tierra le ha enviado un mensaje de Vida eterna al Padre Celestial a través del roble fuerte y del cedro hermoso.

Mi plegaria llega hasta los árboles más altos, cuyas ramas se extienden hacia el cielo y así mi voz llegará hasta el Padre Celestial.

Por cada niño que nazca, plantarás un árbol, para que el vientre de tu Madre Tierra produzca vida, así como el vientre de la mujer trae la vida.

El que destruye un árbol, está cortando sus propios miembros.

Cuando la Tierra vuelva a convertirse en un jardín, los Hijos de la Luz cantarán así:

Oh Árbol Santo, que eres un don divino de la Ley, tu majestad reúne a todos aquellos que se han alejado de su verdadero hogar, que es el Jardín de la Hermandad, bajo tus ramas frondosas todos los hombres serán hermanos otra vez, así como el Padre Celestial ama a todos sus hijos, así nosotros amaremos y cuidaremos los árboles, para que crezcan en nuestra tierra y los cuidaremos y protegeremos, para que crezcan altos y fuertes y la tierra se llene otra vez con su belleza. Porque los árboles son nuestros hermanos y como hermanos debemos cuidarnos y amarnos mutuamente.

**Y Jesús llevó a los Hijos de la Luz hacia un árbol antiguo al lado del río y se arrodilló allí, en el lugar donde las nudosas y escarchadas raíces con muchos años se extienden sobre la orilla del río. Y los Hijos de la Luz también se arrodillaron y tocaron con reverencia el tronco del árbol antiguo, porque les fue enseñado que los árboles son los hermanos de los Hijos de los Hombres. Porque la Madre de ellos es la misma, la Madre Tierra cuya sangre corre en la savia del árbol y en el cuerpo del Hijo del Hombre. Y el Padre de ellos es el mismo, el Padre Celeste, cuyas leyes están escritas en las ramas del árbol y cuyas leyes están esculpidas en la frente del Hijo del Hombre.

Y Jesús tendió Sus manos hacia el árbol y dijo: " He aquí el Árbol de la Vida, el cual está colocado en medio del Mar Eterno. No miren solamente con los ojos del cuerpo, sino con los ojos del espíritu al Árbol de la Vida en una fuente de arroyos corrientes; en un manantial subsistente en una tierra de sequía.

Mirad el jardín eterno de maravillas y en su centro el Árbol de la Vida, misterio de misterios, brotando ramas perdurables para una plantación eterna, para sumergir sus raíces dentro del Torrente de Vida de una fuente eterna. Mirad con los ojos del espíritu los ángeles del Día y los ángeles de la Noche, los cuales protegen las frutas con el fuego de la Luz eterna quemando por todas partes.

Miren, Oh Hijos de la Luz, las ramas del Árbol de la Vida llegando hasta el Reino del Padre Celeste. Y miren las raíces del Árbol de la Vida descendiendo al seno de la Madre Tierra. Y el Hijo del Hombre es ascendido a una elevación eterna y camina en las maravillas del llano; porque solamente el Hijo del Hombre lleva en su cuerpo las raíces del Árbol de la Vida; las mismas raíces que lo amamantaron desde el seno de la Madre Tierra y solamente el Hijo del Hombre lleva en su espíritu las ramas del Árbol de la Vida; las mismas que llegan hasta el cielo y aún hasta el Reino del Padre Celeste.

**Escúchenme Hijos de la Luz, porque les impartiré el don de las lenguas, aquel por el cual hablando a vuestra Madre Tierra en la mañana y a vuestro Padre Celestial en la noche, pueden ir acercándose más y más a la unidad con los reinos de la tierra y el cielo, aquella unidad para la cual el Hijo del Hombre está destinado desde los principios de los tiempos.

Haré que conozcan cosas profundas y misteriosas. Porque les digo en verdad, todas las cosas existen por Dios y no hay ninguna fuera de Él. Dirijan vuestros corazones, por lo tanto, para que puedan caminar sobre los senderos rectos donde está Su presencia.

Cuando abran sus ojos en la mañana, incluso antes de que vuestro cuerpo haya sido llamado por el ángel del Sol, díganse a ustedes mismos estas palabras, dejándolas repercutir en vuestro espíritu; porque las palabras son como las hojas muertas cuando dentro de ellas no hay vida del espíritu. Decid entonces estas palabras:

Yo entro en el Jardín eterno e infinito de misterio, el espíritu en unidad con el Padre Celestial, mi cuerpo en unidad con la Madre Tierra, mi corazón en armonía con mis hermanos los Hijos de los Hombres, dedicando mi espíritu, mi cuerpo y mi corazón a lo sagrado, enseñanza pura y salvadora, incluso aquella enseñanza que desde antaño fue dada a conocer a Enoch.

Y después de que estas palabras hayan entrado en vuestro espíritu, en la primera mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

La Madre Tierra y yo somos uno; su aliento es mi aliento, su sangre es mi sangre, sus huesos, su carne, sus entrañas, sus ojos y oídos, son mis huesos, mi carne, mis entrañas, mis ojos y oídos. Nunca la abandonaré y siempre ella nutrirá y sostendrá mi cuerpo.

Y sentirán el poder de la Madre Tierra fluyendo por vuestro cuerpo con gran ruido como el río cuando es acrecentado con poderosas lluvias.

Y en la segunda mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel de la Tierra, has fértil mi simiente y con tu poder da vida a mi cuerpo. Igual como vuestra simiente crea vida nueva, así corre a través de la Tierra la semilla del Ángel de la Tierra; en la hierba, en el suelo, en todas las cosas vivientes que crecen del suelo.

Sabed, oh Hijos de la Luz, que el mismo ángel de la Tierra que convierte vuestra simiente en hijos, también convierte la diminuta bellota en este poderoso roble y hace producir la semilla del trigo para que crezca para el pan del Hijo del Hombre. Y el semen de vuestro cuerpo no necesita entrar en el cuerpo de la mujer para crear vida; porque el poder del Ángel de la Tierra es superior en grandeza y el Ángel de la Tierra puede crear la vida del espíritu adentro, así como la vida del cuerpo afuera.

Y en la tercera mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel de la Vida, entra con fuerza en los miembros de mi cuerpo. Y con estas palabras abracen el Árbol de la Vida, igual como yo abrazo este roble hermano y sentirán el poder del Ángel de la Vida correr por vuestros brazos y piernas y por todas las partes de vuestro cuerpo, como la savia fluye en el árbol en primavera, aún si corre fuera del tronco, así el Ángel de la Vida inundará vuestro cuerpo con el poder de la Madre Tierra.

Y en la cuarta mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del regocijo desciende sobre la Tierra, vertiendo belleza y deleite a todos los Hijos de la Madre Tierra y el Padre Celestial. Y saldrán a los campos de flores después de la lluvia y darán gracias a vuestra Madre Tierra por el dulce olor del florecimiento; porque les digo en verdad, una flor no tiene otro propósito que traer regocijo al corazón del Hijo del Hombre. Y escucharán con oídos nuevos la canción de las aves y mirarán con ojos nuevos los colores del sol en su salida y puesta; y todos estos dones de la Madre Tierra causarán regocijo para verterlo dentro de vosotros, así como de repente fluye un manantial en un lugar árido. Y sabrán que nadie llega ante el Padre Celeste si el Ángel del Regocijo no le permite pasar; porque en regocijo fue creada la Tierra y en regocijo la Madre Tierra y el Padre Celestial le dieron nacimiento al Hijo del Hombre.

Y en la quinta mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del Sol, entra a mi cuerpo y permite bañarme en el fuego de la Vida. Y sentirán los rayos del sol naciente entrar en el punto céntrico de vuestro cuerpo, allí en el centro donde los ángeles del Día y de la Noche se juntan. Y el poder del sol será vuestro para dirigirlo a cualquier parte de vuestro cuerpo, porque los ángeles moran allí dentro.

Y en la sexta mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del Agua, entra en mi sangre y da a mi cuerpo el Agua de Vida. Y se sentirán como la torrentosa corriente del río y sentirán el poder del Ángel del Agua entrar en vuestra sangre y como los riachuelos de un arroyo, enviar el poder de la Madre Tierra a través de vuestra sangre a todas las partes de vuestro cuerpo.

Y esta será la curación, porque el poder del Ángel del Agua es muy grande y cuando le hables a él, te enviará su poder donde quiera que se lo ordenes, porque cuando los ángeles de Dios moran dentro del Hijo del Hombre, todas las cosas son posibles.

Y en la séptima mañana después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del Aire, entra en mi aliento y da a mi cuerpo el aire de la Vida. Conoced oh Hijos de la Luz, que el Ángel del Aire es el mensajero del Padre Celestial y nadie llega ante el rostro de Dios si el Ángel del Aire no le permite pasar. Porque nosotros no pensamos en el Ángel del Aire cuando respiramos, porque nosotros respiramos sin meditación, como los hijos de las tinieblas que viven sus vidas sin meditación. Pero cuando el poder de la Vida entra en vuestras palabras y en vuestra respiración, entonces en todos los momentos que invoquen al Ángel del Aire, así también invocan a los Ángeles incógnitos del Padre Celestial y se acercarán más a los reinos celestiales.

Y en la noche del Sabbath, decid estas palabras:

El Padre Celestial y yo somos Uno. Y cierren sus ojos, Hijos de la Luz y en sueños entren en los reinos desconocidos del Padre Celestial.

Y se bañarán en la luz de las estrellas y el Padre Celestial les sostendrá en Sus manos y causará una fuente de conocimiento para verterla dentro de vosotros, una fuente de poder, vertiendo Aguas Vivientes, un diluvio de Amor y de todo el contenido de la Sabiduría, como el esplendor de la Luz Eterna. Y un día los ojos de vuestro espíritu se abrirán y conocerán todas las cosas.

Y en la primera noche después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel de la Vida Eterna, desciende sobre mí y da a mi espíritu vida eterna. Y cierren sus ojos Hijos de la Luz y en sueños contemplen la unidad de la vida en todas partes. Porque les digo en verdad, en las horas de luz del día nuestros pies están sobre la tierra y no tenemos alas con que volar; pero nuestros espíritus no están atados a la tierra y con la llegada de la noche vencemos nuestro apego a la tierra y nos unimos con lo eterno. Para el Hijo del Hombre todo no es como a él le parece y solo con los ojos del espíritu podemos ver aquellos hilos dorados, los cuales nos unen con la vida en todas partes.

Y en la segunda noche después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del Trabajo Creador, desciende sobre la Tierra y da abundancia a todos los Hijos de los Hombres. Porque éste, el más poderoso de los Ángeles del Padre Celeste, es la causa del movimiento y solamente en el movimiento está la Vida. Trabajad, oh Hijos de la Luz, en el jardín de la Hermandad para crear el reino de los cielos sobre la Tierra. Y así como trabajen, así el Ángel del Trabajo Creador nutrirá y madurará la semilla de vuestro espíritu, para que puedan ver a Dios.

Y en la tercera noche después del Sabbath, decid estas palabras:

Paz, paz, paz, Ángel de la Paz, estad siempre en todas partes. Buscad al Ángel de la Paz en todo lo que vive, en todo lo que hagan, en todas las palabras que digan. Porque la paz es la llave para todo el conocimiento, para toda vida. Allí donde no hay paz, allí reina Satán. Y los hijos de las tinieblas ambicionan más que todo robar de los Hijos de la Luz, su paz. Id por lo tanto, en esta noche al Torrente Dorado de la Luz, que es la vestidura del Ángel de la Paz, y traed por la mañana la Paz de Dios que sobrepasa la comprensión, para que puedan confortar los corazones de los Hijos de los Hombres.

Y en la cuarta noche después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del Poder, desciende sobre mí y llena con Poder todos mis actos. Les digo en verdad, precisamente como sobre la Tierra no hay vida sin el Sol, así mismo no hay vida del espíritu sin el Ángel del Poder. Lo que piensen y sientan es como las escrituras muertas, que sólo son palabras sobre una página, o el lenguaje muerto de hombres muertos. Mas los Hijos de la Luz no solamente pensarán, no solamente sentirán, sino que también actuarán y sus actos realizarán sus pensamientos y sentimientos, como la fruta dorada del verano le da el sentido a las hojas verdes de la primavera.

Y en la quinta noche después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel del Amor, desciende sobre mí y llena con amor todos mis sentimientos. Porque es por Amor que el Padre Celeste, la Madre Tierra y el Hijo del Hombre llegan a ser uno. El Amor es eterno. El Amor es más fuerte que la muerte. Y todas las noches los Hijos de la Luz deben bañarse en el Agua Sagrada del Ángel del Amor, para que con la mañana puedan bautizar a los Hijos de los Hombres con actos bondadosos y palabras gentiles. Porque cuando el corazón del Hijo de la Luz está bañado por Amor, solo dice palabras bondadosas y suaves.

Y en la sexta noche después del Sabbath, decid estas palabras:

Ángel de la Sabiduría, desciende sobre mí y llena con sabiduría todos mis pensamientos. Sabed, oh Hijos de la Luz, que vuestros pensamientos son tan poderosos como el rayo del relámpago que rompe a través de la tormenta y parte el poderoso árbol en pedazos.

Es por esto que han esperado siete años para aprender cómo hablar con los Ángeles, porque no conocen el poder de sus pensamientos.

Utilicen entonces, sabiduría en todo lo que piensen, digan o hagan. Porque les digo en verdad, aquello que esté hecho sin sabiduría es como un caballo sin jinete echando espuma y enfurecido, corriendo enloquecido hacia el interior de un abismo.

Pero cuando el Ángel de la Sabiduría gobierna vuestras acciones, entonces el sendero a las regiones incógnitas es establecido y el orden y la armonía rigen vuestras vidas.

Y estas son las comuniones con los ángeles, las cuales son dadas a los Hijos de la Luz, para que con los cuerpos purificados por el Padre Celestial, puedan comandar y servir a los ángeles continuamente, de período en período, en las etapas del día y en su orden fijo, con la llegada de la Luz desde su fuente y en el tornar de la noche y la ida de la luz, en la ida de las tinieblas y en el llegar del día, continuamente, en todas las generaciones del tiempo.

La verdad es nacida de la Fuente de Luz, la falsedad del pozo de las tinieblas. El dominio de todos los Hijos de la Verdad está en las manos de los ángeles de la Luz de modo que ellos pueden caminar por los senderos de la Luz.

Bendiciones sobre todos los Hijos de la Luz que han hecho su suerte con la Ley, para que caminen con certeza en todas direcciones. La Ley puede bendecirlos con todo lo bueno y protegerlos de todo lo malo, e iluminar sus corazones con percepción en las cosas de la vida y privilegiarles con el conocimiento de las cosas eternas.

Y la luna creciente de la Paz descendió sobre la montaña y briznas de luz relucieron sobre las aguas del río. Y los Hijos de la Luz se arrodillaron en reverencia y acción de gracias por las palabras de Jesús, como Él se los enseñó en las formas antiguas de sus padres, aún como a Enoch le fue enseñado desde antaño.

Y Jesús dijo: La Ley fue implantada para recompensar a los Hijos de la Luz con curación y paz abundante, con larga vida, con semilla fértil de bendiciones perdurables, con regocijo eterno en inmortalidad de Luz eterna.

Con el llegar del día, abrazo a mi Madre, con el llegar de la noche me uno a mi Padre y con la ida de la noche y la mañana respiraré Su Ley y no interrumpiré estas comuniones hasta el fin del tiempo.



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Escuela Yo Soy la Luz




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