CARTAS DE CRISTO
Carta 2
Carta 2
CRISTO VUELVE, REVELA SU VERDAD
CARTA
2
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Tomado de:
Cartas de Cristo
(Aquí puedes encontrar las Cartas en Pdf. Son 9)
***
(Esta carta
debe ser, meditada, ponderada, más que leída)
Yo Soy el Cristo.
Mientras obro desde las más altas esferas de la CONSCIENCIA CREATIVA DIVINA, mi
influencia envuelve tu mundo.
Usando una metáfora, estoy tan distante en consciencia de tu mundo
como tu sol dista de la Tierra. No obstante si me llamas con sinceridad, estaré
tan cerca como sea necesario para ayudarte.
Habrá muchos que no podrán recibir estas CARTAS. Tales
personas no están aún preparadas para ellas.
Habrá quienes intenten ahogar su existencia, puesto que sus enseñanzas
serán una amenaza para su sustento o religión. No tendrán éxito. La oposición
reforzará estas CARTAS.
Habrá quienes reciban estas CARTAS con alegría,
puesto que en sus almas habrán sabido que más allá de las religiones del mundo
se hallaba la VERDAD – la REALIDAD de la existencia.
Éstas son las personas que prosperarán y al fin y al cabo salvarán al
mundo de la auto-aniquilación.
Ahora seguiré mi ‘autobiografía’ desde donde la dejé en mi última CARTA.
Mi propósito al darte algunos detalles biográficos de mi entrada en la
vida pública como maestro y sanador, ha sido atraer tu atención hacia mis
actitudes y comportamiento de joven; las circunstancias ante el logro de mi
propia humanidad espiritualizada.
Es importante que puedas visualizar cómo era Palestina cuando estuve
en la tierra y ver claramente los conflictos interiores que mis enseñanzas
despertaron en la gente adoctrinada con las creencias judías y los ritos
tradicionales.
Estos conflictos fueron el núcleo que incapacitó a los evangelistas para
hacer constar, con precisión, todo lo que intentaba enseñarles.
En los evangelios hay frecuentes referencias a mis parábolas que
describen el Reino de los Cielos o el Reino de Dios, cualquiera que fuese el
término que usaron los evangelistas; sin embargo, en ninguna parte se ha intentado ahondar
en las palabras mismas, de explorar las frases hechas, o de sacar el
significado espiritual del Reino de Dios o del Reino del Cielo.
Conforme vaya hablando de mis verdaderos sermones dados al pueblo, a
la luz de mis experiencias en el desierto y de tu propio conocimiento de los
hechos científicos, podrás entender, por fin, un poco de lo que intentaba
enseñar en aquel entonces.
Puesto que en gran medida no tuve éxito, es imperativo que se haga
otro intento al comienzo de esta era, este milenio, pues es sobre mi más elevado
conocimiento espiritualizado, privilegiado, e iluminado que se fundará y se
desarrollará la próxima era.
Fue – y es – esencial que un Maestro como yo y como otros que ha
habido, sumamente sensibles y totalmente comprometidos mental y emocionalmente,
ir a la búsqueda de la Verdad de la Existencia, venir a la tierra a ACUÑAR PALABRAS para describir a la gente en la Tierra, aprisionada
en palabras, lo que puede hallar en la DIMENSIÓN UNIVERSAL CREATIVA en un estado no definido. Si no fuera por tales Maestros inspirados,
la gente en la tierra hubiese quedado ignorante de todo lo que se halla más
allá de laTtierra – listo para ser
contactado, para ser experimentado y absorbido personalmente para promocionar
la futura evolución.
No sólo esto – se dice que la Biblia es el libro más ampliamente leído
del mundo. En su forma presente ha servido sus propósitos.
El Nuevo Testamento, como está, con todo su bagaje de malas
interpretaciones, es un obstáculo para la evolución espiritual. Ya es hora de
avanzar hacia una nueva esfera de percepción y comprensión mística.
Puesto que me es imposible descender de nuevo en un cuerpo humano para
hablar al mundo, y porque tengo otras dimensiones donde ministro, he entrenado
a un alma sensible para recibir y transcribir. Es lo mejor que puedo hacer para
hablar contigo personalmente. Espero que puedas recibir y aceptar esto.
Todo lo que es erróneo se borra. De esto puedes estar seguro.
Los incidentes y curaciones relatados en las siguientes páginas no
tienen importancia. Ocurrieron pero se cuentan solamente para permitirte
comprender su significado espiritual.
Quiero, mientras lees, que relaciones las condiciones de hace 2000
años con tu vida y tiempos actuales.
Quiero que consideres la persona de ‘Jesús’ como un ‘ícono’ de lo que
finalmente puede ser logrado por todo ser humano que está dispuesto a
convertirse en un miembro fundador del ‘Reino del Cielo’ en la Tierra.
Aunque la gente de tu mundo actual es supuestamente sofisticada y
egocéntrica en sus ‘conocimientos y enseñanzas’ modernas, versados en modales
contemporáneos, y tienen nuevas maneras de relacionarse el uno con el otro,
básicamente, la gente de hace tantos años era igual que tú.
Estaban controlados y motivados
completamente por sus IMPULSOS GEMELOS de Adhesión – Rechazo, Deseos –
Repulsiones, igual que tú.
Amaron, odiaron, criticaron,
condenaron, calumniaron y chismorrearon, tuvieron ambiciones de subir a la cima
de la sociedad, despreciaron a aquellos fracasados en la vida; en secreto eran
promiscuos y se burlaban de aquellos que eran diferentes de cualquier modo a sí
mismos.
Para ayudarte a comprender y a entrar
plenamente en mi tiempo sobre la tierra, mi consciencia ha bajado a tu plano de
existencia terrenal para experimentar de nuevo la ‘persona’ de ‘Jesús’ y las
emociones y los sucesos en los cuales me vi envuelto.
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Cuando abandoné el desierto y puse pie en el camino que llevaba hacia
mi pueblo de Nazaret, todavía me regocijaba del conocimiento tan gloriosamente
revelado en el desierto. Fijé mis pensamientos completamente en todo lo que había aprendido, y si mis pensamientos se extraviaban en mis formas negativas de
pensar anteriores, rápidamente volvía al ‘Padre’ para conseguir
inspiración y determinación para superarlos. De este modo, volví,
constantemente, hacia la Luz de la
consciencia y de la comprensión.
Algunas personas me miraron con desconfianza, viendo mi alegría y
también mi aspecto sucio y descuidado. ¿Estaba borracho? se preguntaron. Otros
me miraron aborreciéndome. En lugar de reaccionar con enfado como en el pasado,
me acordaba que había sido bendecido con visiones y conocimiento que ellos no
podían ni siquiera imaginar. Les bendije y pedí que su visión interior se abriera
de manera similar y continué mi camino en paz hacia mi casa.
Sin embargo, había aldeanos que vieron mi lamentable aspecto con
compasión y se fueron de prisa a sus casas para traerme pan e incluso vino para
ayudarme a seguir mi camino. Siempre había alguien que me ofrecía refugio por
la noche. El ‘Padre Vida’ de veras alivió todas mis necesidades y me dio protección en el
momento oportuno.
En todo este tiempo, no dije ni una palabra acerca de mis semanas en
el desierto. Sentía que todavía no era el momento. Por fin, llegué a mi pueblo,
Nazaret, y los aldeanos se mofaron abiertamente, señalando mi aspecto mugriento
y mi ropa hecha jirones.
‘¡Sucio holgazán!’ fueron algunas de las palabras más amables que me
lanzaron.
Llegué a la puerta de mi madre con un sentimiento de pavor, puesto que
sabía que estaría más escandalizada que sus vecinos al verme delante de ella:
delgado, los huesos traspasando la piel, los ojos hundidos y huecos en las
mejillas, la cara quemada, negra, y los labios con ampollas por el sol, la
barba larga y desgreñada. ¡La ropa! Se pondría furiosa al ver mi ropa - su
color original totalmente irreconocible por el polvo del desierto y la tela
rota y rasgada.
Subí los escalones y me preparé para aguantar la cólera de mi madre.
Cuando llamé, vino a la puerta mi hermana. Me miró boquiabierta, asustada y con
los ojos muy abiertos; luego cerró la puerta de golpe en mi cara. La oí ir
corriendo hacia la parte de atrás de la casa, gritando:
- Madre, ven de prisa, hay un hombre viejo y sucio en la puerta.
Escuché a mi madre refunfuñando al venir a la puerta. La abrió de
golpe, se quedó inmovilizada.
Sonreí tan sólo por un momento, me miró de arriba abajo horrorizada al
darse cuenta que este hombre de horrible aspecto era, de veras, su hijo
rebelde, Jesús.
Le ofrecí la mano, diciendo:
- Sé que te causo mucha pena pero ¿puedes ayudarme?
Enseguida, le cambió la expresión y empujándome hacia adentro, cerró
bien la puerta.
- De prisa, - dijo a mi hermana asustada:
- Deja ese ruido y pon agua a hervir. Tu hermano está muerto de
hambre. No importa en qué lío se ha metido, nos pertenece. Hay que cuidarlo.
Despacio me ayudó a quitarme la ropa y me inclinó sobre un gran
recipiente de agua y me restregó hasta dejarme limpio. Me lavó y recortó el
pelo y la barba, y suavemente cubrió las llagas en el cuerpo y labios con
ungüento. Ninguno de los dos rompimos el silencio.
Saboreé el amor que me mostró e intenté mostrar mi gratitud con una
actitud más suave, más sensible.
Después de ponerme una túnica limpia, me hizo sentar a tomar unos
alimentos frugales, leche, pan y miel.
A disgusto, me dio vino para recobrar fuerzas, pero estaba claro que
pensaba que era el vino la causa de mi terrible apuro.
Luego me dirigió hacia una cama y me cubrió. Dormí durante varias
horas y me desperté renovado a una mañana clara de sol que se veía por la
ventana.
Deseaba hablar con mi madre, para contarle que yo era de verdad un
Mesías, pero no de la clase que imaginaban los judíos. Podía salvar a la gente
de los malos resultados de sus ‘pecados’.
Podía ayudarles a encontrar la salud, abundancia, la satisfacción de
sus necesidades, porque podía enseñarles exactamente cómo había sido creado el
mundo.
Conforme se lo iba explicando empezó a mostrarse ilusionada y
encantada. Se puso de pie de un salto y quiso salir a toda prisa para contar a
los vecinos que su hijo era realmente el Mesías – ¡deberían escuchar de qué
manera hablaba – y había ayunado en el desierto!
Pero impedí que lo hiciera. Le dije que todavía no le había contado lo
que me había sido revelado. Una de las cosas más importantes que había
aprendido era que los Judíos Ortodoxos estaban completamente equivocados en su
creencia en un ‘dios’ vengativo. No había tal cosa.
Esto le asustó, le disgustó y exclamó:
- Entonces, ¿Cómo gobernará el mundo Jehová para hacernos buenos y que
escuchemos a los profetas, si él no nos castiga? ¿Ya eres tan importante que
puedes enseñarles a los Sumos Sacerdotes cómo llevar sus propios asuntos
transmitidos desde los tiempos de Moisés? ¿Vas a traer más vergüenza a esta
casa?
Se puso a llorar, diciendo enojada:
- No has cambiado en nada, solamente ha cambiado lo que dices. No me
has traído más que pena. ¿Cómo pude haberme creído que eras el Mesías? Solo
llevarás a nuestro pueblo hacia mayores tormentos que nunca con tus extrañas
ideas.
Mis hermanos oyeron sus lamentos y vinieron corriendo, querían echarme
de la casa. Ofrecí marcharme pacíficamente. Porque no quería más alborotos.
Si mi madre reaccionó así, podía estar seguro de que todos los demás
reaccionarían del mismo modo a lo que les quería contar. Comprendí que
necesitaba tranquilidad, descanso absoluto y silencio para poner en orden mis
pensamientos y experiencias. Tendría que rezar pidiendo orientación inspirada
para saber cómo acercarme a los judíos con mi mensaje de ‘Buenas Nuevas.’
Estaba seguro de que el ‘Padre – Vida’
satisfaría mi necesidad y encontraría el alojamiento conveniente en
alguna parte. Mi madre, aunque estaba furiosa con mis ideas aparentemente
engreídas estaba, sin embargo, atormentada por sus sentimientos de amor y compasión
por mi estado demacrado. Rechazaba todo lo que aparentemente representaba – la rebeldía,
el desprecio por la Religión Judaica, actitudes engreídas ante la autoridad, mi
obstinación y arrogancia, pero todavía me amaba y estaba profundamente
preocupada porque al final iba a acabar en conflictos tan grandes como jamás
los hubiera imaginado.
Ella reprendió a mis hermanos, diciéndoles que parasen sus discusiones
ruidosas y volvió hacia mí:
- Puedes quedarte aquí hasta que estés mejor, dijo.
- Quizás mientras que estés aquí, te pueda convencer con sensatez.
Te puedo decir ahora que si sales a las calles hablando como lo has
hecho conmigo acabarás en peor estado que nunca. La gente buena te escupirá y
te arrojará su basura podrida. Eres una desgracia para la familia.
De modo que, a pesar de su enfado, me reí; le di las gracias y le di
un beso cariñoso. Contento, me quedé con ella, sabiendo muy bien que bajo su
enfado, estaba profundamente preocupada por mí. Me alimentó bien y me hizo
buenas vestimentas nuevas. Agradecí todo lo que hacía para mejorar mi aspecto,
porque sabía que para moverme libremente entre los ricos y los pobres, debería
estar adecuadamente vestido con atuendo decente.
A veces había escasez de comida en casa. Recurriendo al poder de mi ‘Padre’ la repuse sin decir nada. Tampoco ella dijo nada. Yo sabía que se
preguntaba con tristeza si, añadido a mis demás malos hábitos, ahora era
ladrón.
Luego me sorprendió con un pan recién horneado en las manos y sabía
que no había estado fuera para comprarlo y tampoco había sido usado el horno
aquel día.
No me dijo nada pero me echó una mirada reflexiva. Veía cambiar su
actitud en ese momento. Ya no estaba segura de su terreno.
Empezaba a cuestionar sus propias actitudes hacia mí y también la
verdad de lo que yo afirmaba:
- ¿Qué le ocurrió realmente ahí en el desierto? ¿Cómo podría hacer un
pan sin fuego, harina y levadura? ¿Qué significa? ¿Es el
Mesías?
Luego mi hermano se cortó la mano. Tenía mucho dolor cuando se
infectó. Me dejó imponer las manos sobre la herida y rezar tranquilamente. Veía
que sentía que el ‘Poder’ fluía dentro de su mano porque me miró extrañado.
- Se ha ido el dolor - dijo brevemente. Estaba malhumorado al irse, y
yo sabía que aunque se sentía aliviado del dolor, no le gustó que pudiera
ayudarle. Sentí sus celos.
Mi hermana se escaldó la mano y otro hermano se quejó frecuentemente
de fuertes dolores de cabeza. Fui capaz de curar a los dos.
Mis hermanos empezaron a bromear acerca de mis ‘poderes mágicos.’ Se
preguntaron qué ‘mal’ les podría hacer si me hicieran enfadar. La tensión en
casa se hizo más profunda para mi madre que anhelaba paz en el hogar.
Pero vio cambios en mi comportamiento y estuvo más reconfortada. Yo
era más tranquilo, visiblemente controlé posibles arrebatos, puse riendas a mis
energías, contuve la impaciencia, ya no discutía. Me volví más atento con ella,
escuché sus quejas de mujer, le ayudé en casa arreglando los muebles rotos.
Anduve por las colinas hasta granjas lejanas en busca de fruta y vegetales que
necesitaba.
Llegué a quererla con ternura y con compasión como una madre debe ser
amada.
Un día se atrevió a preguntarme:
- ¿Todavía crees que Jehová es un mito?
- Job dijo que si Jehová retirara su aliento, toda carne vendría
abajo. Ése es el ‘Jehová’ en quien creo y a quien vi.
- Nadie ha visto a Jehová, - dijo con firmeza.
- Yo vi a AQUEL que hizo que todas
las cosas tuviesen el ser, respondí con calma. LO llamo el ‘Padre’ porque es el AMOR PERFECTO, un AMOR más perfecto que el de una
madre - agregué sonriéndole.
- ELLO obra dentro, a través de y para toda SU Creación. Es el ‘Padre’ en mí quien te ha traído las cosas que necesitabas en casa y quien
sanó a mis hermanos y hermanas tan rápidamente.
Veía que empezaba a comprender un poco lo que decía.
- ¿Qué hay del pecado? - preguntó.
- No hay ‘pecado’ como nosotros lo
entendemos. Nacemos para comportarnos como lo hacemos. Tenemos que buscar una
manera de superar nuestros pensamientos y sentimientos humanos porque nos
separan de la protección del ‘Padre’ y nos traen nuestras enfermedades y la
miseria. Cuando hayamos aprendido cómo superar el ‘yo’ entraremos en el Reino
del Cielo.
Mi madre se volvió silenciosamente, claramente reflexionando sobre lo
que le había dicho pero ya no estaba enfadada. Yo sabía que estaba meditando
sobre mis afirmaciones y me di cuenta que estaba poniendo al revés su mundo
seguro y bien conocido. Sin su creencia en un Jehová que amenazaba con extrema
venganza si el hombre fuese indisciplinado, se sentiría perdida e insegura. Se
preguntaría cómo el mundo se las arreglaría si se dejara solamente a los
hombres que controlaran sus propias maldades y las de los demás. Incluso los
reyes y los gobernantes eran malvados en sus acciones. Si Jehová no reinara y
castigara a los pecadores, dónde iríamos a parar.
Mientras reponía fuerzas estudié las Escrituras con diligencia para
poder encontrarme con los Fariseos y Escribas con confianza. También era absolutamente
necesario que supiese lo que se había escrito del Mesías porque estaba
convencido que era ‘yo’ de quien los profetas habían escrito. De veras podría
rescatar – salvar – a la gente de la miseria, la enfermedad y la pobreza, incluso
conseguir que recobrasen la salud y la prosperidad, enseñándoles la verdad
respecto al Reino del Cielo y la Realidad del ‘Padre.’
Cuando me sentí lo suficientemente preparado para salir a enseñar y
sanar, para complacer a mi madre, acepté marcharme, un sábado, a la sinagoga de
Nazaret y hablar con la congregación.
Como era la costumbre, me puse en pie y me dieron para leer a Isaías.
Escogí el texto que profetiza sobre la venida del Mesías que libertaría a los
judíos de todo tipo de esclavitud.
“El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido
para dar la buena noticia a los pobres.
Me ha enviado para proclamar la amnistía a
los cautivos
y para recobrar la vista a los ciegos.
Para dejar en libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de gracia del Señor.”
Luego me senté diciendo: - Hoy, habéis visto esta profecía cumplida en
mí.
Esto produjo conmoción y los hombres me miraron atónitos, pero yo
seguía hablando sabiendo que mi ‘Padre’ me diría qué decir. Vinieron las palabras sin
vacilación.
Hablé de mi experiencia en
el desierto y narré mi visión del niño que crecía hasta ser hombre, todo el
tiempo, sin saberlo, envolviéndose en correas y cadenas mentales, y así se iba
quedando ciego y encarcelándose en una oscuridad interior, apartándose de Dios.
Expliqué que al hacer eso, se exponía a la opresión de conquistadores,
a la esclavitud, a la pobreza y a la enfermedad.
- Puesto que Dios es LUZ –
dije. - Y la LUZ es la sustancia de todas las cosas visibles. Y la LUZ es el AMOR que hace todas las cosas para que las disfrute
el hombre.
- Todas las bendiciones de
abundancia y salud estaban disponibles gratuitamente para el que amara a Dios
con la mente, el corazón y el alma y que viviera estrictamente según las leyes
de Dios.
Cuando terminé, hubo un gran silencio en la sinagoga. Sentía que la
congregación había experimentado algo extraño y poderoso que les había elevado
a un plano más alto de pensamiento y no quise que nada interrumpiera la
tranquilidad trascendente de aquel momento.
Luego empezaron a murmurar entre ellos. Se preguntaron quién era.
Algunos estaban convencidos de que era Jesús, la persona cuya familia se
conocía bien en la aldea, pero otros no lo podían aceptar, puesto que había
hablado con autoridad.
Desgraciadamente, sentí despertar mis antiguas reacciones hacia estos
hombres religiosos. Sabía que me habían despreciado antes, de modo que esperaba
su rechazo. Mis viejas actitudes de desafío volvieron y se pusieron furiosos
conmigo. Por mis propias reacciones humanas, invité al desastre. Y casi lo
conseguí.
Los más jóvenes, alentados por los mayores, corrieron hacia mí y me
arrastraron hasta lo alto del acantilado para arrojarme a la muerte pero recé a
mi ‘Padre’ para que me
salvara. De repente, parecían tan alterados que apenas sabían qué hacían y se
volvieron unos contra los otros, y pude escabullirme y escapar.
Fue extraño. Parecía que no se daban cuenta de que me iba.
Muy sacudido por la experiencia, logré enviar un mensaje a mi madre,
diciéndole que me marchaba de Nazaret enseguida y bajaba a Cafarnaún, una
ciudad señorial junto al mar de Galilea.
Al principio, pensé unirme con antiguos conocidos pero, por intuición,
sentía que esto no sería lo correcto. De modo que, en todo el camino y al
entrar en la ciudad, pedí orientación y ayuda a mi ‘Padre’ para
encontrar alojamiento. No tenía dinero y no pediría limosna.
Al caminar por la calle, vino hacia mí una mujer de edad mediana,
pesadamente cargada de cestos sobre los brazos. Su rostro estaba triste.
Parecía que había estado llorando. Sin reflexionar, la paré y le pregunté dónde
podría encontrar alojamiento. Brevemente respondió que normalmente me ofrecería
una cama pero que tenía en casa a su hijo muy enfermo. Añadió que había ido a
comprar provisiones para alimentar a los ‘consoladores’ que ya se habían
reunido para llorar la muerte de su hijo cuando éste muriese.
Mi corazón se sentía afligido por ella pero también se regocijaba. En
seguida había sido dirigido hacia alguien a quien podría ayudar. Expresé mi
pesar y me ofrecí a llevar sus cestas a casa.
Me miró por un momento, preguntándose quién podría ser, pero
aparentemente estaba satisfecha por mi aspecto y conducta. De camino, expliqué
que quizás podía ayudar a su hijo.
- ¿Es usted médico? - me preguntó.
Contesté que no había recibido formación médica, pero que sin embargo
podría ayudarle.
Al llegar a su casa – grande y bien construida de piedra, que indicaba
buena situación social y prosperidad - me llevó hasta su marido diciendo: -
Este hombre dice que puede ayudar a nuestro hijo.
Malhumorado, inclinó la cabeza, sin decir nada. La mujer, Miriam, me
apartó diciéndome que estaba muy afligido y enfadado.
- El chico es nuestro único hijo entre muchas hijas, y culpa a Dios
por darle al niño la enfermedad.
Miriam se echó a llorar.
- Si habla así contra Dios, ¿qué más penas se nos cargarán? - me
preguntó.
- Tranquila – dije - pronto verás bien a tu hijo de nuevo.
Ella dudaba pero me dirigió hacia la habitación donde estaba acostado
el chico. Hacía calor, el ambiente era sofocante y estaba lleno de tristes
acompañantes charlando. Pedí a la madre que desalojara la habitación, pero los
visitantes se resistían. Querían ver lo que iba a suceder y solamente se
marcharon a disgusto cuando Miriam llamó a su marido para que les hablase. Les oía
discutiendo con el padre en la habitación de al lado. ¿Qué pensaba que podría
hacer ese hombre, si el médico no había sido capaz de ayudar al chico? El padre
entró en la habitación para verlo él mismo.
Su hijo estaba más pálido que un muerto y tenía mucha fiebre. La madre
explicó que no retenía la comida y que tenía suelto el vientre. Estaba así
desde hacía varios días, había perdido mucho peso y el médico había dicho que
nada más podía hacerse. Probablemente moriría.
Puse las manos sobre la cabeza del niño y recé, sabiendo, y
silenciosamente dando gracias de todo corazón porque la Vida del ‘Padre’ fluiría a través de mis manos y dentro de su
cuerpo. De este modo el trabajo de curación se llevaría a cabo. Sentí calor extremo y un hormigueo en las manos, y el Poder vertiéndose en
su frágil cuerpo. Me sobrevino una oleada de gratitud. ¡Qué grande, qué
maravillosa era la ‘Vida del Padre’ al soltarla para hacer SU trabajo natural de curación!
Su madre y su padre, angustiados, preguntándose qué ocurriría, se
habían cogido de la mano y miraron con gran atención. Al ver cómo el color de
su hijo gradualmente cambiaba del blanco a un rubor más sano, exclamaron
atónitos deleitándose. Después de algún tiempo, el niño me miró, diciendo
alegremente:
- Gracias, estoy bien ahora. Tengo hambre y quiero comer algo.
Su madre se rió de contento abrazándole, pero también algo preocupada:
- No puedo darte comida, hijo mío. El médico se enfadaría.
Le había avisado que no tomara nada excepto agua. Sonreí y dije: -
Está curado. Le puedes dar pan y vino, y lo aguantará.
Su padre, Zedekiah, se regocijaba de gratitud. Después de abrazar a su
amado hijo, se volvió hacia mí y me dio la mano calurosamente. Dándome
palmaditas en el hombro sin parar, meneando la cabeza, era incapaz de hablar
por las lágrimas que corrían por sus mejillas.
Recobrando la compostura, pasó al salón y dijo a la gente:
- ¡Mi hijo, casi muerto, ha recobrado la plenitud de vida!
Un gran clamor de júbilo, regocijo, incredulidad, preguntas, risas y
felicitaciones siguieron a sus palabras. La madre del niño se quedó parada, y
la cara toda sonriente.
Después de eso, no hubo necesidad de pedir alojamiento. Cuando
Zedekiah contó a los atónitos ‘acompañantes’ que el chico estaba curado, y el
joven, mismo, apareciera sonriente en la puerta, pidiendo comida de nuevo,
todos los ‘acompañantes’ me rodearon y me invitaron a sus casas. Sin embargo,
preferí quedarme con el padre del niño, que decía que tenía muchas preguntas
que hacerme; esperaba que se las pudiera contestar.
Después de colocar sobre la mesa la comida y el vino, todo el mundo
fue invitado a comer hasta saciarse, Zedekiah se sentó y me hizo su primera
pregunta.
Dijo:
- Has hecho algo que ningún sacerdote ni médico podría hacer. La
curación proviene solamente de Dios. Aunque seas forastero, percibo que debes
venir de Dios.
- Sí - respondí. Y la gente murmuró asombrada.
- Esta enfermedad que ha tenido mi hijo ¿Era un castigo por algo que
hice mal en el pasado? Y ¿cómo podría cometer un pecado tan grave que Dios
quisiese quitarme mi único hijo?
Muchas de las personas asintieron con la cabeza al escuchar estas
palabras.
- Has hecho la pregunta que más quisiera contestar, Zedekiah. Dios nos da la VIDA y el ser. No nos la arrebataría como un hombre arrebatara
algún tesoro a otro porque está enfadado con él.
Así se comporta el hombre. No Dios. Y Dios no está sentado sobre un
trono en alguna parte del cielo como se sientan los reyes en sus tronos
gobernando a la gente. Éste es el proceder humano, y una creencia humana, - no
la verdad. La manera de Dios está muy por encima de cualquier cosa que la mente
humana pudiera concebir o imaginar. Solamente
yo he ‘visto’ a Aquello que nos ha dado el ser y sé que Ello no es la clase de ‘dios’ que nos enseñan los Rabinos. Vi que Ello es el ‘Amor Perfecto’ y por esta razón prefiero
hablar del ‘Padre’ puesto que he visto que obra dentro de cada ser vivo, manteniéndolo en un estado de buena salud,
tal como un padre humano trabaja para mantener a sus hijos bien alimentados, vestidos,
y protegidos dentro del calor de un hogar. LO he ‘visto’ dentro de todas las cosas del mundo.
- ¿Cómo puede ser? - preguntó un hombre dudando. No es posible que un
‘ser’ individual de ninguna clase esté en todas partes al mismo tiempo.
- Pero el aire está en todas partes aunque no se ve. Sin embargo,
sabemos - sin ninguna duda - que es real y muy importante para nuestra
existencia. Si no hubiera aire y no pudiéramos respirarlo, nos moriríamos. El
movimiento del aire, que llamamos viento, no se ve pero lo vemos agitar las
hojas y mover las nubes por el cielo; por tanto, sabemos que el aire está
alrededor y encima de nosotros y que es fuerte. Y ahora te pregunto:
- ¿Cuál es la parte más real y más valiosa del hombre – su cuerpo o su
mente?
Algunos respondían que era su cuerpo, de lo contrario no tendría lugar
en la tierra, no podría trabajar, no podría verse, no sería conocido. Otros
decían que pensaban que su mente era más importante que su cuerpo.
Y yo contesté:
- Su mente es la parte más importante de él puesto que sin la mente,
no se podría impulsar el cuerpo. No se podría beber, dormir, mover, planificar
ni vivir. Sin embargo, la mente no se ve. Simplemente sabemos que tenemos una
mente a causa de los pensamientos que produce, y porque los pensamientos
modulan algún tipo de actividad en nuestras vidas. Creemos que la mente
funciona a través del cerebro. Sí, es así. Puesto que ¿cómo podría el cerebro,
nacido de la carne, producir pensamientos, sentimientos, ideas o planes? Ya
deberíais tener claro que es así, que el
‘Padre’ está presente en todas las cosas; Ello es la ‘mente’ que dirige tras la mente humana, obrando Sus grandes hazañas dentro de todo ser viviente. Sabemos que es así, porque vemos las maravillas de su obra. Vemos el
crecimiento de nuestros hijos. Vemos el alimento que comen convertido
milagrosamente en otra sustancia que nutre y hace que crezcan. Cómo sucede, no
sabemos, ni siquiera lo podemos imaginar. Si lo supiéramos, seguiríamos sin
saber qué puso en marcha tal proceso de vida tan importante dentro de los
cuerpos vivos de cada especie. Mira qué maravillosamente son diseñados y
creados los cuerpos de cada especie, expresamente para transformar la clase de
alimentos que comen en nutrición que hace que crezcan el hueso, la sangre y la
carne.
- Ya que tú nos demuestras estas cosas, vemos que son verdaderamente
maravillosas – exclamó un joven.
- ¡Lo son! ¡Lo son! Vemos a los jóvenes cuerpos pasando por sus varias
etapas de desarrollo, y vemos a sus mentes al compás del desarrollo físico
hasta que los mozos y las jóvenes empiezan a anhelar encontrar pareja y a
convertirse en padres ellos mismos. Luego se cumple la gran obra de concepción
y el crecimiento de la semilla dentro de la matriz continúa, hasta que el niño
llega a su pleno desarrollo.
- ¡Pensad! ¿Quién determina todo este constante crecimiento tan
metódico dentro de la mujer?
¿De dónde vienen los planes que gobiernan el correcto desarrollo de la
cabeza, el cuerpo y los miembros, los cuales no varían de una mujer a otra, y
de una especie a otra? ¿Quién decide el momento exacto del comienzo del
nacimiento – los medios físicos por los cuales el niño sale de la matriz, la
provisión de la leche para el niño?
- ¡Pensad! ¿Es la madre? No, no es la madre. Ella no es más que
testigo de todo lo que ocurre dentro de ella desde el momento en que su marido
haya estado con ella y haya sembrado su semilla para unirla con la suya. ¿Dios
hace todas estas cosas desde lejos? ¿Sus pensamientos alcanzan a cada hombre y
mujer, para decidir cuándo estas cosas deben ocurrir? No, es el Poder Creativo de la
Mente, la Vida Inteligentemente
Amorosa que está dentro de toda cosa
viva la que realiza todo este trabajo. Vemos el
amor de los padres hacia su descendencia, sea ave, animal u hombre. ¿De dónde
viene ese amor? Proviene del Poder de la Mente Creativa – el Amor
Perfecto – del ‘Padre’ que está dentro de nosotros. Es porque el ‘Padre’ hace el trabajo en las plantas, los árboles, las aves, los animales y en
el hombre en sí, que hoy estamos aquí, vivos, respirando, comiendo, durmiendo,
teniendo hijos, envejeciendo, y luego muriendo para pasar a otro lugar más
feliz. Todo esto es el trabajo del ‘Padre’ que está
activo dentro de nosotros. ¿Cómo se puede negar la verdad
de todo lo que os he dicho esta noche? Hoy, habéis visto a un joven moribundo
vuelto a la plenitud de la vida en poco tiempo. ¿Fui yo quien le curó? Nada de eso. Por mí mismo no puedo hacer nada.
Fue la VIDA,
que es el Padre activo
dentro de todas las cosas, que vino con toda su fuerza para reparar un cuerpo
enfermo y traerlo de regreso a la plena salud, porque yo creí que ELLA LO haría y no dudé.
Hubo suspiros de satisfacción en el salón. Nueva luz, nuevo interés,
incluso se veía una nueva dulzura en sus caras.
-¿Porqué, entonces, sufre el hombre tan lamentablemente? - preguntó
Miriam.
- Porque cuando el hombre es concebido, cuando la VIDA toma forma dentro de la
semilla, ELLA toma la humanidad la cual LO separa de
cualquier otro individuo en el mundo, para hacerLO una figura aislada, no unido a ningún otro, solitario, íntimo, SU propia persona. ELLO es sujeto a – es controlado por - dos fortísimos impulsos en su naturaleza terrenal: el de aferrarse a
todas aquellas cosas que tanto desea y el de rechazar y apartar todo lo que no
quiere. Estos dos impulsos básicos en el hombre están presentes en cada cosa
que hace a través de su vida y son enteramente responsables por los apuros que
se buscan. Aunque el ‘PADRE’ está activo dentro del hombre, ÉL no tiene nada de humanidad dentro de ÉL.
- Por tanto, el ‘PADRE’ no sostiene nada, no rechaza nada, no
condena nada, ni siquiera ve ‘la maldad’. Todo lo que hace el hombre que él
llama pecado es tan sólo de este mundo y se castiga solamente en este mundo –
puesto que es una LEY de la EXISTENCIA TERRENAL, como sabéis, que todo lo que se siembra es lo que
se cosecha. Dado que el hombre extrae su VIDA y su MENTE de la del
‘PADRE,’ el hombre mismo es creador en pensamientos, palabras y acciones. Lo
que piensa, dice, hace y cree, se le devuelve de la misma manera más adelante.
No hay castigo del ‘PADRE’ - cualesquiera que sean las penas que lleguen a la
humanidad, proceden enteramente de su propia obra.
La gente susurraba que ésta era totalmente una nueva enseñanza y que
tenía aún más sentido que todo lo que les habían enseñado antes.
Varias voces me exhortaban a contarles más.
- Te digo, en mí has visto la VIDA activa como curación; sígueme
y oirás del CAMINO que debes seguir para encontrar la felicidad; en mis
palabras encontrarás la VERDAD de la Existencia hasta ahora no revelada por
ningún hombre.
- Se ha dicho del Mesías que contará los secretos que han estado
ocultos desde el comienzo de la creación. Te digo, en verdad, que estos
secretos los oirás de mí. Si escuchas atentamente, y captas su significado, y
pones en práctica su verdad, y te aferras a sus leyes, serás hecho nuevo y
entrarás en el Reino del Cielo.
Después de hablar, la gente permaneció callada durante un momento y
luego hubo un clamor de conversación emocionada, pero Zedekiah se puso de pie y
dijo que era hora de que la casa se calmara. Su hijo necesitaba dormir, y su
mujer y sus hijas también estaban cansadas de tanto llorar.
Se planeaba que a la mañana siguiente bajase al puerto y se me trajese
a la gente enferma. Y así, podía lanzarme a la misión y todo se arreglaba
rápidamente de la mejor manera posible. Parecía que si no curaba, no habría
interés ni aprobación de todo lo que se les había contado. La curación demostró
la verdad de lo que quise enseñar, y mis enseñanzas explicarían las razones por
las que era capaz de traerles la curación del ‘Padre.’ Al despertar a la mañana siguiente, me sentía maravillosamente vivo
con la expectación de las cosas maravillosas por venir.
Después de desayunar, salí con Zedekiah hacia el puerto, con el corazón
radiante por el amor hacia todos los que pasaban. Les saludé cálidamente,
diciéndoles que tenía ‘buenas noticias’ para aquellos que quisieran escuchar.
Al llegar al muelle, encontré a hombres, mujeres y niños sentados en
el suelo, esperando mi llegada. Algunos extendieron las manos implorando.
Parecían muy enfermos, algunos lisiados, y muchos otros cubiertos de llagas.
Su estado lastimoso me dañaba el corazón pero ahora también podía regocijarme porque sabía que no era
la ‘Voluntad del Padre’ que estuviesen así. ¡Todo
lo contrario! El ‘Padre’ era Él
mismo toda curación,
toda salud, todo bienestar. Esto lo había comprobado
la noche anterior y en mi casa. Estaba exultante porque podría demostrar esta
maravillosa verdad a las multitudes que me rodeaban.
Una cara vieja y triste me llamó la atención. Era arrugada, flaca y
torcida. Fui hacia ella y arrodillado a su lado, coloqué mis manos sobre su
cabeza y enseguida el flujo del ‘Poder del Padre’ a través de mis manos
vibró por su cabeza hasta que sacudió todo el cuerpo con la Fuerza de la Vida dando energía a sus
miembros.
La gente viendo esto se quedó atónita, y algunos se preguntaron qué
podría estar haciéndole, pero otros callaron sus objeciones. Gradualmente sus
miembros empezaron a desdoblarse, a alargarse y a ponerse derechos; su rostro
se transformó con la alegría de volver a sentir su fuerza.
Le ayudé a incorporarse, luego se puso de pie ella sola con orgullo.
Estaba tan abrumada por la alegría que se puso a llorar y luego riéndose se
puso a bailar, llamando a la gente:
- ¡Alabad a Dios! – dijo - ¡Alabad a Dios! - y otros que estaban allí
repetían la frase. Todos estaban profundamente conmovidos por lo que habían
visto.
La aglomeración de gente apretujándose contra mi persona era tal que
Zedekiah se ofreció a controlarla. De modo ordenado, y ayudado por otros de los
espectadores impacientes, dirigió ordenadamente a los enfermos hacia mí, para
que les pudiera atender según sus necesidades más profundas.
Por fin, sintiéndome cansado, mi anfitrión me invitó a su casa para
cenar. Despidió a aquellos a quienes no había podido curar por falta de tiempo.
Les aseguró que volvería al día siguiente. Fue una noche festiva – tanto de qué
hablar – tanto que celebrar – tanto que enseñar – tanto que aprender – y en
todo aquello, ciertamente la gente reconocía la ‘buena nueva’. Sabía que había sido
aceptado por muchos por decir la verdad de lo que había visto en el desierto.
Y así siguió durante muchos días. La gente venía a verme de todas
partes. Zedekiah y otros amigos suyos me ayudaron a controlar a la multitud
para que yo pudiera curar y enseñar. La gente escuchaba encantada. Hablaron
entre ellos mismos acerca del ‘Padre’ y estaban deseosos de aprender más acerca de las
‘ataduras y las cadenas’ que ataban a la gente a su miseria.
La aglomeración se hizo tan grande, que pronto me di cuenta de que
tendría que buscar a mis propios ayudantes en los cuales pudiera confiar para
ayudarme. Era hora de que Zedekiah volviera a llevar su empresa de cuero la
cual había dejado desatendida.
Fui a las colinas para rezar acerca de cómo elegir a mis ‘discípulos.’
Cuando me vino la convicción de que sería guiado para hacer la elección, volví
a Cafarnaún. Sentía un fuerte impulso por bajar al puerto para hablar con unos
hombres a quienes había visto escuchando muy atentos a mis enseñanzas.
Si dejasen sus redes para unirse a mí, quedaba por ver. Pero cuando
les llamé, Simón, Andrés, Santiago y Juan vinieron enseguida, contentos de
ayudarme en mi obra de curación y enseñanza. Otros también se unieron a mí al
empezar el trabajo entre la gente.
Dejé a mi anfitrión, la casa de Zedekiah, asegurándome calurosamente
que yo podía volver en cualquier momento.
Y así fue como comencé mi misión como maestro y sanador yendo sin
rumbo dondequiera que hubiera necesidad a través de las ciudades y las aldeas.
Antes de partir reuní a los jóvenes que se habían comprometido y estaban
deseosos de ayudarme. Escucharían mis enseñanzas y quedarían perplejos ante lo
mucho que les quería decir. Era imprescindible que primero les explicara el
fondo de todo lo que me había sido revelado en el desierto.
Les conté que a pesar de mi modo de vida anterior imprevisible,
siempre había sentido una profunda compasión hacia la gente. Fue mi compasión
lo que me hizo dar la espalda al ‘dios’ presentado por los Rabinos. Cuando
hablé de mi total rechazo de un Jehová castigador, vi la duda y el sobresalto
en sus caras.
En detalle les expliqué que me preguntaba cómo era posible hablar de
un Dios ‘bueno’, habiendo tanto sufrimiento sobrellevado por niños inocentes.
Mientras hablaba vi cómo gradualmente sus caras se relajaban. Continuaba
poniendo en palabras mis dudas y enojo de antes, hasta ver cambiar sus
expresiones por las de aprobación y luego un total acuerdo. Descubrí que les
había expresado sus propias dudas y preguntas, las cuales, nunca antes habían
tenido el valor de admitir.
Hablando juntos, sentí el alivio de que ya no estaban solos en su
resistencia secreta ante las enseñanzas de los Rabinos.
Les dije que llegó el momento de cuando empecé a darme cuenta con
mayor claridad que estaba malgastando mi vida. Quise cambiar y sentí con fuerza
que debía ir a Juan el Bautista como punto de partida, para comenzar una nueva
forma de vida.
Les describí lo que ocurrió durante mi bautizo y en las seis semanas
en el desierto. Les expliqué que todos mis pensamientos, creencias, actitudes,
arrogancia y rebeldía previa fueron paulatinamente limpiados de mi consciencia
mientras pasaba por las profundas revelaciones y las visiones que me mostraron la ‘Realidad’ que ahora llamaba el ‘Padre.’ Expliqué la ‘Naturaleza’ del ‘Padre’ y que esta Naturaleza Divina también estaba compuesta
por la Voluntad Divina.
Les dije que era el hombre en sí quien por su pensar
erróneo y su comportamiento equivocado se apartaba del ‘Padre’ en su interior, y que era únicamente el hombre, primero
al arrepentirse y luego mediante la purificación mental-emocional, quien podría
volver a encontrar su propio camino de vuelta y el contacto pleno con el ‘Padre.’
Cuando esto se cumpliera,
la ‘NATURALEZA’ plena del ‘PADRE’ sería
liberada en la mente, corazón, cuerpo, alma, en el entorno y en las experiencias
de la persona. Al suceder esto, tal persona entraría en el Reino del Cielo donde
reina el ‘Padre’ y también el Reino del Cielo se establecería dentro de la
consciencia de la persona. Entonces habría alcanzado el propósito que hay
detrás de su existencia.
Mientras hablaba con mis discípulos, vi sus reacciones reflejadas en
sus caras. Toda duda había desaparecido - ahora había luz de cierta comprensión
y alegría. Estos jóvenes se convertían en entusiasmados creyentes exclamando:
- ¡Estas sí son buenas nuevas!
Sin embargo, después de la primera aceptación de todo lo que había
dicho, había veces que se preguntaban si todo lo que había dicho era verdad.
Esto lo comprendí. Estar dispuesto a deshacerse de la imagen de ‘Jehová’ tan
profundamente grabada en sus mentes requería mucha valentía.
Hubo veces que hablaron entre sí y se preguntaron quién era este
hombre que pretendía maravillas. ¿Y si me seguían y resultara que realmente era
un mensajero de Satanás? ¿Entonces qué? Serían severamente castigados por
Jehová.
Tenían mucho que perder – su posición social como jóvenes, hombres
sobrios y trabajadores, su reputación como comerciantes y artesanos, la pérdida
de ingresos, y el obstáculo más grande de todos, el probable enojo y rechazo de
sus familias. ¿Qué recibirían de recompensa?
Les dije que no les podía prometer ninguna recompensa terrenal por su
ayuda en propagar el ‘evangelio de la buena nueva.’ No tenía ninguna duda que
dondequiera que fuéramos nos darían alimento y refugio y que la gente nos
acogería bien. Tan sólo podía
prometerles la Verdad de que el ‘Padre’ conocía sus necesidades, que les serían satisfechas, y que les
mantendría sanos.
También les podría prometer que al ir al ‘Padre’ y al confiar en
el ‘Padre’ en cada paso del camino, estarían felices como nunca lo habían sido
antes. Experimentarían el Reino del Cielo ellos mismos según el punto en que
echasen a un lado las exigencias del ‘yo’ y sirvieran a los demás. Serían
testigos de las curaciones, y éstas les aumentarían la fe y les darían la
valentía para sobrellevar las incomodidades del viaje.
Y así
empezamos nuestra misión de propagar la ‘BUENA
NUEVA’ del ‘EVANGELIO
del REINO.’
Envié a estos hombres jóvenes delante de mí a la ciudad que habríamos
de visitar. Al entrar, se le decía a la gente que se juntase para escuchar la
‘Buena Nueva del Reino del Cielo.’ La gente se quedaba sorprendida y querían
saber más pero los discípulos les instaban a que trajesen a los amigos y
vecinos y que se enteraran ‘al llegar Jesús,’ y que habría curaciones para su
gente enferma. Ilusionados, muchos corrían para ayudar a difundir la ‘buena
noticia’ y pronto estaban juntos formando una gran multitud.
Yo, que me había rebelado con tal pasión contra las homilías
religiosas con caras largas amenazando violencia, castigos y condenación para
los pecadores, ahora caminaba con alegría para encontrarme con estas
multitudes.
Tenía mi ‘Buena Nueva’ para compartir con ellas para animarles el
día, y sanación de los malestares y aflicciones, para llenar de alegría sus
vidas.
Donde antes me moví entre la gente de manera egoísta y con las manos
vacías, aceptando su buena voluntad y a veces sus limosnas con poca gratitud,
venía ahora con una abundancia de posibilidades vivificantes para todos
aquellos dispuestos a escuchar mis palabras y a tomar pasos para mejorar su
calidad de vida.
Quiero que tú que estás leyendo estas páginas, comprendas plenamente
mi posición en aquel momento, mi estado de consciencia después de mi
iluminación en el desierto, y la persona que yo presentaba a mis paisanos como
‘Jesús.’ Ha habido tantas conjeturas que estoy a punto de contarte la verdad.
Nací teniendo, al madurar, un buen físico, con fuertes rasgos
aquilinos, un intelecto extraordinario, una afición por la mímica y la risa -
pero, como tantos de vosotros hoy, no cuidaba mis talentos terrenales. Al
entrar en el desierto, mi cara y mis modales podrían llamarse ‘degradados’ de
lo que deberían ser. Mientras que había empezado a examinar y a rebelarme en
contra de lo que me había convertido, mi intelecto también había padecido por
el mal uso, constantemente ocupado en discusiones y discordias sobre la religión
y entregándome al habla frívolo e irrespetuoso. La gente se reía conmigo. Caía
bien a la gente con quien frecuentaba, pero por supuesto no me respetaban. Por
eso fue el asombro de aquellos que me habían conocido, cuando les hablé en la sinagoga
de Nazaret. Mientras mi madre me atendió para recobrar la salud, hice poderoso
uso del conocimiento y la iluminación que me fue dado en el desierto. Esto me
hizo volver a ser el hombre que debiera ser.
Cuando empecé mi misión, era completamente consciente de que era el
único con el supremo conocimiento de los secretos de la creación y de la
existencia en sí.
Por lo tanto podría decir con toda confianza:
- Nadie, excepto yo, ha visto al Padre.
Sabía que todo en lo que creían los hombres de todo corazón era falso -
no era la verdad.
Sabía que yo había sido
especialmente hecho y diseñado por el ‘Padre’ para esta misión. Había sido
bendecido abundantemente con la energía física, la vitalidad del habla y la
habilidad de idear parábolas llenas de significado, para hacerme capaz de
transmitir el mensaje con éxito y de tal modo que nunca fuera olvidado.
Además de eso, comprendía a mis paisanos muy bien debido a la larga
asociación con ellos y conocía sus esperanzas más abrigadas, sus temores más
desesperados; sabía lo que les hacía reír y lo que les llevaba a la mímica y a
la mofa de los ricos y pomposos; sabía también con qué profundidad tantos
jóvenes y mayores sufrían con valentía y en silencio. Conocí y experimenté una
profunda compasión por el pueblo que vivía atemorizado - o soportaba - el
látigo verbal de los Fariseos, y se inclinaba ante las leyes de impuestos de
los romanos. Sabía cómo su orgulloso espíritu Judío fue herido por los gentiles
conquistadores a quienes estuvieron obligados a hacer honores con los saludos
verbales, de mano o rodilla, y sin embargo a quienes despreciaban tras las
puertas cerradas. Sabía y comprendía completamente las vidas y el pensamiento
del pueblo. Antes había pensado sus pensamientos, había sentido sus
resentimientos, sobrellevado su clase de angustias en los momentos de carencia,
me había sentido impotente en las garras del gobierno Romano.
Ahora sabía que nada de este sufrimiento era realmente necesario.
Sabiendo ya la Realidad de la existencia, la Realidad
del ‘Dios’ universal, podía percibir claramente la
insensatez de las autoridades judías, quienes imponían una forma de vida pesada
sobre el pueblo, la cual era totalmente errónea y en total contradicción con la
Verdad del Ser. La situación me causaba un profundo enojo.
Por lo tanto, sabía que había sido moldeado y definido para
convertirme en un instrumento purificado de la Acción Divina en Palestina –
impulsado por mi pasión por la VERDAD e incitado por mi compasión hacia mi
prójimo. Desde entonces me llamaba el ‘Hijo del Hombre’ porque sabía exactamente
lo que padecía la humanidad en sus vidas cotidianas.
Lo que es más, tenía perfecta confianza en poder alcanzar mis
objetivos al traer la Verdad a la gente y así ser instrumento para cambiar la
calidad de sus vidas. Por esa razón, aunque sabía al principio de mi misión que
habría que pagar un precio por todo lo que me proponía hacer – dar la vuelta al
mundo judío de arriba abajo y desde dentro para fuera – estaba dispuesto a dar
la cara, pasar por ello, no podía eludirlo, porque amaba a la gente con el AMOR
del ‘Padre’ que fluía a través de mi corazón y de mi ser. Pues la esencia del
AMOR del ‘Padre’ es la de DAR – dándose y convirtiéndose en un ser visible y en
existencia visible, y creciendo, nutriendo, sanando y saciando todas las
necesidades de toda la creación hecha visible.
Sabía que yo era el regalo de salvación del ‘Padre’ para la gente –
para el mundo – y NO – como suponían y enseñaron todos estos siglos – la
salvación del castigo dado a los pecadores por un Dios enojado – SINO para
salvar a la gente de la repetición diaria de los mismos errores del pensar mal
– el pensar
mal que crea sus infortunios, la pobreza, la enfermedad y la miseria.
Porque amaba tan profundamente a la raza humana, estaba dispuesto
a enseñar y a sanar desafiando a los Sacerdotes Judíos. Estaba dispuesto a
morir en la cruz por lo que verdaderamente había ‘visto’ en el desierto, sabía
de todo corazón, y quería compartir hasta la última gota de mi habilidad en
hacerlo.
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ESTA ES LA VERDAD TRAS MI CRUCIFIXIÓN, Y TODO LO DEMÁS QUE HAS
OÍDO SON CONJETURAS HUMANAS QUE SURGIERON DE LA PRÁCTICA JUDÍA DE LAS OFRENDAS QUEMADAS
EN EL TEMPLO.
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Yo era un regalo del ‘Padre’ para la humanidad para ayudarla a
superar su ignorancia de las Leyes de la Existencia, y a encontrar la verdadera
Senda de la Vida que les dirigiría a la alegría, a la abundancia y a la
integridad perfecta del Reino del Cielo.
Éstas eran las percepciones, los deseos, las intenciones y objetivos y
los pensamientos que llevaba dentro de mi mente y de mi corazón. Ésta era la
estructura mental – emocional terrenal que cubría mi consciencia espiritual
oculta dentro de la cabeza y figura de ‘Jesús.’
Era mi consciencia espiritual canalizada en las formas de pensamiento
y sentimiento arriba mencionadas la que me obligaba a emprender un viaje de
tres años para llevar a la gente lo que yo creía, de todo corazón, que era el
rescate de su propia forma ciega de pensar y sentir, la cual creaba sus propias
vidas turbulentas. Verdaderamente creía que si solamente se pudiera demostrar a
la gente todo lo que se me había dado a comprender, se daría cuenta de su
locura anterior y se esforzaría por cambiar su forma de pensar y pondría pie en
el Camino de la Vida que dirige hacia el Reino de los Cielos. Con este
propósito, estaba dispuesto a dar mi vida.
A causa de la interpretación errónea atribuida a mi misión por los
maestros judíos, mi verdadero mensaje ha sido deformado hasta no ser
reconocible y el propósito de estas Cartas es el de traer a la gente de esta
Nueva Era, la verdad de lo que realmente hablé a las multitudes en Palestina.
Por consiguiente, volviendo a mi narración de aquellos días, déjame
retroceder a un día especial que dio fruto entre mis oyentes que produjo una
impresión duradera en las mentes de mis discípulos. Por lo tanto, para mí
también, fue un día especialmente significativo.
Me libré de la presión de la gente, para ir a las colinas a rezar y
meditar, para recargar mis pilas espirituales, haciendo una profunda y fuerte
conexión más potente con el ‘Padre’ que se hallaba dentro de mí. Esta conexión se
oscurecía tan rápidamente dentro de mi consciencia al estar ocupado entre las
multitudes que estaba exhausto.
Al llegar a la cueva que utilizaba cuando me encontraba en esa zona,
saqué el jergón que estaba escondido debajo de una roca y me acosté para
dormir. En lugar del sueño, sin embargo, sentí en seguida el influjo de la Vida
Divina, el ‘Padre,’ y se disolvió el cansancio mientras mi cuerpo se
cargó con el Poder que es la Fuente Creativa
de Todo Ser.
Fui elevado en consciencia hacia dentro de una Luz dorada y,
mientras viajaba hacia arriba dentro de esa Luz, de repente se cambió en el más
puro color blanco y sabía que en consciencia, estaba ya en los umbrales del
Equilibrio que es el Eterno, el Universal, la dimensión Infinita más allá de
toda concepción de la mente humana.
Observé la LUZ, pero yo no era de ELLA, tampoco ELLA estaba
poderosamente dentro de mí, puesto que ésta fue la dimensión de ‘Dios’ del
vacío, el no- forma del Equilibrio Universal. Pero ELLO se comunicó conmigo y
me infundió con Su AMOR incandescente.
Grabó en mí, una vez más, que ELLO era el AMOR - ‘Proceso
Creativo – Perfeccionador – Sanador’ AMOR que gobierna toda existencia.
Sabía que dondequiera que hubiese falta, al final habría
saciedad, igual que las aguas fluyen hasta llenar un lago.
Donde hubiera miseria, habría alegría porque era la NATURALEZA
del Universal moverse dentro de cualquier cosa que tuviera necesidad, para
traerle plenitud y alegría.
Sabía que donde no hubiera crecimiento, surgirían las
circunstancias para promocionar el crecimiento.
Sabía que donde hubiera un sentimiento de fracaso, se
suministrarían retos para estimular a la gente hacia el éxito y la auto –
confianza.
‘Vi’ que este TRABAJO AMOROSO constantemente iniciado por el ‘Padre’ en las vidas de la gente sobrecargada,
puede no ser reconocido como un ‘regalo de AMOR’ por los receptores. ¡Podían
estar tan hundidos en su apatía y sentimientos de fracaso, en su creencia de
que nada bueno podía ‘tocarlos’, que no veían nada en sus vidas más allá de sus
propias creencias y sentimientos! Por lo tanto se quedarían arraigados a su
propio infierno auto – creado.
No había necesidad de sentir lástima por nadie. La única
necesidad era tener el corazón compasivo y una determinación de traer la Verdad
para sanar la ignorancia.
El don más grande que un hombre podría dar a otro era la
iluminación de la ignorancia de la existencia y sus leyes cósmicas, puesto que
la VERDAD era: cada alma está abrazada dentro del Universal, y el grado del
influjo a través de la ACTIVIDAD AMOROSA del ‘Padre’ en sus vidas depende
enteramente de la receptividad del individuo.
Comprendí que lo que la gente necesitaba oír con urgencia, era
aquello de lo que yo acababa de enterarme. Necesitaban ‘ver’ y comprender
completamente la intención y el propósito y
el potencial
del AMOR, el cual era la misma sustancia de su
ser. A causa de su falta de fe puede que echasen a un lado la ACTIVIDAD
AMOROSA del ‘Padre’ como si fueran más bien
‘desafíos inductores de penas’, y así rendirse ante el fracaso para siempre.
Ahora, vi con más claridad aún que fui enviado para despertar a
la gente a todas las posibilidades de auto–desarrollo, de prosperidad y de
alcanzar alegría y felicidad; pero dependería de ellos que despertasen y que
aprovechasen lo que se les ofrecía.
Me acuerdo de que esta inspiración duró toda la noche, y por la mañana
me levanté
sintiéndome vivo como nunca antes. Se me había clarificado el mensaje. Había visto, aún más claramente, la
Realidad del ‘Padre,’ y sabía que podría salir aquel día a encontrarme
con la a multitud a transmitirle el poder y la vida de lo que me había sido
enseñado.
Al bajar de la cueva, llegué a una roca grande que daba a un
precipicio escarpado. Cuando me senté, podía mirar sobre la ciudad que íbamos a
visitar aquel día.
Sentía aquel ‘Proceso de Perfeccionamiento’ – ese Impulso que Hace
Integro el ‘Padre’- surgir a través de mí y anhelaba compartir Aquello con los
demás antes de que los problemas del diario vivir LO ahogasen, y
que perdiese su poder y empuje dentro de mi consciencia humana.
Mis discípulos se reunieron conmigo
poco después. Al entrar en la ciudad, hablaban con la gente y
dirigían a las multitudes que acudían a que se moviesen hacia un terreno
pendiente más allá de las casas. De pie sobre una roca grande en medio de
ellos, empecé a hablar.
Descubrí que la pasión y la alegría - el deseo, el anhelo y la
convicción - se vertieron espontáneamente en las palabras que pronuncié.
- Estáis profundamente hostigados y fatigados. Vuestras tareas os
agobian más al haceros mayores, vuestros estómagos a menudo están vacíos,
vuestras vestiduras rasgadas, los demás os hacen enfadar, y sentís que no hay
fin a vuestros infortunios y a la aflicción de vuestro espíritu.
- Pero esto no es la verdad referente a vuestra existencia. La
intención de vuestra vida era muy diferente. Si pudiereis ver más allá de
vuestros sentimientos – si tan sólo pudierais elevar vuestra mente para
contactar con el ‘Padre’ que está dentro de ti, podríais ‘ver’ y saber lo que
debería ser el estado de vuestra existencia. Os daríais cuenta de que estáis
creados para disfrutar de la abundancia, la protección, la buena salud y la
felicidad.
- Pero dado que a diario vivís atemorizados del ‘bien y el mal’ y creéis y esperáis esto,
más que creer en el ‘Padre’ que es abundante VIDA y AMOR dentro de
vosotros, suministrándoos todo lo necesario para vuestra salud y bienestar, son
vuestras experiencias temerosas del ‘bien y el mal las que atraéis a vuestra
vidas y a vuestros cuerpos. ¡Vuestras creencias en el ‘bien y el mal’ oscurecen
– SE OBCECAN – contra todo lo que el ‘Padre’ tiene
guardado para vosotros si simplemente queréis creer en el ‘PADRE AMOR!’
- Juzgáis tu hoy y esperáis de tus mañanas lo que habéis
experimentado en el pasado. Y así, los males de vuestro ayer se repiten
continuamente en el futuro.
- Estáis esclavizados por vuestros recuerdos y por vuestra fe
constante de que lo que ocurrió en el pasado debe volver una y otra vez para
cargar y heriros.
- No necesitáis
sanar vuestro cuerpo o intentar mejorar vuestra vida, necesitáis sanar vuestras
creencias.
- Os he dicho que no hay nada sólido bajo el sol.
- Si pudierais curar vuestras creencias, alinear vuestras creencias
con la verdadera
Intención del ‘Padre’ para vosotros, las creencias erróneas que
gobiernan vuestro cuerpo y vida se disolverían como la bruma ante el sol.
- Cada circunstancia vuestra enseguida volvería a la Intención Divina que está detrás de toda creación.
- Comprobaríais que para cada dificultad, para cada falta de cualquier
índole, hay siempre un remedio para poner fin a la dificultad, siempre hay algo
para llenar vuestra cesta para satisfacer las necesidades.
- ¿Qué pensáis que ocurre cuando me vienen los enfermos y les impongo
las manos?
- ¿Estoy pensando en la enfermedad? ¿Estoy preguntándome si la persona
será curada? ¿Tengo miedo que el ‘Padre’ pueda estar
durmiendo o tan lejos que no me escuche?
- Nada de eso. Si éstos fueran mis pensamientos incrédulos, no habría
curación.
- Cuando alguien se me acerca para que le cure, enseguida me regocijo
porque sé que el ‘Poder’ que es el ‘Padre’ está dentro de mí, preparado y esperando sanar en el momento en que se
lo pido. Doy gracias porque sé que la ‘Voluntad del Padre’ es la salud, no la
enfermedad. Por lo tanto rezo para que la ‘Voluntad del Padre’ sea
hecha en el enfermo. Mientras quito la
creencia en la enfermedad del cuerpo del enfermo, SABIENDO que la ‘Voluntad del
Padre’ de salud, está entrando en su sistema, así la
apariencia – la apariencia de
enfermedad- cambia y se convierte en la realidad de la ‘SALUD – PADRE’, y el
cuerpo se vuelve íntegro de nuevo.
- La enfermedad no es más que un bajón de la vitalidad – una reducción de la VIDA – dentro de la parte afectada. Restaura la “VIDA – PADRE” a la verdadera Intención
y Plan de vuestra sistema y el sistema entero funcionará debidamente.
- Os han dicho que Dios envía las enfermedades, las plagas, la
hambruna, la destrucción de las naciones cuando ellas no guardan sus leyes; os
han dicho que vosotros mismos estáis castigados por un Dios enojado por los pecados que habéis cometido. ¿Qué
es el castigo – sino maldad so pretexto de
bondad? - Yo os digo que el mal no viene de Dios. ¿Cómo puede
Dios estar en las dos partes – el bien y el mal? Es tan sólo en vuestra mente
que se concibe el bien y el mal; tan sólo en vuestro corazón lo pensáis y
sentís. Estos pensamientos y sentimientos no tienen nada que ver con el verdadero
Dios que es el ‘Padre’ dentro de vuestro interior, trayendo todo lo bueno si tan sólo así
lo creéis.
- Es vuestra creencia en el bien y el mal, y el bien y el mal en
vuestro corazón, lo que os trae la enfermedad.
- En realidad, vivís dentro del Reino del Cielo, y el Reino del Cielo
está dentro de vosotros, y estáis gobernados por el ‘Padre’ pero
dado que creéis en los castigos de Dios, creéis que solamente los sacrificios
en el Templo os salvarán, creéis que sois herederos de la enfermedad, la pobreza
y la miseria; creáis con vuestras mentes, las mismísimas cosas que no queréis.
- No estéis abatidos – regocijaros y estad contentos y sabed que
aquellos que experimentan falta, lejos de ser castigados y abandonados por
Dios, aunque hayan pecado, son verdaderamente bendecidos.
- El hombre que no tiene nada es rico en el Poder del ‘Padre’ si tan
sólo LE hace caso; confía en Ello, y vive dentro de Ello.
- Dado que, cuando están saciados vuestros estómagos y vuestros
cuerpos conocen el confort y vuestras mentes y vuestros corazones están a
gusto, creéis que no tenéis ninguna necesidad urgente o actual del ‘Padre’ para
que sea activo dentro de vosotros para saciar vuestras necesidades. Vosotros
creéis que por vuestros propios pensamientos y manos satisfacéis vuestras
propias necesidades con facilidad, de modo que cuando habláis de ‘Dios’ tan
sólo podéis hablar de lo que habéis oído decir a otros. Vosotros mismos, no
tenéis ninguna experiencia directa de ‘Dios.’
- Observa a los ricos. Están hundidos, atados, inmersos en sus propias
riquezas. Se levantan por la mañana, se ocupan de sus asuntos diarios, sin saber nada del ‘Poder del ‘Padre’ que está en su interior. Sólo piensan en la manera de aumentar sus riquezas, los pensamientos
que fomentan el ‘ego,’ envían órdenes que cargan a aquellos que les sirven,
viven sus vidas según su propia elección. Por consiguiente, dado que extraen su
vida limitada tan solo de su propio pensamiento limitado que surge de sus
mentes y corazones corporales, se enferman y experimentan tanta miseria como el
hombre que no tiene nada. No se dan cuenta que tan sólo viven a medias porque
no están en contacto con la FUENTE de la VIDA, el ‘Padre,’ que está
dentro de ellos. Tampoco ‘ven’ nunca que mucho del bien que ha surgido en sus
vidas no es de su propio plan sino que es
el TRABAJO AMOROSO del ‘Padre’ que está oculto en ellos.
- Los líderes religiosos están a gusto en sus propias comodidades en
los puestos de autoridad.
No tienen necesidad de nada más allá que sus propias satisfacciones
físicas. Porque no tienen ningún conocimiento personal de Dios, tienen que leer
de sus Libros Santos las palabras habladas por hombres santos hace mil años y
contar a la gente lo que piensan que significan.
- Pero todo lo que dicen procede de sus propias pequeñas mentes que
están aprisionadas dentro del confort de sus vidas, hundidas en la expectación
de lo que comerán y beberán y en qué atuendo vestirán para impresionar a la
gente. No saben nada de la inspiración que dio a luz las palabras pronunciadas por
los profetas hace tantos siglos. Tampoco saben si esas palabras son realmente
las que necesitáis escuchar en este momento, ya que los tiempos cambian.
- Creedme, los hombres ricos y los líderes religiosos son fuertes en
las cosas de la tierra y no quieren salir de todo aquello que les aporta
seguridad y que les hace mantenerse en sus tradiciones y observancias.
Cualquier desvío sacudiría los cimientos de sus creencias y por lo tanto de sus
vidas. Así, construyen defensas mentales en contra del influjo del Poder del ‘Padre.’ También
se enferman y, a su manera, conocen la miseria como los que no tienen ninguna comodidad
terrenal.
- No hay diferencia entre los que tienen poco en la vida y aquellos
que lo tienen todo, puesto que los ricos y los pobres por igual se enferman,
hacen enemigos y se encuentran solos.
- Pero es enorme el potencial que vosotros ganaríais en comparación
con lo que los religiosos y los ricos jamás pudieran esperar ganar: en salud,
felicidad, compañerismo y éxito en vuestros caminos elegidos de vida. Y cuando
todo esté cumplido, sabréis que las oportunidades, la habilidad, la inspiración, todo, procedía del ‘Padre’ que
está en vuestro interior, porque sabréis que nunca
podríais haber hecho tales cosas si no las hubierais pedido al ‘Padre’ que
está dentro de vosotros para ayudaros a utilizar todos vuestros talentos, para
poner abundante comida en vuestras despensas y vestimentas en vuestras
espaldas, y felicidad y una buena vida para vuestros hijos. Todas estas cosas
haría el ‘Padre,’ si tan sólo se lo pidierais – y creyerais – y supierais - y
recordarais siempre – que es la Naturaleza del Padre crear y
luego proveer abundantemente para toda Su creación.
- Tal como vosotros no privaríais deliberadamente a vuestros hijos de
las cosas que necesitan, así vuestro ‘Padre’ nunca os
privará deliberadamente de todo lo que necesitáis para una vida feliz. Si sois
pobres es porque todavía no habéis comprendido la naturaleza del ‘Padre,’ tampoco habéis comprendido que debéis trabajar con el ‘Padre’ para
cubrir vuestras propias necesidades. Debéis inmediatamente tomar las oportunidades divinas que se os presentan para ayudaros a salir adelante.
- Si pudiera mostraros y haceros ver y creer que cuando os lamentáis,
vuestra tristeza es conocida por el ‘Padre.’ Con el
tiempo vuestra pena se convertiría en alegría, si tan sólo volvierais hacia el
‘Padre’ y observarais lo que el trabajo del ‘Padre Amoroso’ está haciendo para
vosotros.
Encontraríais consuelo más allá que cualquier cosa que hubierais
pensado posible.
- Sois benditos cuando tenéis hambre y cuando tenéis sed, porque el Padre’
conoce vuestras necesidades. En breve esas necesidades serán saciadas, si
dejáis de lamentaros y empezáis a rezar al ‘Padre’ y pedís –
creyendo que vais a recibir.
- ¿Cómo podéis creer que para comer y para ir bien vestido se debe ir
primero al Templo a ofrecer un sacrificio, quemando a las propias criaturas
vivas del ‘Padre’, para compensar vuestros pecados? ¿No veis que los seres vivos que
quemáis han sido creados para disfrutar de la vida igual que vosotros habéis
sido creados para disfrutar de la vida? Han sido creados para ser una bendición
y son benditos en la tierra igual que vosotros habéis sido creados para ser una
bendición y ser benditos, puesto que ésta es la naturaleza del ‘Padre Amoroso’ que se revela en su creación.
- Si podéis recordar que ‘lo que realmente se cree’ es lo que se
recibe, ¿no veis que esta creencia Judía de
sacrificios de seres vivos en el templo no os trae más que miseria? Creed en el
castigo y castigo recibiréis. Creed en matar y en la destrucción como camino correcto
para alcanzar a Dios y eso es lo que experimentaréis, asesinato y destrucción.
- Si tenéis hambre y sed es porque dais la espalda al ‘Padre’ que
está dentro de vosotros. Al permitir pensamientos temerosos, ansiedades y
sentimientos de desesperanza, vosotros estáis creando las mismas condiciones que queréis
rectificar. Vosotros mismos os estáis haciendo todas estas cosas malas a
vosotros mismos.
- Por consiguiente, aun más benditos sois cuando tenéis hambre y sed
de bondad y por hacer contacto con vuestro ‘Padre’ que está
dentro de vosotros, porque entonces sin duda seréis saciados hasta cien veces
más.
- Benditos sois cuando os atacan y os roban porque veréis a Dios – en
- acción al quedaros quietos en perfecta confianza, y veréis la liberación.
- Benditos sois cuando estáis enredados en conflicto, y aún así podéis
ser compasivos con vuestro prójimo y ser el conciliador; lleváis en el corazón
el amor que es del ‘Padre’ y sois verdaderamente hijos del ‘Padre’.
- Bendito sois cuando os han agraviado profundamente y podéis perdonar
y ser misericordiosos absteniéndoos de buscar justicia o los medios para
perseguir a quien os agravió. Os ponéis directamente en armonía con el amor que
es ‘Dios – activo – dentro de vosotros’, y de la misma manera recibiréis
misericordia en momentos de apuro.
- Los más benditos de todos son los puros de corazón, porque
éstos se han librado de todo enojo, odio, rencor, y falta de amabilidad – y
están delante del mundo como el Amor hecho
visible. Conocerán la Realidad llamada
‘Dios’ y conocerán que la Realidad es
el ‘Padre’ dentro de ellos.
- ¿Cómo puedo ayudaros a ver esta gran verdad? ¿Cómo puedo
ayudaros a ver la realidad del Reino de los Cielos, el Reino de Dios?
- No tenéis que estar mirando al cielo porque no es ahí donde veréis
la actividad del ‘Padre’ tan claramente que sin duda, debe fortalecer vuestra fe. Es aquí,
donde, a través de los siglos, la gente ha cometido el gran error de mirar hacia
dentro en sus sueños, en su imaginación, creando por sí mismos un Jehová que no
existe. No encontraréis al ‘Padre’ en algún lugar en los cielos por encima de
vosotros. El ‘Padre’ no está en ningún lugar específico sino por todas partes a vuestro alrededor
y dentro de todo.
- Podéis ver la maravillosa actividad del ‘Padre.’ Mira
a vuestro alrededor a las cosas que crecen, el trigo, la hierba, las flores,
los árboles y a los pájaros; y dentro de cada cosa viva, veréis la obra maravillosa
y misteriosa del ‘Padre’ en actividad continua. Es aquí donde el ‘Padre’ está en
perfecto control. Podéis ver que hay ley y orden perfecto, crecimiento,
desarrollo, y al final está la cosecha que bendice tanto al hombre como al
animal y a las aves.
- Considerad como después de que un hombre termina de labrar sus
campos, esparce la semilla sobre la tierra y la cubre. Recoge sus herramientas
y se va a casa contento de que al final, si hay suficiente lluvia, habrá comida
para alimentar a sus hijos. Durante muchos días se duerme y se despierta sin
hacer más con el cultivo; pero cuando vuelve a visitarlo verá las verdes
espigas saliendo de la tierra. Más tarde volverá para ver los tallos y las
hojas y aún después verá formándose la semilla y luego un día verá que el grano
ha engordado y se ha puesto dorado y listo para la cosecha. El trigo ha crecido
de forma admirable, lo cual él no puede explicar. ¿Es magia? No, es la labor del
‘Padre,’ el Poder, la Inteligencia Amorosa que se halla en todo el universo, la cual inspira
el trabajo y respira a través de ello; es la actividad del ‘Padre’ que es la VIDA INTELIGENTE del UNIVERSO.
- Cuando entréis en el Reino de Dios, sentiréis una buena sensación.
Os sentiréis felices y alegres. ¿Podéis imaginar cómo se sentiría una mujer si
perdiera una gran cantidad de dinero y se preguntara cómo daría de comer a sus
hijos? La mujer de la casa estaría llorando, y barrería la casa tan a fondo que
no quedaría ni una mota de polvo – luego –escondida en un rincón oscuro encuentra
la apreciada moneda de plata y enseguida se le secan las lágrimas, empieza a
sonreír y se siente tan viva y tan alegre que sale corriendo de la casa para
invitar a los vecinos a una fiesta para celebrar. Pensaba que lo había perdido
todo, y ahora era rica después de todo. Así
es al encontrar el Reino de los Cielos – el Reino de Dios. En lugar de lágrimas
y temores, hambre y enfermedad, se encuentra paz, alegría, abundancia y la
salud del Reino de Dios. Nunca se volverá a experimentar ningún tipo de falta
de nuevo.
- También se puede comparar el Reino de Dios a un hombre muy rico que
comerciaba con perlas.
Toda la vida había querido encontrar una perla especial que brillara
más que todas las demás, que estuviera sin defecto y perfecta y con la que él
sería la envidia de todos los demás comerciantes.
Un día encontró tal perla, preciosa más allá de lo que se podía
imaginar, más perfecta que todas las demás. Vendió todo lo que poseía, abandonó
todo lo que había acumulado para comprar aquella perla y fue feliz más allá de
todos los sueños.
- ¿Qué significa esto? Significa que gustosamente renunció a todas las
cosas que anteriormente valoró de su vida – su casa suntuosamente amueblada,
sus objetos de valor, su estilo de vida, abundancia de comida y bebida, todo
con el fin de poseer el tesoro sin precio – el conocimiento que le dirigirá hacia el Reino de
Dios donde la felicidad es un estado de la mente que no puede ser tocado por el
mundo exterior con todas sus penas y preocupaciones.
- El ‘Reino de Dios’ está dentro de vosotros. Entráis en el
‘Reino de Dios’ cuando os deis cuenta plenamente de que el ‘Padre’ está activo dentro de vosotros en todo momento. Es un
estado de la mente, de percepción y comprensión de que la Realidad, detrás y
dentro de todas las cosas visibles, es
el ‘Padre’, y es precioso y perfecto, y que todas las cosas que son contrarias
a la belleza, la armonía, la salud y la abundancia son las creaciones del mal pensar
del hombre.
- Me habéis dado pena al veros sufrir, pero no necesitáis padecer
si escucháis lo que tengo que deciros. Pero debo avisaros que el Camino que
dirige hacia el Reino del Cielo, es difícil de seguir. Quiere decir, - primero
– que tenéis que ocuparos de vuestro ‘ego.’
- ¿Por qué
es el ‘ego’ del que os tenéis que ocupar? Porque del deseo de proteger y de promocionar
vuestro propio bien, proceden todos los pensamientos palabras y actos egoístas.
Probablemente os preguntaréis:
- ¿Por qué debemos preocuparnos de esto? Si lo que dices es verdad,
que no hay castigo, que ‘Dios’ no ve la maldad, - entonces ¿por qué deberíamos
preocuparnos por nuestro comportamiento?
- Hay tanto que aprender aquí que apenas sé por dónde empezar.
- Como ya he explicado tomáis vuestra VIDA del ‘Padre,’ por lo
tanto, sacáis vuestra capacidad de pensar y amar del ‘Padre’. Igual que la
Inteligencia del ‘Padre’ es creativa, también vuestra consciencia es creativa.
Con vuestra mente y vuestro corazón modeláis, vosotros mismos, los planes de
vuestra vida y experiencias.
- Y ¿Qué clase de vida planeáis y modeláis en vuestras mentes?
- Si alguien os molesta u os hace daño, tomáis represalias, de algún
modo u otro; creéis que si alguien se lleva vuestro ojo, debéis coger el ojo de
vuestro adversario. Creéis que quien mata debe ser matado como castigo y
recompensa; creéis que quien os roba debería pagar por ello, que quien os quita
la esposa, debe ser apedreado junto con vuestra esposa. Creéis que cada mal que
pasa por vuestra vida debe ser pagado. Puesto que es la naturaleza humana el
hacer daño a los demás y os han enseñado a tomar represalias. Vuestras vidas
son una continua escena de guerra; guerra en el hogar entre los esposos,
mujeres, hijos y vecinos, entre las personas públicas y entre las naciones.
Vuestro ‘Padre’ ignora esta guerra en vuestras vidas, pero conoce el agobio en
vuestras mentes y cuerpos que surge de esta guerra; pero no puede hacer nada
para aliviar el dolor – hasta que vosotros mismos pongáis fin a la guerra.
Vosotros mismos debéis cesar la lucha y vivir en paz en las familias, entre los
vecinos, los empresarios, las personas públicas y entre los países.
- Sólo entonces puede tomar lugar la LABOR AMOROSA del ‘Padre’ en
vuestras mentes, corazones, cuerpos y vidas.
- Sólo entonces podréis reconocer y ver la Labor Amorosa que está
siendo realizada en vosotros y – para vosotros por el ‘Padre.’
- Recordad también la Gran LEY – SE COSECHA EXACTAMENTE LO QUE SE
SIEMBRA.
- No se puede recoger higos de las zarzas, o uvas de los espinos,
o cosechar trigo de la maleza. Piensa en esto y comprende esta parábola porque
os es muy importante – no tan sólo hoy – sino también en todos vuestros días y
años venideros, incluso hasta la eternidad.
- De modo que, si queréis
cambiar vuestras vidas, cambiad vuestros pensamientos; cambiad vuestras
palabras que surgen de esos pensamientos; cambiad vuestros actos que proceden
de los pensamientos.
- Lo que se halla en
vuestras mentes creará todas vuestras experiencias, vuestras enfermedades,
vuestra pobreza, infelicidad y desesperanza.
Un hombre me gritó: - Cuéntanos, Maestro: ¿Cómo nos mantenemos en paz
con nuestros vecinos, cuando ellos mismos no viven en paz con nosotros?
Le dije, sonriendo:
- Cuando tu vecino te viene a decir que tiene que viajar a alguna
distancia, y que no quiere ir solo, y te pide que le acompañes - ¿Qué haces?
El hombre se rió:
- Si mi vecino me quisiere quitar de lo que estaba haciendo, no
estaría contento. Le diría que buscara a otro porque estaba ocupado.
- Y ¿Cómo se sentiría tu vecino?
El hombre se encogió de hombros:
- No lo sé.
- Y la próxima vez que le necesitaras para que te hiciera algún favor,
¿Cómo te respondería a tu petición?
El hombre ya no se reía. No contestó.
Otro contestó:
- Le soltaría unas palabrotas y le diría que pidiese ayuda a otro.
Dije a la gente:
- Ha contestado correctamente. Y ¿Cómo se sentirá él? - indicando al
hombre quien había hablado primero, y sonriéndole a él.
Una mujer gritó por encima de la risa:
- Les dirá a todos a quienes se encuentre que qué vecino más egoísta y
miserable tiene. Quizás querrá hacerle daño de algún modo.
Hubo gritos de acuerdo y asentí con la cabeza:
- Sí, habrá olvidado que una vez su vecino le pidió que anduviera una
o dos millas con él y él se negó. No verá la LEY de COSECHA y SIEMBRA
trabajando en su vida. Él la puso en movimiento al negarse a ir una milla con
su vecino y ahora cosecha sus actitudes y actos. Porqué estar enfadado cuando
él mismo ha creado la situación.
La gente se reía, inclinando la cabeza y hablando los unos con los
otros. Nunca antes habían oído tal conocimiento del comportamiento humano.
Había aquí una enseñanza totalmente nueva.
Dije: - Os aconsejo que cuando venga vuestro vecino pidiéndoos que
andéis una milla con él, o cualquier otra cosa que le hiciera sentirse más a
gusto o feliz, primero pensad en lo que os gustaría que él hiciera por vosotros
si también tuviereis necesidad. ¿Cómo os gustaría que respondiera a vuestra
petición?
Un murmullo pasó por la multitud y veía que entendían lo que les
estaba diciendo.
- De hecho, si vuestro vecino os pide que le acompañéis una milla,
hazlo con agrado y estad dispuestos a acompañarle dos millas si es necesario.
Cuando os negáis a la gente, no os dais cuenta, pero apretáis vuestra mente y
vuestro cuerpo, dispuestos a protegeros contra la necesidad de hacer algo que
no queréis hacer. Ponéis en tensión vuestra mente y vuestro cuerpo y el ‘Padre’
también se queda apretado y no puede hacer Su TRABAJO AMOROSO dentro
de vosotros, y de esta tensión procede la enfermedad.
- De nuevo, puede que os encontréis a alguien en gran necesidad, que
tenga frío o que esté triste. Puede que os pida el abrigo. No paséis de largo
airosamente. Algunas personas se rieron.
Sabían que esto era lo que harían. - Nada de eso. Dadle el abrigo, y
si realmente hace frío, también la túnica. Id por vuestro camino,
regocijándoos.
- ¡Regocijándonos! - preguntó una voz incrédula.
Me reía y dije:
- Sí, amigo mío, - ¡Regocijándoos! Primero porque teníais un abrigo y
una túnica para dar, y luego regocijándoos porque os dais cuenta de que ahora
que os hace falta el abrigo y la túnica vuestro ‘PADRE’ dentro de vosotros, en
breve, restituirá el abrigo y la túnica de algún modo sorprendente.
Sin embargo, si le dais el abrigo y la túnica y luego seguís andando
quejándoos: – ahora, ¿por qué he hecho eso? Fui insensato. Ahora yo pasaré frío
en lugar de él y la gente se reirá de mí porque he regalado mi abrigo y mi
túnica y me he quedado sin nada – y ¿qué dirá mi mujer cuando llegue a casa?
La gente inclinaba la cabeza riéndose, disfrutando de la imagen del
hombre que regala su abrigo y túnica y luego se acuerda de qué cosa insensata
se ha hecho a sí mismo. Yo sabía que a menudo se habían privado de sí mismos
para ayudar a otros – y que luego se habían arrepentido de su generosidad.
Esperé un momento, y luego dije a voz en cuello para conseguir la
plena atención de cada uno.
- Pero ¿no os he dicho que COSECHÁIS LO QUE SEMBRÁIS? ¿No os he
dicho con toda claridad, que vuestros pensamientos, palabras y actos crean
vuestras futuras circunstancias? De modo que, ¿Qué queréis SEMBRAR para
COSECHAR después de dar el abrigo y la túnica al forastero? ¿Queréis que
vuestros obsequios se restauren, o queréis estar sin abrigo y túnica durante
mucho, mucho tiempo? Porque esto es lo que sucederá si seguís vuestro camino
enfadados o disgustados porque regalasteis el abrigo y la túnica. Vuestras
palabras y actos sellarán, harán dura como la roca, la pobreza que os habréis causado
al regalar el abrigo y la túnica.
La gente ya no sonreía ni reía, estaban muy callados y escuchando con
atención.
- Recordad primero, haz a los demás lo que deseáis que os hagan a
vosotros, entonces, habrá paz y contento en vuestras mentes y corazones, y el ‘Padre’ podrá
hacer su LABOR AMOROSA dentro de vuestros cuerpos, mentes y corazones. Dad y dad
abundantemente, y regocijaos de que tenéis regalos para dar a los que tienen
necesidad, porque según dais así se os restauran vuestros dones de la manera
que más necesitáis. Dad con el corazón contento, dad con confianza y con el conocimiento de que donde hay carencia en vuestras vidas, así
hará el ‘Padre’ su LABOR AMOROSA con abundancia dentro de vosotros - y para vosotros.
- No hagáis nada con el corazón pesado porque un corazón pesado
es lo que seguiréis teniendo.
Dad todo con espíritu alegre, que todo en vuestras vidas traiga
tan sólo alegría e iluminación espiritual.
Un hombre comentó:
- Esto está contra la naturaleza del hombre. Es natural preocuparse
por el futuro. Las vestimentas son caras. La comida no se encuentra fácilmente.
La vida es una lucha constante.
Le contesté con voz fuerte porque decía simplemente lo que pensaba la
mayoría de los oyentes.
- Pero no sabes con
seguridad que mañana estarás luchando para vivir. No sabes
si mañana no tendrás un empleo espléndido o cualquier otra cosa maravillosa que
pueda sucederte. No sabes esto – pero te estás asegurando de que NO haya un
empleo espléndido, o cualquier otra oportunidad maravillosa en tu vida – porque
estás creando las circunstancias de tus mañanas.
Se enfadó:
- ¿Lo estoy? ¿Cómo estoy haciendo eso?
- ¿No acabo de explicártelo?’ - Volví a la gente riéndome. - Contadme
cómo este hombre aquí delante, de la túnica roja, creó sus mañanas.
Hubo silencio entre la multitud. Luego un joven, Marco, me gritó:
- Lo sé. Dijo que estaría luchando para comprar la comida y el
atuendo. Nos has dicho que lo que pensamos y hablamos es lo que recibimos.
- Así es, - dije. - Eres un chico listo. Has comprendido. Cuidado
con que no crees para ti las cosas que no quieres. Y estaré contento que seas
mi discípulo cuando seas mayor si tus padres te lo permiten.
Algunas personas se rieron – pero otros no. Veía que no creían ni una
palabra de lo que decía.
- Nunca entraréis en el Reino del Cielo estando angustiados. Si hoy lo
estáis pasando mal, ¿Por qué os lamentáis? ¿Os hará sentir mejor si os vais
quejando? ¿Vuestras lágrimas harán más feliz vuestro día? Y si os angustiáis
por vuestros mañanas, estáis cargando vuestros mañanas de penas y fatigas
incluso antes de llegar a ellos. ¿Por qué hacerlo? ¿Qué bien os hará? ¿La angustia
alguna vez os ha hecho algo bueno? Como si pudierais haceros más altos estando angustiados
por ser bajos.
- No, no os quedéis dando vueltas en las cosas que no tenéis.
Permaneced en las cosas que sí pueden
ser vuestras si volvéis al ‘Padre’ que está
dentro de vosotros y pedid con fe perfecta, creyendo que recibiréis – y os digo
sin temor a la contradicción que recibiréis. Pero se debe pedir bien –
creyendo. No recibiréis nada si al pedir os preguntáis si os han oído o si el
‘Padre tendrá ganas de daros lo que queréis. Ésta es la manera humana
de dar, pero no la del ‘Padre’ quien da abundantemente y satisface vuestras necesidades.
- El ‘Padre’ siempre vierte Sus dones sobre vosotros,
dones de alimento abundante, vestidura, casa, amigos, siempre que vosotros
tengáis el corazón y la mente limpia, y siempre y cuando confiéis continuamente
en el ‘PADRE’ como vuestro apoyo de momento a momento.
- Si rezáis y no recibís, ni por un momento pensad que es porque no
hay ‘Padre’ o que el ‘Padre’ no os escucha. Más bien debéis preguntaros qué hay en vosotros que impide que la OBRA AMOROSA del ‘Padre’ sea hecha en
vosotros y para vosotros.
- Si vais al altar para rezar o para ofrecer un regalo, y de camino
recordáis que habéis reñido con alguien, dad media vuelta e id a esta persona
para hacer las paces con ella. Luego, al acercaros al ‘Padre’ en la
oración, tendréis la mente
limpia y pura, y seréis escuchado por el ‘Padre’ y el ‘Padre’ podrá
responder, dándoos todo lo que necesitáis, dentro de la paz y la quietud de tu
ser.
- Si todavía no podéis creer que el ‘Padre’ cuida de su
creación, mirad a vuestro alrededor a las radiantes flores del campo. ¡Qué
hermosas son! Considerad el brillante pensamiento que diseñó su belleza! ¿Dónde
encontraréis los colores que se ven en los pétalos? Con toda su sabiduría, Salomón
no fue capaz de que le hicieran tan hermosas vestiduras. Ve como las flores
atraen a las abejas, y las abejas ayudan a traer las semillas de las próximas
estaciones para hacer vuestro mundo, y para daros alimento.
¿Por qué no podéis creer y confiar en el ‘Padre’ cuando
el mundo a vuestro alrededor está planificado, diseñado, y cuidado de un modo
tan maravilloso?
- Pero, recordad – estas plantas y árboles vivos, a diferencia del
hombre, no pueden quejarse de su suerte, y verse hambrientos y desnudos, y así
no ‘deshacen ‘el trabajo que el ‘Padre’ hace en ellos.
- Sois vosotros con vuestras continuas quejas y palabras acerca de lo
que os falta, vuestra agresión hacia el otro, vuestra insistencia en tomar
represalias, vuestra crítica y calumnia, lo que produce vuestra carencia – y
vuestras enfermedades – sistemáticamente día tras día.
- Os he dicho todas estas cosas para prepararos, los que estáis
enfermos, para curaros. No se puede ser curado, al menos de que creáis de todo
corazón que habrá curación. Recordad que la enfermedad corporal surge de la
enfermedad de la mente, tal como el mal humor, el rencor, los enfados y los
odios.
- ‘El ‘Amor Padre’ es la fuente de toda salud, por consiguiente todos los
pensamientos y sentimientos contrarios al ‘Amor Padre’ producen la enfermedad.’
- Igual que todos vuestros males y enfermedades empiezan en la mente – así también vuestro bien.
- Cuidad al vecino tanto como a vosotros mismos.
- Bendecid a vuestro vecino cuando surge alguna disputa,
rezad por él cuando es duro contigo, porque entonces estaréis construyendo el
bien en vuestras mentes y pensamientos, y el bien será la cosecha de vuestra
siembra. No tan solo eso – estaréis poniendo vuestra mente en armonía y sintonía
con el ‘Padre’
que está dentro de vosotros, que es el ‘Amor Perfecto.’ En estas condiciones el ‘Padre’ puede hacer su
TRABAJO AMOROSO perfecto dentro de vosotros.’
Cuando terminé de hablar, la gente me traía sus enfermos y según su fe
se curaron.
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